CARRION MORA BENJAMIN

PROMOTOR CULTURAL.- Nació en Loja “el último rincón del mundo y al mismo tiempo el sitio más bello del universo” según propia confesión, el 20 de Abril de 1897. Hijo legítimo de Manuel Alejandro Carrión Riofrío, profesor de literatura y poeta romántico en ratos de ocio, fallecido en 1903 y de Filomena Mora Bermeo, que se había educado en Cuenca con monjas belgas y hablaba francés. Ambos lojanos.

Infancia plena y feliz, fue bautizado como Manuel en honor a su padre y después le agregaron Benjamín por ser el menor de la familia compuesta de diez hermanos. De cuatro años le dio pulmonía, se puso grave pero sanó y durante un año fue vestido de franciscano en pago a una promesa hecha por sus hermanas mayores. Huérfano de padre a los seis, creció en la casa familiar situada en la calle Diez de Agosto sobre el río Malacatos y recibió la instrucción primaria donde los Hermanos Cristianos, su hermano mayor Héctor Manuel hizo le dirigía y su madre “fue su primera influencia, la más grande, la total” le enseñó las primeras letras y un poco de francés a través de las obras de Lamartine.

Realizó la secundaria en el “Bernardo Valdivieso” donde su profesor de matemáticas Adolfo Balarezo lo orientó hacia la cultura mientras su hermano Héctor Manuel le enseñaba literatura francesa y especialmente a los poetas modernistas Baudelaire y Rimbaud. Siempre fue bueno en Matemáticas, le encantaba practicar el Ajedrez, pero cosa curiosa, no sobresalía en gramática ni en literatura. I en cuanto a novelas, prefería el género policial y adoraba “Crimen y Castigo” de Dostoievsky.

En 1910 pretendió enrolarse durante la movilización general decretada contra el Perú pero fue rechazado “por mocoso novelero”, de suerte que siguió leyendo los libros de su hermano. El 13, en el cuarto curso, descolló en Algebra, Trigonometría, Cálculo Diferencia le Infinitesimal y con gente de su generación como Clodoveo Jaramillo Alvarado, Carlos Manuel Espinosa, Manuel José Aguirre Sánchez formó parte del grupo “Vida Nueva” y pretendieron relacionarse con los grupos post modernistas de Quito y Guayaquil a través de un periódico del mismo nombre que dirigía Clodoveo Jaramillo Alvarado y tenía un marcado tinte modernista. Pronto hicieron amistad con los jóvenes que formaban la plana mayor de las revistas “El Telégrafo Literario” y “Renacimiento” de Guayaquil, “Letras” de Quito y en Cuenca con Manuel Muñoz Cueva que escribía relatos. De esa época es su afición a los versos, muy a lo Antonio Machado y su poema “Libertad y Civilización.” 

En 1914 comenzó a frecuentar las reuniones literarias que celebraba en su casa el Gobernador Pío Jaramillo Alvarado. Buen conversador, de charla armoniosa, alegre y optimista, empezó haciendo versos pero a poco fue centrandose en la prosa. Su simpatía era muy especial.

En 1916 se graduó de Bachiller y viajó a Quito a estudiar en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central. Encontró una cultura superior y casi enseguida empezó a reunirse con otros jóvenes en los café de la plaza del Teatro donde vendían caldo y aguardiente, allí hacían recitar a Ernesto Noboa y Caamaño y a Humberto Fierro considerados los últimos sobrevivientes de la generación decapitada. En cierta ocasión Noboa había declamado un poema que comienza así: Quien no se ha estremecido al volver a la aldea / tomar el sendero tras un largo viaje../ y yo le dije: “Zambito, qué lindo esto de Villaespesa… Me palmeó y dijo; “Muchacho, muchacho, vivísimo eres tú”.

Después fue electo presidente de la Escuela de Derecho, fue alumno de Agustín Cueva en Sociología y de Víctor Manuel Peñaherrera en Procedimiento Civil y tuvo de compañero sin ser del mismo año, a José Maria Velasco Ibarra. También colaboró en la “Revista de Estudio Jurídicos” y en el diario “El Día” de Ricardo Jaramillo trabajó seis años, desde 1917 hasta su viaje a Europa el 25. En la década de los treinta volvería a ese periódico.

Estaba de presidente de la República el Dr. Alfredo Baquerizo Moreno quien celebraba unas veladas literarias en la casa presidencial. En 1918 obtuvo el segundo premio (el Jazmín de plata) en los Juegos Florales Universitarios con sus poemas “Romance Antiguo” y “Confesión Lírica” y el primero (la Flor Natural) con el relato “Mariana” que presentó bajo el pseudónimo de Floro Flores, recibió el Jazmín de plata y fue caballero de Lucrecia Pérez la reina de dichos Juegos, también escribió el cuento “Mariana” que trata sobre un primer amor campesino y que nunca publicó. Ese año dirigió “La Revista” denunciando el anquilosamiento de la Universidad ecuatoriana y colaboró en el semanario humorístico “Caricatura” formado por Enrique Terán, Alberto Coloma Silva, Nicolás Delgado, el caricaturista Guillermo Latorre y otros jóvenes artistas e intelectuales. En 1919 escribía versos sentimentales como “omance antiguo” y figuró entre los directores de la revista literaria mensual lojana “Nuevos Perfiles”.

