CORDERO DAVILA MIGUEL

POLITICO:- Nació el 20 de Julio de 1878 en la casa familiar de la Luís Cordero entre Lamar y Colombia que había sido de sus antepasados los Heredias. Fue el sexto hijo del Dr. Luís Cordero Crespo, Presidente Constitucional de la República (1892 – 1895) cuya biografía puede verse en este Diccionario y de su primera esposa Jesús Dávila Heredia.

Cuando tenia un año de edad y debido al descuido de la domestica se precipitó desde un balcón a la calle, pero fue sostenido del pie derecho y sufrió la dislocadura de los huesos tarsos, a consecuencia de lo cual cojeó el resto de su vida.

Recibió las primeras letras en la escuela del Preceptor Ezequiel Crespo, cursó la primaria en el Colegio de los Hermanos Cristianos y el primer año de secundaria en el seminario Menor de San Luís. Su inteligente madre le impartió clases de latín, pero en 1891 falleció dejándole en la orfandad a los trece años.

El 92, con su hermano Luís acompañó a su padre a Quito y vivieron en la Casa Presidencial, cuya administración tomó a cargo, cursando los años superiores en el colegio San Gabriel de
los jesuitas.

El 10 de Abril de 1895 se levantó el pueblo al grito de “Viva la Religión y abajo el Gobierno” en protesta contra el negociado de la venta de la bandera, pero habiendo tomado los acontecimientos un sesgo criminal, algunos exaltados quisieron asesinar al presidente mientras comulgaba por la Pascua en la iglesia Catedral.

Generalizada la refriega armada en las calles quedaron más de cien cadáveres pero triunfó el gobierno. El Presidente luchó con sus hijos con el arma al brazo y el Comando Militar les concedió en gesto insólito los despachos de capitanes de Ejército. Mas, el encono de los partidos llegó a tal punto, que Cordero se vio obligado a renunciar el día 16, encargando el mando supremo al Vicepresidente Dr. Vicente Lucio Salazar y Cabal.

Poco después Guayaquil proclamó la revolución y Alfaro entró triunfante en Quito, mientras el ex Presidente Cordero se restituía tranquilamente a su hogar en Cuenca y sus jóvenes hijos terminaban los estudios hasta obtener el bachillerato en 1896 con sobresaliente. (1)

El 97 inició el curso de Jurisprudencia en la Universidad de Cuenca y junto a Juan Vintimilla, Manuel María Borrero, Alfonso Andrade Chiriboga, Aurelio Bayas Argudo, Ricardo y Agustín Cuesta V., Alfredo Ledesma, Alfonso María Mora, Francisco Martínez Astudillo, Alfonso Malo Rodríguez, Manuel Maria Ortiz, Nicanor Marchan, Alfonso M. Peña, Emiliano Crespo Astudillo, José Rafael Burbano y Agustín Vintimilla formó en 1901 el Liceo de la Juventud en su segunda época, que presidió por algunos años. También dirigió la “Revista Cuencana” distinguiéndose por su actividad como organizador, como factor editorial, como escenógrafo de las veladas y en representaciones dramáticas, en esas páginas se publicaron hermosos versos y composiciones en prosa bajo la sombra afectuosa de su padre, que hacía las veces de mentor de la juventud.

En 1901 había contraído nupcias con Raquel Crespo Astudillo quien falleció
de parto en 1905 al nacimiento de su hijo Miguel. Con los años volverá a casar con Rosa Virginia Tamariz y Toral (2) en quién tendrá numerosa descendencia.

En 1907 se graduó de Abogado y dedicado al ejercicio de su profesión empezó a destacar. El 10 formó parte de las reservas durante la Movilización Nacional contra el Perú. Poco después acompañó a su padre a Santiago de Chile, cuando éste fue designado Ministro plenipotenciario para los festejos del centenario de la independencia de ese país y tuvo la oportunidad de tomar la palabra durante el acto social organizado por la juventud chilena.

A principios de Febrero del 12 apoyó la candidatura presidencial del Dr. Carlos R. Tobar, presidió uno de los Comités electorales del Azuay y comenzó a editar el semanario “El Sufragio Libre” que salió hasta el 15 de marzo que un cuartelazo impuso al General Leonidas Plaza. El 1915 fue Secretario Municipal, después pasó a Procurador Síndico y en varias oportunidades resultó Consejero por períodos.

En 1917 asistió a los actos de la coronación del busto de su padre y fundó la “Sociedad Orientalista” que lanzó el semanario “La Unión del Sur” para propagar y defender la tesis del ferrocarril Puerto Bolívar – Jubones – Cuenca – Loja – Río Amazonas, que sin embargo no obtuvo éxito; pues más rápida y menos elevada es la ruta Puerto Bolívar – Loja – Río Amazonas (3) como le probó desde Quito el Dr. Agustín Cueva Sáenz. Entonces Cordero publicó un “Contramensaje de la cordura, el patrimonio y el desinterés, a la noble provincia de Loja” para desvirtuar el mensaje de Cueva y la Municipalidad de Cuenca le premió con una pluma de oro, pero quedó flotando en el ambiente nacional que no había tenido la razón.

