CARVALHO NETO PAULO

ESCRITOR Y FOLKLOROLOGO.- Nadó el 10 de Septiembre de 1923 en Simao Días, estado de Sergipe, en el nordeste del Brasil, pero al poco tiempo enfermó de gravedad, creyeron que se había muerto y hasta pidieron un ataúd; su tío el Dr. Ranulpho Prata, que era médico y escritor, se dio cuenta que aún respiraba, lo revivió y transformó el duelo en fiesta.

Fueron sus padres legítimos el Dr. Antonio Manuel de Carvalho – Neto, abogado, hombre de letras, penitenciarista y político, Diputado y precursor del derecho del Trabajo en la Constitución de 1926 y Veturía Prata, naturales del estado de Sergipe. Fue su abuelo materno el Coronel Filisberto Prata y el paterno el Dr. Joviniano de Carvalho – Neto, primer Cirujano en separar a dos niños siameses en el Brasil, operación que llamó la atención mundial.

“Simao Días era un pueblo donde mi abuelo Filisberto, coronel de la Guardia Nacional del emperador don Pedro II, tenía una hacienda ganadera muy grande, pero pronto nos cambiamos a la capital del estado llamada Aracajú, donde me matricularon en la escuela primaria de Dona Bió. De ocho años quise huir con un circo para ser payaso pero no me aceptaron por mi corta edad, a los diez le pedí a un comandantes de barco que me llevara a recorrer el mundo, me demoré al recoger la maleta y el barco partió sin mí, de quince años escribí mi primer poema, dedicado a los pájaros que vuelan sobre el mar”

Cursó la secundaría en el Colegio “Tobía Barrete” de Aracajú y se graduó de Bachiller en 1940, ingresando a la preparatoria del Liceo de los padres Maristas en Bahía; pero habiéndose declarado la II Guerra Mundial, entró al Brasil en el conflicto, fue llamado al ejercito el 41 como soldado raso en Sergipe, después ascendió a Cabo y finalmente realizó un Curso de formación de Oficiales. De allí pasó a Río de Janeiro como Teniente de Infantería motorizada y terminada la guerra el 46 pidió la baja voluntaria para dedicarse a escribir. Esto causó sorpresa a sus compañeros pues desperdiciaba una carrera que resultaba prometedora y para la cual demostraba tener dotes y había invertido cinco años. Entonces quiso por un tiempo ser marino mercante pero pronto desistió para ingresar a la facultad de derecho de U. de Brasil en Río; más, a los pocos meses, se cambió a la de filosofía y habiendo pasado por uno de los corredores de ese edificio, al tiempo que dictaba una de sus clases el ilustre antropólogo Prof. Arthur Ramos, se interesó en el tema, fue invitado a ingresar y así se conocieron.

Ramos acababa de iniciar ese año su primer curso de antropología en el Brasil y solo contaba con cuatro alumnos. Carvalho fue el quinto y en solo tres años completó la materias de Antropología Física que estudiaba las razas y los cráneos y de Antropología Cultural que se interesa por la cultura de los pueblos, habiendo viajado por el estado de Minas Gerais donde rescató 577 páginas manuscritas sobre la esclavitud en el Brasil y que ahora se están publicando con motivo del Centenario de la Abolición en ese país. Mientras estudiaba en Rio su padre le auxiliaba con envíos de dinero, aunque parte de sus gastos lo pagaba él mismo como periodista y con traducciones del español, que dominaba desde que a los quince años comenzó a estudiarlo con la ayuda de un diccionario, así es que tomaba materiales de revistas hispánicas y las traducía al portugués para revistas brasileras.

El 48 fue designado Asistente de su maestro Ramos en sus clases de Antropología en la “ Casa del Estudiante del Brasil”. El 49 contrajo matrimonio con Ivolina Rosa, han tenido una unión estable y cinco hijos. Ese año empezó a enseñar Historial y Geografía del Brasil en el Y.M.C.A. y en un liceo judío donde le pagaban muy bien. En Octubre falleció el Prof. Ramos en París, ejerciendo la jefatura del Departamento de Ciencias Sociales de la Unesco y Carvalho aceptó una invitación de la Cancillería brasilera para enseñar Antropología en la U. del Paraguay, en Asunción, en sustitución del famoso etnógrafo Max Schmidt, que se encontraba enfermo. El 50 comenzó en dicho país como profesor de Folklore con solo seis estudiantes, era una ciencia nueva y casi desconocida, sin embargo se dio tiempo para leer y realizar investigaciones de campo y luego de año y medio de continuos viajes escribió “Folklore del Paraguay”.

