GEOGRAFO.- Nació en Lugo, pequeña población de la Provincia de Ravena, Italia, el 11 de Julio de 1793. Fueron sus padres legítimos Domenico Codazzi, comerciante de sedas en Lugo y Constantia Bartolotti, modestos pero laboriosos, y niño aun demostró afición a las arnas y a las letras.
De dieciséis años en 1809 fue enviado por su padre a Bolonia, se presentó a solicitar su admisión en el ejército pero el Oficial encargado, al verle macilento y de pequeña estatura, le dijo: Id a vuestra casa, creced y fortaleceos y entonces os recibiré, pero fue respondido ¿Tan pobre está el Emperador que tema emplear mal una ración en un joven voluntario? y fue admitido. Poco después deslumbraba a todos por su facilidad para las matemáticas, al punto que sus superiores lo mandaron a especializarse a Pavía.
En 1812 fue llamado a las filas activas, combatió en la campaña de Rusia, estuvo en Lutzen, Bautzen, Dresden y Leipzig durante el trayecto por Prusia y Sajonia, regresó a Italia y asistió a la batalla de Montovano como oficial de artillería, tras lo cual formó parte del Estado Mayor del ejército napoleónico en Italia. En 1814 combatió en la célebre batalla de Waterloo en la actual Bélgica.
Caído el Emperador, Codazzi fue licenciado. Entonces partió a Constantinopla en viaje de aventuras y comercio, no obtuvo ganancias pero si un pintoresco anecdotario. En 1815, movido por su agitada personalidad, decidió pasar al nuevo mundo.
Primero visitó Baltimore y New Orleans donde se alistó en la escuadra del francés Villoret con el grado de Teniente de Artillería en el bergantín “América Libre”. Luego pasó a formar parte de la oficialidad del francés Aury que desembarcó en 1818 en Angostura y se unió al Almirante Brion el 19 en el río Orinoco para luchar por la independencia y realizó varias campañas.
En Agosto, fondeando en la isla Providencia cerca de San Andrés, conoció el triunfo de los patriotas en Boyacá que selló la libertad de Colombia y Aury le envió a entrevistarse con Bolívar. Remontó el río Atrato, las montañas del Chocó, el valle del Cauca. El General Tomás Cipriano Mosquera le facilitó vituallas para proseguir a Bogotá, donde no pudo encontrar a Bolívar que había marchado hacia el norte y debió volver a la costa Atlántica, en cuyas aguas siguió luchando y participó en varios combates sutiles hasta ascender a Teniente Coronel.
A comienzos de 1823 regresó a Italia acompañado de su compatriota Ferrari. Cerca de la población de Manalombarda adquirió una hermosa finca con sus ahorros y construyó una casa para reposo, pero a causa de unas garantías dadas a vecinos perdió todo en el verano de 1826.
Desilusionado regresó a América con algo de lo que le quedaba. Llegó a Cartagena de Indias, cruzó el río Magdalena y avanzó a Bogotá. Incorporado al ejército formó parte de la Comitiva del Libertador que viajaba a Venezuela, quien tuvo la generosidad de reconocerle sus años de servicio desde 1816 al 23 (su permanencia en Italia fue considerada una licencia) y le concedió la Orden del Libertador. Poco tiempo después fue nombrado Comandante y Jefe de la Artillería en Maracaibo y como estaba la región en paz realizó una exploración minuciosa del territorio y levantó la Carta Corográfica de Zulia y Maracaibo en 1828.
En 1830 ascendió a Jefe de Estado Mayor del ejército de Venezuela durante el gobierno del General José Antonio Páez y trabajó como Inspector del Colegio Militar. El Congreso le ordenó levantar una Carta Geográfica y un Atlas General de esos territorios a base de las anotaciones y mapas parciales de Humboldt y Boussingault.
Entre 1832 y el 39 viajó incansablemente, con sacrificio y penuria indescriptibles, a través de todo el territorio venezolano, acumulando en ocho gruesos volúmenes las observaciones geográficas, etnográficas, históricas y arqueológicas, así como sus itinerarios completos de caminos y distancias, con determinaciones barométricas, catastros y estadísticas, sin descuidar los datos relacionados con la agricultura, semillas, cosechas y rendimientos económicos, vegetales silvestres y otros hechos notables para el país. Esto y los mapas particulares de las trece provincias, incluyendo los ochocientos cantones de que se componían, constituyó una obra prodigiosa, digna de alabanza y reconocimiento.
El 24 de Abril de 1834 había casado en la población de Valencia con Araceli Hernández de La Hoz y Sotillo Verde, nacida en Cumaná el 18 de Enero de 1808, con extensa sucesión.
En 1839 el gobierno le subministró los fondos necesarios para la edición del Atlas de Venezuela en París, encargándole como complemento la publicación de la Historia de Venezuela de Baralt Diaz y un Resumen suyo con la Geografía de Venezuela. Recibido por la Sociedad Geográfica de París que estudió la obra y aplaudió su labor con Medalla de Plata, conquistó justa fama como Geógrafo. Humboldt le escribió una Carta sumamente laudatoria. Estando en París concibió un vasto plan de colonización a través de agricultores europeos pues la población venezolana había quedado diezmada en las guerras de la Independencia que fueron crudelísimas en ese país. Bajo los auspicios del gobierno, contando con la generosidad del prócer Tovar, dueño de dieciocho mil hectáreas en el valle de Aragua, tras casi cuatro años de esfuerzos consiguió alistar a cuatrocientos campesinos bávaros entre hombres y mujeres, que recién pasaron en 1848 a La Guayra y de allí a lo que hoy se llama “Colonia Tovar” a dos horas de Caracas, en una zona húmeda, templada y montañosa, donde han permanecido sus descendientes dedicados al cultivo de hortalizas, frutas y demás productos agrícolas de esa región.
