ECONOMISTA Y BANQUERO.- Nació en Guayaquil el 22 de Mayo de 1891. Hijo legítimo de Emilio Estrada Carmona, Presidente de la República en 1911 cuya biografía puede verse en este Diccionario y de su segunda esposa Victoria Sciacaluga Aubert, naturales de Quito y Guayaquil respectivamente.
Fue su maestra de primeras letras Julia García Noé y pronto se convirtió en el compañero inseparable de su padre que administraba el Ingenio “La María” de la familia Morla. El 98 inició la primaria y el 4 la secundaria en el Colegio Vicente Rocafuerte, pero no terminó porque de escasos quince años intentó tomar la plaza de Riobamba con su padre y cuando Alfaro triunfó a los pocos días se enroló como Teniente en el buque escuela Marañón donde fue Ayudante de Contador; después le tocaría viajar a Valparaíso para reparaciones en dique seco.
En 1909 acompañó a su padre a Europa y de regreso pasó por los Estados Unidos. En Abril de 1910 obtuvo los despachos de Teniente de Infantería del Ejército, fue ascendido a Capitán en el batallón Cazadores de Los Ríos, en 1910 fue Oficial de Estado Mayor y Ayudante de Campo del presidente Alfaro en Machala durante la movilización nacional decretada contra el Perú.
Lanzada la candidatura presidencial de su padre en Marzo de 1911 publicó el diario de la mañana “La Unión” con Adolfo Gómez y Santistevan para trabajar por ella y alcanzado el triunfo electoral vino el rompimiento con Alfaro; organizó la revolución del 11 de Agosto que permitió el ascenso de su padre al poder por ciento doce días solamente, pues falleció intempestivamente en Guayaquil el 22 de Diciembre de un infarto masivo. Durante ese tiempo viajó como Ayudante del Ministerio de Defensa a
Europa, a la recepción del armamento pedido a la casa alemana Ahrhart.
A principios de 1912 fue designado Capitán del Puerto, el día 20 de Abril contrajo matrimonio con Isabel Icaza Marín, tuvieron ocho hijos. Primero vivieron en la quinta “La Esperanza” al pie de la Iglesia de María Auxiliadora, adquirida a Enrique Gallardo Treviño y en las estaciones invernales pasaban a la casa heredada en el centro, ubicada en 9 de Octubre entre Boyacá y Noguchi, hasta que en 1923 mandó a levantar la villa Pilar, una de las primeras edificaciones construidas de cemento, material que se importó de Italia y adornó con azulejos españoles, convirtiéndola en residencia permanente. Tras su fallecimiento y el de su esposa Isabel a consecuencia de un derrame cerebral, fue vendida en 1954 a las monjas del Colegio La Asunción. Originalmente la quinta “La Esperanza” tenía unas seis cuadras en medio de los potreros pero hacia 1903 se redujo a solamente dos manzanas desde la calle Daule a Chambers y de Chile a Cinco de Junio.
Entre 1913 y el 14 actuó de Ayudante del Jefe de la IV Zona Militar. El 16 fue electo Diputado suplente por el Guayas y miembro de la Junta Patriótica del Centenario. Ese año ocupó una de las Concejalías de Guayaquil, tuvo a cargo las comisiones de Beneficencia y Terrenos, la representación del Concejo ante la Junta del Ferrocarril a la costa y fue electo miembro de la Junta de Embellecimiento de la ciudad, donde le correspondió trabajar gratuitamente hasta 1922.
A mediados de 1917 fue designado Interventor de la Tesorería de Hacienda, pudo observar minuciosa y tranquilamente el mecanismo financiero y sus fundamentos “y después me surgió el anhelo de estudiar la teoría hacendaria en su aspecto científico para fundar mis opiniones en una y otra fuente, de manera que no sea simplemente un estudio teórico en que escollara la práctica sino una traslación de doctrinas al terreno propio para recibirlas, principiando por desprenderme de aquello que conceptúo uno de los fundamentales errores de nuestras prácticas en general, aquella imitación casi servil de lo extranjero, trasplantación global de prácticas europeas sin considerar el ambiente nuestro”.
También fue nombrado miembro de la recién creada Junta Consultiva de Cambios para impedir que siguiera subiendo el dólar, que de S/. 1,70 en 1900, se cotizaba a S/. 2,50 por entonces; entre otras razones, por el ingreso de los Estados Unidos a la Guerra Mundial, que significó el cierre del principal mercado ecuatoriano de cacao y tagua, y no teniendo qué otros productos exportar, nos quedamos casi sin divisas.
En 1918 publicó su primer trabajo, un ensayo en 59 páginas, “El Problema Vital del Ecuador, Fuertes o Esclavos”, donde condensó sus experiencias, dio consejos militares y paralelamente abogó por la necesidad del desarrollo de la economía, la ciencia, el arte y el espíritu de nacionalismo e independencia a tiempo que recogía la experiencia mundial de todo orden y fue designado Diputado suplente por Los Ríos. En Julio del 19 apareció una segunda parte: “El Problema Vital del Ecuador. Hacienda Pública” en 383 páginas, reprochando a todos los gobiernos ecuatorianos por haber tenido como Secretarios de Hacienda a personas sin la preparación técnica necesaria y por no haberse preocupado de enviar a jóvenes ecuatorianos a estudiar la ciencia de la economía a Europa. También denunció el anacronismo de las leyes que se manifiesta en disposiciones casi coloniales. La obra contiene estadísticas, cifras y datos tomados de Informes, estudios y presupuestos utilizados “por mi persistente afán de hallar en la historia recursos para mostrarlos y ofrecerlos a mis compatriotas” con numerosas citas y referencias de tratadistas ecuatorianos y extranjeros que hacen de la obra un compendio erudito y muy práctico de Ciencia de Hacienda, al punto que por ella y por su desempeño en la tesorería empezó a ser tenido como un especialista.
