CRONISTA DE INDIAS.- Nació en Santo Domingo de la Calzada, Provincia de Logroño, La Rioja, España, hacia 1495, pues al pasar a América en 1525 traído por su pariente Martín de Estete, tenía aproximadamente treinta años (1)
En 1527 estaba en Nicaragua y al saber de las expediciones que salían de Panamá con destino a las tierras inexploradas del sur, se unió a la tercera expedición de Diego de Almagro en Panamá, para reforzar a la intrépida y pequeña tropa de Francisco Pizarro, con quien estuvo en la isla Puna y luego en Tumbes, ciudad que hallaron desierta pues sus pobladores habían huido.
Después asistió a la fundación de San Miguel de Piura en el sitio de Tangarara, que fue la primera ciudad española en los reinos del Perú. De allí en adelante siguió junto a los ciento cincuenta hombres de Pizarro, noventa de los cuales iban a caballo y el resto eran ballesteros y arcabuceros con espadas y rodelas. Estete poseía un caballo y al arribar a Cajamarca fue seleccionado entre los quince que acompañaron al Capitán Hernando de Soto al campamento de Atahualpa, ubicado en los baños, a una legua de distancia. De esta entrevista escribió un relato en lenguaje interesante y sencillo, a la vez que animado. El 16 de Agosto de 1532 figuró entre los veinte escogidos que en junta con Pizarro atacaron las andas del Inca. Entonces se portó exaltado, hizo gran destrozo entre los orejones y sujetó a Atahualpa, arrebatándole la macaipasha o insignia real, que conservó en su poder por mucho tiempo. I de no haber sido por la oportuna intervención de Pizarro que en esos momentos tiró de las vestiduras del Inca haciéndole caer al suelo, hasta le hubiera atravesado con su espada; pues con otro soldado de apellido Mesa, le estaba atacando en esos momentos. Sin embargo, la cuchillada que tiró Estete, hirió levemente en la mano a Pizarro.
El 15 de Enero de 1533 salió de Cajamarca como Veedor en la expedición de Hernando Pizarro contra Pacarma o Pachacámac, a tomar posesión de los tesoros que se guardaban en aquel famoso templo. Partieron veinticinco españoles y recorrieron un gran trecho hasta el valle
de Lima, donde visitaron ese templo, que era el mayor y más importante de la costa peruana y cuyo ídolo estaba considerado el señor de las aguas que había criado al universo, cumplieron su cometido y regresaron el 25 de Mayo trayendo al Cacique Calicuchima y riquísimo botín. Igualmente escribió una interesantísima Crónica titulada: “Relación del Viaje que hizo el señor Capitán Hernando Pizarro por mandato del señor Gobernador, su hermano, desde el pueblo de Caxamarca a Pacarma en cinco páginas, y que se publicó por primera vez en Madrid en 1953; aunque ya el Cronista Francisco de Jerez la había incluido en su obra “Relación de la Conquista” que escribiera como Secretario de Pizarro.
El 17 de Junio participó en el reparto del tesoro reunido por orden del Inca para su rescate. Se pesó el oro y la plata después de fundir dichos metales y hecha la separación de los quintos del rey y un donativo en joyas especiales al mismo monarca, se dio a cada quien una determinada cantidad. Estete recibió 362 marcos de plata y 3.980 pesos de oro.
Poco después se acusó al Inca de tramar una conspiración contra los españoles y Estete y cuatro capitanes más (Hernando de Soto, Rodrigo Orgaiz, Pedro Ortiz y Lope Vélez) se ofrecieron a ir en persona a ver si venía gente en guerra como se decía y no hallando a nadie, regresaron a Cajamarca y encontraron que se había ejecutado al Inca.
En 1534 acompañó a Diego de Almagro cuando éste partió hacia el norte al encuentro de Pedro de Alvarado, que llegaba de Guatemala. Estuvo en las fundaciones de la ciudad de Santiago y la villa de San Francisco de Quito (actuales ciudades de Guayaquil y Quito respectivamente) y figuró en todos los acontecimientos importantes de dicha expedición.
Hecha las paces entre ambos conquistadores, regresó con Almagro y Alvarado a Pachacámac, pero al pasar por el valle de Chimú fue dejado para que eligiera un lugar conveniente donde fundar una ciudad. Al poco tiempo se verificó dicha fundación por orden de Pizarro con el nombre de Trujillo en recuerdo a su comarca nativa.
