CRONISTA.- Nació en Medina de Río Seco, Castilla la Vieja, España, siendo de condición hidalga. En 1530 figuró en Panamá, uniéndose a Francisco Pizarro en la invasión al Imperio de los Incas el año 31.
Estuvo en Cajamarca el 16 de Noviembre de 1532 como soldado de a pie y en el reparto del rescate de Atahualpa efectuado el 18 de Junio de 1533 recibió doscientos veinte y ocho marcos de .plata y cinco mil quinientos sesenta y cinco pesos de oro y por enfermedad de Francisco de Jerez, que había sido gravemente herido en una pierna, a consecuencia de la caída
de su caballo, ocupó interinamente la secretaría de Pizarro y al pasar Jerez a España quedó como titular y continúo la Crónica que sobre los sucesos de la conquista empezara a redactar Jerez, formando una “Relación de la conquista del Perú escrita por Pedro Sancho, Secretario de Pizarro y Escribano de su Ejército”, para enviarla al Emperador Carlos V, que leyó en presencia del propio Pizarro y de los oficiales Alvaro Riquelme, Antonio Navarro y García de Salcedo, en Jauja, el 15 de Julio de 1534.
Algunos críticos han creído encontrar en esa Relación las palabras dictadas por Pizarro pues en un documento que se acerca lo más posible a su idiosincrasia y sigue una estricta cronología; tiene, además, el gran mérito de haber sido la más antigua crónica geográfica del Perú pues describe los partidos de Jauja y Cusco y de haber dado algunos juicios y observaciones personales.
Raúl Porras Barrenechea ha opinado que si se hubiera perdido “estaría incompleta una etapa decisiva de la conquista y de la caída del imperio”, agregando que es documento indispensable para reconstruir el proceso y la muerte de Atahualpa y el trayecto de los españoles de Cajamarca al Cusco. “Toda dilucidación histórica sobre las costumbres e instituciones del Incario tendrá que recurrir a sus notas como al más seguro punto de partida, antes de toda adulteración o posibles simbiosis con la cultura importada” Como secretario de Pizarro fue Sancho el autor de los primeros títulos de Encomiendas, reservándose una para sí.
A principios del 35 Sancho seguía en Lima distanciado de Pizarro posiblemente por causas económicas. Renunció poco después a su cargo y fue reemplazado por Antonio Picaso. El 22 de Abril obtuvo permiso para ausentarse a España. En Noviembre pasó a la península ibérica y Pizarro tomó su Encomienda en el Cusco y se la dio a otro.
Después Sancho daría testimonio de que el Gobernador Pizarro incumplió el pago del quinto al Rey por comprar la flota de Pedro de Alvarado. Su
estancia en España duraría cinco años consiguiendo varias Cédulas Reales para prolongarla sin pérdida de la Encomienda. Durante ese tiempo, establecido en Toledo con una fortuna calculada en cincuenta mil ducados, contrajo matrimonio con una dama de la primera distinción nobiliaria de esa ciudad llamada doña Guiomar de Aragón, con quien gastó la fortuna llevada del Perú en forma vana y presuntuosa, al punto que hasta logró conseguir un puesto de Regidor del Cabildo de Toledo pero al final se quedó pobre (1)
Debilitado de fondos, se vio precisado a negociar con la corona la conquista de nuevas regiones, ubicadas al sur de las entregadas a Pizarro y Almagro.
El 24 de Enero de 1539 logró una Cédula para explorar las costas situadas al sur del continente y tomar posesión de las islas aún no descubiertas. El 21 de Febrero alcanzó otra Cédula honorífica, de Gobernador, Capitán General y Justicia Mayor de las tierras que descubriere. Así pues, dejó a su esposa en Toledo y a mediados de año pasó al Perú, encontrando en el Cusco un frío recibimiento de Pizarro, que para entonces había cedido la conquista de Chile al Capitán Pedro de Valdivia.
No dispuesto a reintegrarle su Encomienda y queriéndole alejar del Perú, Pizarro logró que se entendiera con Valdivia, asociándole en la empresa sureña mediante una reunión celebrada el 28 de Diciembre. Sancho tuvo que aceptar las condiciones que prácticamente le fueron impuestas a pesar de que sus Cédulas Reales le otorgaban el mando completo y mientras pasaba a Lima con el fin de adquirir dos navíos, cincuenta caballos, doscientas corazas y otros pertrechos de guerra, Valdivia se le adelantaba en Enero de 1540 iniciando el viaje a Chile pues se había dado cuenta que Sancho no era el socio adecuado para hacer triunfar la expedición, por su falta de conocimientos militares y conducta traviesa que le hacía muy poco fiable. Por ello no le dio mayor importancia.
