CRESPO ASTUDILLO EMILIANO

MEDICO Y CIRUJANO.- Nadó en Cuenca el 22 de Julio de 1886. Hijo legítimo del Dr. Emiliano Crespo y Astudillo, médico y poeta, y de su prima Mercedes Astudillo.

Estudió la primaria y secundaria en su ciudad natal. Asistió al Colegio Nacional y como todo cuencano de cepa hacía versos y hasta integró el famoso “Liceo de la Juventud” en su segunda época con Miguel y Gonzalo Cordero Crespo, Juan Iñiguez Vintimilla, Agustín Cuesta, José Rafael Burbano Vásquez, etc.

En 1902 se graduó de Bachiller e inició estudios de Medicina en la Universidad de Cuenca.

El 22 de Julio de 1908 logró el título de Doctor y acatando los deseos de su padre viajó al año siguiente a perfeccionarse en Francia tras una especialidad. Fue alumno del Instituto Pasteur, de la Facultad de Medicina Colonial de la Universidad de París y realizó prácticas sobre bacteriología y parasitología, pero su mayor interés fue la Cirugía abdominal en el Hospital Broca donde tuvo por maestros a los Dres. Samuel Pozzi, Roberto Porust, N. Bayie y la Ginecología en el Hospital Necker. En 1911 publicó en la Sociedad Médico Quirúrgica “el poder antriptico del suero sanguíneo en los cánceres del aparato digestivo y ventajas de la anestesia local en las operaciones del ano y recto que requieren la dilatación del esfínter anal”.

En 1912 concurrió al Congreso de Tuberculosis en Santander en España, tras recorrer Bélgica, Alemania e Inglaterra. El 13 volvió a Cuenca y fue designado Profesor de Clínica Quirúrgica y Medicina Operatoria en la Universidad del Azuay imponiendo técnicas modernas y desterrando sistemas tradicionales, trajo una máscara de Obredane para la administración de anestesia por éter pues antes se daba por goteo a la reina.

Sus experiencias aparecieron en la revista de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas bajo el título de “Ventajas de la anestesia local en las operaciones del ano y del recto.”

Igualmente importó de Francia moldes de diversos tipos de férulas, que las preparaban los internos o las monjas, con tortona almidonada dispuesta en varias capas, luego las embebían en una lechada de yeso de muy buena calidad que se obtenía en las fábricas de estuco.

Entre los instrumentos quirúrgicos de su maletín estaban las modernas pinzas hemostáticas de Peau y de Kocher, perfeccionadas a base del sistema ideado en 1864 por Kolberle y un termocauterio que tanta aplicación tuvo en su época.

‘’Sus clases teóricas eran dictadas con elegante dicción, tenía fácil oratoria, amenidad e ilustración. Sus numerosos ejemplos, siempre bien traídos al caso eran esperados y en no pocas ocasiones se acompañaban con anécdotas nacidas de su fino sentido del humor.

En Cuenca se dedicó también a la identificación de muchos parásitos cuya existencia se ignoraba en el Ecuador, iniciando tenaz campaña en contra de ellos (anquilostomo duodenal, entrameba histolítica, lambilas y tricomonas, valantidium coli) que presentó en 1915 al I Congreso Médico Nacional celebrado en Guayaquil en dos trabajos titulados “Parasitología Ecuatoriana” y “Parasitología intestinal en el Azuay”, que concitaron la atención del cuerpo médico. Poco después fue designado miembro de la Comisión reformadora de la Ley de Educación Superior que concedió la autonomía universitaria.

Era el profesional obligado en toda Junta Médica de Cuenca, cuando se trataba de esclarecer un diagnóstico o si se requería de una intervención quirúrgica. Además era el humanista que escribía y versificaba. En 1918 su amigo el poeta Miguel Moreno Mora, refiriéndose a sus versos escribió: “quizá un día nos sorprenderá y encantará con sus flores tardías sonrientes del gozo de vivir, y no sabremos entonces si admitir más al poeta que al médico”.

Por esos días los médicos tenían que hacer de todo pues las especialidades aún no habían nacido en el Ecuador. De allí que el Clínico Interno se desdoblaba para asistir a difíciles casos de otorrinolaringología y aún de oftalmología y para muchas otras alteraciones que estaban a su alcance.

I aunque la Cirugía fue la pasión de su vida, no fue exclusivamente Cirujano como tantos que únicamente operan y aplican la terapéutica quirúrgica, porque estaba dotado de un agudo sentido clínico, lo cual, unido a sus métodos de asepsia y antisepsia preconizados por Lister en 1867 y a la esterilización de Schimelbrush de 1891, le permitieron irrumpir exitosamente en la Cirugía mayor a pesar que algunos colegas pensaban que era una exageración innecesaria, un desperdicio de materiales, el tomar tantas y tales precauciones de limpieza.

Su venida a Cuenca constituyó un cambio necesario en la medicina del Austro, como agente renovador que dejando a un lado la medicina tradicional, obscura y obsoleta, emprendió rutas por la nueva ciencia que todo lo puede.

Estaba casado con Lola Toral Vega, matrimonio feliz con amplia descendencia.

En 1937 fue Rector accidental de la Universidad de Cuenca en reemplazo de Remigio Crespo Toral y en los Anales de la Sociedad Médica de Cuenca publicó “Algo sobre la apendicitis”.

En 1945 ocupó la presidencia del Consejo Provincial del Azuay y un escaño en el Directorio de la Casa de la Cultura. El 46 resultó electo Diputado a la Asamblea Constituyente por el Partido Conservador al que se pertenecía desde hacía varios años. Con su voto se dictó la Constitución.

En 1948 presidió una de las secciones del Congreso Internacional de Cirugía celebrado en el Perú. El 50 volvió al Congreso Nacional como Diputado.

El 51 viajó al Cusco con varios de sus alumnos y estando en aquella ciudad les cogió el terrible terremoto que casi destruyó la capital del incario. Con sus discípulos instaló y puso en funcionamiento un banco de sangre que ayudó a superar esa tragedia. De regreso dio a la luz en los Anales de la Universidad de Cuenca “Tratamiento quirúrgico de las várices del miembro inferior” y en 1952 presentó al IV Congreso de Medicina y Cirugía celebrado en Guayaquil un estudio sobre “El cáncer primitivo de los Huesos”.

En 1955 se retiró de la docencia tras cuarenta y dos años de fructífera enseñanza y fue objeto de un merecido homenaje. Colocaron su retrato, dieron su nombre a un Pabellón Operatorio del Hospital de San Vicente de Paúl y recibió del gobierno del Presidente Velasco Ibarra la Orden Nacional al Mérito en el grado de Comendador. Fueron actos de mucha significación por el cariño demostrado por la gente. Entonces se trasladó a Quito donde ya residía la mayor parte de los suyos e hizo vida de hogar.

En 1957 reunió parte de su producción literaria en un volumen titulado “Poemas” que hizo circular con motivo del IV Centenario de la fundación de Cuenca, pero como salieron a destiempo pasaron inadvertidos. El 59 el Consejo Provincial del Azuay le tributó un homenaje y el Concejo Cantonal de Paute colocó su nombre a la plaza principal de Sevilla de Oro. Era un excelente conversador, de charla amena, ilustrativa, llena de pasajes interesantes de su vida y de su época, con un fondo de innegable humanismo y de elevada cultura. Falleció en Quito el 25 de Abril de 1971, de ochenta y cuatro años de edad, quedando su recuerdo no solo en la perennidad de un momento sino también en la memoria de sus discípulos y de todos aquellos que le trataron y conocieron.