(1) Muchos historiadores han confundido a Martin de Estete con el Cronista materia de esta biografía y para evitar que siga produciéndose este error vale indicar que el tal Martín era letrado, Escribano y Secretario del Gobernador Pedrarias Dávila en Panamá y Nicaragua así como Capitán de expediciones menores en esa conquista. Después estuvo en Trujillo del Perú donde se estableció hacia 1534 como el primer Teniente de Gobernador que tuvo esa ciudad. Allí encontró un templo indígena, que despojó de sus láminas metálicas y ocultó para no pagar los quintos al rey. En su interior, halló una preciosa silla de oro con incrustaciones de perlas y piedras finas que también ocultó. Nada mas se conoce de él. |
En el cabildo celebrado en Jauja el 29
de Noviembre de ese año, figuró entre los vecinos principales, debido a que posiblemente le habían concedido un solar.
En 1535 se halló en la imperial ciudad del Cusco y por orden de Almagro sostuvo la autoridad de Hernando de Soto en las luchas contra los hermanos Pizarro. Ese año embarcó en Piura con destino a la ciudad de Nombre de Dios y de allí siguió a España en la nave San Miguel, que formaba parte de la expedición del Contador de Nueva Castilla Antonio Navarro y llevaba gran parte del tesoro del Inca.
Estete había aumentado considerablemente su capital a 28.000 pesos de oro y 1650 marcos de plata, pero poco después retornó al Perú. En 1537 figuró entre los vecinos encomenderos de la ciudad de los Reyes como testigo en la información de méritos y servicios de Inés Yupanqui, hermana del Inca Atahualpa.
El 39 participó en la fundación de Huamanga con el Capitán Alonso de Alvarado, obtuvo un repartimiento de indios y al año siguiente fundó una de las seis capellanías de esa iglesia parroquial, con renta de cincuenta pesos.
En 1553 firmó una Acta manifestando la resistencia de los vecinos a ciertos mandatos de la Audiencia que no eran conformes con las leyes establecidas por lo cual apelaron al Rey. Luego expulsaron al Corregidor Juan Ruiz y apoyaron al caudillo Francisco Hernández Girón.
El 57 el Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, considerando como un peligro que el Inca rebelde Sairi Túpac, continuara reinando en Vilcabamba, y temeroso que su influencia sobre los indios suscitase una rebelión como la de Manco Cápac, consiguió luego de varias comunicaciones que el Inca viaje a Lima a fin de someterse a la autoridad española.
Emergió el Inca por el camino real de Andahuaylas acompañado de gran comitiva y viajando en literas como señor y rey del Perú. Al pasar por Huaylas, Estete le entregó la mascaipasha que años antes arrebatara a Atahualpa, la que el Inca recibió con fingido gozo, pues no podía apreciar una prenda de aquel que había causado la ruina de su familia en tiempos de la guerra civil entre Incas.
También se conoce de la pluma de Estete una “Relación” escrita hacia 1535 del descubrimiento y la conquista del Perú, publicada por primera vez por Carlos Manuel Larrea, en Quito, año de 1918, en 51 páginas y 12 láminas. Esta Relación la había dirigido y presentado con motivo de su viaje a España al Supremo Consejo de Indias, es de gran importancia histórica pues contiene sucesos ocurridos en los primeros años y menciona numerosas plantas, frutos y semillas ( entre ellos la papa ) que le acreditan como el primer etnobotánica de estas regiones. El documento se conserva trunco en doce folios y es difícil que aparezca el resto que se da por perdido definitivamente.
Para 1574 ya estaba difunto, pues ese año su hija Isabel de Estete, monja del Monasterio de la Encarnación en Lima, fundó una capellanía en el Monasterio de Santo Domingo, de Huamanga, a la memoria de su padre. I aunque no se tienen noticias sobre los detalles y el lugar de su muerte, debe suponerse que ésta ocurrió en Huamanga, donde estaba pasando sus últimos años el viejo soldado cronista y debió ser causada por alguna enfermedad propia de la vejez, pues era hombre de casi ochenta años de dad.
La Relación de Estete fue republicada en 1924 en 73 páginas dentro de la “Colección de libros y documentos referentes a la historia del Perú” editada en Lima por Carlos A. Romero y Horacio H. Urteaga, en dos series, a saber: Serie 1. – 1916-19 en doce tomos y Serie II.- 1920-35 en diez tomos. La Relación ocupa el tomo VIII de la segunda Serie con la “Suma y Narración de los Incas” de Juan de Betanzos.