En 23 de Enero de 1920 fue designado Gerente fundador por 229 votos de los 231 miembros presentes, de la “Caja de Ahorro y Crédito La Previsora”, proyecto iniciado en 1917 por Bettino Berrini, José Abel Castillo, Carlos Carbo Viten, Francisco Frugone, Tomás Rolando Chico para fomentar el ahorro y contratar rentas vitalicias, con trescientos mil sucres de capital, doscientos accionistas y cinco empleados.
El 3 de Mayo empezó a funcionar en un edificio alquilado al Dr. Rafael Guerrero González en la esquina sureste de las calles Pedro Carbo y Francisco P. Icaza. En dichas funciones tuvo tal eficiencia que con el tiempo La Previsora pasó a ser el banco más fuerte del país.
Efectivamente, a pocas semanas de posesionado presentó al directorio un Informe sobre cómo conducir a La Previsora, era un plan de acción con ideas innovadoras. Al término de primer semestre presentó otro, proponiendo un cambio sustancial, convertir la Caja de Ahorros en Caja de depósitos y descuentos, es decir, transformar una institución de ahorro en un banco con todos los servicios. Los depósitos y la Cartera crecieron en forma sostenida desde el primer año.
Ese año recibió tres nombramientos honoríficos: Representante de la
Universidad de Guayaquil ante la Junta del ferrocarril Quito – Esmeraldas en el cobro del impuesto a la introducción de aguardiente en el Guayas, Delegado de la Dirección de Oriente para la negociación sobre acumulo de aguardiente y Representante en el Guayas de la Junta del mencionado Ferrocarril y publicó tres folletos: “La Tendencia del interés en el Ecuador” en 51 páginas sobre el valor del dinero que se recibe a través de préstamos. “Voto razonado del Delegado de la Compañía de Préstamos y Construcciones de Quito ante la Junta Consultiva Económica de Guayaquil” en 30 páginas y “Estudio sobre el Presupuesto” en 85 páginas.
En 1921 editó “Moratoria o Conversión” en 63 páginas estudiando la conveniencia de mantener en vigencia el decreto legislativo del 30 de Agosto de 1914 que creó la Ley de Moratoria de Pagos. También figuró como vocal de la Cámara de Comercio y la representó en la Comisión que estudió el primer proyecto de creación del Banco Central, y el diario “El Telégrafo” le nombró su Comisario.
En Mayo del 22 fue encargado por Emilio Cucalón Pareja, Ministro de Hacienda, para estudiar y proponer al gobierno, a través de una Comisión Ejecutiva y Económica, las medidas convenientes para regularizar el tipo de cambio e impedir la especulación en la venta de letras sobre el exterior. En otras palabras, cómo optimizar el uso de las divisas provenientes de las exportaciones. Fruto de esta experiencia fue su “Ensayo sobre la balanza económica en el Ecuador” en 100 páginas, obra que ha sido calificada de detectivesca porque reconstruyó los diez últimos años del comercio exterior del Ecuador (de 1913 al 22) probando que los datos que arrojaba el Ministerio de Hacienda eran falsos. Fue traducida al inglés y constituye un hito en el estudio de nuestra economía. En ella señaló Estrada que “la verdadera causa de la crisis del cacao era el descenso del precio registrado en los mercados internacionales, que de 26 centavos oro la libra bajó a 9 y 1/2 es decir, a menos, de la mitad, con ingentes pérdidas para los productores, que abandonaron las huertas” y a consecuencia de ello cayeron las pestes y se produjo la casi completa destrucción dé los sembríos, que se redujeron a simples manchas aisladas donde antes había existido plantaciones gigantescas. El gobierno habría querido paliar la crisis compensando a los exportadores con la devaluación del sucre, sin considerar que esta medida – aparentemente necesaria – arruinaba a los importadores y en fin de cuentas recaía sobre el pueblo consumidor.
El libro señala como otras de las causas de la crisis los despilfarros de los últimos gobiernos y el estar los mejores negocios del país en manos de inversionistas extranjeros. Por su valentía en decirlo Estrada se granjeó una ola de popularidad entre el obrerismo del Guayas. Por eso, a principios de Noviembre, fue llamado por la Confederación Obrera que había declarado una Huelga General en Guayaquil, y por el gobierno, para plantear respuestas a la grave crisis económica que había elevado aún más la cotización del dólar hasta llegar a los S/. 4,80.
Estrada formó parte de una comisión ad – hoc con Eduardo Game Balarezo y José Rodríguez Bonín por el Banco del Ecuador, el Gobernador Jorge Pareja y Pareja, el Jefe de Zona Coronel Enrique Barriga, el Intendente de Policía Alejo Matheus Amador, los Síndicos de las instituciones obreras Drs. José Vicente Trujillo y Carlos Puig Vilazar, el Presidente de la Asamblea General de Trabajadores Adolfo Villacrés, el líder obrero Amadeo Rojas y el Asesor Técnico de la Asamblea Efrén Alvarez.
Cuando la Comisión ad – hoc dirigida por Estrada, el único capaz, de entender la crisis por la que atravesaba el país, le hizo caso y desatendió el problema social – los obreros se debatían en la miseria – para entrar en aspectos de naturaleza política y promovió la necesidad de la incautación del dólar, los obreros sin mayores conocimiento técnicos en cuestiones económicas, cometieron el funesto error de cambiar su pedido inicial de aumento de salarios por el de la baja del dólar, creyendo con toda la candidez que produce la inexperiencia, que así se conseguiría la disminución del costo de la vida y consecuentemente sus salarios tendrían un mayor poder adquisitivo.
