CHRIBOGA NAJERA HONORATO

MÉDICO. Nació en Quito el 28 de Octubre de 1838 y fueron sus padres el Coronel José Antonio Chiriboga Orozco natural de Guano y Francisca Nájera Riofrío, quien siendo casi una niña fue casada con el Prócer Guillermo Valdivieso que la pasaba con cincuenta y cuatro años y murió a poco en 1830 dejándola con dos haciendas y una casa en Quito, en la Cuenca entre Chile y Mideros. Ella casaría en 1840 con Antonio Gómez de la Torre y Gangotena con descendencia.

Creció en la casa de su madre, estudió Medicina en la Universidad Central y se graduó con la máxima nota de 7-A el 28 de enero de 1861. Desde el año anterior estaba casado con Amalia Jaramillo Vargas, de Otavalo, a quien conoció en casa de sus profesores los Dres. Miguel Abelardo y Modesto Jaramillo Egas, tíos de ella. Tuvieron numerosa descendencia.

Recién graduado viajó a Otavalo donde nació su hijo mayor. Al año partió a Guayaquil designado Médico del Hospital Militar por García Moreno, amigo de sus tíos políticos y sobretodo de su tío abuelo político el Dr. Miguel

Egas Cabezas con quien había sido condiscípulo.

En 1863 fue médico personal del General Juan José Flores a quien acompañó al año siguiente a la campaña de Santa Rosa y Machala, pues dicho militar se hallaba enfermo de la próstata y sufría de retención de orina. Herido de un balazo en el bajo vientre, se le complicó el cuadro clínico y fue llevado a bordo del vapor Smirk donde falleció a causa de esa infección. Chiriboga le hizo traer dentro de un barril de alcohol potable a Guayaquil y desde allí enviaron el cadáver a Quito.

En 1866 fue designado Contralor del Hospital General en cuyo desempeño permaneció hasta su muerte. Entre 1867 y el 74 prestó sus servicios gratuitos en la Conferencia San Vicente de Paúl, institución de beneficencia establecida en Guayaquil el 64.

En 1869, desempeñando el cargo de Cirujano del Batallón No. 1 con el grado de Comandante, le tocó asistir a los numerosos heridos de la revolución fallida del 19 de marzo del General José de Veintemilla contra el gobierno dictatorial de García Moreno.

En 1870 fue médico de la Sanidad y su amigo el Presidente le envió desde Loja varias muestras de la planta denominada Condurango o bejuco del Cóndor para que las examinara y diera su dictamen. Chiriboga se las entregó al Dr. Nicolás Fuentes quién logró extraer su principio activo que denominó Condurina en Julio de ese año y hasta preparó un extracto acuoso y otro alcohólico de dicha planta que proporcionó a Chiriboga, quien lo ensayó en su propio organismo y dándoselo al ex Presidente Diego Noboa Arteta que sufría de un cáncer a la lengua del que murió.

Chiriboga escribió un artículo aparecido en el “Diario Oficial” en 1871, indicando que había comprobado sus eficaces propiedades en los casos de reumatismos, neuralgias, otalgias, varias enfermedades cutáneas y de la sangre y hasta llegó a afirmar que también era buena para los saratanes o canceres ¡Pura novelería.

Para estos experimentos había empleado dos variedades de

Condurango, la amarilla o blanca y la prieta, usando su corteza en infusiones, polvos, extractos y tinturas y tal fue el aprecio que se tuvo por entonces hacia la planta, que el Dr. Joseph C. Ayers, médico de una corbeta norteamericana, viajó a Loja especialmente para estudiarla.

En Guayaquil, algunos avivatos empezaron a vender grandes cantidades de una planta afín o parecida llamada Bejuco pachón.

Finalmente se comprobó en el exterior que su corteza solo sirve para activar las secreciones gástricas, pancreáticas y biliares y es un tónico para la función digestiva en las perturbaciones de origen nervioso y orgánico. El nombre científico del Condurango es Gonolobus condurango y la planta pertenece a la familia de las asclepiades. Los indios tomaban el cocimiento de su madera o corteza como remedio contra alguna dolencia, sobre todo en la región de Loja, donde crece casi silvestre. Numerosas noticias sobre esta planta constan en la obra Historia de la medicina en la provincia del Guayas del Dr. Mauro Madero Moreira (1)

En 1872 fue electo Fiscal de la Sociedad Médica del Guayas, el 74 ocupó la Vicepresidencia y el 75 la Presidencia de la entidad. El 79 fundó la Sociedad Estrella de Chile y recogió fondos para la Guerra del Pacífico. En 1883 atendió a los heridos cuando las tropas restauradoras y regeneradoras entraron en la ciudad el 9 de Julio.

Vivía en una casa de un piso alto ubicada en Junín No. 8 y Malecón, con su Consultorio en los bajos. Era un edificio cómodo y funcional. Tenía su empleo en el Hospital y una regular clientela. Su pensamiento había evolucionado de un conservadorismo garciano a un saludable progresismo, posiblemente a influjo de su pariente político el Dr. Modesto Jaramillo, que era del bando del Presidente Plácido Caamaño.

(1) Fue la curación de una india de Malacatos lo que despertó el interés del Dr. José Javier Eguiguren en 1866 sobre el Condurango. El Dr. Daniel Teodoro Jaramillo, recién incorporado al Cuerpo Médico, se enteró de dicha curación y la estudió en 1868, remitiendo muestras de Condurango a los Dres. José Manuel Espinosa y Rafael Barahona de Quito. Jaramillo decía que el Condurango servía para curar la sífilis en todos sus grados con más seguridad que la zarzaparrilla, que sabemos que no sirve para esta dolencia. El gobierno se interesó en el hecho y remitió muestras al extranjero y al Dr. Honorato Chiriboga de Guayaquil.

En 1884 fue designado Profesor de Química y Patología General de la Universidad de Guayaquil, cuya Facultad de Medicina estaba recién creada. En Diciembre participó como Cirujano de la flota gobiernista al mando del Coronel Reinaldo Flores Jijón, en la campaña naval contra los

guerrilleros liberales. Estuvo todo ese mes a bordo del “Huacho” en aguas de Manabí y fue una dura experiencia. El 88 fue miembro de la Junta de Beneficencia Municipal.

En 1895 era médico del Hospital (Civil) Para el Incendio Grande del 5 al 6 de octubre de 1896 perdió todos sus bienes y fue afectado de melancolía, sin embargo siguió atendiendo a su clientela pero los tiempos eran malos debido a la general calamidad. El 97 ascendió a Inspector del Hospital y presentó a finales de ese año un muy completo Informe.

Con la ayuda de sus tíos había logrado reedificar su casa y habiéndose pasado a ella falleció intempestivamente el 24 de septiembre de 1898, a causa de un paro cardiaco.

Fue un médico muy servicial que dejó la mejor parte de su vida en la atención a los militares dentro de los Cuarteles, pues desempeñó preferentemente cargos de índole médico – militar. Su porte alto casi imponente, aunque en la vejez engrosó considerablemente. Nunca perdió su dejo serrano. Los bigotes canos, el pelo castaño y los ojos claros, la piel blanca.

Al final de sus días, influido por los descubrimientos de Lister y Pasteur, aceptó la existencia de los microbios y su acción patógena en las heridas, siendo de los primeros médicos milita­res en poner en práctica las medidas asépticas.