POLITICO.- Nació en Guayaquil el 17 de Agosto de 1857. Hijo legítimo de José María Carbo Noboa, dueño de las haciendas Pepa de Oro y Carmencita productoras de cacao en el río Pijagual y Gobernador del Guayas durante el bloqueo de la armada peruana del Almirante Ignacio Mariátegui y Tellería en 1859. Entonces era dueño de una casa a la orilla del río en el barrio de las Peñas y estaba casado en segundas nupcias con Estebanita Amador y Sotomayor – Luna. Para evitar el peligro a su numerosa familia los envió a pasar una temporada a la casa de su madre Josefa Noboa Vda. de Carbo en el malecón y Roca, quedándose únicamente con sus dos hijos mayores para que le hicieran compañía.
En primeras nupcias había sido casado con Carmen Amador y Sotomayor- Luna, muerta bastante joven y de parto en Daule, no sin antes encargarle que se casara con su hermana mayor Estebanita para que le cuidara a los niños. El viudo cumplió el encargo dos años después y como ella era mayor de cuarenta años sólo pudo tener a Luis Felipe.
El niño estudió la primaria en la escuelita del profesor José Herboso, quien fue el primero en Guayaquil en aplicar el Sistema Métrico Decimal. Después hizo la secundaria con gran aprovechamiento en el Colegio San Vicente del Guayas que desde 1867 estaba entregado a los padres jesuitas, donde conoció a los autores Clásicos de la antigüedad, aprendió Inglés y francés y como siempre fue el más aprovechado estudiante de la clase le nombraron Emperador Romano, frente al segundo alumno que solo era Rey de Cartago.
Graduado de Bachiller en Humanidades Clásicas en 1876 pasó a estudiar Derecho durante tres años, pero interrumpió la carrera para dedicarse a la política. En 1880 contrajo matrimonio con su prima hermana Matilde Noboa Carbo y tuvieron catorce hijos.
Se ocupaba en explotar unas tierras heredadas en Daule que habían sido de propiedad de su abuelo paterno Francisco Carbo Unzueta y pasaba las vacaciones en una gran casa alquilada frente al parque principal de Daule que existió hasta bien entrado el siglo XX.
Era muy peripuesto y ligero, su andar nervioso y sus buenos modales denotaban al hombre civilizado, amigo de todos, a quienes trataba de servir y agradar. Su personalidad extrovertida y conversadora le granjeaba numerosas simpatías; era, además, un excelente orador y casi sin quererlo se convirtió en portavoz de la juventud que seguía a su tío Pedro Carbo Noboa, patriarca del partido Liberal en Guayaquil.
En lo físico, de mediana estatura, delgado, con grandes mostachos negros y retorcidos, pelo escaso y ojos expresivos en dos cuencas hundidas con grandes ojeras.
Desde 1876 las familias Noboa, Carbo y Baquerizo colaboraban activamente con el Presidente Ignacio de Veintemilla, que al proclamar su dictadura de 1882, nombró Ministros del Interior a Luis Felipe Carbo y de Guerra y Marina a su cuñado y primo hermano Manuel Baquerizo Noboa. En cambio el tío Pedro Carbo se ausentó a Lima en son de protesta.
En 1883, al producirse el sitio de Guayaquil por parte de las fuerzas Regeneradoras de Alfaro y Restauradoras de José María Sarasti asistió con su cuñado Manuel a las conversaciones que tuvieron lugar el 18 de Junio a bordo de la Corbeta de Guerra “Constance” de propiedad de su Majestad Británica, con los Delegados Manuel Semblantes y José María Plácido Caamaño para que se respeten los Derechos Humanos y ver la posibilidad de un avenimiento, que no se produjo.
Carbo y Noboa actuaron a nombre personal del dictador que los había delegado con plenos poderes pero no pudieron llegar a ningún trato y volvieron a la ciudad. El 9 de Julio se realizó la toma de Guayaquil y ambos se embarcaron a Lima donde radicaron varios meses.
