ESCRITORA.- Nació en Esmeraldas el 1ro. de Abril de 1940. Hija legítima de Segundo Chiriboga Ramírez, pequeño agricultor, dueño de las fincas bananeras “Chinca”, “Chancama”, “Chula” y “El Gayabo” en la parroquia Biche al lado derecho del rio Esmeraldas y de Luz Maria Guerrero Morales, esmeraldeños.
La sexta de una familia compuesta de diez hermanos, de mediana situación económica, que vivían en una casita propia ubicada en el Malecón entre Salinas y Mejía.
Recibió las primeras letras en la escuela fiscal “Hispanoamericana” y pasaban vacaciones en la Chinca a media hora de Esmeraldas, hasta donde se dirigían en una canoa enranchada. Desde el cuarto grado asistió a la escuela mixta anexa al Colegio Nacional Cinco de Agosto, donde tuvo de profesor a Luis Alberto Moscoso, quien en cierta ocasión mandó a sus alumnos a aprender un poema de memoria para recitarlo en clase. Una compañerita eligió uno muy depresivo, del autor colombiano Julio Flores, que finalizaba así: ‘Todo es falso, no hay amigos…” entonces el maestro Moscoso les advirtió que no estaba bien que niños de escasos once años perdieran la fe en la humanidad y aprovechó la ocasión para darles una lección de optimismo y hermandad, que a todos se les quedó grabada para siempre.
En 1952 inició estudios secundarios en el Colegio Nacional Cinco de Agosto. Al año siguiente fue escogida por sus compañeros para reina del plantel mientras su familia vivía una dura crisis económica; pues, la compañía norteamericana, exportadora de banano, “Astral”, había dejado de comprarle fruta a su padre, en retaliación porque su hermano Jorge Chiriboga era un valiente líder sindical. Fueron años de grave estrechez y hubo que diversificar los sembríos para sobrevivir. Las fincas familiares estaban hipotecadas al Banco Nacional de Fomento de Esmeraldas.
En 1955 viajó a Quito a terminar la secundaria en el Colegio Nacional 24 de Mayo. En la capital vivió en casa de la familia Muñoz Terán Varea, en la Río de Janeiro y Juan Larrea. El 57 fue electa cachiporrera del Colegio por ser la alumna más alta ya que medía 1,76 mts. El 58 se graduó de Bachiller en la especialidad de Filosófico-Sociales y entró a la Escuela de Biología, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. Era una chica espigada y garbosa que llamaba la atención y por eso, al subir por la calle Chile para llegar a la Facultad, muchas personas se asomaban a verla pasar.
En 1960 representó a su provincia en un Concurso de Miss Ecuador celebrado en el Coliseo Julio Hidalgo de Quito, pero el evento terminó en una fenomenal fresca “porque el público estaba a mi favor y el Jurado sacó a una chica quiteña”.
Ese año comenzó a realizar sus prácticas docentes en el Colegio Nacional Manuel María Sánchez. El 62 egresó de Biología sin hacer la Licenciatura, al mes siguiente contrajo matrimonio con el notabilísimo escritor Nelson Estupiñán Bass, autor de la novela de raíz y raigambre esmeraldeños “Cuando los Guayanes florecían” y juntos regresaron a Esmeraldas, a un departamento en la Bolívar y Juan Montalvo.
Esmeraldas era una ciudad en crecimiento con gravísimos problemas, a veces faltaba el agua y casi siempre se iba la luz porque no llegaba el combustible a la planta. Al comenzar las noches las familias tenían que ayudarse con lámparas de peíromax y si por casualidad volvían a encenderse los focos del alumbrado público, salían gozosas a los balcones y gritaban “Llegó la luz, la luz” experimentándose una gran felicidad colectiva. Ese ambiente atrasado la deprimió al principio pero pronto encontró en la bien nutrida biblioteca de su esposo numerosas biografías y novelas que leyó con fruición, adentrándose en el mundo mágico de la nueva narrativa de los años treinta del Ecuador. Después vendrían dos hijos y la responsabilidad de criarlos sin ayuda alguna porque nunca le ha gustado tener servicio doméstico y como desde siempre ha practicado ejercicios diarios de gimnasia, poco a poco logró llenar su tiempo útilmente. Después trabajaría como investigadora para su esposo.