En 1920 fue designado miembro de la “Sociedad Jurídico Literaria”, estuvo entre los fundadores de la “Federación de Estudiantes del Ecuador” FEUE y el profesor Humberto Albornoz Tabares amplió sus horizontes de lectura prestándole libros de autores españoles recientes como Azorín, Baroja, Valle Inclán mientras que a Velasco Ibarra daba Ortega y Gasset. Ese año colaboró en la revista guayaquileña “Juventud Estudiosa” de Teodoro Alvarado Olea. En esta época dejó de usar el Manuel quedándose solamente como Benjamín, de suerte que su nombre “ganó esa elegancia que exige la inmortalidad”.

En 1922 se graduó de Abogado, regresó a Loja, enseñó en el Colegio Bernardo Valdivieso, dirigió la revista “Cultura” de ese plantel y enamoró a su prima segunda Agueda Eguiguren Riofrío y le nombraron Profesor de la Escuela Militar. El 19 de Enero de 1923 contrajo matrimonio en la capilla de la hacienda La Toma, propiedad de su tía segunda Isabel Maria Carrión de Arias. La novia tenía diez y seis años, la había conocido tiempo atrás en una fiesta de Navidad. Tuvieron tres hijos, uno murió en la infancia. Después de la boda regresaron en mula a Quito pues había sido electo diputado, en diligencia a Riobamba y en tren a Quito, pues había alquilado un departamento en la casa del Doctor Uquillas en la calle Loja y – cuando su esposa salió embarazada – pasarían a una casa amoblada cercana a la Alameda, con jardín y árboles, propiedad del guayaquileño Dr. Enrique Mármol.

En 1923 desempeñó la cátedra de Historia Universal en el Colegio Militar y la pro secretaría de la Cámara de Diputados. En 1924 la dirección de la Gaceta Judicial órgano de la Corte Suprema. A principios de 1925 el Presidente Gonzalo S. Córdova Rivera, casado con Elena Moscoso y por lo tanto tío político de Antonio J. Quevedo Moscoso, llamó a Carrión, a Quevedo y a Miguel Angel Zambrano, para ofrecerles una colocación en Europa. Quevedo escogió el consulado en Paris, Carrión en El Havre y Zambrano, a pesar que le ofrecieron el consulado en Génova, no viajó por razones personales. Su ingreso al Servicio Exterior Ecuatoriano fue el 18 de Abril.

En Quito dejó de apoderado a su amigo Salvador Cobos para que termine de pagar una casita colonial en la calle Portillo, barrio de la Recoleta, cerca de la Cancillería y emprendió viaje con su esposa e hijo, pero apenas arribaron a Europa se enteró de la caída del gobierno y tuvo que presentar su renuncia, aunque de todas maneras decidió quedarse en Europa pues el clima cultural que ofrecía París, ciudad que hervía en el surrealismo, le atraía enormemente. Para su buena suerte meses más tarde fue ratificado. Primero vivieron en la pensión Tortoná de madame Mignon, luego en una casa del malecón de El Havre pues tenía la dote de doce mil dólares, con los cuales se dio tiempo para estudiar en la “Ecole de Hautes Etudes” de París.

A través de César Arroyo conoci a Gabriela Mistral en su villa campestre de Fontainebleau y formó parte de sus tertulias en el hotel de Montpassie; allí nació la idea de fundar la editorial “París América” para publicar libros hispanoamericanos. Con Enrique Díaz Canedo viajó a España, conoció y trató a Ramón Gómez de la Serna quien prologó su libro Mapa de América. En otra ocasión, estuvo en el hotel Broca en Hendaya donde se alojaba el maestro Miguel de Unamuno a quien trató casi tres semanas. En Paris fue amigo de José Vasconcelos que arribó de México con varios jóvenes intelectuales, también de Francisco García Calderón, Manuel Ugarte, Alfonso Reyes y Alcides Arguedas entre los hispanoamericanos y de Roman Rolland, George Duhamel y Herman Keyserling entre los europeos. Durante un viaje a Barcelona visitó a su lejano pariente el viejo Marqués de Villalonga, don Ramón de Olivart Pinzano, quien vivía en su castillo de la calle Moncada No. 20. Estuvo varias veces con su familia en Italia.

En 1,927 fundó con Marcel Vuillermoz, funcionario de la casa editorial Garnier la Editorial París – América para publicar colecciones de libros de escritores consagrados y de otros nuevos de América. El 28 editó en Madrid “Algunas opiniones sobre los creadores de la nueva América” en 18 págs. con prólogo de su amiga Gabriela Mistral donde estudió a José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Francisco García Calderón y Alcides Arguedas. Este primer ensayo le granjeó el respeto y la simpatía de la crítica pues contenía una línea de pensamiento sanamente americanista por abierto , solidario y fraterno.

