ESCALA CAMACHO VICTOR HUGO

DIPLOMATICO.- Nació en Guayaquil en 1888. Hijo legítimo de José Miceno Escala Zapata llamado “El rojo Escala” por pelirrojo; periodista y comerciante guayaquileño, “recto y honorable liberal que gustaba hablar en la sobremesa de temas patrióticos y de sus largas prisiones y destierros políticos cuando luchaba contra la argolla” y de Catalina Camacho Moreira, natural de Manabí.

Al ser bautizado en la iglesia de la Merced el sacerdote no quiso ponerle por nombre Víctor Hugo, porque este escritor había sido anticlerical en Francia, pero la tinosa intervención del padrino Juan Bautista Elizalde Pareja solucionó el incidente.

Creció con salud débil y fue llevado a robustecer a Paita. Luego estudió las primeras letras en la escuela de la señorita Cristina Cornejo, asistió al “San Luis Gonzaga” y al “Vicente Rocafuerte” donde se graduó de bachiller el 10 de abril de 1905. Al siguiente mes inició sus estudios de Jurisprudencia y se hizo conocer como poeta modernista. En 1906, en el balneario de Playas (del Morro) hacía versos francamente rubendarianos que publicaba en la revista “Patria”. También fue miembro de la célebre jorga de “La Palomilla”, así como de la Escuela de Derecho y trabajaba de ayudante de tenedor de libros en la oficina de Luis Adriano Dillon a las órdenes del también joven escritor César Borja Cordero, que lo metió a político, haciéndole firmar protestas que se distribuían en las cantinas de la calle Luque.

Después creció su fama de opositor, compró un revólver “Colt” y Eduardo Rivadeneira Andrade, Director de “La Dictadura”, lo invitó a escribir contra el gobierno de Alfaro.

Por ese tiempo empezó a colaborar en “El Ecuatoriano” del Coronel Ricardo Cornejo donde figuraban Manuel J. Calle, Miguel E. Neira y Alberto Guerrero Martínez y encabezó desfiles y manifestaciones que dirigía Enrique Baquerizo Moreno contra el alfarismo. En el estudio profesional del Dr. Francisco de Paula Avilés Zerda se planeó la revolución mediante el asalto al cuartel de artillería y consiguiente toma del edificio de la Gobernación del Guayas. El golpe quedó fijado para el 19 de julio de 1907, a las doce de la noche, pero horas antes se descubrió la conspiración y cayeron numerosos presos, entre ellos Víctor Hugo y su hermano Cristóbal, que fueron conducidos al cuartel.

A la madrugada se produjo la refriega con numeroso saldo de muertos y heridos. El Gobierno fusiló a varios comprometidos y los hermanos Escalas fueron desterrados al Callao a bordo del vapor “Victoria”.

En Lima se les tributó una cordial bienvenida por parte de varios compatriotas también exiliados, entre los que se hallaba el Dr. José Luis Tamayo. Después trabajó en la revista “Variedades” de El Callao y el Ministro ecuatoriano, Augusto Aguirre Aparicio lo presentó a José Pardo Barreda, Presidente de esa nación, también tuvo otras atenciones para el joven poeta Escala a quien invitaba a las fiestas y saraos de la Legación.

Entonces, por razones económicas, los hermanos Escala viajaron a Valparaíso. Víctor Hugo fue contratado de planillero de la mina “San José” en el desierto de Iquique, donde sufrió varios meses por la inclemencia de ese paraje y al final de 1.908 fue despedido por sostener un romántico flirt, platónico y en versos, con la agraciada joven Alicia Seymour, hija de un alto funcionario de la mina. Enseguida pasó a residir en Antofagasia, trabajó en la oficina comercial de “W.G. Paton y Co.” y en junio de 1909 regresó a Guayaquil acogiéndose a un generoso decreto de amnistía del gobierno, dictado con motivo de las celebraciones del Centenario de la Independencia ecuatoriana.

Ya era ampliamente conocido por su estro modernista. En la revista Patria había salido en Junio del 908 su composición “Lienzos”. Fragmento: / El sol declina como un haz romano / entre la gasa de la bruma leve / y hay en el dombo del confín lejano / nubes doradas, cual las crenchas de Hebe… // Por eso, ni bien llegado ingresó a la redacción de “El Telégrafo” para colaborar en la parte literaria. En 1910 se encuarteló y “vistió por seis meses el uniforme de soldado raso” trasladado a la frontera sur durante el conflicto armado con el Perú.