A su regreso el 84 consiguió algunas representaciones comerciales de los Estados Unidos y fue Agente de una Casa Bancaria con sede en Panamá que hacía préstamos de dinero en Guayaquil con garantías hipotecarias. La educación y crianza de su dilatada familia no le permitía tiempo para otras actividades, pero en Noviembre del 85 con Francisco Martínez Aguirre y José de Lapierre editó en la imprenta de “Gómez Hnos.” el semanario satírico “El Perico”, que circulaba los sábados de tarde en oposición al gobierno del Presidente Caamaño al módico precio de un real corriendo la parte comercial y administrativa por cuenta de Carbo y el 85 administró el periódico también de oposición “Fray Gerundio” que tuvo corta duración. El 86 sacó “El Jorobadito” y fue expulsado del país por el régimen del Presidente Caamaño.
A principios de 1889 fue designado Vocal fundador de la “Sociedad Liberal Republicana” para combatir al nuevo partido Progresista creado en Quito por el Presidente Antonio Flores Jijón, con la finalidad de cerrar la brecha entre liberales y conservadores.
Estos nuevos Liberales Republicanos se enemistaron con los Liberales Radicales de Alfaro, conformando el ala moderada, deseosa únicamente de cambios políticos dentro del mismo sistema. Como órgano de difusión contaban en un primer momento con el diario “La Reforma” que dirigió Manuel Martínez Barreiro, luego tomó otros rumbos políticos bajo Luis Felipe Carbo y finalmente, poco antes de la revolución del 5 de Junio de 1895, lo adquirió el radical Felicísimo López, gran partidario del alfaro.
En Marzo del 89 empezó a usar en el diario “La Nación” de Juan Bautista de Elizalde Pareja el seudónimo de “Isidorito” indistintamente con Nicolás Augusto González Tola, para atacar al presídete Antonio Flores Jijón, quien había publicado con ese nombre una Necrología de su sobrino Isidoro Barriga Flores, hijo único de su hermana Josefina, fallecido de tifoidea en Quito, de sólo catorce años, meses atrás.
El 90 colaboró en “La Nación”. Entre 1890 y el 92 fue Profesor del San Vicente del Guayas. En Mayo de 1891 escribió en “La Palabra” bajo el pseudónimo de “Un Joven Liberal”. Igualmente sacó una biografía de su viejo maestro en el San Vicente, Teodoro Maldonado González, que acababa de morir. En “El Diario de Avisos” hizo propaganda a favor de la candidatura presidencial del conservador Camilo Ponce Ortíz, en contra de la voluntad de su tío Pedro Carbo Noboa que se oponía a la fusión de los partidos liberal y conservador para acabar con el progresismo.
Desde el 19 de Mayo figuró en el cuerpo de redacción del Diario “El Tiempo” fundado en esa fecha por José de Lapierre, con Serafín S. Wither, Miguel Ángel Carbo y Manuel J. Calle entre otros. A los pocos meses “El Tiempo” fue suspendido por el Pro Vicario de la diócesis Dr. Pedro Martí, sacerdote español muy entrometido en política. En Septiembre del 92 colaboró en el Semanario de ciencias, arte y literatura “La Alborada”, de tamaño mediano, cuatro planas a tres columnas, editado en la imprenta Bolívar.
Por esos días auspició la candidatura presidencial de Clemente Ballén que se excusó desde París en razón de su edad y males cardiacos, quedando como único candidato el progresista Luís Cordero, a quien atacaron los liberales de Guayaquil por ser un exponente más del grupo político denominado La Argolla, que venía dominando el país desde los tiempos del Presidente Caamaño en 1884.
También fue redactor de “El Diario de Avisos” que salía por las tardes y se asoció con sus compañeros de oficina José de Lapierre y José Luis Tamayo para editar un libro gráfico y conmemorativo de la participación del Ecuador en la Exposición Mundial de Chicago, World s Fair Columbian Exposition, que escribieron con José Antonio Campos Maingón y resultó un gran negocio por la cantidad de propaganda comercial que lograron reunir.