En 1929 apareció también en dicha capital su novela “El desencanto de Miguel García” de costumbres políticas ecuatorianas, en 219 págs. que después juzgó un “pecadillo de juventud”.

En 1930 frecuentaba las tertulias del café de Madeleine y discutiendo sobre la producción hispanoamericana presentó en Diciembre a Teresa de la Parra, Adolfo Costa Durels, Lascone Tegui, Miguel Angel Asturias, Antonio Salazar, César Vallejo, Carlos Días, a los miembros del grupo de Guayaquil recién formado por Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta. A pesar de la pésima impresión y cortedad del libro, Carrión habló de ellos dando el respaldo crítico que requería los jóvenes autores del realismo social para imponerse definitivamente, pues Francisco Ferrandis Albors ya los había presentado meses antes en Guayaquil, como algo excepcional, en las páginas de “El Telégrafo”.

Ese año publicó “Mapa de América” en 135 págs. prólogo de Ramón Gómez de la Serna, dentro de la misma línea de crítica que iniciara tres años atrás, con estudios sobre Teresa de la Parra, Pablo Palacios, Jaime Torres Bodet, el vizconde de Lascone Tegui, Carlos Sabat Ercasty y José Carlos Mariátegui. Con esta nueva obra se consagró “el crítico de su generación y la siguiente” pues el anterior había sido Gonzalo Zaldumbide. Este fue el libro que más trabajo le costó y al que más cariño le tuvo pero su esfuerzo le produjo enormes satisfacciones espirituales. En Junio del 31  pasó de  Primer Secretario de  la Legación ecuatoriana den Lima  tras una estadía de seis en Europa.

El regreso de Carrión y su familia fue a bordo del trasatlántico Ile de France, llegaron a New York, ciudad que conocieron, abordaron un barco y siguieron hacia el Ecuador. Finalmente arribaron al pequeño puerto de La Libertad. Benjamín permaneció dos días en Guayaquil, que aprovechó para contactar a los jóvenes literatos, a Joaquín le comunicó su propósito de presentar un proyecto al Congreso para una nueva división territorial en el que no haya provincias del litoral ni provincias andinas. Se creará otro tipo de provincias que tendrán mitad sierra y mitad costa (el Guayas se fundiría con Cañar) También le preocupaba intensamente el motivo indígena y hasta quería consagrarle un libro que pensaba publicar pronto. En Guayaquil tomó pasaje al Perú mientras su familia seguía a Loja, a visitar a la parentela durante varias semanas.

En Lima alquiló una casa en la calle Quilca e influenciado por las ideas novísimas del APRA pensó en organizar un nuevo partido político en el Ecuador con parecida ideología nacionalista, se enroló con numerosos artistas y literatos, entre otros con el gran crítico Luís Alberto Sánchez, quien lo describiría así: Alto, erguido, moreno (eso le venía por Mora) dientes fuertes en la sonrisa juvenil, benévolo, entusiasta. El encargado del poder ejecutivo Dr. Alfredo Baquerizo Moreno lo nombró en Octubre del 31 Ministro de Gobierno, pero no aceptó en solidaridad con los universitarios apaleados en las calles. En Abril del 32 – finalizadas sus labores – volvió a Quito y alquiló una casa de la calle Santiago, muy bonita y con jardín.

En cuanto al nuevo partido, el asunto quedó en mero proyecto, interviniendo activamente en política como miembro del partido Socialista, recientemente creado el 26, después sería su Secretario General.

Entonces volvió a escribir en “El Día,” hizo oposición a la candidatura conservadora de Neptalí Bonifaz Ascázubi y empezó a dictar la cátedra de sociología en la Universidad Central.

Tras la descalificación de Bonifaz y durante la guerra de los cuatro días a finales de Septiembre del 32, se trasladó con los suyos a una quinta de la familia Gallegos en la calle Diez de Agosto, en las afueras de Quito, pues su vida corrió peligro. Al triunfar los constitucionales, ascendió al Poder el presidente del Senado Alberto Guerrero Martínez, quien lo designó Ministro de Educación, también tuvo que asumir la cartera de Gobierno mientras venía al país Carlos Zambrano Orejuela y publicó un Plan de Labores, programa extraordinario que algunos calificaron de utópico. La gente se emocionó ante el milagro que ofrecía el flamante Ministro pero éste no se produjo pues el Presidente Encargado planificó en secreto el fraude electoral a favor del candidato de su partido, el liberal Juan de Dios Martínez Mera, Ministro de Hacienda en el gabinete de Guerrero Martínez (no eran parientes) quien triunfó en las elecciones celebradas el 30 de Octubre.