El 51 fue trasladado por el gobierno como miembro de la Misión cultural brasilera a la U. del Uruguay con sede de Montevideo. Allí dirigió el Seminario de Sociología, dictó varias materias en el “Instituto de Estudios Brasileiros” y escribió los ensayos: “Concepto de Folklore”, “Folklore y Psicoanálisis” y “Folklore y Educación” con innovaciones temáticas a nivel latinoamericano.

El 54 participó en el Congreso Internacional de Folklore de Sao Paulo presidiendo una nutrida delegación de estudiantes uruguayos. El 55 el “Centro de estudios Folklóricos del Uruguay” publicó su ensayo sobre “La obra afro uruguaya de Ildefonso Pereda Valdéz”, dentro de la orientación recibida de su maestro Ramos quien había realizado estudios en África. De esta misma serie son otros trabajos suyos como “El Negro Uruguayo” y “Estudios Afros” que se editarán en Quito y Caracas el 65 y el 71 respectivamente El 56 la editorial Psique de Bueno Aires dio a la Luz su “Folklore y Psicoanálisis”, cuya segunda edición del 68 apareció en México fue y traducida al inglés por Jacque M.P. y publicó la U. de Miami el 72.

Igualmente, el 56, la Livraria Monterio Lobato de Montevideo sacó su “Concepto de Folklore” que ha conocido dos ediciones más, México 1965 y Guatemala 1980 y al ser traducida al inglés por Wilson y editada el 71 por la U. de Miami mereció el premio de la U. de Chicago, Ilinois, USA.

El 59 dictó un curso en la Escuela Superior de Uruguay sobre la teoría del Folklore Poético y tuvo de colega al Dr. Velasco Ibarra, quien dictaba clases en el aula de al lado. “Folklore poético” se editó en Quito, como texto, el 66.

En enero del 60 fue cambiado a Quito con el rango de Agregado Cultural de la embajada del Brasil, para organizar el Centro de estudios Brasileiros. “El Embajador José Jobim, me prestó su apoyo y me entregué de lleno a mis labores específicas; sin embargo me daba tiempo parar recoger cuentos, poemas y canciones en mis horas libres. Fue una larga temporada de intensos trabajos, estudiando al folklore de este país, uno de los más ricos y variados de Hispanoamérica y así fueron surgieron experiencias, encuentros y conocimientos que me motivaban a escribir. Más, era el caso, de que a pesar que algunos escritores cultivaban el folklore como ciencia algo rara, la inmensa mayoría de los ecuatorianos desconocían su importancia y casi todos ignoraban su metodología. Tuve que emplearme a fondo para convencer a Benjamín Carrión que La Casa de la Cultura Ecuatoriana era la llamada a iniciar el estudio científico del folklore. Pronto lo convencí y desde ese momento me prestó toda su ayuda, al igual que Jorge Enrique Adoum y Oswaldo Guayasamín, y fundamos el Instituto Ecuatoriano de Folklore, Carrión tuvo la gentileza extrema de hacer publicar en la CCE mi “Folklore y Educación” el 61 que va por la tercera edición y poner a mi disposición los libros de la biblioteca de la C.C.E. y en uno de sus salones me encerraba desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde a estudiar todos los días, leyendo y escribiendo sin descanso sobre una ciencia tan novedosa; viajando a los pueblos los fines de semana, solo o acompañado de algunos amigos que se habían empezado a interesar en mis temas y frutos del trabajo y la dedicación de tantas voluntades fue un fichero trabajado por mi y algunos libros con sistematizaciones del folklore de esta área empezados el 60 y terminados el 64 año en que apareció mi “Diccionario del Folklore ecuatoriano”. Libro que le consumió pues hasta le produjo una enfermedad, gran esfuerzo de gabinete, y está considerado por los especialistas como uno de los más completos del genero y el primer volumen de la “Antología del Folklore Ecuatoriano”, cuya segunda parte apareció dos años después y la segunda edición refundiendo los dos tomos en 384 págs. salió en 1994 por el Núcleo del Azuay de la C.C.E.

