DEPERON TCHERNIAK LUCE

ARTISTA.- Nadó el 9 de Julio de 1928 en la clínica de Bonnes Soeurs de Paris y fueron sus padres legítimos Paul Deperon de Bosson, natural de Bruselas, Bélgica, y Malvine Tcherniak Karlin, escultora rusa, natural de Smolensk, de religión judía, que había expuesto en el Salón d’Automne, tenía treinta y ocho años cuando conoció en 1924 a quien sería su esposo, mientras ella acompañaba a su madre Sofía, que hacía una cura de reposo en las montañas de las Ardenas belgas.

El era un brillante joven – diez años menor que ella – hablaba doce idiomas y deseaba hacerse jesuita, pero al conocerla cambió de idea, se matriculó en la Facultad de Derecho Internacional de la Sorbona donde obtuvo su grado doctoral en Ciencias Económicas Internacionales. Poco después, a consecuencia de su asma, descubrió que la bebida lo calmaba y terminó haciéndose alcohólico y protagonizando escenas de violencia en familia. En 1932 fue contratado por la sección económica del secretariado de la naciente Liga de las Naciones debido a sus conocimientos en Economía Política y en leyes internacionales y vivieron en Ginebra, Suiza.

Creció sus tres primeros años en un pisito que tenía su madre como estudio en la Avenida Mont Souris, aprendió las primeras letras con su abuela paterna y fue matriculada en el parvulario de las señoritas Mitchell y Amstrong. Por la alta posición que ocupaba su padre tuvo una niñez privilegiada pero no tranquila dadas las continuas discordias que veía en su hogar. Al declararse la II Guerra Mundial su padre fue invitado por el Instituto de Estudios Superiores de la Universidad de Princeton para que continuara trabajando allí. El viaje fue accidentado y por la Francia no ocupada. En España encontraron

al país devastado por la guerra civil. En Portugal esperaron un vapor y cruzaron el atlántico sin mayores contratiempos.

Ingresó a la secundaria, mantuvo un noviazgo a los quince años que no prosperó porque – dada la Guerra -se interpuso la ausencia del bienamado y en las reuniones sociales semanales de su profesora de dicción conoció a numerosas celebridades como Bertran Rusell, André Maurois, Fernand Léger.

Graduada en High School de solo 16 años pasó a la Universidad de New York donde por su falta de carácter (nunca tuvo la disciplina ni la capacidad para defenderse de los hombres) perdió su tiempo en futilidades.

Al término de la guerra en 1945 su padre recibió una buena cantidad de dinero por el finiquito en su anterior empleo, pasó a las Naciones Unidas con mejor sueldo y adquirió una casa de Bayside, cerca del lago Success, Long Island.

El 49 Luce contrajo matrimonio con Bernie N. un joven judío quien logró ser admitido como estudiante en el Hospital psiquiátrico de Boston adjunto a Harvard. Luce le ayudó económica a seguir dichos estudios, trabajando en diferentes oficios como secretaria, luego de profesora de niños discapacitados, pero al tercer año terminó divorciándose. Entonces casó por segunda vez con Frank N. sureño y estudiante de literatura en Columbia, con quien solo estuvo tres semanas y también divorció tiempo después.

Su padre estaba en misión diplomática en el Ecuador y la fue a recoger a New York para traerla a Quito. Aún no hablaba el español pero se matriculó en la Escuela de Bellas Artes cuyo director era Pedro León que se deleitaba practicando el francés con ella. También conoció a otros profesores: los pintores Eduardo Kingman y Diógenes Paredes, al escultor César Bravomalo y tuvo por compañeros al vitralista Oswaldo Moreno, etc. Vecino suyo era el pintor Ian Schrueder, la diseñadora Olga Fish era amiga de su madre y al poco tiempo conoció a Oswaldo Guayasamín, quien estaba casado con Maruja Monteverde Paz y tenía familia.

Cuando Guayasamín se enteró que el padre de Luce era un alto funcionario de las Naciones Unidas y entre otras cosas administraba las becas, que Luce era estudiante de Bellas Artes y que su madre era escultora, tomó interés en ellas y las invitó a visitar su estudio ubicado pobremente en una casa colonial con patio interior de piedra y escaleras destartaladas, donde vivía y pintaba. Ya tenía a medio realizar la gran serie de ciento tres cuadros denominada Huacayñan o Camino del Llanto pero era pintura feísta, que no agradaba y peor se vendía. También hacía esculturas aunque después las dejó.

Pronto salió Luce de la Escuela de Bellas Artes y pasó al estudio de Guayasamín y cuando este se enteró por su esposa que Luce era divorciada y estaba separada de su segundo esposo a pesar que solo tenía veinte y cinco años de edad, comenzó a cortejarla. Los fines de semana iban a pintar los pequeños pueblos de los alrededores de Quito. Pronto fueron compañeros inseparables y finalmente amantes porque ambos estaban casados.