Al ascenso de Martínez Mera en Diciembre de ese año Carrión volvió a la vida privada. Su gestión ministerial solo había durado tres meses. El partido Socialista había declarado la oposición al gobierno y en la casa del Secretario General del Socialismo se organizaba el Congreso del Partido. En Febrero del 33 su compadre el Canciller Dr. Antonio J. Quevedo le propuso la Embajada en México y aceptó, desencadenado el derrumbe de sus coidearios que en desquite decretaron su expulsión, razón por la cual jamás volvió a afiliarse a ningún Partido aunque manteniéndose fiel a la ideología socialista.

La misión duró casi dos años y finalizó en diciembre del 34, vivió en la residencia de la Embajada en el exclusivo barrio de las lomas de Chapultepec, hizo amistades entre intelectuales y aprovechó su tiempo para escribir “Atahuallpa” publicada en la imprenta Mundial en Noviembre del 34 en 315 págs. el mejor de sus libros según criterio generalizado, “obra de pasión creadora y biografía de la conquista bellamente escrita” que ha conocido numerosas ediciones, siendo las principales las de 1939 y 1970 con el No. 38 de Clásicos Ariel y traducciones al inglés y al francés. Libro influenciado por el nacionalismo mestizo que vivía México tras la revolución de 1910, gira alrededor del choque de dos culturas: la española y la americana.

A su regreso en 1935 ocupó la quinta “La Granja” adquirida en la población de Conocoto en el valle de los Chillos por su apoderado Salvador Cobos en la cantidad de cuarenta mil sucres a su anterior propietario Carlos Matheus García, aceptó la cátedra de Literatura en la Escuela Superior de Pedagogía de la Universidad Central, y anunció el nacimiento de un gran pintor, Eduardo Kingman Riofrío, quien acababa de ser rechazado del Salón “Mariano Aguilera”. Al año siguiente ejerció la presidencia de la “Sociedad Jurídico Literaria” y actuó como miembro de la comisión nacional de Derecho Internacional.

La Editorial Ercilla de Chile le solicitó un volumen antológico que salió a la Luz en 1937 con el título de “Índice de la poesía ecuatoriana contemporánea” en 169 págs. y causó escándalo nacional porque se burló de la poesía mariana y de los poetas cuencanos. El asunto trajo cola y Francisco Ferrandiz Albors desde su columna en “El Telégrafo” agregó que Remigio Crespo Toral, el gran poeta coronado cuencano, era un carpintero del verso. Mientras tanto la dictadura del Ing. Federico Páez, tras la batalla de las cuatro horas ocurrida el 23 de Noviembre de 1936, dio un vuelco a la derecha y comenzó la represión de las izquierdas a escala nacional. Carrión fue encarcelado y sufrió destierro al inhóspito poblado de Ipiales junto a su esposa y Gonzalo Escudero, hasta que a los tres meses Antonio J. Quevedo les consiguió el permiso para que pudieran regresar. Después surgió el grupo “Inquietudes Nuevas” con Angel Modesto Paredes y Gonzalo Escudero.

El 25 de Octubre de 1937 el General Alberto Enríquez Gallo destituyó al dictador Páez. En febrero del 38 el nuevo Canciller Luís Bossano le designó Ministro Plenipotenciario en Bogotá. Arribó con los suyos al Hotel Alférez Real, al mes ocupó la residencia de la Embajada en el sector El Nogal del elegante barrio de Chapineros, le tocó atender a los integrantes del equipo ecuatoriano concurrente a las Olimpiadas bolivarianas. En Colombia permaneció hasta mayo del 39, colaborando en varias publicaciones y tratando a la intelectualidad de ese país.

A fines del 38, enterado de la elección presidencial de Mosquera Narváez, regresó a Quito con un mes de permiso. En el interim fue reemplazado por Gonzalo Zaldumbide y Carrión telegrafío a su familia y se reunieron en Quito. De allí en adelante compró una casa en la calle García Moreno frente a la iglesia de Santa Bárbara, escribió en diarios y revistas del país y del exterior, dictó su cátedra en la Universidad Central y dirigió “Nuestra España” en 79 págs. homenaje de los poetas y artistas ecuatorianos a la República española, atacada por el falangismo.

En 1940 fundó con Galo Plaza el Colegio Americano donde puso a estudiar a sus hijos y fue miembro del Instituto Ecuatoriano de Derecho Internacional. Entre 1941 y el 43 aparecieron en “El Día” una serie de artículos titulados “Cartas al Ecuador”, al estilo de las escritas por Rocafuerte en 1843 en Lima. En ellas estudiaba la problemática del Ecuador y América manifestando que había llegado la hora de Indo hispania. Esta primera Serie fue editada en 1943 en 149 págs como un ensayo de interpretación socio – histórica. Su lucha tenía por finalidad dar a conocer lo ecuatoriano y sentó las bases de su teoría de la pequeña gran nación por la cultura y a través de la búsqueda de nuestra identidad; en esto, como en muchos otros aspectos de su vida, se motivó a través de una intuición genial. Entonces Arroyo del Río vetó su candidatura al rectorado de la Universidad Central y Carrión escribió un ensayo de fuerte polémica sobre “El Pensamiento vivo de Montalvo”.

