CARBO VITERI CARLOS

POLITICO.- Nació en Guayaquil el 12 de abril de 1865, bautizado de nueve días en el Sagrario el día 21 , recibió los nombres de Carlos Alberto José como hijo legítimo de Francisco Carbo Noboa propietario de la gran hacienda Anasque en la zona de Colimes y hermano del patricio don Pedro y de Mariana Sáenz de Viten y Cornejo. Primero estudió con los recién llegados Hermanos Cristianos y luego en el San Vicente del Guayas con los jesuitas, que le hicieron amar a los clásicos griegos y latinos.

De escasos quince años en 1880 pasó a Cuenca a terminar el bachillerato y aprovechar del buen clima. Graduado decidió seguir allí la carrera de Derecho, cobró afición “a los autores castellanos, franceses italianos del siglo de Oro y logró adquirir un estilo suelto, limpio y castizo”. El 83 colaboró para el quincenario “El Cometa” con José Luis Tamayo y Delfín B. Treviño y con motivo del Centenario del nacimiento de Rocafuerte obtuvo el segundo premio de un concurso poético celebrado por la Municipalidad con su poema “A Guayaquil”.

En 1884 escribió para “El Crepúsculo” de Cuenca poesías y cantares o coplas populares, entre las primeras anotamos; “A la señora Lastenia Toral de Arízaga en el nacimiento de su primogénito”, “Adiós a Cuenca”, “Al Oriente”, “El Amor y la Poesía”, “El Baile”, “Demanda” y “Fotografía”. 1) El 85 son otras poesías suyas tituladas: “A María”, “El Beso Visual”, “El Plagio”, su traducción de “El Poeta Moribundo” de Lamartine y en prosa “Luisa”, narración contemporánea.

En 1886 volvió de la Universidad de Cuenca graduado de Abogado y con veinte y un años pues había usado de la libertad de estudios, triunfó en otro concurso celebrado por el aniversario de la Revolución de Octubre y para las fiestas de Navidad asistió a una representación benéfica celebrada en el antiguo Teatro Olmedo, cuando al alzarse el telón contempló una escena inmóvil del nacimiento del niño Dios y su corazón de poeta quedó prendado de la belleza de la chica que hacía de Virgen María, que sentadita junto al pesebre, blanquísima, pecosa, de pelo rojizo y ojos azules, miraba beatíficamente al público y estando el joven doctor Carbo en la primera fila, recibió todo el impacto; y tal fue la impresión, que ni bien terminó la función se hizo presentar a la virgen que se llamaba Leopoldina Gálvez Usubillaga y efectivamente era una de las más lindas jovencitas de la ciudad. ¡Buen gusto del poeta¡ Para entonces tenía planificado recorrer el viejo mundo a fin de aumentar sus conocimientos y estuvo ausente más de un año, tiempo en el cual la enamorada provecho para crecer un poco más pues solo tenía quince años. Como poeta brilló por sus versos no exentos de valor // El Misterio de los Misterios // Corazón de las mujeres / misterio de los misterios / como las nubes variable, / caprichoso como el viento; / amante con quien no te ama / con quien te idolatra terco; / para querer, misterioso / misterioso en tus celos; / como nieve a veces frío, / ardiente a veces cual fuego; / misterioso hasta en el modo / de expresar tus sentimientos / ¿Quién llegará a comprenderle? / Ah, ¡nadie¡ ¡nadie! Primero / conoceremos la esencia / de esa luz divina, el genio, / primero sabremos cómo / funciona el entendimiento / Más tú, entretanto, un enigma / continuarás siempre siendo; / y obscuro como la noche, / Mudo como un cementerio, / como el destino insondable, / Como el porvenir, incierto, / Siempre serás para el hombre, / Misterio de los Misterios. . .poesía muy del gusto romántico de esa época y posiblemente originada en un no, recibido tiempo atrás de alguna fémina molestosita.

En 1887 abrió su bufet en el malecón y tuvo por compañero al también poeta Alfredo Baquerizo Moreno con quien siempre guardó buena amistad y el 27 de Diciembre contrajo nupcias con su novia Leopoldina, fueron felices y tuvieron numerosa descendencia. El 88 colaboró en el periódico “La Opinión Pública.”