“Estas obras llamaron la atención a la juventud y surgieron vocaciones. Con algunas personas había sostenido conversaciones, a otra había dictado charlas y conferencias en los cursillos de adiestramiento en técnicas de investigaciones folklórica, de la Facultad de Filosofía y Letras de la U. Central, pero a la gran mayoría ni siquiera conocía. Para entonces mis mejores amigos y colaboradores eran Olga Fish, Leonardo y Elvia de Tejada, Oswaldo Viten, Jaime Andrade, etc. que bajo los auspicios de la C.C.E. se organizaron y fundaron al “Revista del Folklore Ecuatoriano” que dirigí algún tiempo y de la que han aparecido siete números. El 65 di fin a mis pesquisas de campo y comencé a publicar dos colecciones “Arte Popular del Ecuador”, en cuatro tomos, de los cuales aparecieron primero los volúmenes uno, dos y tres. Además tenía escritos muchos trabajos sueltos, la mayor parte de ellos con el material ecuatoriano que comenzó a salir el 68 bajo el título de “Estudios de folklore” en tres tomos impresos en la Editorial Universitaria.”

Mientras tanto en Cuenca se habían unido Galo Ramírez Salcedo, Manuel Lándivar, Eulalia Veintimilla, etc. y me llevaron a dictar un curso intensivo de quince días de duración, que dio origen a la creación del “Instituto del Folklore Azuayo” con una revista de ese nombre, que sigue hasta la actualidad”.

“El 64 había publicado en la “Revista Brasilera de Estados Políticos” un ensayo biográfico escrito desde muy atrás con la vida de mi padre y que titulé “Un Precursor do Direíto Trabalhista Brasileiro.”

El 67 la C.C.E. editó “Geografía del Folklore Ecuatoriano”, complementado sus dos obras anteriores (el Diccionario y la Antología) y ese año fue cambiando con iguales funciones diplomáticas a Santiago de Chile, donde tuvo gran éxito publicando en la editorial Universitaria su “Historia del Folklore Iberoamericano”, que ganó uno de los más codiciados premios internacionales de Folklore el “Giuseppe Pitre” de Italia, fue traducida al inglés el 69 y vio una segunda edición poco después; sin embargo la dictadura militar de su país se había consolidado y endurecido, comenzaban los años de las persecuciones sangrientas, de los grupos paramilitares y como no les interesaba la cultura en términos generales y democráticos, fue separado de sus funciones en la navidad de ese año. Entonces salieron en su ayuda numerosas instituciones y amigos del exterior, la U. de California (UCLA) con sede en Los Angeles lo contrató para dictar cursos de Folklore, lenguas y cultura latinoamericana. “Viví en los Estados Unidos por espacio de diecisiete años desde el 67 hasta el 85”.

El 57 se publicó en Sevilla su trabajo sobre “El carnaval de Montevideo” escrito en su época de Uruguay. En UCLA dictaba Cultura y Civilización Latinoamericana, Literatura Brasilera y Creación Literaria por cursos y seminarios periódicos y hacía traducciones del Inglés al español y portugués que llegaron a convertirse en una buena fuente de ingreso.

El 70 editó en Porto su “Folklore Sergipano”, recopilación de varios conferencias dictadas en Chile el 58 sobre el folklore de su región natal. Mientras tanto venía preparando su primera novela, que la ambientó en el Ecuador bajo el título de “Mi tío Atahualpa” y publicó en México el 72. Una segunda edición data del 83. La novela trata sobre el choque cultural entre la raza indígena y la blanca y ha sido traducida a varios idiomas. El 71 y el 78 salió en dos ediciones la versión en alemán. El 78 y el 85 en portugués, el 81 en finés y el 86 en holandés, el 237 págs.

El 73 comenzó a viajar dictado conferencias y cursillos en ingles invitado por Universidades norteamericanas. Igualmente editó en México” El folklore de las luchas sociales”, novísima interpretación dialéctica del folklore, que obtuvo una de las menciones al premio Casa de las Américas de La Habana.

El 75 salió impreso en México su “Decamerón ecuatoriano” con cuentos picantes de nuestra tierra. En Caracas apareció “Los Ilustre Maestro”, fina sátira al sistema de enseñanza universitaria imperante en los Estados Unidos y en Madrid circuló su tesis doctoral en la Facultad de Letras de la U. de San Paulo, basada en “La Influencia del folklore en Antonio Machado”.

El 77 tradujo al portugués un parte de las poesías del nicaraguense Ernesto Cardenal en una antología de gran éxito en el Brasil, pues se agotaron dos ediciones en menos de un año. También apareció su texto para uso de terminología titulado “Diccionario de Teoría Folklórica”, cuya segunda edición incompleta acaba de aparecer en Guayaquil y está a la venta en la Politécnica. El 78 “Teatro Sandinista” que dio a la luz en Tegucigalpa, con guiones propios, con el fin de cooperar en la lucha antisomocista. También circularon sus cuentos “Historias a lo Divino” en Guatemala, que junto a los del “Decamerón Ecuatoriano’’ son proyecciones estéticas de los cuentos del Folklore Ecuatoriano, en cuatro tomos y constituye una de la mayores colecciones en América; de dichas proyecciones han hecho guiones para cine, piezas de teatro y piezas para títeres, de estas últimas, es ‘Tío Conejo y mi tía zorra” cuya puesta en escenas tuvo lugar durante el seminario que dictó Paulo en Guayaquil el 87 bajo los auspicios de la Asociación de Ganados del Litoral.