En 1943 construyó una casa esquinera en la Jorge Washington y Páez, barrio de la Mariscal. Entre el 43 y el 44 conspiró con Jacinto Jijón y Caamaño, Camilo Ponce Enríquez, José María Plaza Lasso. Eran anti arroyistas, pero no eran velasquistas. Después de la revolución del 28 de mayo de 1944 fue electo Presidente del Instituto Nacional de Previsión y con el Ministro de Educación Alfredo Vera gestionó la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el 9 de Agosto obtuvo el visto bueno del Presidente Velasco Ibarra, quien firmó el decreto de creación a las cuatro de la mañana del día siguiente, cuando ya no tenía mando. Carrión fue su primer presidente, Jacinto Jijón y Caamaño fue designado en la Vice Presidencia; pues, a pesar de que había desempeñado durante el mandato del presidente Arroyo la presidencia del Instituto Ecuatoriano de Cultura, era considerado un sabio (el mayor del país) y un mecenas.

Desde ese primer momento Carríon se convirtió en el alma de la Casa, como promotor laboraba casi a tiempo completo y sin sueldo, en el plano nacional organizó en forma sucesiva a los grupos de Guayaquil, Cuenca, Portoviejo, Loja, Esmeraldas, el 45 fundó la revista “Letras del Ecuador”publicación oficial de la CCE. elevó la plástica, fomentó el teatro, publicó lo mejor de la producción literaria nacional invitando a primeras figuras internacionales, fundó el Instituto Ecuatoriano del Folklore, salieron diecisiete publicaciones culturales diversas. Quería una Casa de la Cultura grande con imprentas, museos, radios, teatros, salas de exposiciones, coros, institutos especializados, anhelaba el milagro ecuatoriano y ayudaba a todos los jóvenes del país. Su casa y La Granja se prestaban para todo género de reuniones de lo más granado de la intelectualidad: Alejandro Carrión, Alfredo Pareja, Eduardo y Nicolás Kingman, Jorge Icaza, Pío Jaramillo y cuando se terminó la construcción del moderno edificio en la Seis de Diciembre y Patria ocupó una pequeña oficina de la planta baja, ubicada a la derecha de la entrada principal, donde empezó a despachar los asuntos administrativos, artísticos y culturales de la institución.

En 1945 también fue Director el Instituto de Seguridad Social, presidió el Instituto Ecuatoriano del Folklore, escribió sus ensayos “San Miguel de Unamuno” y “Santa Gabriela Mistral” que se publicarían después. El 46 presentó una Memoria sobre la vida y actividades de la Casa, titulándola “Un año de labores” en 35 págs, durante un vuelo como invitado del gobierno francés de Charles De Gaulle, el hidroavión Lionel de Marmier en que iba con otros intelectuales hispanoamericanos sufrió un accidente y realizó un acuatizaje de emergencia cerca de Montevideo, del que resultó ileso Carrión, tras lo cual siguió a Río de Janeiro. Ese años fue delegado del Ecuador a la Segunda Asamblea Mundial de la UNESCO.

El 23 de Agosto de 1947, después el golpe de estado del Ministro de Defensa Carlos Mancheno Cajas que depuso al Presidente Velasco Ibarra, fue visitado en horas de la madrugada por los revoltosos quienes le condujeron a un cuartel a fin de que haga cargo de la presidencia, proposición que rechazó. Electo Diputado al Congreso extraordinario convocado por el Presidente Interino Mariano Suarez Veintemilla para el 11 de Septiembre prefirió visitar a su hija que se encontraba en los Estados Unidos y de allí siguió a Paris, posesionándose como miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, pero el nuevo presidente Carlos Julio Arosemena Tola le envió el nombramiento de Embajador en Chile, que aceptó aunque renunció al año siguiente porque encontró que el clima de cuatro estaciones marcadas no le asentaba a su salud ni a la de los suyo.

De regreso a Quito habitó en La Granja, la casa de la Mariscal estaba arrendada al Dr. Antonio Parra Velasco. El Congreso lo nombró Vocal principal del Consejo de Estado y reasumió su cátedra universitaria.

En 1950 fundó el diario alternativo “El Sol” con Alfredo Pareja Diez Canseco y fue su primer Director. EL sol salió el 1 de Enero de 1.951.  Quien puso la mayor parte del capital fue Francisco Illescas Barreiro pero el impulso intelectual lo dio Carrión que vivía soñando con una prensa libre que diera la oportunidad de expresarse a todas las personas inteligentes y cultas, mas el proyecto fracasó por causas económicas y quedó muy endeudado, vendió su finca La Granja fue un período muy duro de su vida.

Entre el 51 y el 52 apareció “El nuevo Relato ecuatoriano”, crítica y antología en dos tomos, de 408 y 541 págs. respectivamente, del que Rodríguez Castelo ha opinado: “Carrión precisa el sentido y valora el aporte de los hombres del treinta en la línea que fueron más potentes, el relato, pero la voluminosa obra nunca nos da todo lo que acudimos a pedirle lo cual no impide que tenga lugares de crítica agudísima, luminosa, suscitadora, casi profética”.