Carbo y Tamayo viajaron a los Estados Unidos y tras recorrer los Pabellones de la Feria Exposición, dieron los últimos toques y entregaron el material a una imprenta de New York. La Obra resultó muy hermosa. La pasta es de cubierta dura color azul celeste con el escudo del Ecuador y guardas doradas, las 432 páginas constan impresa en papel coushet de lujo con gran cantidad de vistas y fotografías, constituye el mejor recuerdo que se tiene del Guayaquil anterior al incendio Grande de 1896. Carbo se entendió en la distribución y venta a nivel nacional pues siempre había sido un excelente comerciante. Los ejemplares se agotaron casi enseguida y hoy constituyen rarezas bibliográficas. “El Ecuador en Chicago” es un clásico en la bibliografía nacional. En 1909 el Presbítero Juan Bautista Ceriola en su obra “Compendio de la Historia del periodismo en el Ecuador”, al referirse a El Ecuador en Chicago dijo que era la mejor monografía de la República por sus Interesantes datos históricos, estadísticos, geográficos y por la profusión de sus grabados. En su redacción intervinieron Tamayo, Carbo y Campos.
En 1894 resultó electo Secretario de la Asamblea Popular que se realizó en Guayaquil al conocerse el negociado de la venta de la bandera. Pocos días después se hizo cargo de la dirección del “Diario de Avisos” cuando su fundador y director Manuel Martínez Barreiro abandonó esa empresa en manos de su socio Belisario V. Torres, pero Carbo salió casi enseguida.
A principios de 1895, como Director de “El Tiempo,” que había vuelto a la circulación desde 1893 cuando la prensa guayaquileña se solidarizó con el gobierno del presidente Cordero durante el conflicto diplomático con el Perú a raíz de que el congreso peruano rechazó el Tratado de límites Herrera- García, publicó los informes de la Comisión Investigadora del negociado de la venta de la bandera nacional y tomó parte activa en los mitines y algazaras que se formaban diariamente en las calles de Guayaquil, lanzando incendiarios discursos que subvirtieron el orden. El 18 de Abril fue apresado por disposición del Gobernador Gabriel Luque González, pero cuatro días después salió libre debido a la influencia de su familia.
El 5 de Junio redactó el Acta de Pronunciamiento Liberal y fue de los primeros en firmarla en casa del comerciante Manuel María Suarez y Suarez. El día 18 formó parte de la Comisión que dio la bienvenida a Alfaro, quien solicitó a Carbo que tome la palabra desde el balcón del edificio de la Gobernación. Después hablaron José María Chávez Torres, José Luis Tamayo, Camilo Octavio Andrade, Luis A. Chacón y el joven poeta Francisco J. Falqués Ampuero.
A la noche siguiente el Jefe Civil y Militar Ignacio Robles colocó en el pecho de Alfaro la banda presidencial que acababa de ser bordada por varias damas liberales de la ciudad. Enseguida el Viejo Luchador nombró el siguiente gabinete: Ministro del Interior y Relaciones Exteriores Luis Felipe Carbo. De Hacienda y Obras Públicas Lizardo García. De Guerra y Marina Cornelio E. Vernaza Carbo. Jefe Superior de las Fuerzas Armadas y Comandante General de la Primera División General Plutarco Bowen. General Francisco Hipólito Moncayo Comandante de la Segunda y Coronel Enrique Avellán Usubillaga a) El diablo, por que no había mujer que se le resista, de la Tercera.
Las actuaciones de Carbo como Ministro General de la segunda dictadura de Veintemilla no habían sido olvidadas por el elemento Radical del liberalismo que protestó por su designación en el semanario “La Atalaya” pues se temía su influjo sobre Alfaro. “No satisface su presencia, se duda de su habilidad y hasta podría traicionar al movimiento. Solo piensa en sus zapatitos amarillos, hallándose en ellos patentizada la diplomacia del ministro, zapatitos que harán a su dueño alejarse de la República, verse con el Czar de todas las Rusias, besarse con el Papa”.
