COLON FONTANAROSSA CRISTOBAL

DESCUBRIDOR DE AMERICA.- Nació en Génova, Italia, entre Agosto y Octubre de 1451 y fueron sus padres legítimos el artesano Doménico Colombo, maestro tejedor de paños. Dueño de pequeñas fincas, guardián de la puerta dell’ Olivella, quesero y tabernero en ocasiones, emprendedor y negociante, que en diversas épocas de su vida residió en Quinto, en Savona y en Génova, y Susana Fontanarossa, hija de otro tejedor de la comarca.

El hijo mayor de una familia compuesta de cinco hermanos, nada se conoce de su niñez pero desde 1465, a los catorce años, comenzó a navegar como grumete en diversos viajes comerciales por el Mar Mediterráneo. Luego ascendió a agente de casas comerciales genovesas.

En 1472 volvió a Savona y se dedicó a lanero y tejedor junto a su padre. Ese año participó en una expedición enviada a Túnez a capturar una galera. El 74 visitó la isla de Chios. El 76 naufragó en una flota genovesa atacada en el Cabo de San Vicente por el Corsario francés Guillermo de Casenove – Coullon, pero fue salvado y llegó a Lisboa, desempañándose como agente de la casa comercial Centurione, que el 78 le encomendó comprar azúcar en la isla de Madera por mediación de Paolo de Negro.

En 1477 había viajado a Inglaterra y a Islandia y después se casó con Felipa Moniz, hija del capitán Bartolomé Perestrello oriundo de Piacenza en Italia, Donatario y colonizador de la isla de Portosanto en Madera y de Isabel Moniz, y se instalaron a vivir en Portosanto hasta el 79 que volvieron a Génova. En la extensa biblioteca de su suegro, que era un connotado marino, Colón empezó a interesarse en el estudio de viejos portulanos como entonces se conocía a los mapas marinos.

En 1480, de regreso a Portugal, volvió a la carrera de marino, el 82 estuvo en la factoría de San Jorge de La Mina en Guinea y a su regreso a Lisboa presentó al Rey Juan II un proyecto de viaje al Occidente, para arribar a la India, pero no fue aceptado.

Viudo, en 1485, de solo treinta y cuatro años de edad, pasó secretamente a Huelva huyendo de algún acreedor, con el propósito de dejar a su hijo Diego en casa de su cuñada Violante Moniz esposa de Miguel Muliart y como en esa vecindad se encuentra el Convento franciscano de la Rábida, hizo amistad con fray Juan Pérez, a quien terminó por encargarle al chico, que creció entre los frailes. Entonces siguió a Sevilla y se dedicó una corta temporada a la venta de libros, tratando al mismo tiempo de interesar al Duque de Medina Sidonia que no le atendió y al de Medinaceli en el Puerto de Santa María, quien no solamente le socorrió con generosidad sino que también estuvo dispuesto a tomar sobre sí los gastos de cualquier expedición, pero siendo un asunto muy grande, se resolvió consultar con la Reina Isabel La Católica.

En 1486 a través del Contador Mayor Alonso de Quintanilla se presentó ante los reyes en Alcalá de Henares y sometido el asunto a una junta presidida por fray Hernando de Talavera que opinó desfavorablemente, se dejó la contestación en suspenso. Por esos días amistó con fray Diego Deza y continuó relacionado con Talavera. Los reyes le concedieron una pequeña pensión.

En 1487 tuvo amores en Córdoba con Beatriz Enríquez de Arana huérfana de veinte años de edad, de familia media, en quien tuvo a Fernando Colón. El rey Juan II le llamó a Lisboa y presenció el retorno de la flota de Bartolomé Díaz, mientras su hermano Bartolomé Colón agenciaba el apoyo de Francia e Inglaterra aunque inútilmente.

En 1489 asistió al sitio de Baeza, el 91 propuso nuevamente su proyectada expedición con resultados negativos pues los reyes aplazaron otra vez su dictamen. En el otoño viajó a la Rábida muy desalentado y fue socorrido por hallarse enfermo. Fray Juan Pérez decidió volver a ayudarle enviando una carta a la reina y ésta invitó a Colón al campamento de Santa Fe porque apretaba el cerco a Granada.