En 1952 tras una invitación a conocer Puerto Rico quedó tan bien impresionado por el adelanto encontrado en la isla que al regresar editó “Puerto Rico, un pueblo manos a la obra” y fue designado Presidente de honor de “Alianza Democrática Nacional”. Entonces le eligieron Senador funcional  por el periodismo y las instituciones culturales. También Cónsul ad-honorem de Guatemala en Quito. En 1954 salió “San Miguel de Unamuno”, con selección de ensayos, en 327 págs. defendiendo al gran escritor y maestro español, pero tan inofensiva obrita en 1957 fue puesta por el Cardenal de la Torre, que ya se encontraba intelectualmente muy disminuido, en el índice de los libros prohibidos por el Vaticano, lo que ocasionó la burla de los ecuatorianos. En 1955 prologó bellísimamente en 32 págs. la “Historia de Loja y su Provincia” de Pío Jaramillo Alvarado, su antiguo maestro y amigo el más admirado y visitó varias ciudades de los Estados Unidos invitado por el Departamento de Estado y por la Unión Panamericana para dictar conferencias sobre el movimiento literario y artístico en Hispanoamérica. En 1956 apareció “Santa Gabriela Mistral” en 339 págs. con nuevos ensayos.

Entre 1955 y el 56 volvió a ocupar la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana pero al ascenso del conservador – socialcristiano se decía – Camilo Ponce Enríquez, decidió expatriarse. Su nombre había alcanzado preeminencia internacional y la Universidad de México UNAM lo contrató de profesor de Historia de la Literatura Hispanoamericana. Primero se instaló con su esposa en un pequeño departamento en la calle Reforma, pero como necesitaban mayor espacio para cuando les visitaran los hijos y los nietos, pasaron a otro mayor en Londres y Liverpool. Allí acostumbraba recibir a los escritores Jesús Silva Harzog, Juan Rulfo, Mario Monteforte, Pedro Guillén, Demetrio Aguilera Malta, al Arq. Oswaldo Muñoz, a Gonzalo Abad Grijalva. Hizo muchos paseos a Cuernavaca, Tasco, Puebla, Guanajuato. El 58, al cruzar una calle, fue atropellado. Operado sin buenos resultados decidió regresar a Quito. El Dr. Augusto Bonilla le realizó un injerto de hueso y volvió caminar con normalidad. Entonces aparecieron en la revista política “La Calle” sus Nuevas Cartas al Ecuador que recogió en un volumen de 202 págs.

En 1959 editó “García Moreno, el santo del patíbulo” en 746 págs. libro extraordinario por el enfoque psicológico del personaje, que la pudibundez ha calificado de mediocre, sin darse cuenta que es un ensayo que  estudia toda una época. Ese año fue condecorado “Al mérito Docente” por la Universidad Central al cumplir veinte y cinco años de labores. Formaba parte del staf de la revista “La Calle” opositora al gobierno socialcristiano, publicó una nueva serie de “Cartas al  Ecuador” y apoyó a la naciente revolución Cubana.

En 1960 fue candidatizado por los estudiantes universitarios del país para la vicepresidencia de la República en binomio con el Dr. Antonio Parra Velasco, ex rector de la Universidad de Guayaquil. Fue Jefe de Campaña Rafael Galarza Arízaga y aunque la lucha fue muy irregular, Carrión se separó de ella un mes antes con una fracción del socialismo y la CFP retiró su apoyo a última hora y el resultado de las votaciones arrojó un triunfo para Velasco Ibarra, el slogan “Parra – Carrión, revolución” aún se recuerda con patriótica emoción no exenta de una sutil melancolía. En esa oportunidad Carrión esgrimió la idea de la segunda independencia pero la izquierda ecuatoriana seguía siendo hermosamente boba e ineficaz en política. Para entonces ya no pertenecía a “La Calle” si no al semanario “Mañana”, revista fundada para apoyar a la revolución castrista, que luego degeneró en una sanguinaria, corrupta  y estúpida tiranía personalista como a todos nos consta que ha mantenido a ese sufrido pueblo en la más absoluta inopia (ignorancia y miseria) por más de medio siglo y hasta hoy día.

En 1961 salió en Buenos Aires “El Pensamiento vivo de Montalvo” y ocupó nuevamente la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En 1.963 la estulta dictadura de la Junta Militar de Gobierno presidida por Ramón Castro Jijón, ciegamente obediente a la CIA, le acusó de haber financiado la huelga de los estudiantes universitarios y apresado en su casa del Batán permaneció varios días en el Panóptico, de donde partió a dictar su cátedra en la Universidad de México. Entonces publicó su novela “Porque Jesús no vuelve” en 396 págs.

