CASTRO GUERRERO ANTONIO

POETA. – Nació en la parroquia El Valle, Cantón Cuenca, el 13 de Junio de 1944. Hijo legítimo de Baltazar Castro Barros, guardia de la Cárcel Municipal de Cuenca, que viajó a Tenguel donde vivió algunos años de la agricultura en esa hacienda y finalmente pasó al comercio de Huaquillas en la frontera con el Perú, retirado, sabía muchos versos populares y gustaba la literatura; y de Etelvina Guerrero Morales, fallecida de bronconeumonía en 1986, provenientes de familias
campesinas de El Valle. Fue el octavo entre nueve hermanos.

Inició sus estudios en la escuela Federico Proaño de Cuenca y tuvo de maestros a Segundo Espinosa y a su tío Guillermo Castro, que le encauzó para que leyera cuentos en la pequeña biblioteca de la escuela.

Dos años después sus padres tuvieron que emigrar a Tenguel y como no pudieron llevar a todos sus hijos, enviaron a Antonio a casa de su abuelita paterna en El Valle, donde le tomó a cargo su tía soltera Mercedes Castro, quien lo puso en la escuelita Tomás Pendón. Allí recibió malos tratos de su Director Luis Quintuña, profesor áspero que gustaba lanzar sátiras a los alumnos tímidos y sensibles utilizando frases indelicadas y hasta absurdas. Un día dijo en clase: Demos ejemplos de adjetivos superlativos y él mismo se contestó a continuación: “El niño Antonio Castro es de memoria acrisolada pero de honradez no sé”, causando la risa infantil de sus compañeritos.

Aburrido de tales maltratos se escapó a Tenguel en 1955. El viaje fue una odisea que duró cuatro días a pie y en diversos vehículos y sus padres se sorprendieron al verle y al mismo tiempo se alegraron mucho. La experiencia le sirvió para darse cuenta que cuando alguien se propone algo puede conseguirlo con tesón y trabajo. De esa época son sus primeros poemas. “Me gustaba recitar, tenía memoria”.

En 1956 sufrió una fuerte hepatitis y durante la convalecencia fue enviado a la casa de su hermano Baltazar en Loja. “El Dr. Daniel Hidalgo Gómez, suegro de mi hermano, me hizo matricular en el colegio nocturno Leones de Loja y por las mañanas me puso a aprender el oficio de sastrería. En dicho colegio fundé y dirigí el grupo Germinal y empecé a componer mis primeras poesías serias, hasta que por asuntos de trabajo mi hermano viajó en 1960 con su familia a Huaquillas y me quedé sólo. Para esa época estudiaba la secundaria en el Bernardo Valdivieso” (1)

“Entonces comenzaron épocas muy duras, aprendí a vivir solo y a trabajar en diferentes oficios. Luego alquilé un departamentito a medias con dos compañeros y aprendimos a estudiar en grupo. Para subsistir laboré en una panadería, en una tienda, en una fábrica de helados y finalmente
en el ramo de construcciones con un hermano”.

En 1966 se graduó de Bachiller en Humanidades Modernas, ingresó a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Loja y obtuvo la plaza de profesor en la escuela José Antonio Eguiguren de los Hermanos Cristianos con S/. 6.300 mensuales de sueldo. Para ayudar a sus pequeños alumnos, empezó a dibujarles y a hacer esculturas en alto relieve en madera y en licopar.

El 68 dictó varias horas de Literatura a la semana en el sexto curso de la sección nocturna del Bernardo Valdivieso. Al año siguiente recibió el nombramiento de profesor y allí trabajo hasta 1976.

El 72 había egresado de la Facultad y fue contratado como profesor de Lógica Formal y Dialéctica con S/. 3.800. El 76 pasó a enseñar a tiempo completo con S/. 9.000.

Entre el 74 y el 77 intervino en varios concursos de poesía, Ese último año obtuvo el I Premio en el Concurso Nacional de Poesía de la Casa de la Cultura Ecuatoriana con “Exilio” y el 76 el II Premio en Poesía, en el Festival de la Lira y la Pluma lojana. También practicaba sus habilidades para el canto y la danza pues desde su niñez en Cuenca, cuando alumno de la Profesora Osmara de León en la Casa de la Cultura, tiene afición a la danza popular.