Días después Alfaro subió a la sierra al frente del primer ejército mientras el General Vernaza con el segundo avanzaba por el antiguo Camino Real y el 7 de Agosto ocupó la población de San Miguel de Chimbo, tras rudo combate con los conservadores y progresistas, quienes tuvieron que desocupar la plaza. Carbo seguía en Guayaquil como Presidente del Consejo de Ministros.
Entonces Alfaro ordenó a Vernaza que se le una de urgencia en Cajabamba para enfrentar al grueso de los gobiernistas que venían desde Quito al mando del General José María Sarasti pero Vernaza no quiso o no pudo cumplir tal disposición y Carbo trasmitió su respuesta a Alfaro.
En la tarde del 14 de Agosto se produjo la batalla de Gatazo que terminó indecisa pues ninguno de los ejércitos abandonó sus posiciones. Alfaro se encontraba casi sin parque pero como esa noche surgieron serias desavenencias entre los oficiales gobiernistas que abandonaron el campo azul, al día siguiente Alfaro ordenó que se disparen los dos últimos tiros de cañón que quedaban y al no escuchar respuesta alguna, se topó con la sorpresa de encontrase sin enemigos, ocupó la aldea de Gatazo, la población de Cajabamba y se proclamó vencedor.
Acto seguido quiso instaurar un proceso militar contra Vernaza acusándole de no haber obedecido sus órdenes y hasta tenía pensado fusilarlo por su traición, pero Carbo intervino y le salvó aunque quedó tan debilitada su situación política que en Agosto tuvo que renunciar porque José Luis Alfaro y José Peralta abiertamente le acusaron de haber querido pactar con los enemigos del gobierno.
Alfaro, en su afán de no enemistarse con los liberales de Carbo, le designó Ministro Plenipotenciario en México,
Colombia y los Estados Unidos, con la consigna de convocar a los estados de América a un gran Congreso para dilucidar los intereses continentales, pensando en la grandeza y prosperidad de estas naciones. La Delegación ecuatoriana estuvo presidida por Carbo e integrada por Luis Felipe Borja Pérez y por el joven Julio Andrade Rodríguez que actuó de secretario.
El Viejo Luchador quería dar a los intereses de este continente, a través de un Congreso Internacional, toda la fuerza de cohesión que había menester para la mutua prosperidad y grandeza de las naciones del nuevo mundo, tales como la formación de un Derecho Público en América, los medios para el adelanto por el perfeccionamiento e implantación de Industrias y la reunión del Congreso en épocas determinadas que bien podía fijarse en cada diez años. Dos cuestiones preocupaban intensamente la conciencia del medio americano. La guerra por la independencia de Cuba y las diferencias surgidas entre Venezuela y la Gran Bretaña por la posesión y demarcación de la Guayana Esequiva.
El 1 de Enero de 1896 Carbo propuso por intermedio de la legación mexicana en Washington, que la sede del Congreso estuviere en dicha capital y su inauguración el 10 de Agosto de ese año. Carbo actuó como Presidente de la delegación ecuatoriana y del Congreso, que finalmente fracasó por la inasistencia de los Estados Unidos y de otras naciones americanas que fueron presionadas y no alcanzó a cristalizar conclusiones. De allí en adelante residió en Washington donde nacieron sus dos últimos hijos llamados William y Beatriz.
En 1899 ejerció la Cancillería del país y en Mayo obtuvo del gobierno colombiano la internación de los emigrados ecuatorianos a muchas leguas de la frontera.
