COMIN FORT DOMINGO

ADMINISTRADOR APOSTOLICO.- Nadó en la pequeña población de Santa Lucía de Udine, cercana a Venecia, el 9 de Septiembre de 1874, cuando esos territorios ya estaban incorporados al reino de Italia, siendo hijo de Aldo Comín y de María Fort.

Estudió en su lugar natal con aprovechamiento. en Septiembre de 1891 intentó sin éxito ingresar al Seminario Conciliar de la diócesis de Udine; entonces viajó a Turín y se presentó a don Rúa, primer sucesor de don Bosco como director de la Congregación Salesiana. ¡Vengo a quedarme con Ud.¡ ¿Cómo te llamas? Domingo Comín. ¿Sabes hablar inglés? No señor. Pues bien, tu propio nombre 10 dice: Come in, entra pués Yo no puedo negar tu ingreso, y le hizo pasar. Como simple aspirante salesiano estuvo en Turín hasta 1894 que fue llamado al servicio militar en el Regimiento de Ingenieros que combatía en la guerra de Abisinia. Dos años más tarde, en 1896, continuó su carrera sacerdotal en Milán, celebrando su primera misa el 14 de abril de 1900. Entonces le confirieron la dirección de la Casa de Artes y Oficios que tenían los salesianos en dicha ciudad y allí se estuvo dos años, ayudando y aprendiendo, hasta que lo enviaron a las misiones americanas.

El 29 de Septiembre de 1902 embarcó hacia Guayaquil y arribó el 20 de Noviembre después de una tranquila travesía por el Atlántico.

Francisco García Avilés. Presidente de la Sociedad Filantrópica del Guayas, lo contrató de director del internado y los talleres de la Escuela de Letras, Artes y Oficios donde permaneció hasta 1904 en que la Junta Municipal de Beneficencia lo puso al frente del recién creado Asilo de niños huérfanos denominado “José Domingo de Santistevan Iglesias” en memoria de dicho filántropo y benefactor. El 1 de Enero de 1905 Comín abrió las puertas del Asilo levantado en los terrenos de la Sabana grande de la hacienda La Atarazana al norte y detrás de los cerros de Guayaquil. Pronto contó con numerosos becarios y otros alumnos más que pagaban pensiones bajas como internos o externos. Años después formaría la famosa Banda de música que se lucía en los desfiles del 9 de Octubre de cada año por el boulevard.

En 1908 logró la donación de un terreno en el Sur por parte de su propietaria

Elisa Roca Marcos de Roca y construyó un edificio de madera de tres pisos de alto para funcionamiento del Colegio salesiano Cristóbal Colón con el aporte económico de José Abel Castillo y de varios miembros de la colonia italiana, cuya sección primaria inauguró el día 28 de Mayo con la bendición del Obispo Juan María Riera, pero a los pocos meses tuvo que cerrar por un brote de fiebre amarilla, aunque pasado el peligro reinició normalmente sus labores (en 1936 abrió la sección secundaria y el 51 fue construido el edificio de cemento) y vecino al colegio los cónyuges Francisco Robles Macías y Simona Chambers Vivero le obsequiaron en la década de los años diez el terreno esquinero para la Iglesia de María Auxiliadora.

Estos logros en favor de la orden salesiana y de la ciudad le volvieron un sacerdote muy popular, querido y respetado por sus dotes de organizador, su ingénita bondad y por la suave sonrisa que le brotaba siempre a flor de labios.

En 1893 los salesianos habían iniciado la misión de Méndez y Gualaquiza en el suroriente ecuatoriano, actual provincia de Morona Santiago, elevada en 1914 a Vicaría Apostólica y fue designado Monseñor Santiago Costamagna como primer Vicario, desempeñando tal función hasta 1918 en que vencido por las fatigas de su avanzada edad se retiró al Seminario de Bernal en Buenos Aires y allí falleció tres años más tarde, siendo reemplazado por el padre Domingo Comín en Méndez y Gualaquiza..

El 8 de Marzo de 1920 la Santa Sede le otorgó el honorífico título de Obispo titular de Obba antigua ciudad cristiana que ya no existe y le confirmó como segundo Administrador Apostólico de Méndez y Gualaquiza, siendo consagrado en la Catedral de Cuenca el 17 de Octubre.