Una nueva junta dictaminó esta vez a favor de Colón, aunque sus miembros no se pusieron de acuerdo sobre los privilegios que éste solicitaba entonces se ausentó disgustado y tuvo la reina que mandarlo a llamar de urgencia, firmándose finalmente las Capitulaciones de Santa Fe el 17 de Abril de 1492. Si Colón lograba descubrir la India sería almirante y virrey, aparte le tocaría el diezmo de todas las ganancias.

El tesorero Luis de Santángel facilitó catorce mil maravedises de los fondos de la Santa Hermandad y Colón consiguió el resto de varios amigos y favorecedores. En Mayo pasó al Puerto de Palos a aprontar las naves. Martín Alonso Pinzón, experto piloto, logró reclutar a la tripulación, pues la gente se mostraba reacia a embarcar hacia lo desconocido.

El 3 de Agosto salieron en tres naves llamadas la Santa María, la Pinta y la Niña, suponiéndose que la India estaba situada hacia el Occidente de Europa. Mucho se ha hablado de una correspondencia de Colón con el sabio cartógrafo Paolo Toscanelli y de un mapa con una red de paralelos y meridianos con proyección cónica.

La expedición tocó primeramente en el archipiélago de las Islas Canarias tras eludir a unos barcos portugueses con intenciones hostiles y siguió hacia lo desconocido. Colón empezó a llevar dos cuentas de distancia recorrida, una corta para la marinería y otra verdadera para su propio parecer. El 13 de Septiembre observó por primera ocasión la declinación magnética, es decir, el angulo resultante entre el norte magnético y el norte geográfico entendiendose por el primero el indicado por una brújula luego vino el Mar de los Sargazos y como los vientos Alisios del Nordeste y un buen tiempo impulsaban a las tres carabelas, no hubo problema.

El 7 de octubre Pinzón le pidió que enfilara hacia el Suroeste y el día 12 el marino Juan Rodríguez Bermejo, (a) Rodrigo de Triana, dio la voz de alerta al divisar tierra. Era una isla pequeña – un simple Atolón Coralino – del archipiélago de las Bahamas, que bautizaron San Salvador. Los indios Lucayos no dieron problemas por ser de naturaleza pacífica y hubo intercambio de donecillos por alimentos, agua y pepitas de oro. Después enfiló hacia otras islas y el 27 de Octubre llegó a Cuba, que bautizó con el nombre de Juana en homenaje al Príncipe Juan. Dividida la expedición. Colón dio la vuelta a Cuba y Pinzón exploró en sentido contrario.

El 6 de Diciembre arribaron a Haití que llamó Isla Española. El día de Navidad se hundió la Santa María y con sus restos construyó un fuerte de madera y dejando en él a Diego de Arana con treinta y ocho hombres, partió de regreso a España el 4 de Enero de 1493.

El 6 encontró a la Pinta y regresaron todos juntos por la ruta Norte, llevando numerosos indios, animales exóticos y varios presentes de metales preciosos. En las islas Azores una tempestad de tres días separó a la Pinta y llegó dicha nave a Bayona y luego a Palos, donde Pinzón falleció.

Mientras tanto Colón arribaba a las Azores y el 4 de Marzo de 1493 a Lisboa donde le recibió el rey Juan II cortésmente. El 15 atracó en Palos y como la Corte y los reyes católicos se encontraban en Barcelona, atravesó triunfalmente la península con sus indios y animales conmocionando todos los ánimos. Los reyes le recibieron con grandes muestras de alegría y confirmaron sus privilegios. Fernando escribió al Papa Alejandro VI solicitando una bula de partición y misional que le fue concedida, pero como Portugal protestó, hubo guerra y finalmente se firmó el Tratado de Tordesillas, allanándose las partes.

El segundo viaje fue preparado con rapidez inusitada, todos querían partir. Los reyes nombraron su delegado en Indias al arcediano de Sevilla Juan Rodríguez de Fonseca y el 25 de Septiembre zarparon diecisiete embarcaciones de Cádiz, llevando mil doscientos hombres para la colonización de las nuevas regiones.

