CRESPO ORDOÑEZ LUIS

PINTOR.- Nació en Cuenca en el l6 de Julio de 1904 en la casa que poseían sus padres desde 1901 y que antes había sido de Virgilio Morla y fue bautizado con los nombres de Luis Adolfo. El décimo segundo hijo del hogar formado por el industrial Roberto Crespo Toral industrial, cuya biografía puede verse en este Diccionario y por Hortensia Ordóñez Mata, cuencanos.

“Desde mi infancia siempre he advertido lo asombroso de las cosas cotidianas. Cuando veía en el huerto de Cuenca una flor, un tomate – esos preciosos tomate que nacen en árboles y cuelgan de las ramas como farolitos chinos – me preguntaba ¿Habrá estas cosas en los otros planetas?” Su madre se preocupaba al no encontrarle en las mañanas ¿A donde se fue el Luis? y sus hermanos , con una risita divertida, le contestaban “Se fue a ver la salida del sol”.

Observador de la naturaleza, reparando en cada parte de ella por más nimia que sea o aparezca, con verdadero deslumbramiento emocionado; fue creciendo artista pero sin vocación escolar, pintando todo cuanto le rodeaba, una flor, una florista, un árbol, una naranja, poseía una fina sensibilidad para admirarse frente a los objetos. “Si algo nos asombró por su belleza una vez, no debe dejar de asombrarnos nunca”.

Su hermano Cornelio recuerda que tenía la costumbre de invitarle a rondar en las noches por las callejuelas vetustas y coloniales de la ciudad, enfilando hacia el río Tomebamba por el puente del Vado mientras le decía: Mira las estrellas. Al regreso atravesaban la plaza de San Blas, se encontraban con artistas bohemios y nocherniegos y finalmente cruzaban el barranco del río, cuyas viejas casas se tornaban fantasmales.

Muy dado a recitar poesías de Rubén Darío y de Remigio Romero y Cordero, constantemente hacía siluetas de sus familiares y por eso su tío Remigio le decía “Artista sin maestro”.

A los diecisiete años escribió “Dios Cósmico Cotopaxi”, bella poesía que dice así // La enormidad con sol de esta montaña / – un éxtasis azul de la inmensa sierra – / la boca del volcán, que abierta al infinito / se resigna, tal vez, a no lanzar un grito, / estos valles, este aire / – bello manto azulaire del planeta tierra – / estos ríos que viven en la sierra, / me vuelven panteista esta mañana. / Y llega a tanto, a tanto, el panteismo / porque he visto al Gran Dios en la montaña, / que sumido en litúrgico mutismo / siento refundirme en la sabana… / y volverme aire, o arbol de montaña / en la cósmica paz de esta mañana. //

Entre 1926 y el 3O siguió estudios en la Escuela de Bellas Artes bajo la dirección de Abraham Sarmiento y Honorato Vásquez, quienes le enseñaron la técnica del dibujo de trazos finos. Su hermano Ricardo, mucho mayor a él y casado en Quito con Rosario Zaldumbide Freile, le llevaba por largas temporadas a la capital, donde solía ejecutar importantes retratos naturalistas. De 1927 es el de Cristóbal de Gangotena y Jijón, del 28 el de grave factura y trazos vigorosos del Ministro Plenipotenciario de Venezuela, José Austria, su amigo, que fuera comentado en el Ecuador y reproducido en periódicos y revistas de América. Remigio Crespo Toral escribió el siguiente soneto // El Retrato de José de Austria // En la recia cabeza de este ejemplar humano / Tienen musculatura todos los pensamientos… / Su frente yace abierta, como un inmenso llano, / Para la mayoría de los enormes vientos… // El pintor le ha vestido de patricio romano / y le ha puesto un escudo con tres símbolos cruentos: / mujer, vino y poema… diavolismo pagano / de los renacentistas del año mil quinientos… // Gran viejo este gran viejo que firma con el nombre / de una nación de Europa… Setenta veces hombre, / Bohemio, diplomático, don Juan, bardo y demonio. / ha dado, con su gesto, flor de motivos para / que invente la vejez augusta de Petronio / el único pintor que ha pintado su cara..// El 28 logró el Tercer Premio de Pintura en el Salón Mariano Aguilera.

En 1930 obtuvo la Medalla de Oro de la Escuela de Bellas Artes de Cuenca y una beca municipal para realizar estudios en Quito, donde gozó de la amistad del maestro italiano Luigi Cassadio, autor de la estatua de González Suarez entre otras obras de no menor mérito, quien le llegó a tener en gran aprecio. Ambos paseaban y conversaban por las noches sobre temas relativos al arte universal. Otros pintores también le trataban: Pedro León, Nicolás Delgado, Alberto Coloma. Entonces fue becado por el gobierno para estudiar en Europa.

