CORRAL Y BANDERAS MIGUEL ANGEL

POETA.- Nació en Cuenca en 1830 y fueron sus padres legítimos Juan de Dios del Corral y Zavala y María Mercedes Banderas y Guerrero, quiteños que pasaron a Cuenca a ejercer el comercio y tuvieron un hogar modelo en virtudes e intelectualizado, pues tres de los hijos se hicieron sacerdotes y dos abogados.

Se bachilleró de catorce años en 1844 y de Abogado en 1852, siendo compañero de su hermano Pío Vicente seis años mayor. En 1860 sonó su nombre para

Diputado pero García Moreno prefirió a un Dr. Muñoz y como por entonces acababa el tirano de hacer flagelar al General Fernando Ayarza, veterano soldado de nuestra independencia, se comentó que la postergación de Corral para la diputación se debía a su carácter altivo y a no ser dócil instrumento pues sabía oponerse a las flagelaciones y contenerlas.

Hacía poemas de algún valor y cuando en 1866 Vicente Emilio Molestina Roca publicó en Guayaquil su “Lira Poética” publicó varias de sus producciones, Entre el 55 y el 57 integró el grupo de amigos que rodeaba a la poetisa Dolores Veintemilla de Galindo y tras su muerte le dedicó una emotiva despedida.

En 1864 mantuvo rencillas políticas con el Gobernador del Azuay Manuel Vega Garrido, quien le hizo apresar, pero el Presidente García Moreno salió en su defensa.

En 1865 se trasladó a Riobamba con su hermano Nicanor, nombrado Cura de una parroquia en esa jurisdicción. Allí casó en 1867 con Josefina Salvador Bustamante y pasó a vivir en la casa de sus suegros. El 68 Juan León Mera en su Ojeada Histórico – Critica sobre la literatura ecuatoriana le negó valor diciendo que a su musa solo le conviene el murmullo de los arroyos, el suspirar del viento, la fragancia y matiz de las flores, los tiernos y sencillos afectos del corazón.

En 1870 también estuvo entre los iniciadores de la poesía mariana en Cuenca, pero ya sus días de poeta habían dejado lugar a las leyes que necesitaba practicar para poder vivir.

El 72 fue designado defensor letrado del indígena rebelde Fernando Daquilema, tachó al fiscal Isidro Cañas pero no pudo salvar la vida de su defendido que fue fusilado, no así su esposa y tiernos hijos que fueron absueltos de cualquier castigo ¡No faltaba más, a qué Juez se le puede ocurrir mandar a fusilar mujeres y tiernas criaturas!.

Su amigo el Presidente electo Antonio Borrero le llevó a Quito a finales de 1875 con el cargo de Ministro Juez de la Corte Superior y redactor del periódico oficial, pero esta situación de bonanza no duró mucho pues el régimen se cayó al año siguiente.

Reinstalado en su hogar en Riobamba, continuó con sus trabajos profesionales y falleció en Quito el 3 de Mayo de 1883, de solo cincuenta y tres años de edad, dejando a sus jóvenes hijos en orfandad.