El 3 de Noviembre empezaron a descubrir otras islas en las pequeñas Antillas: Dominica, María Galante, Guadalupe, Santa María, Antigua, San Martín, Santa Cruz, las Once Mil Vírgenes, tras lo cual vino Borinquen o Puerto Rico. El 28 arribaron al Fuerte de Navidad que encontraron desolado y a sus habitantes muertos.

El 6 de Enero de 1494 Colón fundó la ciudad de Isabela en la costa norte de Haití y como no hallaban el oro esperado, algunos se insubordinaron y tuvo que enviarlos de vuelta en doce barcos mientras exploraba el interior de Cibao o Cuba. Allí fundó el Fuerte de Santo Tomás y combatió al Cacique Caonabó, luego tocó en la isla de Pinos y el 5 de Mayo descubrió Jamaica, que le pareció magnífica y exploró bien. En Septiembre, enfermo de gravedad, volvió a la Isabela y encontró a su hermano Bartolomé llegado en Junio y a bordo de una nueva flotilla con gente recién reclutada. Entonces se insurreccionaron los caciques de Haití y sojuzgados se les impuso tributo y los prisioneros fueron enviados a España como esclavos.

En el interim, el nuevo delegado real Juan de Aguado visitó la Española y Colón ordenó erigir siete fortalezas y tras fundar en 1496 la ciudad de Santo Domingo, encomendó la gobernación a su hermano Bartolomé y regresó a España.

En el otoño se entrevistó con los reyes en Burgos, quienes confirmaron su monopolio en las Indias, nombraron a sus hijos Pajes de la reina y le autorizaron a fundar un Mayorazgo en virtud del cual hizo testamento el 22 de Febrero de 1498, pero Rodríguez de Fonseca le demostraba mala voluntad y el Padre Las Casas proponía que los nuevos emigrantes fueran labradores y se introdujera el cultivo de la caña de azúcar. La impresión dominante era que el descubrimiento había fracasado por no hallar las minas de metales preciosos ni mercaderías del valor prometido.

El 30 de Marzo de 1498 volvió a partir en su tercer viaje, desde San Lúcar, con seis navíos solamente. Pasó por Madera y Gomera y envió tres buques a la Española, tomando un rumbo meridional por las islas del Cabo Verde, fue llevado por la corriente ecuatorial a las costas de Venezuela.

El 31 de Julio descubrió la isla de Trinidad, el 2 de Agosto el Golfo de Paria y se asombró con la fuerza de la corriente del río Orinoco que desemboca cerca de allí. Rodeó las costas, avistó la isla de Margarita y siguió finalmente a la Española, encontrando que se había alzado el alcalde mayor Francisco Roldan con un grupo de descontentos y la mayor parte de la tripulación del tercer viaje. El 17 de Noviembre pactaron el regreso de los descontentos, pero continuaron las disensiones y tuvo que solicitar el envío de un juez.

Para esa época el viaje de Vasco Da Gama a la India había demostrado que las tierras descubiertas por Colón correspondían a otro continente, lo que agravó su situación en la Corte, cansada de gastar sin recibir riquezas, aparte de que las quejas eran continuas y aparentemente con fundamento, quizás por eso en 1499 los reyes enviaron al comendador Francisco de Bobadilla a poner fin a tantos problemas y éste, extralimitándose en sus facultades, ordenó prender a Colón, a quien envió con cadenas, aunque éstas le fueron quitadas apenas llegado.

El 20 de Noviembre de 1500 los reyes le recibieron afectuosamente, devolvieron su hacienda con la promesa de permitirle nuevas empresas pero no le reintegraron a su cargo de gobernador. Para colmos, las continuas expediciones que salían hacia las Indias habían anulado su monopolio.

Entonces comenzó un corto período de inacción en relativa pobreza, que aprovechó para escribir su famoso “Libro de las Profecías”, recopilación de pasajes de las Escrituras que él se aplicó a sí como simple fórmula de escapismo a su situación de olvidado. En ese sentido demostró ser un sujeto de criterio medieval, pues no tuvo la amplitud de miras del renacimiento ni la ilustración del humanismo por entonces en boga. I hasta llegó al colmo de querer que se aplicara el fruto de sus empresas a la reconquista del santo sepulcro, como si los ideales no hubieran cambiado con el paso de los siglos. Finalmente solicitó en 1502 el apoyo del Papa para la evangelización de las Indias, cuando años atrás había pedido a los reyes la esclavitud de los naturales. Les quería católicos esclavos más no idólatras libres.

