CORRAL MOSCOSO VICENTE

MEDICO.- Nació en Cuenca el 10 de Enero de 1917. Hijo legítimo de Juan de Dios Corral Jaúregui, abogado fallecido joven en el litoral y de Eugenia Moscoso Vega, ambos cuencanos. Fue el último de una larga familia de nueve hermanos.

En 1923 ingresó al Asilo de las Madres de la Caridad “y una de las religiosas al verlo pequeño, delgado, de cabellera rubia y con una inteligencia superior a su edad, encontrándolo muy parecido a uno de sus hermanitos le llegó a querer con cariño fraterno, fue el lucero del Asilo y terminó como Monitor general con todos los atuendos relumbrantes de aquella época.”

Ya huérfano pasó después a la escuela de los Hermanos Cristianos y destacó como deportista de la pelota de trapo en esas canchas o en las de San Sebastián, al punto que fue llamado “la fierecilla blanca”.

Alumno brillante durante la secundaria en el Benigno Malo, era tan respetuoso con sus superiores que no permitía las burlas que de vez en cuando hacían sus compañeritos y como buen deportista dirimía a puños las reyertas, en las que a pesar de su baja estatura siempre salió triunfante.

En 1936 se graduó de Bachiller y pasó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Cuenca, descolló como magnífico estudiante y hasta participó en una exposición de disección que tuvo gran éxito. Por entonces empezó a interesarse en la Cirugía y se graduó de Médico el 27 de Febrero de 1943 con la tesis “La tensión arterial normal en nuestro ambiente”.

Para ganarse la vida buscó trabajo en el Hospital Militar, ascendió a Capitán de Sanidad y fue movilizado a diversos puntos alejados de Cuenca. Primero estuvo en Girón, luego en Sarayunga, enfermando allí de unas fiebres perniciosas que lo pusieron al borde de la muerte, pero al ser trasladado a Cuenca sanó.

Enseguida lo becaron a Buenos Aires, a especializarse en Cirugía con notables profesores. Tres años después volvió al Azuay y le ocurrió el siguiente chasco: Unos policías, creyéndole remiso de solo dieciocho años, le llevaron detenido al cuartel, incidente que le hizo muchísima gracia y festejaba siempre; pues, hasta su vejez, aparentaba ser un cuasi adolescente.

En 1947 fue designado Profesor Principal de Fisiología, luego daría clases de Oftalmología y Cirugía por espacio de más de veinte años con singular lucimiento.

Como médico tuvo aciertos notables para diagnosticar las enfermedades y se decía que poseía el mejor ojo clínico de la ciudad. Trataba a todos sus pacientes y enfermos por sus nombres, con muestras de afabilidad y hasta de camaradería, pero con el respeto necesario para no herir suceptibilidades. “Sonreía transparentemente y hablaba con palabras serenas y amables, infundiéndoles confianza y salud”.

En sus intervenciones quirúrgicas era sereno y preciso y no escatimaba esfuerzos para lograr resultados maravillosos. Por eso, en su carrera como Cirujano llegó a operar un promedio de dos veces al día y no hizo dinero ni adquirió bienes porque fue muy parco en sus honorarios y en muchos casos ni siquiera cobraba. I siempre que le requerían para que calculara los costos de las operaciones y tratamientos que incluían los remedios, se quedaba corto y salía perdiendo plata.

Ilustrado como buen lector, también era un excelente conversador de los más variados tópicos. Enemigo de los apuros, comenzaba a trabajar a las siete de la mañana y había noches que seguía en la consulta hasta las doce o una de la mañana. Por eso se decía que era el Médico – Cirujano más popular de la ciudad.

En sus apreciaciones siempre sentencioso y muy educado en sus reclamos en el Hospital, cuando no le cumplían las disposiciones que dictaba como Jefe de Cirugía.

Al mismo tiempo le gustaba ser comedido con los pacientes, a los que ayudaba cuanto podía. “Las circunstancias de la época le llevaron a incursionar en las prácticas quirúrgicas que hoy constituyen diferentes especialidades”.

Otra faceta de su personalidad era el humor siempre a flor de labios. Preguntado en cierta ocasión dónde había aprendido a hacer suturas casi invisibles respondió rápido con una pregunta: ¿Acaso no saben que soy hermano de la mejor costurera de Cuenca? Refiriéndose a una hermana suya que tenía tal especialidad.

En Diciembre de 1974 sufrió un derrame cerebral y llevado de urgencia a Baltimore fue operado pero falleció el día 17, de cincuenta y siete años de edad. Isabel Moscoso Dávila le cantó “Pequeño Vicente de rostro bienaventurado, apacible y puro has muerto y nos duele esta muerte tuya.” El Hospital de Cuenca lleva actualmente su nombre.