El domingo 7 de Septiembre de 1952 ocurrió la trágica muerte del señor Deperon mientras trabajaba en New York. De allí en adelante, habiéndose ausentado a los Estados Unidos su madre, Luce quedó sola en el Ecuador y en Enero del 53 pasó con Guayasamín a Guayaquil, porque éste tenía planeado realizar un mural para el edificio del Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura y una exposición de su Huacayñan o Camino del Llanto en el Museo Municipal, serie de ciento tres óleos que constituye un trípticos sobre las etnias que según él, conformaban la nación ecuatoriana: Quito para los mestizos, las montañas para los indígenas y la selva para la negritud ¿I el resto de la población ecuatoriana qué?

Fue una época de bohemia de tragos con el escultor Alfredo Palacio, el escritor Pedro Jorge Vera, el crítico Luis Martínez Moreno a) Zalacaín y el pintor César Andrade Faini. Desde entonces comenzaron los abusos físicos y psíquicos, sobre todo cuando se emborrachaba, Guayasamín perdía los estribos y se tornaba vulgar y violento, al punto que en numerosas ocasiones la insultaba soezmente y atacaba con golpes de puño y puntapiés, causándole lesiones de consideración. A causa de ello Luce decidió dejarlo y tomó un barco para New York, residiendo en casa de su madre y trabajando para América Airline durante siete meses; sin embargo, las continuas misivas amorosas del pintor hizo que le siguiera a Caracas.

Arribó el 26 de Septiembre y se instalaron en casa de Miguel Otero Silva pero fueron siete meses tormentosos por las continuas peleas de ambos, aunque el éxito económico por un mural y varias ventas fue enorme.

Guayasamín volvió a Quito a comprarle a su esposa un departamento, un automóvil y un negocio porque había decidido divorciarse y Luce volvió a New York más desilusionada que nunca.

Pronto comenzó a diseñar telas para cortinas y le fue tan bien que organizó su vida nuevamente, aunque tuvo la debilidad de negociar para Guayasamín un Mural en el edificio de las Naciones Unidas. Al Presidente Velasco Ibarra le agradó la idea y hasta le ofreció un sueldo como Agregada Cultural mientras durara el trabajo, pero el asunto no progresó. En ese intervalo fue secretaria de Gabriela Mistral con setenta dólares semanales y solo dejó ese trabajo cuando acompañó a Guayasamín a Washington, a exponer sus obras en la sede de la Organización de los Estados Americanos OEA.

Una nueva separación y más cartas terminaron este segundo encuentro, entonces advino el año 1955 y Guayasamín viajó a la Bienal de Barcelona. Luce arribó a dicha ciudad en Noviembre y tuvo la oportunidad de defender el Primer Premio para él, que querían arrebatárselo a última hora en favor de uno de los afamados muralistas mexicanos. Tras la premiación – que para Guayasamín constituyó el gran salto a la fama internacional – pasaron a exponer en el Ateneo de Madrid.

Al término de dicha exposición salvó los cuadros de un principio de incendio pero fue calumniada por Gonzalo Guayasamín, quien les acompañaba en el viaje, de manera que volvieron a separarse. Luce siguió a Paris y a las dos semanas Guayasamín fue a verla para que lo disculpara, aunque por causas baladíes días después terminó dándole un trompón y se fue muy campante dejando la cuenta del hotel sin pagar.

Nuevamente en NewYork, reiniciado por cuarta vez el romance y ambos divorciados, decidieron casarse. La ceremonia se realizó el 14 de Febrero de 1956. Luce empezó a trabajar como secretaria en Wall Street y Guayasamín pintaba y hasta obtuvo una Mención aunque finalmente decidió volver al Ecuador.

Se reencontraron en Quito y en una fiesta en la embajada de Bolivia el Vicepresidente de la República, Francisco Illingworth Ycaza, le

preguntó inocentemente ¿Cómo es posible que una francesa refinada como es Ud. se haya casado con uno de nuestros indios?

A pesar que la fama de Guayasamín había superado los linderos patrios, su condición de pintor de retratos en un país pobre donde no existía la costumbre de adornar las paredes de las casas con cuadros, le hacía difícil mantener dos hogares; de manera que Luce financiaba los gastos con frecuentes préstamos a su madre y recién al mes del nacimiento de su primera hija consiguió una casa en la Floresta y se cambiaron de la modestísima pensión donde vivían. El 57 arrendarían una vieja casona de la calle Cordero para instalar un negocio familiar con los ocho hermanos Guayasamin pero el asunto no prosperó. El 58 el Embajador de Venezuela en el Brasil les invitó a Rio de Janeiro a que pintara un Mural en el local de la embajada y con tal fin emprendieron viaje a ese país; mas, ocurrió la caída del dictador Pérez Jiménez y tuvieron que regresar. Ya esperaba un segundo bebe y su relación matrimonial iba de mal en peor por la costumbre de pegar trompones que éste tenía.