En Octubre de 1501 partió a Sevilla a hacer los preparativos para un cuarto viaje, pues buscaba un estrecho que lo condujera al Oeste de Las Antillas a fin de arribar a la India, que no suponía muy lejana de los territorios descubiertos y hasta llegó a pensar que desde Panamá en adelante debía existir un paso o desde Cuba, que aún no sabía que era una isla.

El 13 de Abril de 1502 salió de Sevilla con cuatro naves y ciento cincuenta hombres. Le acompañaban su hermano Bartolomé y su hijo Fernando. Pasó por Arcila, Canarias, Martinica y Dominica y como tenía un navío averiado y amenazaba tempestad arribó a la Isla Española para resguardarse. El nuevo gobernador, Nicolás de Ovando, no se lo permitió. Colón capeó como pudo el huracán que hundió veinticuatro de las veintiocho naves de la escuadra que salió de Santo Domingo hasta España ahogándose Bobadilla y muchos más y siguió a Cuba, Jamaica y las costas de Honduras donde encontró una canoa de mercaderes Mayas, desechando la ocasión de descubrir Yucatán y México, por conseguir el ansiado paso a la India.

Por un mar tormentoso recorrió las costas de Nicaragua, descubrió las de Costa Rica, pasó Veragua, Portovelo y Nombre de Dios que era el confín de lo conocido y de regreso fundó el 6 de Enero de 1503 una colonia en el río Belén que dejó al mando de su hermano y como fuera atacada por los indios regresó a recogerlo el 16 de Abril.

Con solamente dos buques en mal estado siguió al Darién y a Cuba, pero no pudo llegar y quedó en Jamaica el 24 de Junio. Su amigo Diego Méndez de Segura en una simple canoa de indios siguió a la Española. Ovando envió una nave a observar la situación mientras en Jamaica los hermanos Porras promovían una insurrección y como nadie podía salir de la isla se dedicaron a merodear hasta que Bartolomé Colón los apresó. Un oportuno eclipse de luna anunciado por Colón hizo que los indígenas siguieran alimentándoles.

El 28 de Junio de 1504 partieron finalmente de Jamaica. En la Española Ovando se dedicó a favorecer a los Porras contra Colón, tal la envidia que le tenía. El 7 de Noviembre arribaron todos a San Lúcar, tras recorrer las costas centroamericanas.

Colón regresaba pobre porque sus rentas no eran pagadas con puntualidad, mientras los descubrimientos iban tomando proporciones de empresa nacional. No era posible que quedaran – como se había establecido – supeditados a la voluntad de un solo hombre. Colón comprendió que el asunto se le había escapado de las manos y empezó a tratar el matrimonio de su hijo Diego con María de Toledo, hija de Fernando Alvarez de Toledo, Comendador mayor de León y hermano segundo del Duque de Alba. Ese enlace le emparentó con una de las familias más importantes de Castilla y sirvió para que sus descendientes pudieran litigar exitosamente sus prerrogativas.

De esa época es su carta elogiando a su amigo Américo Vespucio y probablemente no hubo de parte de él deseo alguno de arrebatarle la gloria del nombre de las nuevas regiones descubiertas.

Estaba enfermo y no pudo ir al encuentro de los nuevos reyes Juana y Felipe y estando en la Corte de Valladolid se le agravaron sus males y falleció el 20 de Mayo de 1506, de casi cincuenta y cinco años de edad, aunque aparentaba más.

Fue un férreo creyente que llegó al finalizar su vida a un iluminísmo místico; autodidacto, tenaz hasta la necedad, errado en sus fundamentos científicos pero de enorme energía para cumplir sus proyectos, inflexible en sus pretensiones e intransigente en muchos aspectos. Está considerado una de las más ilustres figuras de la humanidad, al punto que el cronista López de Gómara en él siglo XVI llegó a escribir que la mayor cosa después de la creación del mundo era el descubrimiento.