CEVALLOS SALVADOR PEDRO JOSE

VICEPRESIDENTE DE LA REPUBLICA. –

Nació en Quito en 1830. Hijo único del matrimonio formado por Antonio Ceballos Valdez, dueño de la hacienda Cuscungo y de una finca en Chillogallo y por Alegría Salvador y Gómez de la Torre, quiteños.

Realizó las primeras letras y la primaria en el colegio de los padres Mercedarios y se aficionó al estudio de la Historia de la Patria, apuntando los acontecimientos y coleccionando los impresos que salían.

En 1848 se graduó de Bachiller en el Colegio Seminario y entró a estudiar leyes en la Universidad Central. El 55, por su marcado antimilitarismo, fue electo presidente de la asociación cívica “Los amigos de la humanidad”, compuesta en su mayor parte por estudiantes liberales y lograron la elección para Senador de Gabriel García Moreno (1) quien pasaba por liberal sin imaginar siquiera que estaban engendrando un monstruo, que todo tirano es eso mismo.

En 1858 se graduó de Abogado y ocupó la Secretaría de la Corte Superior de Quito, luego lo fue de la Corte Suprema. En Septiembre del 59 creyó del caso apoyar el golpe de estado de García Moreno contra el gobierno constitucional del Presidente Francisco Robles. Al poco tiempo las nuevas autoridades le eligieron Alcalde Municipal y Procurador Síndico de la Municipalidad de Quito.

En 1860 se alistó en el ejército como Sargento Mayor y organizó las Milicias en Chillogallo. Por entonces escribió un Calendario o Libro de Efemérides Nacionales calificado de tesoro inapreciable por su biógrafo Julio Castro Bastus, por los datos históricos que contiene en orden rigurosamente cronológico. Al triunfar la revolución en Septiembre de 1860, formó parte del grupo de mayor influencia del momento. El 61 ocupó la secretaría de la Asamblea Nacional Constituyente por renuncia del Dr. Pablo Herrera, pero se enfermó y abandonó esas funciones.

En 1863 el Dr. Pedro Fermín Ceballos le solicitó algunos impresos que Pedro Moncayo necesitaba para escribir la Historia del Ecuador.

Dedicado al ejercicio profesional ocupó las secretarías de las Cortes Superior de Pichincha y Suprema.

Hasta entonces le habían considerado un sujeto bonísimo, sobrino nieto de los Gómez de la Torre, seguidor incondicional de su línea civilista, estaba casado con su prima Leticia Escobar y Salvador, sin hijos. Vivía en una hermosa mansión solariega del barrio de la Merced, donde su sociabilidad inteligente y liberal reunía todas las noches a sus amigos de Quito, Guayaquil, Cuenca y de las provincias, de paso en la capital. La suya fue una de las últimas tertulias del antiguo Quito. Pronto se separó de García Moreno por disentir de sus numerosos abusos y crímenes.

En 1865 apoyó alborozado la elección presidencial de Jerónimo Carrión y Palacio. El 67 la de su amigo el Dr. Javier Espinosa y Espinosa y como su también amigo el Dr. Julio Castro Bastus fue designado Ministro de Hacienda, se reunía con él y con otros más todas las noches en su casa, para hablar con cordialidad y franqueza sobre la neutralidad del gobierno en política.

Al producirse el cuartelazo del 17 de Enero de 1869 trató de congregar a los liberales para armarlos y defender al régimen constitucional del Presidente Espinosa del ataque a mansalva de García Moreno, pero solo consiguió atraer a la juventud entusiasta, a los coroneles Víctor Proaño y Juan Nepomuceno Navarro a Aparicio ortega y a Alejandro Cárdenas, mientras García Moreno recorría los cuarteles acompañado de varios individuos, mandaba salir a las calles a las Bandas de Música y ordenaba escoltas a las casas donde los liberales estaban reunidos. Varios de ellos escaparon, Montalvo y el Dr. Mariano Mestanza se refugiaron en la Legación de Colombia y solo fueron aprehendidos el anciano Dr. Manuel Ángulo, el Canónigo Nicolás Rivadeneira, Javier Sáenz, los sacerdotes Borja y Herrera y todos los que se hallaban en su casa. De allí en adelante Cevallos solo trató a García Moreno de tirano y hasta conspiró en su contra entre el 73 y el 74 en casa del Dr. Aparicio Cornejo, donde se reunían varios connotados anti garcianos.

En 1874 fue elegido Ministro Juez de la Corte Superior, ya estaba viudo de su primera esposa y vuelto a casar con su cuñada Ursulina Escobar y Salvador, en quien tampoco tuvo hijos.

El 6 de Agosto de 1875 se alegró con la muerte de García Moreno, poco después apoyó la elección presidencial de su amigo personal el Dr. Antonio Borrero y estuvo entre quienes asesoraban al Ministro del Interior Manuel Gómez de la Torre, continuando como Ministro de la Corte.

Para la revolución del 76 se mantuvo lejos de los acontecimientos a pesar de su amistad con el General Ignacio de Veintemilla y de ser Curador y representante legal de su sobrina Marieta. Al triunfar Veintemilla pudo gozar de prebendas y honores gubernativos, pero prefirió no acercársele; sin embargo, en determinadas ocasiones influyó sobre su primo Leopoldo Salvador, que fue durante varios años el brazo derecho del régimen, como Primer Designado para sucederle. El 79, habiendo enviudado, se corrió la voz que deseaba entrar a un convento, dando pie a que las gentes hicieran chistes al respecto. Incluso en Ambato se llegó a decirse erroneamente que quien quería meterse a fraile era el Dr. Pedro Fermín Cevallos.