En 1911 viajó a Buenos Aires llevando la corresponsalía honoraria de “El Telégrafo”. De allí pasó a Valparaíso en 1912, designado por el General Leonidas Plaza Gutiérrez para el desempeño del Consulado General del Ecuador en ese puerto y residió hasta 1916, año en que dictó una conferencia en la “Asociación Cristiana de Jóvenes” bajo el título de: “La República del Ecuador”, publicada en folleto.

En 1917 fue designado Cónsul General del Ecuador en la Habana y estando en dicha capital fueron impresos en Chile algunos de sus poemas bajo el título de “Motivos Galantes” en 172 págs., merced al patrocinio de su amigo Ricardo D’ Oliveira Braga, conteniendo “Medallones poéticos” dedicados a diversas damitas de la alta clase con poemas románticos, escuela que estaba anquilosada en la mente y superada en el tiempo y “no incluyó sus poemas simbólicos por temor a que fueran juzgados inmorales”, de suerte que se perdió quizás para siempre lo mejor y más importante de su labor como precursor del modernismo en el Ecuador.

Un criterio más social que literario hizo que Escala prefiriera sus motivos galantes de sabor postizo, superficial y hasta versallesco, a las hermosísimas, raras y exóticas poesías que espantaban a los burgueses de principios del siglo y más aún si se trataba de señoritas de alcurnia. Por eso temió que se llegaran a calificar de inmorales, gravísimo error literario que restó importancia a su nombre.

En 1918 fue trasladado con idénticas funciones a Yokohama en el Japón. Durante el largo viaje hizo una estancia en el París del Armisticio sirviéndole de guía en esa capital el también poeta y amigo Ernesto Noboa y Caamaño, quien le llevó a la despedida literaria de Amado Nervo, que partía de Ministro de México al Uruguay. Pocas noches después fueron invitados a cenar por Gonzalo Zaldumbide en su casa de la Av. Treeniet en el barrio Passy, quien lo instó a escribir un Diario de Viaje. Enseguida siguió a Niza y Montecarlo, fue recibido por el cónsul Dr. Marcos

B. Espinel y atendido por Miguel Antonio Seminario, prosiguiendo en el trasatlántico francés “Paul Lecat”.

Estuvo de paso en Calcuta, Benares, Penang, Singapur, Cantón, Macao, Honolulu e Hilo. En Yokohama editó a medias con el cónsul del Perú Francisco A. Loayza, la revista informativa “América Latina” y en 1922 imprimió su obra en prosa “Kaleidoscopio” con notas autobiográficas, relatos e impresiones de sus viajes. La segunda edición salió en 1928 en Caracas

A finales de 1922 fue designado Primer Secretario de la Legación del Ecuador en Roma y regresó a Europa. Estando en Barcelona, agasajado por el Cónsul Leonidas A. Yeroví, ocurrió el desbastador terremoto de Yohohama que terminó con la ciudad y la mitad de sus habitantes de suerte que bien se puede afirmar que logró salir justo a tiempo para evitar las consecuencias del terrible flagelo y una posible muerte por aplastamiento.

En 1924 asistió como asesor técnico a la Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración realizada en Roma por Benito Mussolini. Este año apareció “Medallones”, con breves apuntes históricos sobre el Ecuador, en 149 págs. y en el invierno de 1925 acompañó al Ministro en Roma, General Delfin B. Treviño y localizaron la casa que había habitado Bolívar en la ciudad eterna cuando se juramentó sobre el Monte Aventino. Poco después fue designado Encargado de Negocios del Ecuador en Venezuela. En Caracas empezó una larga colaboración literaria en “El Universal” de su amigo el periodista Luis Teófilo Núñez, dio a luz una relación de sus viajes por oriente titulada “La sandalia del Peregrino”, en 189 págs, cuya segunda edición realizó en 1928 y se dedicó a investigar y a escribir sobre la vida del Libertador y los principales próceres de la Independencia sudamericana.

También hizo excelente amistad con el eterno y feroz dictador Juan Vicente Gómez pues formaba parte del grupo de sus íntimos amigos y gozó de tanto aprecio personal que hasta fue designado representante de Venezuela a varias reuniones internacionales con viáticos y transporte pagados por ese país. Honor que jamás se a vuelto a dispensar a un diplomático ecuatoriano.

En 1927 ingresó a las Academias Internacionales de Historia de Venezuela y a la de Ecuador; en 1929 fue ascendido a Ministro residente con

rango de Embajador y editó “Mosaico” en 353 págs. con artículos artísticos, literarios, históricos, críticos y apostillas, que alcanzó gran éxito y hasta el honor de una segunda edición en 1932. En 1930 imprimió “Glosario Sentimental”, en 239 págs. con versos divididos en diversos capítulos titulados:         “Hojas del Album”,

“Canciones de Amatunte” y “Cromos”, que recordaban sus primeras producciones en la línea sentimental de sus “Medallones Poéticos” con versos de facturas modernista y hasta vanguardistas.