(1) Esta etapa tuvo sus sobresaltos pues un Oficial de apellido Santamaría le llevó detenido al Cuartel donde pasó la noche; a la mañana siguiente el general Pedro J. Montero le pidió disculpas por el abuso de su subalterno y lo condujo del brazo hasta la puerta, dejándole en entera libertadViuda de Tómas Córdova Toral.Su tío Juan Bautista Dávila Heredia había realizado a finales del siglo XIX el trazo Total de la ferrovía y dio comienzo a su ejecución, inclusive hasta construyó el muelle de acero de Puerto. Bolívar. A principios del siglo XX el Sindicato Chileno Ecuatoriano quiso llevar el ferrocarril basta un punto navegable de sistema fluvial del Amazonas, tratando de establecer una comunicación interoceánica e internacional para lo cual envió al Ecuador al Ing. Isaías Muñoz.

El 19 fue electo Diputado suplente por el Azuay por su militancia en la defensa de los intereses cuencanos, pues jamás quiso afiliarse al partido Conservador en recuerdo a la oposición que sus miembros habían hecho al gobierno de su padre. Y aunque concurrió a pocas sesiones por excusa de los principales, su oratoria

le sirvió para regresar a los Congresos de 1920 y el 21, defendiendo a las religiosas Concepcionistas que iban a ser arrojadas de su convento en Quito, a los frailes franciscanos acusados de vender las joyas de ese templo, a las Hermanas de la Caridad de Riobamba para que pudieran ejercer la docencia en dicha ciudad. Finalmente logró una modesta asignación presupuestaria anual en beneficio de las Misiones católicas en el oriente.

En 1920 fue Director de las obras públicas del Centenario de la Independencia. El 1922 colaboró en el diario. “El Progreso” de Juventino Vélez y figuró entre los fundadores del semanario “La Cruz” del Círculo de Estudios Católicos.

En 1928 concurrió a la Asamblea Nacional Constituyente electo por la voluntad del dictador Isidro Ayora, quien conformó las listas de Diputados en esa ocasión. Los restantes miembros de la delegación azuaya fueron Remigio Crespo Toral, Ariolfo Carrasco Tamariz, Roberto Crespo Ordóñez y Carlos Cueva Tamariz y en la sesión del 2 de Febrero de 1929, en la que se debatió el articulo constitucional relativo a la libertad de enseñanza, se opuso a la vigencia del laicismo “por considerar que era un sistema incompatible en una república católica”. Igualmente insistió para que la nueva Constitución se iniciara con una invocación al nombre de dios pero no lo logró. Por estas intervenciones fue llamado el Paladín de la derecha ecuatoriana y el Arzobispo Manuel Maria Pólit, al finalizar la sesión, en un arranque de entusiasmo le obsequió su anillo de Obispo, prodigándole al mismo tiempo numerosas frases de aprobación y de altísimo elogio.

El asunto se hizo público y su confesor el Padre Nicanor Merchán Maldonado desde la cátedra sagrada le llamó “El mancebo Angelical”, aludiendo a su condición de defensor de la religión y a la disciplina castísima de su juventud, pues según era vox populi en Cuenca, había llegado virginal a su primer matrimonio. Estas naderías no le hicieron ningún bien ante la opinión pública ecuatoriana que observaba con pena el grado de atraso ideológico al que había caído el hijo mayor del ilustre Luís Cordero.

En 1932 apoyó al candidato presidencial Manuel Sotomayor y Luna y el 34 al Dr. José María Velasco Ibarra por creerlos “católicos” es decir, conservadores, pues así es como se denominaban, confundiendo religión con política. Desde 1929 desempeñaba las funciones de Ministro Juez de la Corte Superior de Justicia del Azuay. En 1933 patrocinó la coronación canónica de la Virgen del Rosario. El 36 viajó a Guayaquil formando parte de la comitiva de cuencanos que se trasladó a recibir los restos del Hermano Miguel. En su casa practicada constantes rogativas para alcanzar su Canonización y en el pecho llevaba un rosario enredado en un crucifijo. Asistía a misa y comulgaba todos los días.

Ese año el dictador Federico Páez reorganizó las Cortes Superiores de Justicia del país pero por ser amigo personal del Canciller Ángel Isaac Chiriboga no le tocaron. También era miembro de la Junta Directiva de Artes y Oficios.

Desde finales del 35 comenzó a sentirse indispuesto de salud, primero fueron síntomas leves, unas fiebres intermitentes de origen desconocido que los médicos no pudieron diagnosticar y que le fueron minando sus fuerzas. Para recobrar la salud decidió ausentarse al campo a mediados de Agosto del 36, a su hacienda “La Cría” de ganado lechero, donde falleció en la madrugada del 20 a consecuencia de una bronconeumonía.

El cadáver fue conducido a Cuenca y la familia lo veló hasta el día 21 sobre una mesa cubierta ubicada en el centro del salón principal de la casa, con la corona de oro que en 1917 le habían otorgado al busto de su padre, luego fue trasladado en hombros hasta la Corte Superior de Justicia, de allí le llevaron para un responso en la iglesia de Santo Domingo y en la catedral el Obispo Daniel Hermida presidió los funerales, acompañándose del administrador Apostólico de Méndez y Gualaquiza, Monseñor Domingo Comín. El gobierno pagó los gastos.

Quienes le conocieron decían que tenía la voz vibrante y armoniosa. Por eso brillaba como orador.

La estatura más que mediana, delgado aunque luego engrosó, de frente amplia y de palidez marcada en su rostro, cejas espesas y pobladas, boca y ojos pequeños, nariz prominente y encorvada, bigote recortado.

Fue una personalidad social pues no acostumbraba negar su concurso cada vez que las circunstancias lo ameritaban, pero una visión comarcana -nunca fue un cosmopolita – empañó el alto vuelo de su inteligencia haciéndole caer en las redes del fascismo, que por entonces tomaba auge, sobre todo, en los elementos tradicionales de la sierra ecuatoriana.