En mucha parte tuvo la culpa su abogado José Vicente Trujillo que debió pensar dos veces antes de entregarse a las teorías abstractas cuando tenía una lacerante realidad frente a sus ojos, de manera que los acontecimientos se precipitaron hacia un callejón sin salida pues la solución que hubiera evitado la tragedia ya no dependía de las autoridades seccionales de Guayaquil si no de la presidencia de la República y de los miembros del gabinete en Quito y el 15 de Noviembre se produjo un enfrentamiento absurdo entre ejército y obreros, que terminó como es natural, provocando la matanza de los más débiles, es decir, de estos últimos.
Tras el horror de la sangre renació la calma sobre los cadáveres y a destiempo, es decir, a fines de Noviembre, comenzó a actuar la Comisión de Incautación de Giros para el control de las Divisas bajo la presidencia de Estrada que estableció un cupo restringido de importaciones a través de Notas de Cambio para cada importación y quitó a los bancos
- sobre todo al Comercial y Agrícola
- la facultad de emitir letras sobre el exterior. Igualmente, por primera ocasión en la República, se siguió una estricta política de control de precios. En Marzo de 1923 el dólar había sido controlado en S/. 3,20 pero como dicha tasa de cambio era artificial no pudo sostenerse y volvió el dólar a subir de precio, produciéndose una inflación con recesión, es decir, una deflación, que es lo peor de todo.
En Junio, después de ocho meses y medio de administración por parte de la Comisión, las importaciones habían vuelto a superar a las exportaciones y las Notas de Cambio eran difíciles de obtener en la Comisión. Estrada se quejó a la presidencia de la República, de que por culpa de la Ley de Moratoria (3) la Comisión no podía tener el control monetario real de los Bancos emisores locales y en consecuencia solo controlaba una parte de las importaciones y Notas de Cambio. Como solución al problema se planteó por primera ocasión la necesidad de contratar un Consejero Financiero en el exterior tal como acababa de hacerse en Colombia y ofreció los fondos de la Comisión para ello. Estrada siempre había estado en contra de esa Ley, pero también comprendía que con emisiones inorgánicas, esto es, con billetes sin el debido respaldo oro, no se podía adquirir anualmente la totalidad de las cosechas; de suerte que ubicado en mitad de un problema aparentemente insoluble, propuso varias soluciones posibles.
A fines de Julio y sin ninguna esperanza a la vista terminó la Comisión sus labores por renuncia de su Presidente Estrada y del resto de sus miembros. Tamayo asignó todo el trabajo al Dr. Carlos A. Borja Cabezas, sin abolirla. La tasa volvió a subir y llegó a los S/. 5 sucres por cada dólar, luego a los S/. 5,60 y se agudizó la crisis económica nacional, que se tornó eminentemente política en la reunión de la Asamblea Nacional del Partido Liberal Radical en Quito. Estrada y José Joaquín de Icaza Noboa, ex-miembros de la Comisión, publicaron un editorial sobre el tema, bajo el título de “Produzcamos más”, que trajo numerosos comentarios.
Para esa fecha había editado tres folletos explicativos del problema: “The incautation, an important financial essay” en 26 páginas. “La inconvertibilidad del billete bancario y su solución” en 83 páginas y “Memorándum al señor Presidente de la República y al señor Ministro de Hacienda acerca de la cuestión de precios durante la Incautación” en 15 páginas. En el primero trató sobre el costo del dinero adelantándose al tratadista norteamericano John Maynard Keynes y en el último hizo un resumen de sus experiencias en la Comisión Económica Nacional.
En 1924 fue Director Principal de la “Compañía Ecuatoriana White para Construcciones” y se esmeró en lo que hoy se denomina el arte de la comunicación publicando los siguientes folletos: “La exportación y la importación del Ecuador” – desde la colonia hasta nuestros días – como un capítulo más para el libro “Mundo Bolivariano” de Lima, con numerosos cuadros estadísticos. “La Crisis de los Cambios en el Ecuador” en 34 páginas sobre el eterno problema del cambio. “El Empréstito, sus ventajas y sus peligros en 30 páginas en ataque a un proyectado préstamo externo que el nuevo gobierno del Dr. Gonzalo S. Córdova tramitaba en los Estados Unidos y que nunca llegó a materializarse debido justamente a la implacable campaña negativa y durísima de Estrada, quien siempre se mostró reacio a los endeudamientos agresivos sin finalidades prácticas. “La inconvertibilidad del billete bancario y su solución” sobre la Ley Moratoria de 1914 que impedía redimir los billetes por su valor oro y sobre los efectos que acarreó al país.
Tanto esfuerzo intelectual dirigido a encauzar y componer la economía en crisis le recomienda ante la historia porque fue de los pocos ecuatorianos de esa hora aciaga que trató de sobreponerse a la abulia reinante para hallar nuevos caminos.
Frisaba los treinta y cuatro años aunque parecía mayor, estaba en la edad en que el hombre ha fijado sus metas próximas y lejanas y lucha por ellas; hablaba y escribía correctamente francés, inglés e italiano y siguieron apareciendo otros trabajos suyos con gran celeridad, pues tenía una brillante cultura en materia económica y era uno de los banqueros mejor informados del país.
Lamentablemente, a la par de todos esos aspectos positivos de su personalidad genial, existía el rescoldo de neurosis heredado de su padre a quien sus amigos llamaban cariñosamente “El Ogro” por su agrio carácter y continuo mal genio, por eso se le temía. El Presidente Córdova le ofreció el Ministerio de Hacienda, que Estrada rechazó conciente de que la falta de apoyo gubernamental destruiría todo esfuerzo coherente para sujetar al país a un riguroso gasto público exento de endeudamientos externos.