El 64 asistió en Génova a una invitación del Padre ángel Arpa, director del “Columbianum Institución Cultural para América Latina” y presidió la II comisión, la ideológica. El 65 firmó el Acta de constitución de la “Comunidad Latinoamericana de Escritores” con sede en México. Por entonces borroneó varios escritos que se publicarán luego como una Antología de José Carlos Mariátegui.

En 1966 defendió a su amigo el crítico y novelista G. humberto Mata con el ensayo titulado: “G. h. Mata, el Comprendedor apasionado” por su estudio comparativo entre Zaldumbide a quien glorificó frente a Montalvo, a quien Mata trató de denigrar, pagando la afrenta  de las Catilinarias contra su tío el Arzobispo Ordóñez. I a consecuencia de la aparatosa caída de la Junta Militar de Gobierno en Marzo de ese año volvió en Noviembre a ocupar a la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, como producto de una revolución cultural que definió nuevas posiciones político – culturales y terminó con la toma y posesión del edificio institucional.

En 1967 fue electo presidente del Tribunal Supremo Electoral aunque a las pocas semanas un corrupto entendimiento político de los conservadores lo depuso del cargo. Por esos días apareció su obra de relatos titulada “El cuento de la Patria”, escrita para formar el criterio de la juventud ecuatoriana, en 236 págs. Durante la presidencia de Otto Arosemena Gómez, la Casa de la Cultura y Carrión le ofreció un banquete a Arosemena del que salió la embajada en México para Carrión, quien viajó a ese país a principios del 68 y bajo las severas protestas de sus coidearios comunistas, especialmente de Manuel Agustín Aguirre, que no aceptaba ninguna clase de entendimientos.

A principios de 1968 el gobierno de México había creado por primera y única ocasión el Premio Único “Benito Juárez” en conmemoración del centenario de su fallecimiento, para enaltecer a los intelectuales latinoamericanos cuya vida y obra hagan honor a las tradiciones culturales y cívicas de nuestros pueblos. Concurrieron setenta y ocho aspirantes pero solo tres fueron los elegidos: El Arquitecto brasilero Oscar Neimeyer creador y constructor de la ciudad de Brasilia por las Artes. El profesor y biólogo argentino Luís Federico Leloir por las Ciencias quien después obtendría el Premio Nobel y Benjamín Carrión por su creación Cultural que ha servido para que en otros países también funcionen Casas de la Cultura.

En 1968, al ascenso al poder por quinta ocasión del Dr. Velasco Ibarra, presentó su renuncia y volvió a Quito. Con el dinero del Premio adquirió parte de una antigua casa rural en Cunuyacu con una hectárea de terreno, que logró restaurar su yerno Rodrigo. Siempre fue un hombre añoroso de la vida campesina y casi eglógica de la Loja rural de sus primeros años y se le veía aún fuerte y optimista pues según decía “el ideal no se detiene con la edad”.

En 1970 presidió el Jurado del premio “Rómulo Gallegos” y dio a la luz “Raíz y camino de nuestra cultura” con ocho ensayos de gran claridad mental, en 133 págs. el 71 presidió el Consejo de Honor de la Editorial de la Biblioteca “Clásicos Ariel” que tanta importancia cultural adquirió, pues ha servido para formar a varias generaciones de intelectuales. El 72 fue invitado por el gobierno argentino a dictar un ciclo de conferencias en Buenos Aires.

El 9 de Agosto de 1975 se creó en el Ecuador el Día de la Cultura Nacional por conmemorarse el día de creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. También el Premio Nacional de Cultura “Eugenio Espejo” para serle conferido ese año. Al agradecer pronunció Carrión un discurso antológico titulado “Nos tocó buena suerte en el reparto del cielo y de suelos.” Con tal motivo recibió un Homenaje en Quito, que por su grandiosidad tuvo características nacionales. Viajó a Caracas  para el proyecto de creación de la Biblioteca Ayacucho junto a otros escritores de Latinoamérica. En 1977 editó “Plan del Ecuador” en el No. 45 de la Colección Letras del Ecuador, con sugestivos ensayos culturales. Ya estaba diabético, usaba diariamente insulina, por eso no tenía malestares. En 1977 se editó su “Plan del Ecuador”, el 78 fue designado Presidente del Tribunal Supremo Electoral, cargo clave en el Plan de Retorno Constitucional ideado por la dictadura de los triunviros, que poco después iniciaron una maquiavélica política para prolongarse en el gobierno. Carrión renunció a sus funciones alegando avanzada edad y mala salud pues venía sufriendo hacía cuatro o cinco años de pequeñas hemorragias por la orina. El Ministro de Gobierno Bolívar Jarrín Cahueñas le pidió que continuara pero se negó. Entonces volvió a su amada Loja y visitó los antiguos sitios donde había vivido, fue como una despedida y él lo sabía pero aun así tuvo fuerzas suficientes para luchar por la fundación del “Frente Amplio de Izquierdas” ideal que se truncó en las elecciones presidenciales pues la izquierda extrema ecuatoriana siempre fue más libresca y elitista que un partido de masas.