“Joven y a los treinta y siete años comenzó a llevar la poderosa carga de la prelacía. Entre 1929 y el 30 visitó Italia. En Mayo de este último año volvió a Guayaquil tras informar en Roma sobre su apostolado en el oriente ecuatoriano y participar en la beatificación de Juan Bosco, fundador de la Orden Salesiana. Arribó por vía aérea en uno de los hidroaviones de la compañía Scadta. Una reunión de prelados y personalidades le esperaba en el muelle de pasajeros de la prolongación de la calle Clemente Ballén. Poco después se trasladó al oriente a continuar con su misión evangélica entre los indios Shuaras.

Entre 1934 y el 46 dirigió la construcción del centro parroquial y distribuyó terrenos a los colonos que se iban asentando en la misión, de manera que fue formando la actual población de Méndez. Su lema era “Los atraeré con el vínculo del amor”.

I allí se estuvo por cuarenta y dos años viviendo entre los indómitos shuaras. En 1950 la Municipalidad de Cuenca le declaró su Hijo Adoptivo y entregó una Medalla por sus bodas de oro sacerdotales. El 56 regresó a Guayaquil y habitó en el nuevo edificio del Colegio Cristóbal Colón, inaugurado en 1951 en cemento armado.

Ese año 56 la Municipalidad de Guayaquil le brindó un espontáneo homenaje y se invitó a los Obispos salesianos de Sudamérica, que vinieron a nuestra urbe para sumarse a la apoteosis y aquí salta a mi memoria una feliz anécdota que la cuento tal como me la contaron.

Iba a tomar la palabra el profesor Francisco Huerta Rendón a nombre del Cabildo y media hora antes del homenaje llamó por teléfono para avisar que era víctima de un accidente ¿Qué hacer? El Alcalde Luis Robles Plaza se tomaba la cabeza con las manos y no era para menos porque ya el Salón de Honor comenzaba a llenarse de público.

Así estaba, prácticamente al borde de la desesperación, cuando de improviso se abrieron las puertas de su despacho y apareció el Concejal José Joaquín Pino de Ycaza ¡Allí está mi hombre! gritó el Alcalde y se lanzó sobre el asustado don Pepe que no se imaginaba el porqué de tanto aspaviento.

Poco después se instaló el Concejo en sesión y Pino comenzó un hermosísimo discurso poético, dicho con ese acento nasal que tanto lo singularizaba. “La selva posee un lenguaje orfeónico, lenguaje del misterio profundo …” lástima que entonces no se acostumbraba grabar los discursos como hoy es tan usual y por ello esa pieza antológica de oratoria académica no ha llegado hasta nosotros.

I la historia acaba con la muerte de ambos hombres. Pino falleció de infarto, poco después, terminando el fino poeta, el maestro inimitable que siempre fue. Comín sobrevivió un poco más, pero muy viejecito y achacoso, dejando una estela de recordaciones y numerosas obras que aún hablan de sus éxitos, hasta que ocurrió su fallecimiento en Guayaquil el 17 de Agosto de 1963, sin sombra de agonía y sin decir palabra, casi de pié, a los ochenta y nueve años, con el rosario en la mano y fue enterrado en el sótano de la Iglesia Catedral al lado de los Obispos de la Diócesis.

Se le conocen las siguientes publicaciones: un artículo titulado “Del Vicariato de Méndez y Gualaquiza” en 11 páginas, en la revista “Dios y Patria” de Riobamba en 1926. “Equatori (tra y selvaggi Kivaros, una visita alla missione) en 7 páginas. Boletín Salesiano de Turín, Italia, 1927. “Ciriapa I’ assassin” en 2 páginas, ibidem. y “Storia e complicazioni di una vendetta tra i Kivaros” en 4 páginas. ibidem. 1929.

Nos ha quedado una descripción por el padre Elías Brito, salesiano que mucho le trató: “Era alto, esbelto, rubio, ojos profundamente azules, a veces cariñosamente inquisidoras. Tez fresca, frente levantada, muy bien puesta en una calvicie prematura ornada de cabellos que quieren dejar de ser de oro para ser de plata. Es expansivo, ingenuo, franco dentro de los límites del decoro y lo correcto, agradable, nacido para buen amigo sin perjuicio de su alta dignidad. Tiene suficiente versación en inglés y en francés. No le es desconocido el griego y el italiano y el español lo posee muy bien. Tiene predilección por la Sagrada Escritura, sus conocimientos son profundos”.

Una importante calle ubicada en sur oeste de Guayaquil lleva su nombre y el 1 3 de Abril del 201 1 , a petición de las autoridades civiles y religiosas de la población de Macas, capital de su distrito de trabajo en la región oriental, fueron sacados sus restos mortales de la cripta de los Obispos en la Catedral de Guayaquil y llevados a esa población oriental.