PROCER DE LA INDEPENDENCIA.- Nació en Ambato en 1793. Hijo legítimo de Joaquín López de la Flor y Grijalva, natural de Ibarra, rico latifundista en la provincia de Imbabura y de María Juana Egüez y Egüez, ambateña. Debido a la temprana muerte de sus padres viajó a estudiar a Quito, donde fue testigo de la revolución del 10 de Agosto de 1809 y de los posteriores acontecimientos. Mientras tanto un Curador administraba sus cuantiosos bienes que ascendían a cincuenta mil pesos oro y varias propiedades agrícolas y para entrar en posesión de dicha herencia, así como para escapar del hostilizamiento de un profesor del Colegio, contrajo matrimonio con su prima hermana Petronila Anda Egüez, de no más de trece años de edad en 1810.
Poco tiempo después se alistó en el ejército patriota como Ayudante de Campo del Crnel. Francisco García – Calderón, Primer Jefe de la Expedición contra Cuenca. El l de abril de 1812 salieron de Quito con 1.500 hombres y en Latacunga se sumaron 600 más, cuando llegaron a Riobamba eran 3.000 y una multitud de mujeres les seguían como si fuera romería. En Achupallas el ejército se dividió en tres grupos o columnas mandadas por el propio Calderón, Feliciano Checa y Manuel Aguilar. La vanguardia llegó a “Paredones” y encontró a numerosos indios realistas con cañones pedreros y encaramados en sitios altos, desde los que rodeaban los peñascos, inmediatamente la caballería patriota los dispersó y desalojó de esas alturas.
De allí siguieron hasta Culebrillas, pero las disenciones internas habían formado dos grupos: montufaristas y sanchistas, que desconfiaban entre sí. Poco después llegaron a Biblián y la tomaron por sorpresa, enseguida avanzaron a Verdeloma y esperaron tres días para atacar a los españoles. La batalla fue reñida, triunfaron los patriotas; pero ocurrió el vergonzoso retiro de los “montufaristas” que retornaron a Riobamba, donde la Suprema Diputación de Guerra los estaba esperando, allí entregaron el mando al Coronel Feliciano Checa, patriota de dicho partido, dejando a Calderón sin mando.
Desde Riobamba, Checa envió una columna de refuerzo al Dr. Antonio Ante, acantonado en San Miguel de Chimbo, donde el 25 de Julio se produjo un combate desfavorable para los patriotas que se retiraron con notables pérdidas. Checa se vio rodeado por dos ejércitos realistas, retrocedió a Mocha y allí esperó el combate que fue decisivo y volvieron a triunfar los españoles.
Los insurgentes patriotas se retiraron a Latacunga no sin antes quitar el mando a Checa y entregárselo a Ante, que a su vez lo cedió a Carlos Montúfar, éste se atrincheró en la quebrada de Jalupana, pero Montes logró flanquearla y marchó a Quito. Entonces la situación se tornó peligrosa para los quiteños que fortificaron el Panecillo. El 18 de noviembre, los españoles lo tomaron casi sin bajas. El Gral. Sámano -ayudante de Montes – siguió hacia el norte en persecución de los patriotas y avistados ambos ejércitos en Atuntaqui, les pidió paz, oyéndose vivas por la hermandad de los grupos combatientes que marcharon unidos hasta Ibarra, donde firmaron el Tratado; pero en el camino se enteraron los patriotas que el general Sámano está preparando una traición y regresaron a San Antonio donde se produjo otro encuentro, Sámano buscó refugio en el interior de la iglesia y los efectivos patriotas se dispersaron en todas las direcciones para escapar de los refuerzos que seguramente había enviado el Presidente de la Audiencia. Calderón cayó prisionero cerca de Ibarra y fue fusilado junto a los Coroneles Guyón y Aguilar. Su ayudante Francisco Flor buscó refugio en su casa de Ambato, constatando la infidelidad de su joven esposa y separándose de ella para siempre, sin escenas ni gritos, como primos hermanos que eran. Hasta su muerte le pasó una pensión alimenticia todos los meses. Ella era pobre. Seis años después, en 1818, el teniente General Juan Ramírez ejercía la presidencia de Quito y algunos patriotas aun seguían ocultos, Flor, entre ellos, por miedo a la prisión que les espera si se dejan ver en las calles.