Era muy amigo, desde siempre, con César Borja Lavayen, también poeta, a quien haría su compadre. Una tarde del 88 que estaban frente al mar de Salinas hablando de libros, al contemplar una puesta de sol magnífica, decidieron escribir un poema con el mismo nombre y sobre el mismo tema como simple ejercicio literario y así surgió “Vespertina” título que a ambos les pareció muy hermoso. Fragmento. // Ya el sol ocultóse.. I aún vaga en los cielos / la luz que los tiñe de grana y azul / Ya véspero rasga del éter los velos / brillando entre nubes de gasa y de tul. // Cuan bella la tarde¡ Risueño celaje / Presenta, a lo lejos, la lumbre solar / Ven, niña adorada, contempla el paisaje / Del cielo y las playas, las nubes y el mar. // Ah¡ tú lo embelleces; el ancho horizonte / Más diáfano luce cuando alzas a ver… / la luz que ilumina las cumbres del monte, / Es luz de tus ojos, hermosa mujer // Vestida de blanco, y suelto el cabello / Vivaz la mirada, divina la faz: / Do quedan tus alas? Celeste destello, / Querub de la tarde, qué mágico estás. // Acércate bajo la esbelta palmera / que aquí nos ofrece dosel de verdor / Gocemos tranquilos de esta hora postrera / Tu mano en la mía, que tiembla de amor.

En 1889 había publicado en verso una leyenda patriótica titulada “La Visión del Héroe”, sobre los éxtasis de Bolívar, en 15 págs. Al año siguiente salió igualmente en verso el himno de la “Compañía Sirena” bajo el epígrafe de “El Bombero guayaquileño”. El 91 envió al Certamen Hispano Americano convocado en Buenos Aires su composición “La Pampa” llanuras o sabanas americanas, en 36 págs. canto poético premiado por la “Academia Literaria del Plata” con una rosa de plata // fragmento.- // Desmayada en el regazo / de América te dilatas; / y ya, como mar, desatas / la verde ola del eriazo; / Cual vez, en suave ribazo / el seno túrgido enseñas; / y a todos lados diseñas, / Por todo lado atractiva, / La más bella perspectiva, la distancia más risueña. . . ./ Oh ¡La Pampa! Campo abierto, / Lleno de magia salvaje, / que al esplendor del paisaje / Juntas, en vago concierto / la majestad del desierto!… // El 92 salió en la Imprenta de “La Nación” bajo el título de “La Pampa” (llanuras o sabanas americanas) con una recomendación de su primo José Gómez Carbo a) Jecé, en décimas muy elaboradas y robustos versos, habiendo el autor logrado un sabor americano

Entonces desempeñaba la secretaría de la Gobernación del Guayas. Meses después fue electo Síndico de la Municipalidad de Guayaquil pero no se acomodó y regresó a la Gobernación, donde actuó de secretario durante toda la presidencia de Flores Jijón hasta que el 92, habiéndose unido los liberales y los progresistas, viajó a Quito como Diputado al Congreso, “luciendo su porte amable, su presencia atractiva, la voz clara y jovial, el gesto delicado y natural, la frase lúcida, el período rotundo, el concepto hermoso, la materia interesante, patriótica o religiosa, que hiciera que en varias ocasiones fuese aclamado en el teatro, la Universidad o en otros sitios”, luego viajó como Encargado de negocios del Ecuador en Chile.

Con la revolución liberal del 95 Carbo no transigió, siendo el único de su familia que no plegó al movimiento, manteniéndose firme en sus ideas y asumiendo la dirección del partido tradicional o católico (Conservador) donde estuvo hasta la muerte, “enrostrando a los gobiernos liberales los abusos que cometían” pero ya no ocupó cargos públicos.

En 1902 fue electo miembro de la Junta Municipal de Beneficencia e Inspector del Cementerio católico pues era uno de los notables personajes de su ciudad y en 1904 Síndico de la “Sociedad Filantrópica, del Guayas”. Doctísimo abogado, “cuyos alegatos brillaban con una doctrina solidísima, al par que una admirable erudición” por eso eran copiados y guardados por colegas y alumnos, cual verdaderos modelos en sus géneros.