Lo nombraron Director del Monte de Piedad y habiéndose retirado a Data aprovechó dichas vacaciones para dar los toques finales a su libro “Moneda y Bancos en el Ecuador” en 379 páginas (cuya segunda edición de 1982 consta en el No. 17 de la Colección “Biblioteca Básica del Pensamiento Ecuatoriano” del Banco Central en 412 páginas). La obra circuló en Mayo de 1925 en no más de veinte ejemplares impresos en mimeógrafo y repartidos entre sus amigos y allegados, siendo una de las más eruditas que sobre esos temas se escribieron en Latinoamérica durante los años 20 al 30, explica las causas generales de toda inflación y en particular el retraso de la economía ecuatoriana desde 1.914 hasta el 25. Moneda y Bancos en el Ecuador demostró que la Ley Moratoria de 1914 que prohibió la exportación de oro y suspendió la libre convertibilidad, no fue la causa de la inflación y retraso, como la opinión pública de entonces la consideró. Estrada acusó al abuso de los bancos privados por emitir papel moneda sin respaldo y al excesivo endeudamiento del gobierno financiado con emisiones inorgánicas de la banca privada, como las causas principales de la inflación y del malestar económico, cuya presión fue de tal naturaleza, que generó poder revolucionario suficiente para instaurar un nuevo gobierno con el triunfo de la revolución del 9 de Julio de 1925. Al explicar Estrada sus tesis utilizó la teoría producida hasta entonces por economistas como Keynes, Fisher, Tausing, Casset, Pigeau, Waltras y Hawrey analizando variables como oferta y demanda monetaria, velocidad del medio circulante, balanza de pagos, etc. que aún no eran conocidas por los economistas del Ecuador. A diferencia de lo que en la época se sostenía, el autor demostró con cifras que el endeudamiento público, dada su magnitud, no fue la causa de la inflación, que él atribuyó mejor a los desajustes del comercio mundial causados por la primera Guerra y a la política seguida por los Estados Unidos de mejorar el poder adquisitivo del oro, como motivos de alza del cambio en el Ecuador y siendo un banquero privado, propuso la organización de la Caja Central de Emisión. Esta idea quedó corta frente a lo que dos años mas tarde (1927) serían el Banco Central y la Superintendencia de Bancos. Si bien es verdad que Estrada conoció algunos de los principales escritos de Keynes, sus tesis se orientaron hacia una libre economía, sustentando en esa época un neo liberalismo económico”.
Entonces publicó los folletos: “Circulación y emisión en teoría y práctica bancaria” en 16 páginas y “La evolución de la teoría monetaria y del crédito en sus aspectos relativos a la depreciación del circulante” en 9 páginas. De esa manera se mantenía en constante diálogo con el sector económico y bancario del país.
A mediados de 1924 se hablaba de “conferencias que el Ministro de Hacienda y la Comisión de Legislación va a tener con los banqueros y hombres de negocios de Guayaquil, sobre asuntos financieros y económicos de vital importancia para la Nación”, en las cuales el Banco del Pichincha, le pidió lo representara.
Por lo pronto, ante la actitud francamente negativa de los exportadores y banqueros, el gobierno optó por decretar el 15 de octubre la supresión de la incautación.
A principios de 1925 un grupo de cuencanos dirigidos por Roberto Crespo Ordóñez, Federico Malo, Remigio Crespo Toral, Alcibíades Vega García, Alfonso Ordóñez Mata, Miguel y Gonzalo Cordero Dávila, asociados para la terminación del ferrocarril Sibambe – Cuenca, se acercó a Francisco Urbina Jado a solicitar que se sume a la sociedad pero éste recomendó a Estrada, con quien se llevaba muy bien debido a que la pequeñez de La Previsora no representaba ninguna competencia para el Comercial y Agrícola. Estrada se entusiasmó con la idea de formar un consorcio bancario para colocar bonos con la garantía del ferrocarril y completar el proyecto. También se habló de la canalización y pavimentación de Cuenca, de la construcción de una planta de agua potable y de otra hidroeléctrica. Invitados a participar Carlos Julio Arosemena del Banco de Descuento, Federico Cornejo Campuzano de la Unión Bancaria y Roberto Pellizari del Banco Italiano, se adhirieron con entusiasmo. El 17 de Marzo firmaron la escritura de la Compañía Constructora del Azuay y abierta la licitación nacional para el tramo Tipococha
- Tambo, la nueva empresa fue declarada ganadora y el 21 de Junio se firmó el contrato, pero al producirse el golpe militar del 9 de Julio de 1925, la Junta de Gobierno revolucionario rescindió lo actuado.
El 20 de Octubre representó a la Compañía de Préstamos y Construcciones ante la Junta de Banqueros que designaría los miembros del Comité organizador del Banco Central.
El 1 de Noviembre de 1926 visitó en Quito a Edwin Kemmerer, traído al país para realizar un estudio sobre la situación financiera ecuatoriana. En su diario de viaje Kemmerer anotó lo siguiente: “Estrada vino y tuvimos una larga conferencia con él. Nos impresionó a todos de una manera muy favorable, está bien informado, es sólido, sincero, de mentalidad abierta y franco.” Al día siguiente sostuvieron una larga conferencia y en la noche cenaron Kemmerer, Estrada y Francisco Banda, ecuatoriano que había estudiado diplomacia en Georgetown, responsable de traducir las leyes, reportes y documentos ecuatorianos antes del viaje de Kemmerer al Ecuador.