Nuevamente en Venezuela fue designado en 1846 Gobernador de la Provincia de Barinas pues se le tenía por civilizador y allí permaneció un año trabajando entre las montañas de Mérida y las llanuras que baña el Apure, construyendo caminos, orientando la agricultura, estimulando a la pequeña industria. “Hombre afable, de carácter alegre, gran conversador, lograba la estimación unánime y 1a convicción de las gentes de que solo en la armonía y el desprendimiento generoso puede edificarse obra perdurable, aplacando los odios y rencillas y dando lugar a la sensatez en bien de la unidad y en defensa de los intereses de la Patria.” Era útil a la par de científico, pero en 1849, desalentado a causa de las constantes guerras civiles, se instaló a Bogotá precedido por la justa fama de su buen nombre y glorificado por la obra realizada.
Su amigo el Presidente Mosquera le nombró Inspector del Colegio Militar y encargó un trabajo Geográfico estadístico de la República semejante al terminado en Venezuela y como estaba por finalizar su período constitucional le correspondió a su reemplazo el General José Hilario López conseguir la autorización del Congreso para organizar la Comisión Corográfica y celebrar con Codazzi, en Enero del 50, el convenio del caso.
Por dicho contrato Codazzi se comprometió a recorrer el país durante varios años como lo había hecho en el coloniaje los miembros de la Expedición botánica del sabio gaditano José Celestino Mutis, para levantar el Mapa de la nación y el particular de cada provincia y tuvo por ayudantes: 1) Al Dr. Manuel Ancízar, quien formó un valioso acopio de observaciones sobre el suelo y costumbres de los habitantes expuesto en su libro “Peregrinación de Alpha” a pesar de que solamente estuvo poco tiempo pues fue nombrado Canciller y reemplazado en la Comisión por el Dr. Santiago Pérez,
- Al botánico José Jerónimo Triana formador de un herbario valioso y de vastos conocimientos que luego le dieron fama de sabio en el exterior, y
- A los dibujantes Carmelo Hernández de Venezuela, Enrique Pnce y Manuel Maria Paz de Nueva Granada, que pintaron interesantísimas vistas de tipos, paisajes y monumentos.
En general la obra de la Comisión Corográfica puede ser calificada de ciclópea y llevó nueve años de duración. Codazzi y sus ayudantes vagaron por selvas, montañas, valles, ríos y puentes, desafiaron los elementos, las inclemencias de los caminos, el constante asecho de los bandoleros y hasta los peligros de la guerra civil. Recogieron datos para una primera parte sobre la situación, posición y límites de los accidentes geográficos. La topografía, el clima y las estaciones. La división política. La agricultura, manufacturas, ganadería, minerales, maderas y plantas útiles, animales salvajes, comercio interior y exterior, acompañando cuadros estadísticos y de alturas. La segunda parte consta del itinerario de caminos y jornadas, temperaturas, tiempos de recorridos, etc. La Tercera la forma la Geografía de los Cantones.
Codazzi también intervino en los estudios que por entonces se realizaron para un Canal interoceánico por las montañas de Chiriquí en Panamá y las selvas del Darién y del río Atrato, prestando su aporte a los gobiernos en épocas de azarosas revoluciones y recibió a cambio el título de General.
En su labor se refería constantemente a los conocimientos geográficos anteriores de los sabios José Celestino Mutis, José de Caldas, Francisco Javier Zea y otros. Su laboriosidad en medio de un habitad primitivo le hizo superior a todos pero a la postre minó su salud y acabó debilitando su vigorosa naturaleza.
En 1858 presentó al gobierno los Mapas Corográficos de los Estados de la Nueva Granada pero quedó su obra incompleta porque en trance de terminar el recorrido de su última etapa relativa a los estados de Bolívar y de Magdalena en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Martha y hacia la costa atlántica, unas fiebres malignas le consumieron en pocas horas (malaria cerebral o perniciosa) en el villorrio de Espíritu Santo, hoy llamado Codazzi en su honor, en Febrero de 1859, sin mas compañía que la de su fiel amigo y colaborador Manuel María Paz y de un peón de brega.
Para finiquitar lo suyo firmó el gobierno un contrato con Manuel Ponce de León
y Manuel María Paz y encargó al Dr. Felipe Pérez la redacción de un texto de Geografía. Ponce y Paz formaron la Carta General de la República y las particulares de los Estados valiéndose de Codazzi. En 1.889 Paz editó el hermoso “Atlas Geográfico e Histórico de la República de Colombia con arreglo a los trabajos de Agustín Codazzi”.
El Dr. Andrés Soriano Lleras, bisnieto del sabio italiano, logró en el siglo XX reunir la mayor cantidad de datos bibliográficos sobre su antecesor y las “Memorias”, aún inéditas, recogidas por el coleccionista Mario Longhena, han sido entregadas a su ciudad natal.
En el Museo Histórico de Bogotá existe su retrato al óleo que le muestra de casi sesenta años y gran uniforme. Fue un sabio y un patriota, hizo mucho bien a Colombia y Venezuela y realizó un trabajo completo en materia de Geografía americana, que en el Ecuador le correspondió a Manuel Villavicencio Montúfar, autor de la primera Geografía de un país sudamericano escrita por un nacional y publicada en 1858 en New York, bajo los auspicios del bibliógrafo argentino Juan María Gutiérrez, exiliado en Guayaquil de la dictadura del argentino Juan Manuel de Rosas.