En Quito el Dr. Antonio Ante conspiraba con Eusebio Borrero, Vicente Flor, Joaquín Avilés, Ignacio Hidalgo, Francisco Ceballos y otros más. Habían decidido tomarse los cuarteles de la ciudad pero fueron descubiertos y el astuto Ramírez envió a la casa de Ante a un soldado disfrazado de campesino, escogido de entre los de su mayor confianza, quien llegó hasta el comedor so pretexto de entregarle una misiva. El Dr. Ante cayó en el engaño, se le acercó para tomar la carta y al empezar a leerla, sorpresivamente recibió una puñalada en el pecho y cayó al suelo. De inmediato entraron varios soldados y lo llevaron detenido por las calles, regando sangre. Demoró tres meses en curarse y luego viajó deportado a Ceuta con un hijo de trece años y allí tuvo que aprender los oficios de zapatero y sastre para poder subsistir.
Entre sus cómplices fue considerado Vicente Flor que pasó a Guayaquil bajo la pena de confinamiento. Su hermano Francisco Flor nuevamente se escondió en Ambato en espera de otra oportunidad que se presentó con la revolución del 9 de Octubre de 1820. Entonces sedujo al Corregidor de Ambato, Jorge Ricaurte, por medio de su esposa Josefa Calisto, para que se adhiera a la independencia. También consiguió que el Corregidor de Latacunga, Ignacio Arteta Calisto se adhiera al movimiento insurgente; claro está, que este lo hizo por conveniencia porque estaba fuertemente comprometido con el Tesoro Real, al que tenía que devolver una considerable suma de dinero dispuesta en otros cometidos.
Con Miguel Espinosa, Ramón Páez, Calisto Pino y Lizardo Ruiz pasó Francisco Flor a la hacienda “Tilipulo” cerca de Pujilí y allí instaló el cuartel general. Enseguida atacó Latacunga y la tomó el 11 de Noviembre, uniéndose a las tropas comandadas por León de Febres – Cordero y Luis Urdaneta que habían subido desde Guayaquil. El 21 fueron derrotados en la primera batalla de Huachi pero logró encaminarse al puerto, ingresando al ejército del General Antonio José de Sucre, que pasó a establecer su cuartel en Samborondón y envió la vanguardia a Babahoyo, al mando del Coronel Nicolás López de Aparicio, que concertó una traición con Ramón Oyague. López insurreccionó a la tropa en Babahoyo y amagó el puerto, mientras Oyague se apoderaba de la flotilla de lanchas de la ría; el plan les fracasó el 16 de Julio de 1821 porque la ciudad no se pronunció por el bando español y López huyó hacia Riobamba con la mayor parte de la vanguardia, para unirse a Aymerich. Flor se contó entre los oficiales que rechazaron la traición de López en Babahoyo y regresaron a Guayaquil, donde se reincorporó a las órdenes de Sucre y con él combatió en Cone el 19 de agosto, tomando desquite del Crnel. González, realista que había triunfado en Huachi. Posteriormente se contó entre los triunfadores en Pichincha el 24 de mayo de 1822 y entró en Quito con el grado de Coronel, alcanzado el ideal de libertad que se propuso trece años antes.
El 16 de mayo de 1830 suscribió el acta de anexión de Ambato al nuevo Estado que se constituía con el nombre de “República del Ecuador”. En 1838 participo en la insurrección del Batallón No. 2 en Riobamba contra el régimen constitucional del Presidente Rocafuerte y debelado el movimiento, con su hermano Vicente salió desterrado al Perú. Posteriormente ocupó el Corregimiento de Ambato en varias ocasiones, siendo reputado el vecino de mayor distinción de esa villa y el de mayor riqueza.
Generosamente hacía “saltar vino” de la pila de la iglesia matriz de Ambato para que bebiera el pueblo en las fiestas. Esta hazaña la repitió varias veces. La primera ocasión gastó cuatrocientos barriles de vino importado de España. En carnaval mandaba construir cuatro armazones de madera ubicadas en las esquinas de la plaza simulando los Cerros de los contornos. En su interior colocaba cohetes y encerraba cerdos, vacas, mulas y asnos para que al reventar las armazones salieran despavoridos y fueran de propiedad de quien los cogiese. AI fin de sus días se le terminó el dinero, conservando únicamente sus tierras de Quilloturo y Mapoto y su pensión de retiro como Coronel efectivo.
En 1859 fue electo Jefe Político de ^ Ambato en memorable Asamblea Popular y en dichas funciones se hallaba en Julio del año siguiente cuando se creó la provincia de Tungurahua. Como entonces no existía el divorcio, no pudo volverse a casar. Por eso dejó varios hijos naturales en Juana Navarrete y Villacreces, llamados Juana, Vicente, Francisco, Joaquín y Emilio. También dejó una hija llamada Rosario en otra madre. El Prócer Flor falleció de setenta años de edad en la quinta ambateña “La Delicia” de su propiedad, en 1866. Numerosos datos biográficos trae en sus obras Isaías Toro Ruiz, Cronista de Ambato.