A principios de 1907 tomó contacto con William Shunk, empresario ferrocarrilero de nacionalidad norteamericana, quien había viajado al Ecuador en 1890 con un grupo de ingenieros, para hacer el levantamiento del terreno y recomendar el trazado que la línea férrea debería tener. Shunk era pariente del Ing. Archer Harmann, a quien entusiasmó sobre el proyecto y con tal motivo Harmann vino a nuestro país, recorrió el trazado y conoció al presidente Alfaro. Ambos eran masones y tenían una meta propuesta, de manera que no se hizo difícil un entendimiento. La compañía a constituirse debía estar conformada por el gobierno ecuatoriano, un grupo de inversionistas ingleses y norteamericanos y los tenedores de la Deuda Inglesa. La inversión involucraba emisión de bonos, acciones comunes y preferidas además de la garantía del estado ecuatoriano y la pignoración de ciertas rentas. La empresa se reservaba la explotación del ferrocarril por setenta y cinco años y su costo se calculó en la inmensa suma de $ 17.532.000, cantidad superior en más de tres veces al total de las exportaciones ecuatorianas ese año.
Corresponde a Luís Felipe Carbo el haber encontrado a los ingenieros constructores del ferrocarril Guayaquil
- Quito, sin su intervención la obra no se hubiera realizado jamás.
En 1902 editó en esa capital su Informe titulado “El Ecuador en el Congreso de México” y el canto “Amor de Patria” que dedicó a Colombia en estilo romántico tardío. Ese año se quemó su casa de Guayaquil en el llamado Incendio del Carmen, ubicada en Chile y Chiriboga esquina, frente a la Universidad y al Hospital.
En 1903 fue comisionado a la Exposición Panamericana de Búfalo en el estado de New York y actuó como delegado en el Congreso Postal de Washington. En 1904 se excusó de viajar a Colombia y regresó al Ecuador tras ocho años de ausencia. Durante el viaje demostró que era una personalidad eminentemente social pues al visitar a su hermana Angela Carbo de Tola Espantoso le refirió que había asistido a once bailes celebrados en el barco entre New York y Panamá.
Entre 1904 y el 5 concurrió al Congreso como Senador por la provincia del Carchi. En Abril de 1907 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores en momentos álgidos para la política, luego del conato revolucionario de Guayaquil de los elementos del ala placista – baquericista. Entonces intercedió – aunque sin mayor éxito
- ante algunos disidentes liberales, convertidos en furibundos enemigos del gobierno, para lograr un avenimiento con el General Alfaro. Uno de ellos, Luís A. Martínez, antiguo Ministro de Plaza, le respondió: Me niego, a menos que Alfaro y su familia salgan del país. En 1908 recibió la censura del Congreso, renunció y fue reemplazado por el Dr. Francisco X. Aguirre Jado.
El 4 de Abril de 1910 fue designado por
el Presidente Alfaro, conjuntamente con Felicísimo López y Nicolás Clemente Ponce para conformar la delegación ecuatoriana en Washington, con el objeto de celebrar conferencias con los delegados peruanos acerca de nuestros diferendos limítrofes. Igualmente fue designado Ministro Plenipotenciario en Misión Especial en Venezuela, y Miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En las elecciones presidenciales de ese año apoyó a Flavio Alfaro y tras el triunfo de Estrada y la revolución de Agosto de ese año, se retiró a la vida privada. Tenía cincuenta y tres años y se sentía en la mitad de su vida, así es que decidió comenzar de nuevo en los Estados Unidos, estableciendo un negocio de representaciones en New York.
A principios de 1913, luego de enviudar de su esposa con quien había sido muy unido, empezó a sufrir de fiebres intermitentes que fueron confundidas con una infección no localizada, cuando solamente era paludismo. I como dicha enfermedad tropical era desconocida en la capital norteamericana, los médicos no se dieron cuenta de ella ni le recetaron correctamente, falleciendo el 25 de Febrero de ese año. Sus restos fueron conducidos a Washington donde aún reposan en un hermoso mausoleo de mármol.
Activo, inteligente, moderno, muestra de ello fue un proyecto de contrato sobre instalaciones eléctricas que presentó a conocimiento de la presidencia de la República en 1908 y que debido a nuestra natural inoperancia gubernamental no mereció la debida y pronta atención, como hubiera sido lógico en un país en vías de desarrollo. Su familia nunca volvió al Ecuador y prefirió vivir en el país del norte, en las ciudades de New York, Baltimore y Washington.