CARRERA PADRON CESAREO

POLITICO.- Nació en Guayaquil el 1 de Febrero de 1865 y fueron sus padres legítimos el comerciante español avecindado en Santa Elena Melchor Carrera y Trueva y Rosario Padrón y Moran, que al quedar viuda casó en 1872 también en Santa Elena con Liborio Panchana y Laínez, con sucesión en ambos enlaces.

Recibió las primeras letras de su madre. Su padre tenía varias propiedades en la península y exportaba sombreros de paja toquilla a Panamá. De doce años ingresó al Colegio San Vicente del Guayas y allí permaneció hasta graduarse de Bachiller en Humanidades Clásicas en 1883.

Ese año participó en la Campaña de Mapasingue hasta la toma de Guayaquil luchando en el bando de los Regeneradores de Alfaro y figuró en el cuerpo de redactores liberales del diario “El Telégrafo”. El 84 fundó y dirigió el semanario “El Cometa” donde también colaboraron otros prestantes liberales como Simón Zevallos Zambrano y Heráclito Vera y al producirse en Octubre la revolución de los Chapulos en la hacienda Victoria cerca de Palenque, hizo activa oposición al Presidente Plácido Caamaño.

El 1 de Enero del 85 fue fusilado Nicolás Infante y los escritores de El Telégrafo se enfrentaron abiertamente al gobierno, fueron apresados y enviados al exilio hasta quedar el joven Carrera hecho cargo de la dirección por varios dias, pues también cayó preso y salió con destino a Santiago de Chile. Allí continuó sus estudios de Derecho hasta 1887 y publicó un tomito de versos que tituló “Cantares” en 54 págs y octavo, bajo el pseudónimo de “Zesar Karr”.

De regreso al Ecuador se matriculó en la Universidad de Cuenca y graduó de Abogado en 1889 durante la presidencia de Antonio Flores Jijón. La república gozaba de paz y tranquilidad y existía libertad de prensa.

Con tan buenos auspicios volvió a Guayaquil e instaló su estudio profesional con éxito inmediato. Era un hombre robusto, de voz potente y varonil apostura. Usaba lentes por ser miope, cultivaba la oratoria donde llegó a brillar interviniendo en la política nacional como afiliado al partido de las luces. Por eso fue electo Consejero Municipal primero por el período de un año, luego formó parte de la Sociedad Liberal Republicana y ocupó una vocalía en el Directorio. En 1891 fue miembro del comité Nueve de Octubre. Entre 1892 y el 96 Alcalde Municipal, lo que hoy es juez de lo civil. En 1893 empezó a enseñar Derecho Civil en la Universidad de Guayaquil que por entonces funcionaba en el local del antiguo Colegio San Vicente del Guayas.

Entre 1894 y el 96 sostuvo el Semanario miscelánico “Guayaquil” revista de esmerada impresión. En Junio de 1895 asistió al recibimiento a los montoneros dauleños de Plutarco Bowen y desengachando los caballos de su carruaje, donde también se había subido el Dr. Francisco Martínez Aguirre, lo empujó con otros liberales jóvenes, desde el muelle del malecón al edificio de la Gobernación. Por esa acción espontánea y primaria les gritaron a todos ellos, en son de burla y de allí en adelante “Caballos de Bowen”, lo cual no les hacía ninguna gracia. El 8 de Junio publicó “La Regeneración “, diario de la mañana, de formato mayor, de solo dos planas y cinco columnas, editado en la tipografía Guayaquil. El día 10 volvió a aparecer con el nombre de “La Tribuna Liberal” sucesor del anterior y hasta con el mismo formato.

En 1896, de treinta y un años, contrajo matrimonio con Natividad Sánchez Bruno, hija del General José Sánchez Rubio y de Natividad Bruno y Coto, ella era de temperamento religioso y terminó en un estado total de entrega a su fe.

Entre 1898 y el 900 ejerció la Sindicatura Municipal, a la que volvería en 1923 por un largo período y cuando se retiró su retrato al óleo fue colocado en dicho local. Yo lo ví en varias ocasiones hasta la década de los años ochenta ¿Qué se habrá hecho? Era más bien de pequeño formato pero de gran valor artístico, obra de Enrique Bellolio.

