CRUZ POLANCO JORGE

VICE ALMIRANTE.- Nadó en 23 de Noviembre de 1922 en Tabacundo, Provincia del Pichincha y fueron sus padres el profesor Rafael Cruz Rivas, normalista quiteño que dictó clases en las escuelas Espejo y Sucre de Quito, en la Luis A. Martínez de Ambato y luego en el Normal Juan Montalvo. Después fue Director fundador de la escuela Vicente Rocafuerte y de María Polanco Aguilar, natural de Tabacundo, capital del cantón Pedro Moncayo, provincia del Pichincha.

Cursó los tres primeros grados de la primaria en su lugar natal y los tres últimos en la escuela Espejo para seguir la secundaria en el Mejía, donde se graduó de Bachiller en Humanidades Modernas; pero, estando clausurada la Universidad Central, le fue ofrecida una beca en la Escuela Naval que el Presidente Arroyo del Rió acababa de fundar el 18 de Noviembre de 1941 en Quito y a pesar de la oposición paterna y con un dinero que su hermano mayor Pepe, le dio en préstamo, pagó la garantía e ingresó el 15 de Febrero del 1942 en calidad de Cadete.

Mas, casi enseguida, la escuela fue trasladada a Guayaquil y tuvo que viajar al puerto principal donde prosiguió sus estudios con brillantes notas. En 1947 lo encontramos en la Armada Nacional. Ese año conoció a Elena Game Castro con quien contrajo matrimonio el 9 de diciembre de 1950 cuando era teniente de Fragata.

Entre 1951 y el 52 se desempeñó como Ayudante de la Capitanía del Puerto de Guayaquil. El 52 embarcó en la BAE. Manabí destinada a Chile por reparaciones que duraron largos nueve meses. A fines del año regresó y fue designado Comandante de la BAE. El Oro.

Entonces había comenzado la guerra de Corea y viajó con otros oficiales a Cartagena de Indias en un intercambio de la marinas de guerra del Ecuador y Colombia. Allí se embarcó en el buque “Almirante Tono” y por el canal de Panamá siguieron la ruta del Pacífico hacia Corea, donde actuó como observador militar durante tres meses, pero no participó en ninguna acción de guerra; nuevamente en Cartagena se reunió con su esposa y pasó por seis meses a la escuela de Especialidades de Barranquilla.

De vuelta en Ecuador fue designado capitán de Corbeta, se embarcó en la BAE Guayas y estuvo tres meses en Norfolk en 1955, siguiendo un curso de adiestramiento marítimo.

En 1956 vivió en Quito y a fines de año fue trasladado a Monterrey en California para un curso de dos meses en la “Naval Postgraduate School” y estuvo dos meses más como Oficial tripulante en diversas naves de la Armada Norteamericana con base de San Diego.

En 1957 desempeñó la dirección de la Escuela de Especialidades del Ecuador en adiestramientos de personal y del 58 al 62 volvió a embarcar, comandando las BAES Calderón, Guayas y Velasco Ibarra en maniobras de patrullaje de las costas.

El 61 se mantuvo en tierra como director general de Personal de la Armada.

Entre 1962 y el 64 siguió varios cursos de estudios Superiores en al academia de Guerra de Chille con sede en Valparaíso. Entre el 64 y el 67 ascendió a Comandante de Escuadra y a jefe de la I Zona Naval y desde mediados de ese último año hasta Marzo del 69 vivió en Santiago, como Agregado Naval de la Embajada del Ecuador en Chile, ya era capitán de Navío.

De regreso a Guayaquil fue designado el 22 de Marzo del 69 para el desempeño de la Comandancia General de la Marina y el 3 de Octubre llegó a Contralmirante. Su personalidad benévola, su innato don de gentes y sus dotes de mando le habían granjeado una general estimación entre sus compañeros de rama, así como el aprecio sincero de todos aquellos que lo conocían, por eso a nadie sorprendió cuando, el 24 de Septiembre de 1970, en momentos difíciles para la política del país, fuera llamado a ocupar la Jefatura de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (hoy Comando Conjunto) por renuncia del general Edmundo Baquero Salgado y al 30 de Diciembre siguiente se le solicitara al ascenso a Vicealmirante de la República, que le llegó el 18 Enero de 1971.