El viernes 3 de Diciembre, habiendo regresado Kemmerer a Guayaquil y hospedado en el hotel Tivoly en 9 de Octubre y Pichincha, fue con el resto de su grupo a la Gobernación donde le adecuaron una oficina para él y sus expertos. El Gobernador había conformado subcomisiones de Trabajo para informar a Kemmerer y sus expertos. Estrada le visitó y puso su auto a disposición con chofer incluido. A la mañana siguiente sábado
- 4 de Diciembre – trabajaron en la legislación que estaba elaborando, almorzó con Luís Adriano Dillon y en la tarde tuvo reuniones con los subcomités y después con los militares y miembros del Concejo Cantonal y Estrada. El lunes 5 de Diciembre comenzaron las reuniones con cada una de las comisiones: 1) Emisión y Caja Central de Emisión, 2) Leyes bancarias, 3) Producción Agrícola, 4) Ayuda a la Producción, 5) Comercio de Importaciones, 6) Tarifas aduaneras, 7) Administración de Aduanas, 8) Estadísticas, 9) Finanzas Municipales, 10) Finanzas Públicas, 11) Comercio de Exportaciones, y 12) Mesa Directiva y continuaron hasta el miércoles 8. Estrada envió un ramo de flores a la señora de Kemmerer y el 4 invitó a cenar a toda la misión económica norteamericana. La esposa de Kemmerer visitó la casa de Estrada para conocer a su hijita que acababa de nacer y al abandonar la ciudad con destino al puerto de Libertad fue despedido por el Gobernador del Guayas, que estuvo muy cordial, Mr. Roddy y Estrada.
Kemmerer dejó en el país más de once proyectos de Ley.
Poco después Estrada asistió a las reuniones de Gerentes de Banco en Quito que terminó con la primera Junta Revolucionaria de Gobierno.
La Segunda Junta le encargó estudiar los proyectos de creación del Banco de Reserva, de la Caja Nacional de Crédito Hipotecario – ambos dejados por Kemmerer – y de cualquier otro análogo que se pudiere presentar. Casi enseguida la segunda Junta creó la Caja Central de Emisión y Amortización y los bancos fueron obligados a entregarle sus reservas en oro y plata. En las reuniones celebradas en la Gobernación del Guayas opinó que el oro debía ser entregado a diez dólares en contra del criterio mayoritario de los demás Gerentes que fue de veinte sucres el gramo. Para explicarse editó el folleto “La Caja Central de Emisión y Amortización, fundada por Decreto Supremo en el Ecuador y Anexo sobre el precio a que debe computarse el oro y la plata que transfieren los Bancos Emisores a la Caja Central o al Banco Central del Ecuador” en 38 páginas, refutado en Octubre siguiente por Alberto Bustamante Sánchez en el folleto “Con el Señor Dn. V.E. Estrada” en 6 páginas cuando ya Estrada se había ausentado con su familia, como Adjunto Comercial ad-honorem de la Legación del Ecuador en Italia y Visitador de Consulados en Europa. Tres meses y medio después estaba nuevamente en Guayaquil.
En Marzo del 27 fue electo Vocal de la Comisión organizadora del Banco Central y polemizó en “El Día” de Quito por una publicación del Gerente del Banco del Pichincha dirigida al Econ. Kenmerer, a través del folleto “Con el Banco del Pichincha. A propósito de su Exposición para la Misión Kenmerer” en 9 págs. donde manifestó que estaba de acuerdo con la multa que le habían impuesto a La Previsora desde Quito. I como eran tiempos asaz difíciles para la conducción económica del país, los comentó en “La Política económica desde la revolución Juliana” en 70 págs.
Se quejaba de no ser escuchado pero sentiase satisfecho de haber logrado impedir en muchas ocasiones la implantación de medidas nocivas al país. Había cimentado su fama de prolífico autor de estudios económicos y de artículos periodísticos de nombradía.
Como banquero sus hábitos eran muy regulares. Se presentaba en La Previsora a las siete de la mañana todos los días y salía recién a las seis de la tarde. Su distracción favorita era tener a sus cuñados y familias en su villa, usualmente con la del Dr. Alfredo J. Valenzuela, esposo de su prima hermana política Maria Luisa Barriga Marín. En sus dichos y consejos era muy directo, solía comentar que hay solo dos clases de personas, los ocupados y los preocupados.
Gozaba viendo a los niños correr por los amplios patios de su propiedad y jamás se quejó cuando sus hijos jugaban bulliciosamente casi al pie de su escritorio o de la silla donde solía sentarse a leer.
El mismo año 27 editó “Una reciente estabilización monetaria en Sudamérica. El Banco Central del Ecuador” en edición bilingüe inglés- español de 22 págs.
Entre Abril y Mayo de 1928 realizó una activa campaña a través del diario “La Nación” y en contra de la simplista interpretación de los problemas económicos nacionales. El 29 dio a la luz “Gold exchange standard and Central Bank” en 8 págs. varias empresas internacionales le confiaron a La Previsora las cobranzas de las importadoras ecuatorianas y trasladó La Previsora al edificio de cemento armado recién construido en 9 de Octubre y Pichincha, que mereció el Premio al Ornato otorgado por la Municipalidad.
El 30 sacó un folleto “Memorándum relativo a la posición económica del Ecuador en 1930” sin páginas y decepcionado por la falta de criterio que existía en el Ecuador, viajó con su familia, como Adjunto Comercial Ad-Honorem, a Bélgica, dejando en su reemplazo a Rodrigo Icaza Cornejo segundo en La Previsora. En Bruselas leyó mucho, visitó banqueros, adquirió obras de actualidad científica, especialmente relacionadas con economía y banca, recorrió varios países de Europa y fue condecorado con la Orden del Rey Leopoldo. El escritor Joaquín Gallegos Lara anotó meses más tarde que tenía en su biblioteca el “Plan Quinquenal de Stalin 1930” recientemente publicado y adquirido por Estrada en Europa.
La Previsora manejaba el cuarenta y ocho por ciento de los depósitos de los bancos guayaquileños, el cincuenta y uno de los fondos disponibles, el veinte y cuatro de la cartera, y el treinta y tres de las importaciones privadas de manera que se había transformado en el banco más importante de la ciudad y del país.