En 1899 fue designado Director de Estudios del Guayas y al año siguiente presentó un informe por la prensa. Era un abogado exitoso y un agricultor y ganadero acomodado. Poseía varias haciendas en la zona del Morro, donde otrora había existido abundantes pastos. Su madre y hermanos menores vivían en Santa Elena, considerados entre los vecinos principales y más pudientes de la región.

En 1900 fue elegido miembro de la Junta de Beneficencia Municipal de Guayaquil. Entre 1901 y el 2 desempeñó la sindicatura de la Sociedad Filantrópica del Guayas y la Subsecretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores con el titular Miguel Valverde Letamendi. En 1903 fue miembro de la Junta Municipal de Beneficencia de Guayaquil y como tal Inspector del manicomio Vélez y Procurador del Fisco en Guayaquil y habiendo concurrido al Congreso como Senador de la República, propuso la construcción del ferrocarril a Santa Elena,  medida la más decuada para fomentar el turismo a las playas de la península durante los calurosos meses de la estación invernal y el comercio todo el año, incorporando esa extensa región al desarrollo de la patria 

En 1904 editó un interesantísimo folleto sobre “El Ferrocarril de Guayaquil a Santa Elena” sosteniendo la improrrogable urgencia de unir ambas localidades.

La Ley fue expedida años más tarde, se formó una Junta del ferrocarril a la costa, el 13 se modificó el proyecto original, el destino final sería Salinas y un ramal se desviaría hacia Playas. Entre el 22 y el 25 el ferrocarril fue llegando a los pueblos que se encontraban en la ruta trazada. El 34 estaba en La Libertad, poco después en Salinas, pero nunca se construyó el ramal hacia Playas. En la década de los años cuarenta comenzó a dar pérdidas por la competencia de los automóviles y la empresa terminó siendo liquidada el 54 ¡Una gran pena¡

Entre 1.904 y el 5 fue Diputado por el Guayas, asistiendo a ambos Congresos, en el del 4 ocupó la vicepresidencia de la Cámara de Diputados y se hizo notable por la fuerza de su oratoria y solidez de sus principios radicales. El 7 de Marzo del 905, tomó la palabra con César Borja Cordero al llegar a Durán los restos del Ministro de Chile Galo Irrazábal Zañartú fallecido en Quito. En 1906 fue designado miembro de la Sociedad de Beneficencia Italiana.

En 1911 escribió a favor del sistema Federal de Gobierno y con el Dr. Moisés Arteaga que le secundaba desde el Azuay, inició una campaña por la prensa en procura de lograr un cambio en la mentalidad del país. Manuel J. Calle les respondió en su columna “Charlas” del diario “El Guante”.

En 1912 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Leónidas Plaza y se trasladó a Quito, pero solo permaneció poco tiempo. En Agosto se juramentó en Guayaquil como profesor accidental de los Códigos de enjuiciamiento penal y civil. En 1913 fue profesor interino de Derecho Civil. El 14 salió electo Vicerrector de la Universidad de Guayaquil con 12 votos contra 2 del Dr. Rafael Guerrero González y 1 del Dr. Francisco de Paula Aviles Cerda.

Al principio de la presidencia de su amigo Alfredo Baquerizo Moreno habíale hecho oposición pero luego se amistaron y entre el 15 y el 16 fue miembro del Consejo Escolar.

En Septiembre del 16 le encargaron el rectorado de la Universidad de Guayaquil por renuncia del titular Dr. Julián Coronel Oyarvide. Para la designación definitiva fue enviada una terna al Congreso y Carrera constó en el primer lugar. El 15 de Octubre se posesionó legalmente en el rectorado pero el día 17 los estudiantes de la facultad de Medicina firmaron un Acuerdo de no asistir a clases hasta que renuncie Carrera pues ellos pedían el regreso del Dr. Coronel al rectorado y al día siguiente se dirigieron por telegramas a las autoridades de Quito. El día 18 cerraron las puertas de la Universidad y pusieron un letrero grande que decía “Por duelo”. El 23 realizaron una marcha que sirvió para alterar el orden de la ciudad, por lo cual el 25 el Consejo Superior de Instrucción Pública clausuró el alma mater. El día 24 hizo su aparición “El Universitario” periódico eventual, órgano de los intereses universitarios, pero solo duró cinco números, realizando una campaña sostenida contra la candidatura de Carrera para el rectorado. El 29 el Gobernador Lautaro Aspiazu Sedeño designó a los nuevos profesores, entre los cuales constaba Carrera y al nuevo Rector que lo fue el Dr. Emilio Clemente Huerta, quien no aceptó y fue reemplazado días más tarde por el Dr. Rómulo Arzube (Febres) Cordero quien asumió el rectorado.