En abril del 89 editó con el apoyo del Banco Central el Cuarto Tomo de la serie de cuatro titulada “Cuentos Folklóricos del Ecuador de costa y sierra” con 44 nuevas piezas que sumadas a las 95 de los tres volúmenes anteriores totalizan 139 cuentos rescatados de la narrativa oral nacional, ese año también volvió a aparecer su “Diccionario de teoría Folklórica” en 247 págs. Ediciones ABYA-YALA.

El 81 se publicó la traducción al portugués de su “Folklore y Educación” y salieron a la luz sus investigaciones en la sección de Obras Raras de la Biblioteca de la U. de California, bajo el título de “Viajeros ingleses y norteamericanos del siglo XIX y el folklore y espiritismo” del portugués al inglés en la revista “folklore Americano” de México. El 85 apareció otra traducción de ella, esta vez “Folklore e Hipnotismo” en la misma revista, donde también dieron cabida a su ensayo “Folklore extraterrestre”, estudiando las relaciones de los hombre con los seres de los platillos voladores (OVNIS) que constituye toda una literatura.

En diciembre regresó a Brasil, ya libre de la ominosa dictadura que lo agobiaba y por haberse dictado una ley muy amplia de amnistía política. En función de ella fue reintegrado como Técnico en asuntos Educacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores para que preste su asesoramiento en la materias de folklore y cultura al “Instituto Brasileiro de Educación, Ciencias y Cultura” (I.B.E.C.C) órgano nacional del Brasil adscrito a la UNESCO, y radicó en la playa de Copacabana en Rio de Janeiro.

El 86 editó su segunda novela “Suomi” que trata del hambre y la sequía del nordeste del Brasil y está traducida al finés. Actualmente prepara un ensayo sobre política y soberanía latinoamericana y saldrá titulado “Os sete pecados capitais do Imperio”.

Intelectual humanista y liberal con vocación democrática insobornable, ni había intervenido en actividades políticas ni guardaba rencores de la dictadura, pues había recogido laureles en al campo de las letras y la cátedra en el exterior y estaba considerado una autoridad internacional en folklore. Su trato sencillo, tranquilo, ecuánime. Abierto a toda inquietud, la conversación docta y prudente, estatura media, tez quemada por el sol, pelo y ojos negros, rasgos regulares, usa una pequeña barba, polígloto, viajero que conoce medio mundo, el 87 dictó en Guayaquil un curso intensivo de Folklore bajo los auspicio de la Asociación de Ganaderos del Litoral que se había empeñado en dar vida a la “Fundación del Folklore Montubio.” Carvalho Neto está considerado el fundador del folklore como ciencia en nuestra Patria teniendo de brillantes antecesores a Darío Guevara en la sierra y a Justino Cornejo en la costa en el siglo XX y a Juan León Mera y a José Antonio Campos en el XIX.

Sus últimos tiempos fueron aquejados por el Mal de Alhzeimen que finalmente lo llevó a la tumba en Río de Janeiro la última semana del mes de Agosto del 2003. En nuestro país vivió seis años y posteriormente volvía para dictar charlas, presentar libros, motivar corazones pues siempre fue un incansable investigador que organizaba grupos y ejercía una permanente actividad como promotor cultural.

Le conocí y traté en Guayaquil. Era un sabio en sus materias, que había vivido a través de muchos países en el mundo, recogiendo lo mejor de cada uno de ellos. Maestro sin ostentaciones, pulcro en sus producciones, que se agotaban enseguida y se volvían a repetir. Su versación e imaginación fecundas le volvían un mago del folklore, era algo fuera de serie. Cuando apareció su biografía en el tomo cinco de esta Diccionario, me agradeció de todo corazón, pues consideró que era más que un homenaje a su labor, un premio a su esfuerzo por el mejor conocimiento del folklore ecuatoriano. Así era Paulo de modesto y de sencillo.

(1) La Biblioteca del Dr. Prata fue donada en 1960 por Carvalho al Instituto de estudios Brasileiros de Quito.