Nuevamente en Quito prologó el volumen que la Colección Ayacucho dedicó a Juan Montalvo. Sus médicos le aconsejaron visitar los Estados Unidos para someterse a un tratamiento exploratorio, pues se presumía un cáncer a la vejiga – órgano que no se puede suprimir – prefiriendo el que le ofreció realizar su amigo el urólogo Jacques Denis en Caracas. Se trataba de un acelerador lineal aplicado a la vejiga. En Caracas mejoró y se sintió aliviado. Entonces aceptó una invitación para concurrir al Congreso Internacional de la Paz en Varsovia. Durante el viaje de Frankfort a Varsovia su esposa sufrió un comienzo de infarto. A su arribo a la capital polaca fue hospitalizada. Su hija Pepé fue a hacerles compañía. La dolencia cardiaca fue tratada exitosamente. De regreso por Paris visitaron dicha capital dos semanas, fue un reencuentro con épocas pasadas.

En los siguientes meses la salud de Benjamín se fue agravando e internado en la Clínica Pasteur le operaron inútilmente de un cáncer avanzado a la vejiga, lo que le provocó intensos dolores y molestias y falleció el 8 de marzo de 1979 sin perder la conciencia cuando iba a cumplir los ochenta y dos años de edad. Su sepelio demostró cuanto lo quería el país y entonces se dijo que había sido el gran señor de la nación pequeña.

En su juventud escribía a mano en cuadernos de cubierta rígida y le gustaba hacerlo en el campo, luego le fue ganando la civilización y lo hacía a máquina. Una secretaria le transcribía todo después, pero lo mejor en su vida era conversar con cualquier persona que estuviera cerca de él, sin que le importara el nivel cultural o la edad pues siempre fue un insigne conversador que deleitaba a sus oyentes más que como escritor a sus lectores, que los tuvo muchos y del más alto nivel intelectual.

Maestro cuya “magnanimidad llegaba a exceso en lo referente a estimular las nuevas vocaciones. De conversación erudita y fina, sin petulancia ni insolencia, respetuoso e inacabable, sabía de libros y en hechos”.

Tuvo una memoria privilegiada y no se le escapaba el menor detalle. “No fue amigo de los norteamericanos pero respetaba a sus escritores considerándoles superiores a los europeos. Su tendencia, la marxista – leninista, pues le tocó vivir el período de mayor auge del comunismo en el País.

Su palabra era buscada por los más representativos organismos culturales y educativos de los Estados Unidos, Europa e Hispanoamérica.

“Vida dedicada por completo al cultivo de la Inteligencia”, generoso, amplio y sin egoísmo, más de una vez pidió que sobre su sepultura se escriba “Aquí yace un hombre bueno”; en síntesis, un gran ecuatoriano, de los mejores del siglo XX, lástima que no supo apreciar la grandeza de Jorge Luis Borges debido a las simpatía de éste por los dictadores militares de los años 70 en Argentina.

Después de su muerte se editó el 79 “El Libro de los Prólogos” con veinte y tres de ellos que su viuda y su nieto Andrés encontraron entre sus papeles bajo el título de “Los prólogos que he preferido”. En 1981 apareció “América dada al Diablo”, cuyos originales sacó en limpio en Caracas la escritora Alba Luz Mora, cumpliendo un gratísimo encargo del autor. Las “Obras Completas” han comenzado a aparecer en un tomo papel Biblia, en 610 págs.

Para el Ecuador del siglo XX Carrión ha sido una mezcla de vigía cultural y espiritual y a pesar que Hernán Rodríguez Castelo, Michael Handelsman, Fernando Tinajero y Alejandro Moreano han estudiado su pensamiento, aún sigue siendo casi un desconocido entre nosotros porque las nuevas generaciones no acostumbran leer y por ende no recuerdan. Jorge Enrique Adoum le ha cantado así. fragmento. // “El hizo más grande nuestra patria / la llevaba orgulloso como una flor en el ojal a donde iba / y de donde iba volvía dejando amigos que la querían por contagio…// Luchó por una América unida / y por un gigantesco movimiento de masas para cambiar el presente. //

Desde 1994 funciona en su casa de la Washington y Páez, cedida en comodato por sus herederos, el Centro Cultural Benjamín Carrión. Le conocí y traté, era muy sencillo y como expositor brillantísimo y anecdótico. Conmigo siempre tuvo gestos de generosidad y bondad. Me recomendó para el Tribunal provincial electoral del Guayas en 1.977 y en cada ocasión que nos veíamos se portaba muy gentil, quizá por la intimidad que le unía a mis tíos Jorge Pérez Concha y Alfredo Pareja Diez Canseco, a quienes apreciaba en alto grado, No fue orador, pero nadie como él para dominar el género conversacional y como tenía erudición y feliz memoria  que le hacían un ser  especial, un líder nato,  motivaba por donde pasaba. De haberle conocido mi  abuela Teresa Concha lo habría calificado de sonrisa barata como ella decía cuando se refería a esos seres superiores que con sus bondades motivan naturalmente a  los demás.