Nuevamente en la casa de la Calle Cordero nació su segunda hija y con motivo de la Conferencia Panamericana Guayasamín logró que el gobierno nacional le concediera la realización de dos murales de mosaicos importados de Venecia, uno para la Universidad Central y otro para el rellano de la subida del Palacio de Gobierno. Sus hermanos tuvieron que desocupar la casa de la Cordero pues se requería de espacio para los veinte y tres ayudantes contratados. Luce ayudó en todo lo que podía al punto que terminaba con las manos sangrando. Fue un trabajo agotador de un año de duración pero salió adelante la economía familiar y pudieron adquirir muebles nuevos y un amplio terreno en Bellavista, zona por entonces desprotegida de todo servicio (agua, canalización, luz, teléfono)

El dueño de las joyerías Stern de paso por Quito contrató a Luce para el diseño y confección de numerosas joyas que llevarían la marca Guayasamín. Ella recibiría dos mil sucres mensuales por la producción y una comisión del diez por ciento sobre el precio de venta. Así surgió la Joyería Guayasamín que pronto dio grandes réditos económicos. Por entonces viajaron dos veces, una a Cali y otra México en plan de Exposiciones. En 1959 fueron invitados a La Habana y Guayasamin pintó el primero de sus numerosos retratos a Fidel Castro. En 1960 fue invitado a un largo recorrido por Rusia y China, se decidió levantar la casa de la Cordero y que Luce pasara con sus dos hijas a New York. De vuelta en Quito en L961 se endeudaron para construir una casa pequeñita en Bellavista, origen del actual Museo.

Al principio de los años sesenta Guayasamín había comenzado a amasar una sólida fortuna pues Quito se había transformado en una capital turística en sudamérica, contaba con un hotel de cinco estrellas y el Museo Guayasamín en Bellavista, donde se exponían sus cuadros para la venta, era sitio de obligado peregrinaje del viajero adinerado; pero, al mismo tiempo, su posición izquierdista le deparaba serios peligros dada la activa propaganda anticomunista que realizaban los numerosos miembros de la CIA en el Ecuador. Durante la primera expedición del recién nacido Instituto de Folklore Ecuatoriano formado por Paulo De Carvalho Neto y del que Guayasamín fue designado Director, Luce y algunos antropólogos casi fueron cercados en una pequeña población indígena y se les intentó asesinar por comunistas. En Julio de 1963 cayó el régimen constitucional y subió al poder la Junta Militar de Gobierno que inmediatamente apresó a Guayasamín, pero su esposa movió a varios embajadores amigos y lo sacó en libertad en pocas horas.

Ya por esos días el sadismo con que la trataba era público y notorio en Quito. En Guayasamín coexistían dos personalidades diversas, una era el machista prepotente, borracho, obsceno, patán, vulgar, minúsculo y prejuiciado por causa de su origen proletario, trauma psicológico que jamás pudo superar y otra muy distinta el artista rebelde y creativo, de gran talento comercial, orgullo de la nación ecuatoriana. Por eso se ha dicho que Guayasamín heredó de sus progenitores una infancia llena de pobreza y jamás, ni siquiera con el triunfo de su obra, olvidó esa amargura. En el fondo nunca pudo olvidar a maruja, el gran amor de su vida e inconcientemente culpaba a Luce de haberlo alejado de ella.

Luce ha escrito: Aunque el trabajo me ocupaba más de dieciséis horas diarias, me gustaba, pero no era feliz. Mi estado de angustia era permanente, nunca sabía cuando iba a ser objeto de una nueva tempestad de furia o de una humillación por los incontables insultos y desaires de

Oswaldo y en consecuencia veía muy lejana la oportunidad de encontrar paz y respeto. Trato de evocar algún momento agradable con Oswaldo, para ser justa con él y conmigo misma, porque aparte de mis neurosis algo debe de haber habido entre nosotros que me alentase a seguir unida a él, pero mi memoria está teñida de recuerdos amargos, de una larga lista de atropellos…

En Mayo del 63 ya no pudo soportar más y le abandonó, yendo a casa de su madre en compañía de sus hijas, pero él la siguió y pidió disculpas. Volvieron a reunirse y nuevamente se separaron. Guayasamín solicitó la intervención amistosa de Benjamín Carrión y otra reconciliación trajo como consecuencia un nuevo embarazo y el nacimiento de una tercera hija.

