SUCEDIO EN COAQUE
LOS PERRITOS DEL DIABLO

Claudina Rosas estaba muy atareada en su casa preparando las cosas para la fiesta de su hija cuando sintió que algo pasaba corriendo entre sus piernas y se escurría por la puerta del fondo. Extrañada del fenómeno se dio vuelta justamente para observar que un perrito salía de la cocina y corría para el dormitorio perdiéndose en él.
Entonces comprendió que se trataba de los perritos del Diablo también llamados Gagones por el sonido lastimero que producen, esto de los Gagones es una vieja leyenda ecuatoriana que había escuchada a su abuela y que jamás había querido creer. Estos perritos fueron conocidos como oriundos de la China aunque en los andes sudamericanos les dicen yuchos o sin pelo (la voz es quechua) tienen un origen precolombino porque ya existían al arribo de los primeros conquistadores en un buen número, aunque hoy están en vías de extinción y se han vueltos escasos. Los primeros españoles creyeron que eran oriundos de China, región casi mítica por ser casi desconocida por ellos y de la que solo existían escasos relatos de viajeros, cada cual más imaginativo.
Los perritos Yuchos, chinos, gagones o del Diablo son por lo general de pequeña estatura aunque un poco mayores que los Chihuahuas, los hay de varias clases, unos son plomos enteros, otros tienen la piel plomiza con pequeñas manchas rosáceas, lo que les da una apariencia bastante fea, pues a primera vista parece que estuvieran sarnosos. Sus ojos saltones, tristes, muy negros, y de mirar fijo y penetrante. Las orejitas, tiesas, alargadas y terminadas en punta. Las patitas finas y se le ven las costillas de lo puro flacos que son. Su particularidad es que no ladran nunca pues carecen de cuerdas bucales, tampoco son bravos, por el contrario les encanta encariñarse con propios y extraños. Antiguamente se los comían los indios dizque para mejorarse del reumatismo, pues les concedían la propiedad de ser buenos contra dicha enfermedad ya que por no tener pelos gozan de las ventajas de un termostato natural y cuando hace frío en el exterior se calientan por dentro y cuando hace calor, al revés, se enfrían. I como el reumatismo busca el calor, allí los perritos.
Con estos datos, que bien recordaba Claudina, fue a casa de su comadre Emerenciana a contar el suceso y recibió la siguiente “contra” para terminar con el mal de los perritos del Diablo que solo anuncian calamidades. La contra consiste en sacar una batea de agua a serenar y luego de tenerla casi veinticuatro horas en una ventana, esperjear esa agua por los sitios donde estuvieren o fueron vistos, repitiendo sin cesar. “Como vinieron se van, perritos yuchos, perritos de China, del diablo son, míos no, míos no” y así lo hizo aunque pareciera tonto de su parte y nada ocurrió en el siguiente mes, pudiendo librarse del mal con este remedio tan sutil como ingenioso.
Los perritos del Diablo no volvieron a ser vistos ni oídos y jamás se supo de ellos, pero en Manabí se conoce el incidente que fue materia de numerosas conversaciones nocturnas, cuando la candela va perdiendo fuerza y el viento comienza a soplar anunciando el verano.Mas, como simple curiosidad histórica, cabe mencionar que en los Procesos Canónicos de Mariana de Jesús tramitados en Quito en el siglo XVII se dice que varias veces, estando la joven en su dormitorio y abstraída en interminables oraciones, el diablo le mandaba dos perritos de esos llamados de China para que no siga rezando, pero ella los amarraba a la pata de una cama y continuaba como si nada.