Estete fue testigo presencial del primer momento de la conquista, estuvo en los acontecimientos suscitados entre 1531 que salió Pizarro de Panamá hasta 1534 que murió el Inca Atahualpa ajusticiado en Cajamarca, conoció el Imperio del Tahuantinsuyo y asistió a su caída. Su Crónica ocupa el cuarto lugar en antigüedad después del Anónimo Sevillano de 1534 que posiblemente se debe a Cristóbal de Mena, de la Carta de Hernando Pizarro a la Audiencia de Santo Domingo y de la Crónica de Francisco Jerez secretario de Francisco Pizarro; pues la Crónica de Estete data aproximadamente de fines de 1534 y principios de 1535 y permaneció inédita hasta 1918 como ya se ha dicho.
Raúl Porras Barrenechea en su estudio de la bibliografía de la conquista del Tahuantinsuyo menciona a Antonio de León Pinelo y a Nicolás Antonio en el siglo XVII y a Andrés González de Barcia en el siglo XVIII como los iniciadores de la labor de recopilación de los relatos de la conquista. En los siguientes siglos merecen ser citados Dionisio de Alcedo, Hernri Ternaux – Compans, Obadiah Rich, Joseph Sabin, Henry Harrisse, B. J. Gallardo, CH. Leclerc, George A. Dorsey, José Toribio Medina, Antonio Palau y Dulcet, la casa editora Maggs Brothers de Londres, CH. Chandenat, Philip Ainsworth Means, B. Sánchez Alonso, Julián Paz y Jesús Domínguez Bordona por los esfuerzos realizados para coleccionar libros, crónicas y relatos de esos tiempos y de los posteriores a la conquista.
León Pinelo fue autor de “Epítome de la Biblioteca oriental y occidental, náutica y geográfica”, Madrid, 1639. Nicolás Antonio escribió en latín su “Biblioteca Hispana Nova”, aparecida en Roma, 1672.
González de Barcia reeditó a León Pinelo en 1737, agregando numerosas y eruditas notas y referencias que le han granjeado justa fama.
Alcedo tiene el célebre “Diccionario Geográfico” citado por Rich en 1835 y la “Biblioteca Americana”, catálogo de los autores que han escrito de la América en diferentes idiomas y noticia de su vida y patria” 1807.
Ternaux – Compans publicó numerosos volúmenes de “Viajeros y Cronistas”, un “Catálogo de libros y manuscritos de la biblioteca de M. Ratzel, París, 1836 y “Biblioteca Americana y Catálogo de obras relativas a la América”, París, 1937.
Obadiah Rich editó en 1832 diversos Catálogos de obras referentes a América en Londres y en New York.
Sabin editó en 20 volúmenes un “Diccionario de libios relativos a la América desde el descubrimiento hasta el tiempo presente”, New York, 1868-92.
Harrisse es autor de la “Biblioteca Americana vetustísima”, New York, 1866.
Gallardo realizó unos apuntamientos que coordinados y aumentados por Zarco del Valle y J. Sancho Rayón, aparecieron en dos volúmenes en Madrid, 1863-66 bajo el nombre de “Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos”.
El librero Leclerc publicó diversos Catálogos comentados, en París, 1867 a 1978.
Dorsey editó una “Bibliografía de la antropología del Perú”, Chicago, 1898.
Medina publicó en Santiago de Chile su “Biblioteca Hispano-Americana” en siete volúmenes, entre 1898 y 1907.
Palau y Dulcet sacó en siete volúmenes un inventario bibliográfico de la producción científica y literaria de España y latinoamérica, entre 1923 y el 27, bajo el título de “Manual del librero Hispano-Americano”.
La Casa Editores Maggs Brothers de Londres ha publicado diversos Catálogos bajo el título de “Biblioteca Americana”.
Chadenat escribió una serie de Catálogos de libros, documentos y manuscritos referentes a América con el título de “Bibliofilia Americana”,
Means publicó “Biblioteca Andina”, Yale, 1928.
Sánchez Alonso publicó en la revista de Filología española sus “Fuentes de la Historia española e hispanoamericana” en 1927.
Paz editó “Catálogo de Manuscritos de América existentes en la Biblioteca Nacional”, Madrid, 1933.
Domínguez Bordona editó “Catálogo de la Biblioteca de Palacio”, Madrid. 1935.