En 1882 con su dinero y su opinión ayudó a derrocar la dictadura. El 83 fue electo Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia y contribuyó a la reorganización nacional, renunciando sus sueldos a favor de la República.

Igualmente el 83 asistió a la Asamblea Constituyente de Quito como Diputado por Pichincha, estuvo en contra de la proposición de darle el voto a las mujeres. En cuanto a los veintemillistas, pidió el perdón para ellos, pero denigró de la memoria del dictador, confesando que le había aconsejado la dictadura para que se cayera más rápido; algunos Diputados le acusaron de defender a los colaboradores por tener deudos entre ellos y tuvo que dejar de asistir a unas cuantas sesiones para evitar nuevas habladurías, de todo lo cual se infiere que por su bondad ingénita y falta de carácter había guardado excelentes relaciones de amistad con Veintemilla y con su primo Leopoldo Salvador, aunque no compartía sus pretensiones.

En 1885 refutó la Historia del Ecuador de Pedro Moncayo y defendió al Presidente Juan José Flores con un folleto deslucido y mediocre, que sin embargo, le abrió las puertas del éxito político.

Enseguida fue electo Presidente de la Corte Suprema de Justicia y pocas semanas mas tarde, en Marzo del 86, lo candidatizaron para Vicepresidente de la República, con el visible apoyo del Presidente Plácido Caamaño pues su nombre no despertaba resistencia ni tenía enemigos políticos. Efectivamente, congeniaba con todas las tendencias por su amable talante, buena disposición social y generosidad con los necesitados. La elección dio 13.519 votos a su favor, fue confirmada en el Congreso y se posesionó con juramento el 1 de Julio, cruzando discursos con Juan León Mera, Presidente del Senado.

En tales funciones presidió el Consejo de Estado y en 1887 votó contra el fusilamiento de Vargas Torres que fue más bien un crimen político. El 88 ejerció la presidencia por encargo durante las ausencias de Caamaño. Y cuando en Junio de 1888 fue electo presidente de República el Dr. Antonio Flores Jijón, ausente en el exterior, volvió a encargarse por casi tres meses hasta el 17 de Agosto, que el nuevo mandatario hizo su entrada en la capital. Durante este segundo encargo abrió las puertas del Panóptico a numerosos reos políticos en gesto de gran humanidad.

Una persona de sus amables cualidades solo podía llevarse bien con el Dr. Flores quien era un cumplido y cabal caballero, de suerte que entre ambos jamás hubo roce alguno ni se hirieron susceptibilidades; quizá por eso, al concluir su período Vicepresidencial, fue electo Ministro del Interior y Relaciones Exteriores en Abril de 1891, pero recién se posesionó en Agosto, mas, al exigir inútilmente que se garantizaran los intereses nacionales en el contrato de construcción del ferrocarril del Sur, tuvo tropiezos con el presidente y renunció, En cambio el Papa León XIII le envió la Orden de San Gregorio Magno por defender el cobro del diezmo a favor de la iglesia católica.

El 90 la Asamblea del Partido Nacional o Progresista lo eligió presidente del Directorio que debía funcionar en representación de ella, pero en la práctica nunca se llegó a deliberar.

Había sido nombrado Miembro de Número de la Academia ecuatoriana de la Lengua y se encontraba preparando su Discurso de Ingreso sobre la literatura en el periodismo, cuando el 92, el presidente Luis Cordero le eligió Ministro de Instrucción Pública, no desempeñando esas funciones porque se encontraba postrado en cama con un cáncer lento pero doloroso, hasta que le sobrevino la muerte el 17 de Noviembre de ese año, cuando solo tenía sesenta y dos de edad y aún se podía esperar mucho más de su talento.

Su estatura alta y el mucho cuidado en su persona le hacía pasar por uno de los caballeros más elegantes de su tiempo. Poseía, además, un corazón tierno y generoso, ingenio agudo, conversación sabrosa, trato fácil con todos en deleitosas tertulias donde se brindaba cosas finas y de buen gusto, lamentablemente le faltó carácter y arrestos para combatir de modo más activo a los tiranos.

Remigio Crespo Toral en una carta necrológica le dijo: // ¡Es tu voz! es tu acento regalado / la donairosa plática, la austera / lección de honor del corazón dictado…, / Jamás las sedas de tu noble cuna / mancilló la impureza de la plebe / ni en la vida empeñó sombra ninguna. //

Entre sus papeles sin publicar quedó un proyecto de refutación parcial a la obra del padre redentorista Alfonso Berthe, quien desde Francia escribió una Historia del Ecuador o propiamente de García Moreno, siguiendo unos apuntes que le envió Pablo Herrera, pero todo lo exageró y trastocó por ignorancia del medio y los personajes, y la obra le salió errada, es decir, a su manera, por eso fue brillantemente refutado en tres tomos por el ex presidente Antonio Borrero.

Como historiador fue mediocre, nunca pasó de la etapa del historiógrafo o anticuario, a medias entre investigador y coleccionista de impresos antiguos, que los tuvo mucho y buenos en su Biblioteca, que años después pasó a poder del historiador Luis Robalino Dávila.

El 92 su amigo Julio Castro editó su biografía en 15 págs.