En 1920 viajó a Chile como Ministro Plenipotenciario del Ecuador. Le acompañaron sus hijas Mercedes Eloísa y Laura, ambas solteras y obesas, que llamaron mucho la atención por sus ropas desmodadas. Su otra hija llamaba Bertha era monja Carmelita descalza en el convento de clausura de Quito con el nombre de Teresa Inés de Cristo Rey. Su esposa vivía prácticamente recluida en la villa Nati (diminutivo de su nombre) cómodo chalet de madera de su propiedad, ubicado en la calle Chile, al sur de la ciudad, que yo alcancé a conocer en la década de los años mil novecientos sesenta cuando ya había sido donado a la Curia. Ella no había querido viajar por pueriles temores pues todo le parecía malo y la embajada un pecado de vanidad, a tales extremos de beatitud había arribado la pobrecilla, que llegó en los últimos tiempos a sufrir una serie de manías y perturbaciones religiosas que la mantenían postrada en una hamaca de su dormitorio matrimonial, cuyas paredes estaban llenas de vírgenes y santos de todo tipo y tamaño a los que veneraba por turno y a toda hora, con rezos, novenarios, estampitas, rosarios y velas, aparte asistía a dos misas diarias en la vecina iglesia de San José, propiedad de los padres jesuitas que la tenían totalmente embobada, aunque ante la gente común del vecindario pasaba por santa.

La señora solo hablaba con curas y monjas y con las beatas que diariamente la visitaban. Era una dama gordísima que comía en exceso y a cada momento pues le gustaba picar rosquitas de manteca con queso cuajado. No la culpo pues el platillo es una delicia.

En 1922 editó “Los arreglos directos” en 14 págs. y un mapa en la Revista de Política Internacional de Chile. De regreso al Ecuador tras dos años de ausencia, dedicó su atención a conseguir la construcción del ferrocarril a la costa, para incorporar extensas zonas de la península de Santa Elena al turismo y a la producción nacional. Coincidió ese plan con el auge que empezó a tener el petróleo de la zona y merced a este filón pudo hacerse realidad en 1929.

En 1930 asistió como Senador al Congreso y mantuvo diarias polémicas con el conservador Remigio Crespo Toral y el socialista Emilio Uzcátegui sobre diversos aspectos económicos y sociológicos en los que Carrera era un erudito experto, pudiendo disertar con lucidez por horas. En una sesión se trenzó a discutír con Alberto Reina Guzmán, también legislador por el Guayas y su amigo de siempre,  hombre de grandes salidas humorísticas, a quienes decían “Mr. Reina” por haber aprendido inglés trabajando con los ingleses del Campamento de Ancón, vecino a Santa Elena.

Carrera, abundante en razonamientos elevados, iba ganando la discusión, cuando de improviso se levantó Reina de su asiento y con el puño en alto le gritó delante de todos “Cesáreo Carrera. Hijo de la grandísima (pausa en medio de un gran silencio)… punta de Santa Elena”. Una estruendosa carcajada coreó la gracia, pues a de recordarse que el Dr. Carrera era natural de la punta de Santa Elena como la llamaban los textos de Geografía del Ecuador hasta que el sabio Teodoro Wolf demostró en su Geografía y Geología del Ecuador que la tal punta era en realidad una península, es decir, una puntilla o entrante de tierra en el mar. Por eso los santaelenenses prefieren desde entonces llamarse peninsulares y no punteños.

Leía mucho, sobre todo de noche y en su Biblioteca donde solía refugiarse de tantas letanías domésticas, aunque era fama que su cónyuge e hijas le mimaban y querían tanto, que hasta lo tenían engreído.