El 77 hizo orientación y coordinación de la práctica docente en el Colegio “Manuel Cabrera Lozano”, anexo a la Facultad de Ciencias de la Educación, que dirigió como rector desde 1979 hasta el 82, año en que renunció para dirigir el “Pío Jaramillo Alvarado”.

En 1978 obtuvo la Tercera Mención en el Concurso Nacional de Poesía del Diario “El Universo” de Guayaquil. Para entonces presidía el grupo cultural “Altasierra” que dirigía en su segunda época el poeta Ing. Alfredo Jaramillo Andrade y que tantos frutos produjo para bien de la cultura lojana. Igualmente sus poemas aparecían en diferentes órganos de difusión tales como las revistas “Altasierra”, “Mediodía” y “Universitaria” y en el Taller de Literatura del CUDIC contribuyó a la aparición de la revista “Letrafuego”.

La década del 80 le tomó especializándose en técnicas de Comunicación Educativa. El 81 participó en solidaridad con sus compañeros, en la primera huelga de hambre realizada por los maestros lejanos. Realmente no tenía porqué hacerlo debido a que no era de los particularmente afectados, pero se sumó a ella y resistió hasta el fin. “El quinceavo día me pusieron suero por la taquicardia y cuatro días después se terminó la huelga tras conseguir algunos de los puntos que estábamos exigiendo al Congreso. Fuimos a parar a una clínica, donde permanecí diez días en estado de observación debido a las 27 libras que había perdido. El asunto tuvo secuelas y me ocasionó a la postre unos molestosos pólipos al colon, que me fueron operados en 1987 sin consecuencias”.

El 82 apareció su poemario “Balada del Caminante sin nombre” ilustrada por él mismo, en 234 páginas con hondas meditaciones de profundo lirismo, publicado con la madurez necesaria de quien no conoce de las urgencias de la figuración anticipada. Con textos elaborados, sobrios y bellos, dignos de una solitaria vocación perfeccionista, utilizando palabras duras, recias y exactas. // entonces / silenciaremos el llanto inmemorial / de los serafines prisioneros / en los refugios anti radioactivos //

Castro se siente partícipe de un mundo de desintegración y de allí arranca su dolor y su anhelo, por eso su poemario es un contrapunto constante entre la concepción sombría de la realidad y una aireada meta liberadora // Con las límpidas aguas del exilio / cavaremos / un mar sin amenazas, / un mar sin submarinos, / un mar para la fauna exhuberante, / un mar para la brisa y la gaviota . . . / sobre su espuma de cristal disuelto / echaremos un canto de góndolas y velas / y nuestra voz vigía / será nuestra bandera / para el diálogo hermano con los peces //

Tal voz, llena de admoniciones y contemperanidades, causó una gratísima impresión en la crítica nacional que saludó el nacimiento de un poeta con futuro.

(1) Sus primeras compariciones llamaron “Canto al Colegio” y “Mis sueños”, hoy perdidos.

De allí en adelante apuró su tesis de Postgrado que apareció en Octubre de ese año en coparticipación con los Lcdos. Rodolfo Núñez y Luis Bravo bajo el título de “La Integración de la Docencia, la investigación y la

extensión en las prácticas pedagógicas de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación” en 350 páginas.

Posteriormente ha sido coordinador académico del evento de Técnicas de la Comunicación Educativa en la Maestría del Centro de estudios de Postgrado y también del Taller de Literatura del Centro Universitario de Difusión Cultural de Loja.

Tiene un poemario inédito titulado “Las profundas raíces de mi canto” que espera sacar a la luz dentro de poco y un ensayo en forma de texto llamado “Fundamentos de Lógica”.

Como buen poeta romántico e hipersensible, que ha idealizado el amor y sus constantes desiluciones, ha vivido varios compromisos. Habita en casa de un hermano, con sus dos hijos, a los que quiere y protege como buen padre que es.Su poesía mas conocida, aparte del premiado “Exilio”, es “Loja Tridimensional”, notable por su profunda belleza metafórica // Tus Andes verticales galopan tus abismos / Tus vértebras ciclópeas son cósmicas vigías / desde el perfil del tótem del ostentoso Ahuaca / Crece hasta el Villonaco la altura y se destaca / la sombra sideral del paso de tus días //