(1) Su Crónica constituye la tercera versión oficial de los acontecimientos de Cajamarca sin dramatizar la actuación de fray Vicente de Valverde como lo hizo Jerez, sino que le da tonos sombríos. Luis Andrade Reimers ha hecho notar que la Crónica de Sancho contiene la lista completa de los beneficiados con el oro y la plata del rescate del Inca, pormenorizando las cantidades que cada uno de ellos recibió. El mismo historiador se pregunta perplejo el por qué una Crónica tan valiosa para Francisco Pizarro, compuesta como su apología, dejó de interesarle, al punto que no patrocinó su publicación y se responde que posiblemente eso ocurrió cuando se llegó a enterar por su hermano Hernando Pizarro que el oro y la plata del rescate de Atahualpa no les pertenecía a ellos sino al Rey de España, razón demás para evitar a toda costa que se conociera en detalle los nombres de los beneficiados y el total de las cantidades recibidas. Otro asunto que jamás se ha dilucidado es si Sancho de la Hoz llevó su Crónica a España o simplemente ella quedó en poder de Pizarro o de algún Secretario, siendo más probable que la llevara consigo y que dado su carácter tan especial, se descuidara en darla a la imprenta cuando recién llegó y como luego se quedó casi sin dinero, ya no pudo hacerlo. De todas formas, siempre quedara la incógnita de saber cómo llegó a poder del coleccionista italiano de Cartas de Viajes, Juan Bautista Ramusio, y si este tuvo el original o simplemente una copia. |
En Lima Sancho no obtuvo crédito y habiéndose envuelto en deudas, sufrió prisión, de la que solamente pudo salir prometiendo inmediato viaje, que tuvo que realizar con unos cuantos caballos y muy pocos seguidores.
En Junio, mientras Valdivia arribaba al pueblo de Atacama para preparar alojamiento a su tropa, una noche se presentó Sancho en su tienda, acompañado de varios capitanes, y sorprendió a doña Inés Suárez, mujer de Valdivia, que tranquilamente estaba descansando, pero al enterarse Sancho que su socio no estaba, se vio burlado en sus intenciones Al día siguiente regresó Valdivia y lo redujo a prisión. Dos meses lo tuvo detenido con cadenas mientras permanecían en el valle del río Copiapó, región que dio en nombrar Nueva Extremadura; hasta que el propio Sancho aceptó firmar un acta de obediencia hacia su autoridad, salvando su vida merced a la intervención de los Capitanes Juan Rohon y Alonso de Monroy.
De allí en adelante la historia de Sancho se oscurece en los primeros días del coloniaje como simple Encomendero en las cercanías de Santiago de la Nueva Extremadura, fundada en Febrero de 1541 en el valle del río Mapocho, al pié del cerro Huelén llamado de Santa Lucía porque era el día de esa virgen y mártir, hasta que reapareció en 1545 acaudillando un complot contra Valdivia, pues contando con otros cuatro cómplices quiso asesinarle. Lo anecdótico del hecho es que al ser detenidos se les encontró cinco puñales idénticos y le costó la pérdida de su Encomienda y un destierro a treinta kilómetros a la redonda; para ese entonces, era el jefe de un partido de descontentos que habían intentado varias revueltas menores.
Un año después aprovechó del viaje de Valdivia, volvió a las andadas y trató de desconocer el gobierno interino del Capitán Francisco de Villagra, quien lo acusó formalmente y condenó a la pena capital una hora después de ser cogido; la sentencia se ejecutó por mano de un esclavo, que le cortó la cabeza con espada el mismo día 8 de Diciembre de 1547, “en honor de María Santísima y para celebrar dignamente su fiesta”. Al día siguiente hicieron igual cosa con su cómplice el Capitán Juan Romero y ambas cabezas fueron exhibidas en la plaza de Santiago.
Porras Barrenechea cree que la Carta a los Regidores de Panamá y la del Ayuntamiento de Jauja a Carlos V, también pertenecen a su pluma pues guardan estrecho nexo de unión con su
Relación irremediablemente perdida, pues solo existe la traducción al italiano publicada en 1550 dentro de la Colección de Viajes de Ramusio, que en parte fue traducida al inglés y publicada en Londres en 1625.
En 1849 apareció en México la edición en español como Apéndice a la Traducción de “La Conquista del Perú” de William H. Prescott. El autor de dicha publicación fue el polígrafo mexicano Joaquín García – Icazbalceta y Pimentel. La edición peruana de 1917 en Lima, salió dentro de la Colección Urteaga – Romero. Ese mismo año Philips Means editó completa la traducción inglesa. Otras ediciones limeñas datan de 1938 y 1968.
De la Hoz fue un literato y cronista excelente, un soldado sin suerte y en general un sujeto con mala cabeza para sus gastos, pues dilapidó el dinero ganado fácilmente en la captura del Inca Atahualpa.