En el viejo continente visitó los Museos de Holanda y Bélgica y entre el 3O y el 32 concurrió a la Ecole de Beaux Arts y la Grande Chaumiére de París, recibiendo la influencia y el fuerte colorido de los “Fauves” – Derain sobre todo – Hernán Rodríguez Castelo ha opinado que llegó a un fauvismo moderado, con composiciones sólidas y equilibradas, cromatismo puro en juego de gran vitalidad, para pintar con luminosidad y alegría motivos naturales y sencillos – flores, mariposas – entre otros.

El 32, siguiendo a su hermano Ricardo, designado Plenipotenciario en España, estudió en la Escuela de Artes de San Fernando de Madrid con Vásquez Diaz y asistió al taller de Eduardo Chícharro. El 33 envió tres obras al Salón de Otoño y colocadas en la Sala de Honor motivaron artículos laudatorios del crítico José Francés en Madrid y Barcelona. Sus cuadros eran reproducidos en el ABC, en la Gaceta de Bellas Artes y tras la visita de Manuel Abril a su taller, una de ellas apareció en la revista “Blanco y Negro.” El 34 concluyó su beca, envió tres cuadros al Mariano Aguilera de Quito y logró el Segundo Premio del Salón de Pintura. Mientras el gobierno de la República española, a petición de varios artistas y críticos, le asignó una beca especial para continuar en esa capital.

En Junio del 36 decidió pasar dos semanas de vacaciones en las rías gallegas, el levantamiento armado del General Franco le tomó en Vigo y no pudo volver a Madrid por el estado de guerra, permaneciendo en Santiago de Compostela en compañía de su esposa María Carlota Cusseau, en espera de mejores tiempos hasta que el 37 regresó al Ecuador con su esposa y su hijo Diego.

Entre el 38 y el 39 enseñó dos años en la Escuela de Bellas Artes de Quito y logró el Primer Premio en el Salón Mariano Aguilera. El 39, su hermano Manuel, secretario del Ministro Plenipotenciario del Ecuador en Washington, Colón Eloy Alfaro, le llevó a los Estados Unidos.

Primero vivió una corta temporada en la capital, después estudió en una Academia de New York y sucesivamente en CHicago, Filadelfia, Boston. Establecido finalmente en Washington, adquirió una casa en Belmont Road y cobró fama realizando los retratos del Secretario de Estado Christian Herter y en 1954 – por oposición – el de Alberto Lleras Camargo, Secretario General de la Organización de Estados

Americanos OEA. Igualmente pintó a los Embajadores de México, Francisco Castillo Nájera; del Perú, Fernando Berkemeyer, los de varios Presidentes, rectores de Universidades, Gerentes de instituciones bancarias, pues todos le buscaban. En l.950 apareció su nombre en el “Who is who in Latin America” de la Stanford University Press.

Las Exposiciones retrospectivas de Matisse en Filadelfia y New York de esos años, transformaron su arte figurativo en ecuaciones de color y superficies planas. Algo parecido sucedió con los llamados pintores de la escuela colorista de New York formados en esos años, y con los del “Workshop Center of the Arts” de Washington D.C. del que fue codirector León Berkowitz, amigo personal y vecino de Crespo Ordóñez, con quien mantenía relaciones de trabajo. De ese taller salieron los pintores coloristas de la escuela de Washington, entre otros, Moris Lois, Noland, Gene Davis, etc.

Para entonces hacía una activa vida social, frecuentando a las personalidades del arte y la cultura de esa capital. Estaba en plena evolución hacia “una amplia síntesis, profundamente estilizada y que para el observador semeje la realización de un difícil camino sobre los senderos casi indefinibles que separan la abstracción de la figuración, buscando un color que no se sujete a ninguna disciplina académica, recreando el paisaje, la representación animal como su Mariposa de Veragua, que a la vez tiene un tanto de banderilla, de capote de torero y de insecto. A esta época pertenecen el gran medallón Magenta azul y plata y Mexican Twilinght, obras completamente abstractas.”

De allí a incorporar la flor sobre fondos abstractos solo había un paso, que lo dio alegremente en la década de los años 6O abriendo una variante inédita como puede verse en sus obras Canto lírico a la nueva generación y Excelsior, coincidentes con las nuevas tendencias y actitudes anti bélicas, cuando los estudiantes de los campus universitarios ofrecían flores a los soldados armados de la Guardia Nacional y la rosa triunfaba sobre las bayonetas. De esta época son su Diálogo de primavera en los Andes, Torete y Primavera y los Interiores. El pintor había como renacido… “Soy uno de los niños flor que abrieron nuevas visiones de un mundo más
justo y que aún están vigentes, pues se levantaron en armas o mejor dicho en flor, símbolo de la vida.”