En 1932 fue nominado por el Partido Liberal a la presidencia de la República en oposición al conservador Neptali Bonifaz y a los socialistas Modesto Larrea Jijón e Ildefonso Mendoza. La campaña comenzó bien, se formaron numerosos clubes políticos carreristas, inclusive fueron atacados por elementos mendocistas; pero pronto se dio cuenta  que era un total desconocido en la sierra e iba directo al fracaso y acordó con la Junta Suprema renunciar ocho dias antes de los comicios, lo que así sucedió, salvándose el honor. Poco después fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito en el grado de Gran Oficial y como dato curioso aún se refiere que viniendo de una gira electoral, uno de sus partidarios, llevado por un rapto emocional y patriótico, le envolvió en el tricolor nacional al grito de Viva nuestro querido Presidente de la República, lo que le causó gran sorpresa primero y luego mucha hilaridad.

A principios de 1933 fue designado Representante del Ecuador en misión diplomática ante los gobiernos europeos y presentó sus Cartas Credenciales a los Reyes de Inglaterra e Italia y a los Presidentes de las Repúblicas de Francia y Suiza.

En el conflicto armado de Leticia entre Colombia y Perú concurrió como Delegado del Ecuador ante la Sociedad de las Naciones con sede en Suiza. Posteriormente viajó a Barcelona y falleció cuando estaba de paso por dicha ciudad, en forma intempestiva, a causa de un violento infarto, el 2 de Noviembre de 1933, de solo sesenta y ocho años de edad, considerado una notabilidad en el país. Su cadáver embalsamado fue traído a Guyaquil y recibió sepultura en el Cementerio General. Fue de los últimos representantes del liberalismo del 95 con José de Lapierre, Roberto Andrade y José Peralta.

Su carácter violentísimo, iracundo, le acarreaba problemas y contadicciones, pero en el hogar cambiaba y entre amigos y dictando clases era agradabilísimo, paternal y hasta bueno y bondadoso.

Hombre de honor ante todo y de palabra, que colocaba los altos intereses de la Patria por encima de cualquier conveniencia personal o de Partido. Nunca fue un político de acomodo. Su valiosa biblioteca terminó siendo donada a la Universidad de Guayaquil y la mayor parte de sus cuantiosos bienes fueron pasando unos tras otros a diversas órdenes religiosas.

De sus hijas: Laura casó con Alfonso Ulloa Reyes con una hija y Mercedes Eloísa con Fernando Drouet Fuentes pero no tuvo descendencia porque cuando se matrimoniaron eran mayorcitas. Drouet era un beatífico caballero que fue enviado por los jesuítas en calidad de ayudante para los diarios rezos del Rosario, se enamoraron rezando y para sorpresa de todos casaron.

Drouet también era de Santa Elena y en su juventud había tenido dos hijas en Celinda Onofre Salinas, de igual vecindad pero de menor status social y por eso no hubo papeleta de matrimonio, que fueron criadas por su madre entre Santa Elena y Ambato para que tomaran clima. Ya adolescentes acostumbraban visitar a su padre en Guayaquil y cuando éste quedó viudo veían desde Santa Elena cómo los religiosos de diversas congregaciones se iban apropiando del dinero y luego hasta de los muebles y uno que otro objetos de valor, hasta que avisadas por el vecindario tuvieron venir a Guayaquil y  llevárselo  con lo que tenía puesto a vivir con ellas en Santa Elena, convertido en pobre de solemnidad. Drouet no se oponía a los despojos porque en los últimos años de su matrimonio había hecho votos de pobreza y castidad con su cónyuge para irse rápidamente al cielo sin tener que pasar por el purgatorio donde se expían los pecados veniales, pues el Purgatorio es un lugar chocante y aburrido, bastante frio, molesto, oscuro y feo, según creencia popular extendida por aquellos tiempos (1940) en nuestro medio ¡Ahora ya nadie cree en eso¡

La actual Casa de Ejercicios Espirituales de Ballenita se levanta sobre el enorme terreno de propiedad de Mercedes Eloísa y de su madre en dicha población y se edificó con dinero de ellas. Por eso lleva el nombre de doña Natividad. La Villa Nati en Guayaquil pasó a la Curia y fue vendida en tiempos del Arzobispo Mosquera para ser invertido el dinero en obras pías ¡Atiza!