Gobernaba Velasco Ibarra como dictador civil enfrentado a una oposición creciente de políticos y hombres de orden que pedían la realización de elecciones; sin embargo, se interponía como piedra de toque “El caso Bucaram”; pues si había elecciones era casi seguro que las ganaría el populista Assad Bucaram, perseguido líder del C.F.P. y cuco de las oligaquias criollas.

A principio del 72 se suscitó un enojoso incidente entre el Ministro de Defensa Jorge Acosta Velasco, sobrino del primer mandatario y su hombre de confianza y la cúpula Militar. El asunto trascendió a mayores y muchos se sintieron ofendidos. Entonces, la gran mayoría de oficiales de las tres ramas, concurrió a la casa de Jorge Cruz Polaco a ofrecerle la dictadura, que no la deseaba ni tampoco la creía necesaria, además que como todos ellos, mantenía buenas relaciones de amistad con Velasco Ibarra. Sin embargó, fue tanta la insistencia y tal la debilidad manifiesta de la dictadura velaquista que se vio precisado a tomar una decisión, imponiendo las siguientes condiciones. 1) Que de aceptar el poder se formaría un gobierno a medias con los civiles y 2) Que se convocaría inmediatamente a elecciones generales para un nuevo período presidencial y legislativo, debiendo entregarse el mando el 1 0 de Agosto siguientes, a quien resultare elegido.

Conocido su pronunciamientos en las altas jerarquías militares comenzaron los intereses creados a trabajar en su contra; pues, el solo hecho de querer compartir el poder le granjeó serias resistencias en quienes aducían la bonanza petrolera como vía de transformación de la vida y economía del pueblo ecuatoriano. En realidad, la causa principal era la angurria por manejar la lluvia de millones de dólares que se venía venir, y de la que obtendrían mucho en comisiones y por compras.

En Febrero Jorge Cruz cumplió treinta años de servicio y fue reiteradamente felicitado como el Oficial de más antigua graduación en servicio activo pero al día 15 de ese mes el general Guillermo Rodríguez Lara gestó su golpe de estado y fue proclamado jefe Supremo de la Nación.

Jorge Cruz fue respetado, tal su ascendiente personal en la fuerzas armadas, pero el 24 pidió sus disponibilidad. Días después le fue ofrecida la embajada en Santiago de Chile, que declinó en razón de sus lazos de amistad con el entonces Embajador. Así era su extrema delicadeza, caso único en los anales de la diplomacia ecuatoriana, donde la voracidad por ocupar los cargos en el exterior es el eje central de la carrera.

Entonces de le dijo que seria designado con iguales funciones en la República Dominicana pero surgió la oposición del dictador, que ya afianzado en funciones, se daba el lujo de mandar sobre todos sus compañeros de armas y posiblemente temía su influencia, y como insistiera la Marina se le ofreció una Plenipotencia en Egipto, que no aceptó porque comprendió que era algo forzado y esas actitudes no concordaban con su forma de ser, vertical y sencilla, como corresponde a un caballero del Mar.

Ya en retiro, en Noviembre se posesionó de la Superintendencia de Marina del Anglo Ecuadorian Oil Field con sede en el terminal de la Libertad, Trasladando su domicilio a la Carolina y más por distracción que por causas económicas, hacía de práctico de los grandes buques que acodaban a ese muelle y así vivió con su esposa e hijos (tuvo una larga y dichosa familia compuestas de siete hijos) por espacio de catorce años, en la rutina propia del cumplimento diario del deber, sin envidias ni rencores, que es la etapa superior de las almas grandes, y quien había sido ejemplar representante del país y de la Armada, supo serlo también de inferiores jerárquicos, convirtiéndose en el ciudadano modelo de dicha comunidad, en el padre de todos.

En junio del 86 viajó a Guayaquil a hacerse tratar de una molestia que estimó pasajera dada su condición de fumador crónico y que resultó ser un cáncer al pulmón. Mejorado un tanto con la quimioterapia, volvió a su actividad animosamente y se reincorporó a sus ocupaciones habituales casi hasta su muerte, ocurrida en Guayaquil el 24 de Marzo de 1987, a los 64 años.

Sus restos fueron velados en al Armada y recibieron honras de Almirante. Allí se dijo que había sido un hombre bueno, un caballero sin tacha y un marino profesional, yo agregaría que también fue modesto, generoso y desprendido.