Sus numerosas exposiciones le atraían las laudatorias críticas del Sunday Star y del Washington Post. Ganaba mucho dinero. El 67 se presentó en Charlottesville, el 69 José Gómez Sicre le organizó una Exposición en la Unión Panamericana con amplia publicidad mundial. El 70 fue invitado por el Museo de Bellas Artes de San Juan de Puerto Rico.

El 1971 expuso en la Galería Bética de Madrid y recibió tan buena acogida que decidió quedarse vivir en España una existencia más tranquila que la norteamericana. Su arte, siempre en busca de la verdad a través de la belleza y al mismo tiempo de la filosofía, seguía completamente abstracto, habiendo superado el período abstracto con motivos florales y su evolución hacia los llamados Vitrales, períodos iniciados en los Estados Unidos y que al visitar el Museo del Prado desde el 78 dio lugar a la construcción de otras formas de mirar con profundas y antiguas raíces a través de colores fulgurantes a través del cardo como nueva flor emblemática por austera e indómita y desarrolló los bocetos y estudios de los años sesenta en New York con el nombre de cuadros orgánicos, para dar paso a una última etapa llamada de fuerzas encontradas, con nuevos tratamientos de marinas.

Ejercitaba finas sabidurías de oficio como la que ha señalado Carlos A. Arean: Ese color limpio sobrepasa o no alcanza en ninguna de sus formas la línea del dibujo, lo que presenta una rica movilidad y un temblor delicado a todos sus lienzos. Enrique Tábara ha opinado que por concentración de la composición e intensificación del color y ciertos efectos visuales, elevaba alguno de sus motivos a la dimensión de símbolos (El día de la resurrección de la rosa) y para Enrique Llovet la flora intelectual y artística adquiría por debajo de estos espléndidos rigores, unos significados insólitos.

El 74 expuso en Barcelona. Raúl CHavarri le dedicó una página en el Ya de Madrid. Vivía con su esposa norteamericana Nory Lee Borhn y preparaba un libro sobre sus cavilaciones que dudaba en llamar Del

Sentimiento Jubiloso o Del Sentimiento Cósmico de la vida, aunque al final se quedó con éste último título. Era tan feliz contemplando los maravillosos ocasos sosegados que se negaba a vender sus últimas obras pues desde los 60 tenía pensado formar un Museo para Cuenca. “Quería de alguna forma compartir con mi gente la suerte que he tenido en la vida y creo que si hubiese continuado en el arte del retrato, habría hecho mucha plata, pero el oro fino del Museo de Arte Moderno de Cuenca no hubiera existido”.

Y así fue como dio inicio a su sueño, escribiendo intensas cartas rebosantes de júbilo y de entusiasmo por su proyecto, que recién en 1981 comenzó a vislumbrarse, cuando la Municipalidad logró permutar varios terrenos propios con la vieja Casa de la Temperancia y el Banco Central donó el dinero para la restauración del edificio, transformado en Museo Municipal de Arte Moderno y en sede de las Bienales Internacionales que periódicamente tienen lugar en Cuenca. Su mecenazgo invalorable como inspirador del proyecto y donante generoso de las 45 obras que crearon su patrimonio artístico, hizo el resto.

Dicho Centro Cultural se inauguró ese año. En la antigua Capilla funciona el Salón de Actos y el resto del edificio se ha adecuado para diversas aulas donde acuden niños con inclinaciones artísticas. Una selecta biblioteca complementa el proyecto y todo bajo la atinada dirección de esa gran dama del arte nacional, por su exquisita y extremada sensibilidad, que es Eudoxia Estrella, lujo de la sociedad cuencana.

El 85 la Municipalidad le otorgó la Presea Fray Vicente Solano. El 95 quedó viudo. Viva en su departamento en Torres Colón No. 13, cerca del Prado por costumbre concurrir todas las semanas pues es un gran admirador de los grandes maestros, sobre todo del Greco (1) Estatura normal, trigueño, ojos y pelo negro.

(1) Se me ha referido que un Embajador ecuatoriano fue invitado años atrás a un acto relacionado con “El entierro del Conde de Orgaz” (grandioso cuadro del Greco que se conserva en una cripta en Toledo) y al contestar la esquela, el desaprensivo diplomático manifestó que lamentaba no poder concurrir por compromisos previos, pero que enviaba su más sentida condolencia en su nombre y en el del gobierno, por tan luctuoso suceso, causando la natural sorpresa e hilaridad que esta clase de “errores” motivan siempre.

Falleció en Madrid, en su departamento, la madrugada del domingo siete de marzo del 2007, a los noventa y nueve años de edad y sus restos fueron incinerados.