En 1968 comenzó a escribir inspirándose en un circo que llegó de paso por Esmeraldas y se instaló en el parque vecino a su nuevo domicilio de Hugo Moncayo y Domingo Sarmiento. El argumento no puede ser más simple: Un monito, de tanto observar a un maromero, aprendió su arte. Cuando el propietario del circo se dio cuenta de ello y de que podía presentar al animalito con éxito, despidió al sujeto, que indignado contra el mono, lo mató por el cuello.
Una mañana, terminado el cuento, se lo leyó a su esposo, quien se encontraba afeitándose en el baño y él le dijo: “Ese es de Poe y ya sé como va a terminar”, pero a! enterarse que era de ella, se sorprendió gratamente y la mandó a leer mucho y a corregirlo para mejorar el estilo.
Entre el 70 y el 72 escribió diez poemas sociales que aún mantiene inéditos. Uno de ellos fue dedicado al joven estudiante José Basurto, asesinado en Manabí durante la dictadura de Rodríguez Lara. Desde el 74 se volvió vegetariana pues el Dr. Germán Duque Mejía le recetó en Popayán a su esposo, que siguiera ese régimen si quería curarse de una molestosa úlcera al duodeno. Tampoco fuma ni bebe licor.
El 75 creó dos dramas psicológicos, uno de ellos dirigido a un público infantil, titulado “La noche está llegando” El 76 fue electa presidenta de la filial de Esmeraldas de la Unión Nacional de Mujeres del Ecuador donde aún continua. Entre el 76 y el 78 planteó al Consejó Provincial de Esmeraldas la creación de un Jardín Botánico para esa población. Quería hacer su tesis para optar la Licenciatura en Ecología con ese hermoso proyecto; pero debido a que el terreno destinado había sido invadido por los funcionarios y empleados del Ministerio de Agricultura (respaldados por sus compañeros de Quito que también se beneficiaron) no le fue posible llevar a cabo el proyecto.
El 77 realizó poesía ecologista escogiendo cincuenta temas que desarrolló en docientas coplas octosílabas sobre motivos conservacionistas, bajo el título de “Las Voces de la Vida”.
El 81 publicó en el No, 11 de la Revista “Cultura” del Banco Central, un interesante articulo sobre “La Música Popular y la Mujer” en 12 págs. denunciando el maltrato psicológico de la mujer en las letras de los cancioneros populares, lo que solo sirve para crear perjuicios.
El 83 asistió al congreso de Cultura Negra celebrado en Cali y el 85 al de Panamá. Ese año comenzó a dar forma a “Bajo la piel de los tambores” novela en 155 págs. iniciada a raíz de su egreso de la Universidad. El 86 ganó uno de los premios del Concurso de Relatos “José de San Martín” celebrado en Buenos Aires con su cuento “El Cristo de la mirada baja”.
El 88 entregó a Iván Eguez y a Raúl Pérez Torres los originales definitivos de “Bajo la piel de los tambores” para que dieran su parecer y les agradó tanto que la invitaron a concurrir al Taller de Literatura que dirigen en la Casa de la Cultura, los lunes, de siete a diez de la noche. De allí en adelante produjo un volumen de veinte cuentos titulados “Los ojos se le nublan por el llanto”.
El 89 hizo verso libre y poesía erótica en “La contraportada del deseo”. El 91 terminó una segunda novela sin título y apareció en la editorial de la CCE. su “Bajo la piel de los tambores”, donde narra la iniciación de una adolescente costeña en los embriagantes ritos del deseo, la sensualidad, el amor y el sexo. Interna en un Colegio de monjas de la capital, se abre paulatinamente a la experiencia de la hipocresía de la sociedad y a los secretos del idealismo guerrillero. Sus sueños de amor y de liberación se esfuman al volver a la costa. La realidad triunfa. La hembra se convierte en mujer sensata; la idealista, en mujer dorada, con lo que esta novela se convierte en una parábola del desencanto de la mujer del campo costeño, oprimida por los prejuicios raciales, la tradición y la estrechez cultural de esa periferia, según acertadas frases de Simón Espinosa.
Alta, delgada, canela clara, ojos y pelo negro, trabaja por el desarrollo de la personalidad de la mujer ecuatoriana.