Con los meses volvió a pegarle y hasta intentó estrangularla, advino la ruptura definitiva. Luce estaba pobre y desvalida. Guayasamín regó como noticia que la causa de la separación era porque ella le había sido infiel y era espía de la CIA. Llegó al colmo de intentar sacarla del país por extranjera perniciosa y como no lo consiguió, se le quedó con todas las prendas de la joyería, se entablaron ocho ruidosos juicios y en un auto de fe inquisitorial le quemó sus enseres y los de su madre.

Con los últimos ahorros de ella Luce adquirió en Diciembre del 65 la Villa Gloria que había sido de la familia Eastman Lasso, la restauró y dedicó a Galería de Arte con una Exposición en Mayo del 66 del gran pintor peruano Fernando Szyszlo, que constituyó un gran evento. De allí en adelante menudearon los acontecimientos artísticos y culturales, empezó a gozar de una sana libertad, libre de la opresión sádica, de la vulgaridad permanente y de la brutalidad física de su marido, publicó un libro de poesías, obtuvo el divorcio, recomenzó una vida social activa, asistiendo a discotecas, bailando con sus amistades pues antes no lo podía hacer por temor a los espías que le habían puesto y hasta probó marihuana por simple snob que no por vicio.

En la navidad de 1970 casó en New York con el joven conservacionista de arte, de 22 años de edad, Iván Cruz Cevallos. El matrimonio tuvo que realizarse en los Estados Unidos para no perder la patria potestad sobre sus hijas pues las atrasadas leyes ecuatorianas se la quitaban al primero de los cónyuges divorciados que contraía nuevas nupcias. El 71 nació su hijo Damián.

Los años 70 al 2000 fueron de plenitud para Luce pues a través de su Galería Arte, del restaurant “La terraza increíble”, la revista “Arte”, los trabajos antropológicos y arqueológicos de su esposo, así como los cursos, talleres y seminarios en disciplinas no tradicionales (cerámica, conservación de obras de arte, dibujo para jóvenes, pintura española, arquitectura ecuatoriana, galerías del mundo, introducción a la poesía contemporánea, introducción a la arqueología) El 74 viajó con su esposo por Europa.

En 1981 arrendó una casa por tres meses en Puerto Ayora y se dedicó con su hijo a visitar las islas del archipiélago de las Galápagos. Su colección arqueológica ecuatoriana está considerada una de las mejores del mundo y se compone de dieciséis mil piezas, muchas de ellas únicas en su género. El 82 ayudó a presentar en el palazzo Grassi de Venecia el tesoro de la tierra de Atahualpa, exposición organizada por Presley Norton, con piezas del Banco del Pacífico, el Núcleo del Guayas de la CCE. y la Colección Cruz Deperon. De regreso pasaron por Francia, Holanda y Bélgica. En Gante localizó a sus parientes que no veía en años. El 87 visitó a su hija Yanara casada en España y siguió a Rusia.

Entonces se vinculó a grupos feministas, formó parte de la redacción de la revista “Mujer”, compró su primera computadora, escribió para la revista “Diners” y pintó un mural de Adan y Eva a pedido de su amiga Penélope.

En 1991 ayudó a su esposo a organizar el Pabellón ecuatoriano en la Exposición Universal de Sevilla. Después pasó a Bélgica y siguió a Checoeslovaquia y se entusiasmó con la visita a Praga.

Al final de los años noventa decidió poner en orden muchos de sus recuerdos, tomando de sus numerosos papelitos que ha ido guardando a través de los últimos veinte años de su vida con anotaciones de los más variados temas y compuso una autobiografía tituló “Una luz sin sombras” en 334 págs. donde todo está dicho con verdad, sin ridículas gazmoñerías. “Trazos grandes redondos. En cada rasgo hay una herida que alguien le dejó o que ella misma se produjo a lo largo de su inútil tarea de aprender a vivir, de aprender a amar, de aprender a morir.” El libro cuenta con el aval de la Editorial Circe de España.

Francisco Febres Cordero la ha descrito así: Es bella, aún a sus setenta y tres años sigue siendo bella. Es alta, de carnes firmes, cuerpo cimbreante y de agilidad felina. Tiene unos claros con los que ve en la obscuridad. Es tierna, es dulce y puede ser feroz.

Luce Deperon está en este Diccionario por derecho propio debido a sus poesías, autobiografía, dibujos, la colección de piezas arqueológicas, el diseño de joyas, y sobre todo por su promoción cultural a través de las largas tertulias que la han convertido en una activa promotora artística y cultural a través de su Galería ARTES.