Entre 1906 y el 7 viajó mucho y por Europa, pasando una larga temporada en Barcelona para escapar de las pesquisas desatadas en su contra después de la revolución de enero de ese año en la que se atentó contra la vida del presidente Eloy Alfaro, a quien los alzados mantuvieron sitiado dentro del edificio de la Gobernación del Guayas por varias horas. Después mantuvo agrias polémicas con sus oponentes y discutió con González Suárez, el 14 salió exilado durante la segunda presidencia del General Leonidas Plaza.

Desde fines del siglo XIX concurría al balneario de Salinas con su numerosa familia pues poseía una casa amplia de caña y madera situada frente al malecón, que llegué a conocer en la década de los años cuarenta pues me la señaló mi padre. Estaba ubicada en el malecón de la parte central de dicho balneario y fueron tan asiduas sus visitas anuales de temporada que tras ocurrir su fallecimiento, fue puesto su nombre a la parroquia Central de dicha población.

Entre 1912 y el 14 simpatizó con la revolución de Carlos Concha en Esmeraldas y mandó colaboraciones al periódico “A la Lucha” órgano de ese movimiento. En 1918 publicó una carta en el periódico “El Martillo” de Riobamba que fue ampliamente comentada en el país, pues por oponerse a la erección de una estatua en Quito al recientemente fallecido Arzobispo González Suárez le comparó con Martín Lutero, Jordano Bruno, Juan Calvino porque fueron frailes y con Joaquín Chiriboga Terán, autor de la Luz del Pueblo, ex presbítero ecuatorian, todos ellos afamados heterodoxos. La Carta causó tanto escozor que fue republicada en “El Porvenir” de Guayaquil.

Era aficionadísimo a la medicina, al punto que tenía numerosos libros especializados, opinaba sobre enfermedades y hasta hubiera podido recetar; u en esto dejó fama de necio y testarudo al punto que fue muy comentada la anécdota que se produjo en su casa, cuando llamó a su amigo de toda confianza el Dr. César Borja Lavayen, para que recetara a su hija Mercedes, niña entonces, aquejada de una molestosa gripe complicada con fiebre y dolor de garganta. Cuando el Doctor Borja tomó en sus manos el recetario, Carbo le preguntó: Qué le vamos a mandar compadre? Unos polvos para quitarle la fiebre. Qué polvos le mandamos compadre? Aquí los nombres… En qué cantidades compadre? Aquí las cantidades. Me parece mucho compadre, rebajemos compadre. Bueno compadre. Qué más le vamos a recetar? Un expectorante. Cual le mandamos compadre? Aquí el nombre. No compadre, me parece que no le irá bien porque tiene mal sabor, mejor recete (aquí el nombre) Bueno compadre. I qué más le vamos a recetar compadre? Unas pastillitas para que le quite el dolor de garganta. No compadre, no le mandemos pastillitas pues su ahijadita se puede atorar. I entonces qué le mandamos? A ver compadre, pensemos.. En esos momentos el compadre Borja no aguantó más tanta impertinencia, se levantó del asiento y se fue de la habitación tirando puertas y gritando. ¡Vayámonos compadre¡ A dónde? Preguntó el sorprendido compadre Carbo. ¡A la mierda¡ fue la respuesta. pero al día siguiente doña Leopoldina fue a visitar a la comadre Angelita de Borja, llevándole una fuente llena de buñuelos empapados en miel de azúcar, platillo que sabía era del agrado del compadre César. Fue bien recibida y tras una tacita de café rieron de buena gana del incidente de la receta conjunta, que allí mismo se olvidó.

Carbo Viten fue un poeta blanco y romántico, dueño de una de las principales bibliotecas del país, lamentablemente dividida a su muerte, pues sus hijos pusieron aviso en un diario, regaron los libros en la sala y los vendieron todos al mismo precio.

En 1922 editó su composición poética “El Dante” en 4 págs. y falleció en Guayaquil el 13 de agosto de dicho año 22 de solo cincuenta y ocho de edad, dejando una estela de buenas obras y numerosísima producción en las páginas del gran diario “El Ecuatoriano” de Ricardo Cornejo Naranjo, que espera ser recogida. Su bien nutrida biblioteca fue vendida por sus hijos al detal, mediante aviso aparecido en el diario El Telégrafo. Colocaron los libros indiscriminadamente sobre la alfombre de la sala y el público subía, escogía y pagaba. Cuando mi padre le preguntó a Antonio que porqué los vendían, ya que no estaban necesitados de dinero, fue respondido con gran sencillez ¡Porque los hemos leído¡