En 1931 regresó a Guayaquil justo a tiempo pues debido a una falsa noticia aparecida en el vespertino La Prensa”, que decía “Fugó el Gerente de La Previsora”, el público no tardó en agolparse en las ventanillas, reclamando sus depósitos. Durante el pánico intentó redescontar cartera en el Banco Central pero le exigieron una garantía adicional y tuvo que recurrir a “L Guzmán e Hijos”, firma exportadora que gozaba de gran crédito en el exterior, para que obtuviese la garantía del Chemical Bank and Trust Co. de New York por algunos centenares de miles de dólares y con ella facilite al Central la operación solicitada. No poca importancia tuvo la actitud de varios de sus clientes y amigos, quienes sacaron sus depósitos en otros bancos y los trasladaron a La Previsora en billetes, a vista y paciencia del público, que aplaudió el gesto. Uno de ellos fue Vignolo quien hizo transportar varios cajones abiertos desde su almacén ubicado a una cuadra solamente. Otro fue su pariente político el Dr. Alfredo Valenzuela Valverde quien hizo cambiar tres cientos mil sucres en billetes de baja denominación en el Banco de Descuento y los fue llevando personalmente y por mitad de la calle a La Previsora, indicando que los depositaba en prueba de su absoluta confianza. El público observó estos gestos y dejó de retirar su dinero, de manera que cuando a las once de la noche de tan agitada jornada se retiró el último cliente de las ventanillas, La Previsora había recuperado una buena parte de los retiros y se había salvado de la debacle. Esta situación le serviría para crear el lema publicitario de “Banco fuerte y bien probado”.
En 1932 el Presidente electo Neptalí Bonifaz le ofreció por teléfono el ministerio de Hacienda. Estrada aceptó entusiasmado porque creía que podía servir al país, pero Bonifaz no fue calificado en el Congreso ni llegó a posesionarse. Ese año, en plena depresión mundial, durante un viaje a los Estados Unidos aprovechó para adquirir las ventanillas y el sistema de iluminación de bronce que pertenecía a un banco quebrado, en la insignificante suma de mil dólares.
El 32 abrió una agencia de Manta para captar las operaciones de el comercio de la provincia de Manabí.
El 33 fue designado Consejero Financiero ad-honorem de la Legación del Ecuador en Washington. El 34 editó “Economic conections in Ecuador” en 4 págs. “Un caso de estabilización previa a una deflación monetaria 192731” y el Memorándum al Rotary Club de Guayaquil, del que era miembro fundador, suguiriendo en 1931 los medios de alternar la deflación y la baja de los precios” en 25 págs. De esta última obra existe una Segunda Edición con el No. 39 de la Colección Biblioteca Ecuatoriana de la Universidad de Guayaquil, 1982.
Entonces el Presidente electo José María Velasco Ibarra le ofreció el Ministerio de Hacienda. Estrada se retiró a Playas y escribió un Plan titulado “El problema económico del Ecuador en 1934” en dos volúmenes de 174 y 105 págs. que presentó a Velasco y “constituye el primer intento de desarrollo orgánico para la conducción de la economía ecuatoriana, por eso sirvió de base para posteriores intentos (El 35 se creó un Consejo de Economía Nacional, en Octubre del 43 el Consejo de Economía, el 44 la Comisión Técnica de Economía y el 46 otro Consejo Nacional de Economía, todas ellas de corta duración pero inspiradas en el proyecto Estrada que preconizaba la necesidad de racionalizar y orientar el manejo financiero para lograr el desarrollo sustentable del país)
Designado el 1 de Septiembre, concurrió al Congreso el lunes 17 de ese mes y lo expuso. La sesión tuvo ligeros incidentes debido a que algunos Diputados pidieron aclaraciones, Estrada no tuvo paciencia y comprendiendo que no contaba con el suficiente apoyo político presidencial, dado el carácter tornadizo del primer mandatario, renunció el 1 de Octubre y volvió desilusionado a Guayaquil a escribir “Aclaración. La cuestión monetaria” que dividió en dos partes, la primera trata sobre el problema de la estabilización del sucre y tiene 36 págs. y la segunda es la refutación de las doctrinas y crítica de la acción técnica del Presidente del Banco Central del Ecuador en 80 págs. Su impaciencia y mal carácter le había jugado otra mala pasada. Durante su breve paso por el Ministerio descubrió la verdadera causa de la participación política de Luís Napoleón Dillon como ideólogo de la revolución juliana. Resultaba que todo su odio contra Guayaquil, el Banco Comercial y Agrícola y su Gerente Francisco Urbina Ortíz se debía principalmente a que éste le había denunciado cuando Dillon quiso lanzar a la circulación billetes del banco La Internacional, sin tener la debida autorización del gobierno, lo que a la postre ocasionó el cierre de dicha institución bancaria.
Ese año 34 también dio a la luz “El Boletín Mensual del Banco Central del Ecuador, fuente de errores e informaciones tendenciosas: 1)
Balanza de pagos favorable, 2) No hay inflación? y 3) La última tentativa del Banco Central para atenuar su culpa, en 12 págs. y abrió las agencias de Cuenca y Quito, pues le interesaba el negocio de sombreros en la primera y era necesario tener una oficina en la capital.
En Abril de 1935 editó “La situación económica en sus relaciones con el Banco Central del Ecuador. Crítica de la política económica. Enero – Marzo de 1935” en 20 págs. Era el erudito mayor del país en abierta lucha con el Banco Central.
Como miembro de la Comisión Económica que funcionó en Guayaquil fue invitado el 6 de Septiembre a exponer en la Cámara de Diputados reunida en Comisión General, sobre el Plan Económico propuesto por el Ministro de Hacienda Luis Alberto Carbo Noboa. Fruto de dicha disertación fue un folleto de 6 págs., con un breve ensayo crítico sobre dicho Plan.
