HISTORIADOR.- Nació en Bahía de Caráquez, el 28 de diciembre de 1892, sus padres fueron Clemente Gerardo Estrada y Jacinta Santos, nativos de Montecristi. Contrajo matrimonio en el cantón Vinces, con la Señorita Rosa Ubilla Muñoz con hijos.
Sus primeros estudios los realizó en el Colegio Mercantil de Bahía de Caráquez y por sus excelentes calificaciones el Concejo Cantonal le otorgó la medalla de aprovechamiento escolar en 1901. Al año siguiente se trasladó a Portoviejo a continuar sus estudios en el Colegio “Olmedo”, en donde alcanzó su segundo premio en 1903.
En 1906 vivió en Babahoyo, fue amanuense de la Comisaría y Secretaría Municipal; de la Administración de Correos, Delegación Militar y Gobernación de los Ríos.
El 4 de octubre de 1908, ingresó como cadete a la Escuela Militar de Quito auspiciado por el General Flavio Alfaro, pero no terminó sus estudios militares porque se le destinó en calidad de suboficial al Batallón “Manabí” N° 13 de línea en Portoviejo y fue instructor del alumnado del “Olmedo”; habiendo sido uno de los designados por el Batallón “Manabí” para concurrir al gran desfile militar del 10 de agosto que se realizó en Quito, con motivo del centenario del grito de independencia. Estaba de Presidente de la República el General Eloy Alfaro quien recibió a la delegación.
En 1910 se le dio el pase al Batallón “Alajuela” en Guayaquil; y en agosto del mismo año se embarcó para Chile, recomendado por el Coronel Olmedo Alfaro para que estudie artillería a bordo del acorazado Cochrane o en la Escuela Militar de Santiago. Estrada permaneció en Chile hasta febrero de 1911. En mayo regresó a Bahía de Caráquez y entró a formar parte de la redacción de “El Globo”.
El 10 de enero de 1912 se embarcó a bordo del vapor inglés “Chile”, rumbo a Guayaquil bajo las órdenes del Coronel Federico Sminger; alistado en las filas revolucionarias de Flavio Alfaro y el día 18 se batió en Yaguachi, contra las huestes que comandaba el General Leonidas Plaza.
El fracaso de la revolución le llevó a Bahía de Caráquez, pasando a desempeñar la administración de la poderosa hacienda “Juananú” en Cojimíes, hasta el mes de junio que regresó a Guayaquil, y donde ingresó a la redacción del diario “El Tiempo”, trabajando hasta 1913 en que fue nombrado Ayudante de Inspección de Aguardientes del cantón Vinces.
En 1914, formó parte sucesivamente de la redacción de “La Lucha” y “El Censor” y otra vez de “El Tiempo”, y por la campaña que este le hacía al Gobierno en plena revuelta conchista, fue apresado y encarcelado durante un mes.
En marzo de 1915 viajó a Manabí como Secretario de la Misión de Paz que el Gobierno envió a los campamentos revolucionarios. Integraron tal comisión el Coronel Enrique Roca Marcos y los Comandantes Gregorio López y Julio Anda Viten. Llegaron a Bahía y pasó a Calceta; saliendo de allí el 1 de marzo con dirección a Quiroga en donde tenía su cuartel las tropas revolucionarias al mando del Comandante Ramón Carrillo, quien los recibió y declaró presos, enviándolos a “Barro” a órdenes del Comandante Luís García Mora; reteniéndoles éste, pero con toda consideración, hasta fines de mes en que la comisión regresó a Guayaquil a bordo del transporte “Patria” sin haber obtenido ningún resultado y encima chasqueados.
En diciembre, en unión de Simón Bolívar Villacís Robles y del historiador guayaquileño Camilo Destruye Illingworth, descubrieron el documento en que los montecristenses expresan su deseo de adherirse a la independencia, esta patriótica y plausible labor investigativa permitió que desde el siguiente año se celebre el 23 de octubre festividad oficial del Cantón.
