COMPTE FRANCISCO MARIA

HISTORIADOR.- Nació en Manresa, Provincia de Barcelona, España, el l9 de Enero de 1854 y recibió el nombre de Luis en el bautizo. Fueron sus padres legítimos Agustín Compte e Ignacia Camps, estudió con los Jesuitas de su ciudad natal y en el Colegio Seminario de Gerona hasta que en 1871 fue destinado con otros jóvenes a las Misiones del Ecuador.

El 7 de Julio de 1872 tomó el hábito franciscano en el Colegio de misioneros de San Diego de Quito siendo Guardián el Padre Felipe Martínez de San Vicente, hizo la profesión de votos simples el 8 de Julio de 1873 y empezó sus estudios de Filosofía y Teología. El 9 de Julio de 1876 recibió los Votos Solemnes de manos del Padre Guardián del Colegio, fray Andrés de Jesús Oms y adoptó los nombres de Francisco Maria que usaría de allí en adelante.

Por una rara fotografía sabemos que era alto de cuerpo, contextura media, cabeza bien proporcionada, los ojos inteligentes, inquisitivos celestes claros y una barba cerrada, café y tirando a rubia, completaba su joven figura, en extremo atractiva.

El Obispo de Ibarra, Tomás de Iturralde y Suárez le ordenó Presbítero el 22 de Abril de 1877. Ya era estimado por su facilidad de expresión para la prédica y empezó a estudiar el archivo existente en el Colegio de San Diego , que llegó a conocer a fondo y por sus producciones literarias, especialmente por varias Cartas que aparecieron en la “Revista Franciscana de Barcelona” referentes a las misiones de la Orden en los pueblos de esta Arquidiócesis. “En todas se notaban sus múltiples aptitudes y aquella difícil flexibilidad de la pluma que le distinguía”.

En 1882 dio a la luz un opúsculo titulado “Defensa del padre Fray Jodoko Riche” con un bosquejo de la vida del fundador de los conventos de San Pablo de Quito y San Bernardino de Popayán e interesantísimos documentos inéditos, en 130 págs. replicando una aseveración del Padre Federico González Suárez expuesta en su “Historia Eclesiástica del Ecuador”, de que Fray Jodoco había tomado parte en la rebelión de Gonzalo Pizarro, aconsejando a éste que se alzara contra el Rey (1)

En 1883 editó su obra cumbre que le ha inmortalizado en nuestro país “Varones Ilustres de la Orden Seráfica en el Ecuador” que dedicó a su paisano el Obispo de Loja, José Maria Masiá y Vidiella, único Obispo de nacionalidad española residente en el país, en dos tomos en octavo, de 335 y 515 págs. que causó conmoción en las clases cultas de la República y aún fuera de ella, por su valioso contenido y porque no existían antecedentes sobre la labor franciscana en nuestra Patria debido a que sus archivos habían permanecido cerrados hasta entonces.

(1) El tema se volvió polémico y González Suárez contrareplicó a Compte en el Tomo II de su “Historia General del Ecuador” aparecido en Quito cuando éste ya no se encontraba en el Ecuador, de suerte que el asunto terminó sin pena ni gloria pues que Fray Jodoco auspiciara la rebelión, desde todo punto de vista justa, contra un Rey lejano y despótico, visto a los ojos de la modernidad es un punto a su favor y no un demérito como pensó Compte con criterio eminentemente hispanista y no americano. De todas maneras sirvió para hacer conocer la figura de Fray Jodoco, que empezó a gozar de gran popularidad. Por eso sus hermanos en religión le nombraron Cronólogo del Colegio de San Diego.

La obra circuló extensamente por América y Europa, llegó a manos del gran crítico Marcelino Menéndes y Pelayo quien expresó su incomparable satisfacción por la deleitosa lectura. El periódico religioso “Ancora” de Palma de Mayorca le calificó de libro inestimable para la historia eclesiástica

y la bibliografía, el Rey Alfonso XII acusó recibo y agradeció el envío, los Prelados Generales de la orden igualmente, de suerte que Compte recibió el aplauso generalizado de sus lectores.

La nota deslucida vino, quien lo creyera, de Masiá y Vidiella, pues este no tuvo una valoración justa de Compte como biógrafo e historiador y de la importancia de su notabilísima obra, que calificó a la ligera como las primicias de su trabajo literario en la obrita de los hombres célebres de la Religión Seráfica en esta República del Ecuador ( sic. ) cuando era un clásico de las letras ecuatorianas, no unas primicias y menos una simple obrita.Ese año imprimió “Máximas de la divina sabiduría” dirigidas a los padres e hijos de familia y el 85 dio a la luz “Reflexiones sacrocanónicas sobre los Diezmos” en 48 págs. y dado el éxito de librería que constituyó sus Varones, sacó en la Imprenta del Clero la segunda edición corregida, aumentada y enriquecida con un prólogo del Dr. Antonio Borrero y Cortázar. Poco después debió partir hacia España pues no he podido obtener otras noticias suyas. Está considerado el biógrafo de la Orden Franciscana en el Ecuador.