En 1936 fue Presidente de la Bolsa de Valores y Productos de Guayaquil y Comandante de la Brigada de Reservas con el grado de Mayor a petición del Dictador Federico Páez y durante el tiempo que estuvo en el Ecuador la Misión Militar italiana (1936- 38) recibiendo la Medalla “Abdón Calderón” de Primera Clase.
En 1937 publicó “Cuatro Estudios Militares” en poligrafiado confidencial y trata sobre 1) Discusión de la Estrategia defensiva del Ecuador, 2) Tres temas de acción táctica para la defensa de Guayaquil, 3) Adecuación de capacidad financiera a los medios de guerra en 1936-37 (San José de Amén. Cabeza de Puente del Salado, Posición defensiva del Camello) 4) Maniobras tácticas y logísticas de la brigada Guayaquil, y Anexos con Cartas y Memorándum de carácter militar, fue electo Miembro de la Comisión reorganizadora del Banco Central y comenzó sus campañas de análisis y crítica a la política operativa del indicado Banco, con los folletos “Intereses Vitales del País. Destruyendo una Calumnia” en 4 págs., e “Intereses Vitales del País. En grave peligro ante la carencia técnica del Banco Central” en 7 págs.
En Enero del 38 le nombraron vocal principal del Consejo de Administración del Banco Central, representando a los accionistas de la Clase A. En Mayo se inscribió como socialista para votar en las elecciones de los Miembros de la Asamblea Nacional Constituyente; porque desde las trapisondas que le habían hecho los liberales a su padre en 1910 no simpatizaba con ese partido y tampoco podía calificarse de conservador. Ese año 38 el Banco Central dispuso la derogatoria del pago por parte de las instituciones bancarias del país de un interés a depósitos a la vista decretada en 1934 durante la presidencia del Dr. Velasco Ibarra, con lo cual la banca se colocó en situación económicamente muy difícil.
De 1939 son los folletos: “Some fundamentails of trade and economic reaproachmet between North and South América” en 8 págs. “Fábulas y Mitos que gobiernan la economía ecuatoriana” en 7 págs. e “Intereses Vitales del País” refutando calumnias y señalando ignorancia. “Réplica al Sr. Neptalí Bonifaz, Presidente del Banco Central del Ecuador” en 8 págs. y poco después “Análisis a la Reforma a la Ley del Banco Central solicitada por su Presidente Sr. N. Bonifaz” en 11 págs. Bonifaz había sido su buen amigo por muchos años pero encaramado en la Gerencia del Central trataba de capear la crisis económica nacional con absurdas medidas de control, que solo conseguían frenar el crecimiento y desarrollo del comercio guayaquileño.
En 1940, en plena Guerra Mundial, los barcos se pusieron escasos y sin embargo logró conseguir uno para transportar arroz a Panamá; pero el Presidente de la República, Carlos Alberto Arroyo del Río, abusivamente se lo apropió para cedérselo a su amigo Juan X. Marcos, que realizó el negocio. Estrada se valió entonces de su acostumbrada manía de polemista y publicó una protesta titulada “Carta Abierta” en 14 págs. aclarando la situación. Desde entonces se enemistó con Marcos y su grupo, pues compartían el poder económico de Guayaquil.
Ese año también editó “La explotación del sentimentalismo nacional. El regionalismo es un fantasma que mueve a su gusto los intereses creados. Hechos, ante un diluvio de palabras” (Aspecto Militar) en 8 págs. “Los Bancos y el tipo de interés” en 4 págs. “La tragedia monetaria del Ecuador. La construcción y destrucción del Banco Central en 1938” y el 5 y 6 de Junio publicó en el diario “El Telégrafo” una “Patriótica carta del Sr. V.E. Estrada al Coronel retirado Carlos A. Guerrero en Quito”. Ese año fundó la Cadena Radial Ecuador C.R.E. con Luís Alcívar Elizalde, en la gerencia.
En 1941 “Pro Patria. Documento del pasado. Experiencias para el futuro” en 112 págs. contando sus trabajos como Jefe de la Brigada de Reservas que el Presidente Arroyo del Río no pudo utilizar contra los peruanos. “El Control de Cambios y las Opiniones de su Director” en 20 págs. “El Banquero e Industrial Dr. Humberto Albornoz socio del industrial González Artigas, refutado y pintado con la firma responsable de otro banquero ecuatoriano” en 9 págs. contra su ex amigo Albornoz y “La Tragicomedia de una fotografía” en 8 págs.
Viajaba constantemente al exterior cimentando sus relaciones con los principales banqueros de New York y Londres y manteniéndose al día con los últimos sistemas de trabajo.
1941 fue un año terrible para la escuálida economía ecuatoriana pues ocurrió la invasión de las provincias del sur y oriente; sin embargo, cuando el 42 Japón invadió los países asiáticos, nuestra economía mejoró considerablemente al poder ofrecer en venta productos que antes no tenían mercado, como el palo de balsa utilizado en el fuselaje de algunos aviones, el caucho para las ruedas. Igualmente se pudo exportar en gran escala el accedente de arroz nacional. Ese año editó la biografía de su ilustre padre titulada “Vida de un Hombre. Emilio Estrada” en 260 págs. con la colaboración del periodista Aurelio Falconí Zamora, quien escribió y firmó un capítulo de la obra.
Al triunfo de la revolución del 28 de Mayo de 1944 alojó en su villa al Presidente Velasco Ibarra a quien ofreció una cena bailable, fue designado Presidente del Concejo Cantonal de Guayaquil, pidió licencia a los dos meses para viajar a Washington como representante personal del Presidente, con un Plan de Integración Económica Nacional otorgando prioridad a la construcción del Puerto Marítimo de Guayaquil contra una serie de románticos defensores de la ría y grupo de técnicos que se oponían a la construcción del terminal portuario en el Estero Salado, con razones que la práctica ha probado que fueron infundadas.