Desde 1915 hasta su fallecimiento colaboró en los periódicos: “El Patriota”, “El Globo”, “El Manabita” y “El Hogar de Nazareth”, de Bahía de Caráquez; “El Horizonte”, “El Oriente”, “El Radical” y “El Cronista”, de Portoviejo; “El Día”, “El Comercio” y “El Grito Liberal”, de Quito; “La Voz de la Juventud”, de Daule; “El Vinceño”, “Albores Juveniles” y “Juventud” de Vinces; “El Babahoyense” de Babahoyo, “El Liberal” de Montecristi; revista “Ariel” y diarios “El Universo”, “El Telégrafo”, “El Tiempo”, “La Opinión Pública”, “La Voz del Pueblo” y “El Amigo del Pueblo” de Guayaquil.
Sharkey fue su seudónimo y siempre pasó por ser un fogoso escritor que conmovió y combatió los errores administrativos con frases convincentes y estilo sentencioso.
Fue Colector Fiscal de Vinces en 1916, Administrador – Gerente del diario revolucionario “La Lucha” de Guayaquil en 1920, administrador de la hacienda “Clarisa” de Enrique Sotomayor y Luna en 1921, Inspector de Aguardientes del cantón Vinces en 1922, Subinspector de Estancos en Salitre en 1923, Secretario de la Jefatura Política de Daule en 1924, Subinspector de Estancos del cantón Jipijapa en 1925, colaboró en la redacción de los magazines “La Nación” y “El Diario” de Guayaquil durante los años 1926 a 1929.
En 1930, dio a la luz pública los dos primeros tomos de su obra, folletos en cuarto, titulada “Relaciones Históricas y Geográficas de Manabí”; por cuya labor la Sociedad Bolivariana del Ecuador y el Centro de Estudios Históricos y Geográficos de Cuenca le nombraron su socio correspondiente.
En 1931 fue Inspector de Ventas, Tabaco y Alcoholes del cantón Daule. De allí pasó a ocupar la redacción de “El Universo” y “La Opinión Publica” hasta que en 1935 el tercer tomo de su ya mencionada obra, siendo nombrado Miembro de la Asociación de Empleados de Guayaquil. El Cuerpo de Bomberos de Portoviejo, también le honró con el nombramiento de Socio Honorario.
Sus “Relaciones Históricas y Geográficas de Manabí” se hizo merecedora de muy favorables comentarios de personajes e instituciones del país y el extranjero.
En julio de 1935 se presentó al concurso histórico impulsado por el Municipio de Portoviejo, para conmemorar el IV centenario de su fundación. La Sociedad Bolivariana de Guayaquil le designó su secretario; el Instituto Hispano Americano de Madrid le envió el diploma de Miembro. Perteneció a la Sociedad de Beneficencia Manabita de Guayaquil, a la cual obsequió los originales de sus primeras obras: Noches del corazón y Semblanzas, publicadas en 1916, a fin de que con el producto de su impresión se atendieran a los damnificados del incendio de Portoviejo, acaecido en septiembre de 1915. Noches del Corazón apareció con prólogo de Camilo Destruye en 101 págs. y Semblanzas en la Imprenta Mercantil en 40 pags.
Era considerado un cumplido caballero, amigo sincero y activo compañero en el bregar del pensamiento escrito, falleció el 14 de diciembre de 1947 faltando catorce días para cumplir 55 años de edad y ejerciendo los cargos de Jefe de Información del diario “El Universo” y corresponsal de la United Press de New York. Su obra histórica sobre Manabí alcanzó el fascículo noveno en 1942.
A medias entre periodista y cronista, su vida de burócrata en diferentes poblaciones menores del litoral le restaron fuerza como historiador, pero considerando que no tenía antecedentes ni archivos a mano, hay que reconocerle el mérito de quien abre el camino.
Su sepelio fue una demostración de pesar, habiendo tomado las fajas del cofre mortuorio Modesto Chávez Franco, Cronista Vitalicio de Guayaquil; Luís Augusto Mendoza Moreira, Ismael Pérez Castro, el Comandante Ramón D. Acevedo y Publio Falcón Pazmiño. Llevó la palabra el Comandante Marcelino Maridueña, quien destacó la personalidad de su compañero de armas en la jornada de Yaguachi.