FERNANDEZ DE OVIEDO GONZALO

CRONISTA.- Nació en Madrid en 1478. Su familia era hidalga y de procedencia asturiana. Desde los doce años entró al servicio de un sobrino segundo de Fernando el Católico, llamado don Alonso de Aragón, Duque de Villahermosa, cuya casa denominó “La Casa de Minerva y Marte” por unir en ella el ejercicio de las armas y el cultivo humanista de las letras. Allí permaneció un año y pasó al servicio del príncipe don Juan hijo de los Reyes Católicos. En calidad de mozo de Cámara asistió a la rendición de Granada y al regreso de Cristóbal Colón de América, con cuyos hijos hizo amistad pues también eran pajes del Príncipe, pero el Príncipe falleció prematuramente. Fruto de esta experiencia es su obra titulada “Libro de la Cámara del Príncipe don Juan, oficios de su Casa y servicio ordinario” que recién se editó en Madrid en 1870 y ha conocido numerosas reediciones.

En 1497 viajó a Italia, el 98 sirvió en Milán al afamado Condotiero Ludovico Sforza, llamado el Moro por ser trigueño, se trasladó por diferentes regiones de ese país, conoció a Leonardo Da Vinci y a Miguel Angel Buonaroti y peleó en diversas campañas militares. En Mantúa trató al pintor Andrea Mantegna y durante el jubileo del año 1500 en Roma conoció al Papa Alejandro VI Borgia, quien le recomendó a su hijo el Cardenal Juan de Borja, asesinado a los pocos meses.

En Nápoles ingresó al servicio del Rey don Fadrique, cruzó el estrecho de Mesina hasta Sicilia y entabló amistad con don Gonzalo Fernández de Córdova, mejor conocido como el Gran Capitán, por sus numerosas victoriasmilitares en Italia, quien acababa de conquistar la ciudad de Tarento y había hecho prisionero al Duque de Calabria.

En 1503, habiendo fallecido la Reina Isabel la Católica y estando en la corte española, le fue encargada por Fernando el Católico la tarea de recopilar todo dato sobre los antiguos reyes de la península. En 1506 casó con Margarita de Verga ra que falleció pronto, de parto. El 7 fue nombrado Secretario del Consejo de la Inquisición. El 8 casó en segundas nupcias con Catalina Rivafecha y fue hasta 1511 el Notario Público de Madrid. El 12 ejerció como Secretario del Gran Capitán, aunque por poco tiempo.

En 1513 ya en América le entregaron la tenencia de la Escribanía de Minas y del Crimen y el oficio del hierro de los esclavos e indios, a los que después añadió el cargo de Veedor de las fundiciones, todo eso en la región del Darién y embarcado en la Armada de Pedrarias Dávila, Gobernador de Castilla de Oro, actual República de Panamá, arribó posiblemente viudo, a Santa Maria la Antigua, con un marcado acento aristocrático de la vida. Además se distinguía porque también era Teniente de Pedrarias, Gobernador de Cartagena de Indias y Alcalde da la fortaleza y castillo de Santo Domingo.

Tras año y medio regresó a la metrópoli como Procurador General. El Rey Fernando, habiendo aprobado su trabajo primero, le encargó la redacción de una Memoria sobre la situación de las Indias, es decir, sobre las Antillas, pues todavía no se conquistaba el resto del continente. Fernández de Oviedo elaboró la Memoria con la premura del caso, pero como en el interim ocurrió el fallecimiento del monarca, creyó conveniente trasladarse a Bruselas, donde entregó la Memoria al nuevo Rey don Carlos, quien no estaba inteligenciado de los problemas americanos, de manera que por hacerlo mejor, le mandó a donde sus Regentes de vuelta a España, pero estos ni siquiera le recibieron. Todo un intríngulis burocrático.

En 1519 publicó en Valencia una novela de caballería que dedicó al Duque de Calabria, logró grande éxito y tituló “Libro del muy esforzado e invencible caballero de la fortuna propiamente llamado Don Claribalte” y para acrecentar su influencia en la Corte polemizó en Barcelona con el dominicano fray Bartolomé de las naufragios” , un “Libro del Blasón” y la primera parte de “Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano” que relata los sucesos ocurridos desde el descubrimiento en 1492 hasta 1549 con pasajes muy deprimentes sobre los naturales pues a pesar que siempre fue un infatigable observador, defendió a ultranza la conquista española en detrimento del elemento indígena. La impresión de la segunda parte se interrumpió en 1557 en Valladolid por la muerte del autor. Poco después regresó a América como regidor Perpetuo del Cabildo de Santo Domingo y continuó escribiendo diversas obras menores. En 1555 finalmente publicó “Las Quincuagenas de la nobleza de España”, considerada una fuente de primer orden para conocer datos genealógicos y biográficos sobre los Reyes, nobles titulados, caballeros y personas notables, con noticias heráldicas y anecdóticas sobre la edad media y el renacimiento. De esta manera dio fiel cumplimiento al encargo recibido del Rey don Fernando el Católico en 1503.

A principios de 1557 ocurrió su fallecimiento en Santo Domingo, a la avanzada edad de 79 años. Se trasladó cinco veces a las Indias. Fue un admirador de la naturaleza y de las costumbres indígenas que describe con objetividad. Como desconocía el latín no pudo leer las obras clásicas, de manera que todo lo suyo se fundamenta en la experiencia. Sus indicaciones botánicas son bastante completas. Permanecen inéditas una “Historia de Nicaragua”, un “Catálogo Real de Castilla”, la “Relación de lo sucedido en la prisión del Rey Francisco I de Francia”, el “Libro de linajes y armas”, una traducción suya del “Laberinto de Amor” de Giovanny Bocacio y diversos trabajos menores, muchos de los cuales fueron aprovechados por el historiador norteamericano William H. Prescott. También se preocupó por la arqueología, encontrando algunas huellas del pasado romano de Madrid. Una estatua suya está colocada al frente del fuerte de Santo Domingo, donde escribiera su “Historia general y natural de las Indias” como justo homenaje a sus méritos.