De vuelta al país renunció a la presidencia del Concejo y como para descargar la energía que no pudo aprovechar en la Municipalidad, se dedicó a levantar la Ciudadela Victoria en el balneario de Playas, completando la tarea con la construcción del Hotel Humboldt. En el equipamiento de éste y de los hoteles Humboldt de Guayaquil y Quito fue ayudado por sus hijos Julio e Isabel y su esposo Alfonso Jurado González. En esas labores gastó algún tiempo sin saber que ya le quedaba poco de vida.
Desde La Previsora había creado muchas compañías y a sus hijos había encauzado por el sendero del trabajo que caracterizaba su propia existencia. A Emilio lo puso a dirigir la Compañía General de Comercio y Mandato, posteriormente él fundaría la Distribuidora de Autos S.A. Julio se iniciaría en la Compañía General de Construcciones, con su hermana Isabel dirigieron la construcción del hotel Humboldt en Playas, luego Julio fundaría la Ecuatoriana de Seguros.
Para Luis y José la Guayaquil Bottling Co. embotelladora de Coca Cola. Ernesto y el Ing. Julio Vinueza Moscoso, esposo de su hija Leonor más conocida como Titina, se asociaron para Edificaciones Ecuatorianas y luego Urbanizadora del Salado Urdesa.
En 1944 el presidente Velasco Ibarra le solicitó a La Previsora que continúe concediendo créditos a los arroceros para que pudiera ayudar al Banco de Fomento que no disponía de fondos para la compra de las cosechas y dio a la luz “Para la Historia. Mayo 28 – Septiembre 3 de 1944” reseñando su corta gestión municipal, en 72 págs.
El 49 imprimió un folleto “South América. In or out?” ensayo de índole histórico-militar.
Desde esta época y tras la caída del Presidente Arroyo del Río ya no tuvo la competencia de Juan X. Marcos pero se las tomó con Carlos Julio Arosemena Tola, Gerente del Banco de Descuento, que había crecido dada la fértil imaginación desplegada por Arosemena. En enero del 47 polemizó por periódico con el directorio de la Liga Ecuatoriana antituberculosa LEA a causa de un impuesto que ésta solicitó al Congreso primeramente y luego al ejecutivo, y tuvo frases muy duras para Carlos Julio Arosemena Tola que presidía dicha institución.
En 1950 editó “Treinta años de vida institucional” en 24 págs. con la historia del desenvolvimiento económico del Banco La Previsora, que para entonces proporcionaba la mayor cantidad de servicios, tenía sucursales en casi todas las provincias y era considerada la más sólida institución bancaria del país. Estrada siempre había mantenido la tesis de la no concentración mayormente de los créditos para beneficio del pequeño deudor.
Su amigo Mario Kirby pintó varias veces su retrato al óleo para el Banco. Igualmente dio a la luz “El momento económico en el Ecuador. Procurando hacer país. La tragedia monetaria pasada y la futura, sus causas, sus narcóticos y sus remedios” en 87 págs. como Exposición ante el Congreso Nacional reunido en Comisión General, con un proyecto esquemático de reordenación económica, y “Esquema de proyecto básico de reajuste y reordenación económica” en 112 págs.
La Municipalidad de Guayaquil le designó “El Mejor Ciudadano”, distinción que le agradó muchísimo.
En 1951 publicó “Un capitulo real de la Historia o el término de una Regencia. 11 de Agosto de 1911 en 58 págs. con episodios históricos nacionales relativos a los últimos tiempos de la vida de su padre.
El 52 salió “Procurando hacer País. Tercera Serie. El nuevo Puerto de Guayaquil” en 84 págs. y “Memorándum on Inter-American Trade and Economic Repprochement” en 27 págs.
Tenia organizado el material necesario para escribir una Historia Económica del Ecuador y estaba aparentemente bien de salud pues su antigua diverticulitis la controlaba su conconcuñado el Dr. Francisco de Icaza Bustamante y ya no le fastidiaba, cuando empezó a sentir varias molestias y le diagnosticaron un cáncer al páncreas que le imposibilitó seis meses en cama hasta su fallecimiento el 22 de Febrero de 1953.
Alto, recio, trigueño verdoso, ojos y pelo negro, carácter eufórico y temperamento cerebral. Patriota genuino que se vivía afanando en darle al País una economía saneada y solvente, lo que no pudo alcanzar por falta de apoyo y por su temperamento irascible. Periodista temido que escribía con objetividad y verdad. En La Previsora organizó una empresa de inversionistas que sin tener la mayoría de las acciones tuviera voz importante en las Juntas de Accionistas y cuyo capital estaba distribuido entre los cinco o seis principales funcionarios del Banco.
En su lecho de muerte entregó las acciones que había ido comprando en La Previsora a Rodrigo Icaza Cornejo, esperando que las manejaría con corrección y al momento de sus retiro las entregaría a su sucesor el siguiente Gerente, aspirando solamente al progreso institucional del Banco, lo que lamentablemente no ocurrió, con las catastróficas consecuencias que hubo que lamentarse años después cuando La Previsora quebró aparatosamente en las manos inexpertas e irresponsables de su hijo Rodrigo Icaza Candel, que dedicado a las diversiones con amigotes y mujeres fáciles, descuidó el control institucional, advino el escándalo y la quiebra, Guayaquil se quedó sin uno de los pilares fundamentales de su desarrollo económico y los accionistas perdieron la totalidad de sus capitales.
Mientras vivió Estrada ningún préstamo se concedió sin su autorización pues tuvo una personalidad compleja y un carácter autoritario. Al morir dejó un banco en franco crecimiento, con agencias y sucursales en las principales ciudades del Ecuador y más de mil empleados.