En 1930 salió “Paliques de Ayer”, en 30 págs. con artículos periodísticos entre los que sobresale “Rebeldías”, conmovedora autobiografía de su destierro, escrita por un hombre que había alcanzado comodidades y se había desengañado de las aventuras. También algunos números de la revista de propaganda y turismo “Ecuador”; de allí en adelante sólo produjo pequeños ensayos y conferencias.

En 1932 dio a la luz su prólogo al libro del historiador venezolano Camilo Jiménez, bajo el título de “Apostolado didáctico” en 3 págs. En 1935 “Bronce Inmortal”, en 48 págs. con semblanzas sobre el Libertador y Manuela Sáenz. Francia le concedió las “Palmas Académicas” y habiendo fallecido el General Juan Vicente Gómez, el Gobierno ecuatoriano consideró su difícil posición en Caracas y lo llamó a Quito, donde merced a la influencia de su cuñado José Cevallos Carrión el presidente Velasco Ibarra lo designó Ministro residente en Bolivia.

En 1936 publicó en La Paz un folleto titulado “Rondador” con poesías ecuatorianas en 67 págs. En 1937 un ensayo sobre “El Ecuador literario actual” en 31 págs. y “Discursos” en 16 págs. Había casado con Rosa Elmore Aveleira, dama de la aristocracia limeña, prima hermana del periodista Edwin Elmore Letts asesinado en el hall del Diario “La Prensa” de esa capital por el poeta José Santos Chocano, debido a nimias discrepancias literarias que degeneraron en atroces insultos. Fueron felices y tuvieron dos hijos que radicaron en Caracas.

Ese año fue designado mantenedor de los Juegos Florales de Cochabamba y dio a la luz pública un célebre discurso suyo en 16 págs. pronunciado el 12 de Octubre de 1935, frente a la estatua de Cervantes, en la ciudad de Caracas. En 1938 editó una charla en la peña de escritores y artistas en Bolivia bajo el título de “Estado Actual del Indio Ecuatoriano” en 12 págs. muy influenciada por sus lecturas de Pío Jaramillo Alvarado. A fines del 38 retornó a Quito llamado por la Cancillería. En 1939 dictó una conferencia en la Universidad Central del Ecuador sobre “Figuras literarias de Bolivia” que editó en 31 págs, imprimió “Filosofía de los Viajes” en 58 págs. y viajó a Panamá en calidad de Ministro Plenipotenciario del Ecuador. Allí dio charlas que recopiló en un volumen titulado “Momento Espiritual Ecuatoriano” en 24 págs. y la “Diplomacia ecuatoriana en los albores del Panamá”, impresa en 21 págs.

En 1942 editó en Panamá otros discursos titulados “Belleza de la lengua castellana y don Juan Montalvo” en 32 págs. “Lecture about the Republic of Ecuador at the U.S.A.” en el Club of Balboa” y “La fuerza armada contra el derecho. El caso Perú ante el Derecho Internacional” en 11 págs. En 1943 salieron “Eloy Alfaro campeón de la Democracia” 20 págs. y “Cuatro jóvenes poetas del Ecuador”. Después de la revolución del 28 de mayo de 1944 regresó a Quito y aunque el Instituto Mexicano de Cultura lo acogió en su seno, ya no pudo hacer valer su calidad de literato y no volvió a misiones diplomáticas.

Desengañado del país y con sólo cincuenta y seis años a cuesta radicó en Lima con su familia, donde los Elmore tenían gran posición. En 1946 editó allí “Así era Bolívar”. Para 1954 vivía en Caracas donde gozaba de mucha consideración y respeto y dio a la luz un artículo titulado “Bolivia”. En 1955 salió otro artículo: “Olmedo y las dos banderas” y no conozco más de él.

De estatura mediana, contextura algo gruesa, pelo negro y calvicie incipiente. De buen hablar, conversación amenísima y poblada de divertidas anécdotas de salón, que siempre fue muy respetuoso de las normas sociales; por eso en la vida diplomática ganaba amigos y bien querientes.

Como literato fue poeta y periodista de combate, luego fino croniquer de viajes y ensayista de temas históricos menores y dictando charlas y conferencias se perdió el gran poeta en aras de la pueril vida diplomática, por eso su verdadera valoración literaria está aún por comprobarse, rastreando sus poesías simbolistas de los años 5 al 16, diseminada en diversas revistas literarias y sociales de esos años. Políglota, hablaba italiano, Francés
e Inglés y se defendía en Japonés y Alemán.