FALCONI LAVERNE ANTONIO

OFTALMÓLOGO.- Nació en Riobamba el 5 de Julio de 1847. Hijo del Dr. Juan Laverne, Médico francés interno de los hospitales y hospicios de París, llegó a Quito a principios de 1843, solicitó a la Facultad de Medicina el pase del diploma francés, se doctoró en la capital y cuando se iba a fundar la Escuela de Cirugía fue propuesto para ejercer esa cátedra pero el elegido fue el Dr. Juan Acevedo, decepcionado se fue a practicar su profesión en Riobamba donde enlazó con María Antonia Falconí Vela, nacida en 1829 y vecina de esa población.

Aprendió las primeras letras en su ciudad natal, luego pasó a Quito y se graduó de Bachiller en 1867 en la especialidad de Humanidades Clásicas. El 69 se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Central y en la escuela Politécnica que recién se acababa de inaugurar, para dedicarse al estudio de la Medicina y de las Ciencias Naturales. En la Universidad tuvo de profesores a los Dres. Ettienne Gayraud y Dominique Domec en Anatomía y Disección, éste último lo introdujo en la práctica de la técnica quirúrgica ocular que entonces era casi desconocida en Quito, pues recién comenzaría a operar la vista el Dr. José María Troya en 1878.

En 1876 recibió el título de Doctor en Medicina y como Cirujano Militar fue alistado en el ejército que luchó en la batalla de Galte en defensa del gobierno del presidente Antonio Borrero. En 1879, al retornar a Montpellier los médicos franceses contratados por García Moreno, se abrió un Concurso en la Universidad Central para dictar la difícil asignatura de Anatomía Descriptiva en el Anfiteatro Anatómico y a la vista de cadáveres. Falconí triunfó sobre sus competidores los Dres. Darío Echeverría y José María Arroyo pues su pericia e inteligencia le hacían el más diestro y recomendable. Por entonces se cuenta que operó al Dr. Ascencio Gándara, Decano de la Facultad de Medicina, de sus cataratas dobles. Lo hizo con anestesia local y espléndidos resultados, a pesar que su importante
paciente era diabético. Gándara le obsequió un cuadro artístico en el que había hecho pintar el siguiente verso: // Porque a tu ciencia debo / queridísimo amigo / tener luz en mis ojos / por eso tu nombre bendigo / postrado de hinojos / y donde quiera que voy / llevo la grata memoria / que aunque olvidarme quisiera / no lo permiten los anteojos. //

En 1880 salió electo Diputado por la provincia del Chimborazo y concurrió al Congreso de ese año.

En 1882 fue designado Cirujano Jefe del Hospital San Juan de Dios y aumentó el número de operaciones de los ojos con las técnicas de la época, que en poco o en nada se diferenciaban a las inventadas cien años atrás, y que podrían dividirse en cuatro grupos, a saber: 1) La extracción lineal simple o método de Daviel creado en 1.745, 2) La extracción de cataratas por el Método de Critchett, 3) La extracción de cataratas por el método de Berer, que era muy similar al anterior, diferenciándose únicamente por la longitud de la incisión, y 4) La extracción lineal con iridectomía o método de Gráefe.

Falconí llegó a utilizar todos los métodos, también practicó operaciones en úlceras, intervenciones en la córnea, sacando cuerpos extraños, etc.

En 1888 dictó las materias de Cirugía y Obstetricia. El 90 pasó a ejercer en Guayaquil y contrajo matrimonio con Carmen Amelia Villagómez Andrade, con cinco hijos, entre los cuales descolló como poeta, crítico y pediatra el Dr. José Antonio Falconí Villagómez, miembro del movimiento modernista del Ecuador en los años veinte.

En 1894 publicó el folleto “Keratocentésis” indicando que las infecciones palúdicas podían comprometer la vista y presentó como ejemplo a un sujeto de veinte y seis años con problemas oculares, al que trató exitosamente recetándole sulfato de quinina, tras agotar todos los medios conocidos para disminuirle una inflamación dolorosa. El caso presentado llamó la atención debido a la enorme incidencia del paludismo en la costa ecuatoriana, al punto que la “Academia Libre de Medicina del Guayas”, presidida por el Dr. Federico Matheus, lo llevó a discusión en la sesión inaugural, habiéndose recogido numerosas opiniones de los galenos asistentes.

Para el Incendio Grande del 5 al 6 de Octubre de 1896 perdió sus bienes y tuvo que salir con los suyos a Lima, donde refrendó sus títulos y ejerció la profesión en los Hospitales Dos de Mayo, Francés e Italiano, bajo las directrices y consejos de los Dres. Mazzei y Gatffron, especialistas oftalmólogos europeos.

En 1898 volvió al puerto y tomó las cátedras de Anatomía Descriptiva y Disección, que después cambió por la de Oftalmología, cuando ésta fue creada recién en 1905.

En 1902 perdió su casa en el incendió del Carmen. En 1904 mantenía un salón literario donde concurrían los poetas Juan Antonio Gálvez, Gabriel y Rafael Pino Roca, Luís Felipe Borja hijo, Darío Rogelio Astudillo entre otros, quienes sembraban las semillas del modernismo en el país pues en Cuenca y Quito se prolongaba la vieja métrica a través de los Sábados de Mayo de Miguel Moreno y de las Rimas de Antonio J. Toledo. El joven vate colombiano Juan Antonio Gálvez compuso y recitó “El Leproso”, una de cuyas estrofas dice así // Se detuvo cansado, miró al cielo / con siniestra mirada, así la esfinge / contempla el arenal, sola en su duelo / cuando al posar el sol su diurno vuelo // torres y monstruos el ocaso finge… // En 1906 apoyó la revolución alfarista.

En 1910 aconsejó a su discípulo el joven médico Juan Francisco Rubio Alvarado que se especialice en oftalmología. Rubio afirmaría después que su maestro Falconí, tras cincuenta años de continuas intervenciones quirúrgicas, podía llenar un riñón de loza con los cristalinos operados por sus manos.

En 1913 se colocó su retrato en la Galería de Médicos Ilustres de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas. El Consejo Superior de Instrucción Pública lo jubiló en 1916 pero siguió dictando sus cátedras cuatro años más. El 17 Manuel J. Calle hizo su elogio en “El Guante” con motivo de la Medalla de Oro que le entregaron en la Asociación Escuela de Medicina. En 1920 recibió otra Medalla de Oro de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia y el 26 la Sociedad Medico Quirúrgica le otorgó un conceptuoso diploma al celebrar sus Bodas de Oro profesionales. No fue cronológicamente el más antiguo oftalmólogo del país pero estuvo entre los precursores de esa especialidad, gozó de fama nacional, dejó discípulos y tras larga y penosa enfermedad – un cáncer lento al estómago – falleció en Guayaquil, el 23 de Diciembre de 1931, de ochenta y dos años de edad.