CARAVEDO NAVIA BALTAZAR

GUERRILLERO.- Nació en 1848 en Montecristi, Manabí. Hijo legítimo del prócer peruano Baltazar Caravedo y Loyola, cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Dominga Navia.

Vivió los primeros años en su población natal. En 1862 acompañó a su padre a Lima, a principios del 64 residía nuevamente en Manabí cuando la anunciaba invasión del General José María Urbina; por ello, el Presidente García Moreno cambió al Gobernador José Moreira por Francisco X. Salazar, militar de carrera que organizó de inmediato las Guardias Nacionales en un intento por desbaratar cualquier complot. El joven Eloy Alfaro organizó
a un grupo de civiles, entre los que figuraba Caravedo, que el 4 de Junio se levantaron en armas en Montecristi y al día siguiente enfrentaron en mitad del camino a Portoviejo a una compañía de refuerzos gobiernistas llegados por Manta. Esa noche fue tomado prisionero e! Gobernador Salazar pero el vecindario de Montecristi destacó una comisión de notables y tras varias conversaciones amistosas el día 6 fue puesto en libertad y viendo el joven Alfaro la inutilidad de su levantamiento ya que no se había producido la anunciada invasión urbinista. tomó pasaje a Panamá. Entretanto el General Manuel Tomás Maldonado, quien había llegado a Santana, al notar que solo existía en la provincia una pequeña guerrilla al mando de Manuel Castro, decidió regresar a la sierra.

El 30 de Julio de ese año. nuevamente Castro y los suyos, conCaravedo a la cabeza y al grito de Viva Urbina, asaltaron Montecristi, pero fueron derrotados; mas, el Gobernador Salazar, sintiéndose inseguro en dicha población, pasó a Jipijapa y el 21 de Agosto nuevamente los revolucionarios tomaron Montecristi, pero al dia siguiente los desalojó Salazar y aunque las guerrillas continuaron hasta el 29 de Diciembre, finalmente se dispersaron. Estas fueron las primeras acciones militares de Baltazar Caravedo Navia.

Entre el 65 y el 82 permaneció en Rio Chico dedicado al comercio y a las faenas agrícolas en una pequeña propiedad rural con su esposa Dorila Barreiro Vera (1) a quien había conocido en Portoviejo. Ella era muy bondadosa y tocaba muy bonito al piano, después trabajó de profesora primaria en Portoviejo.

A mediados del 82, al producirse la dictadura del Presidente Ignacio de Veintemilla, el país entero se levantó en armas. Alfaro y Vargas Torres arribaron a Pinguapí en la provincia de Esmeraldas donde ya operaban varias guerrillas liberales. De allí siguieron a La Tola y finalmente se situaron en las cercanías de la población de Esmeraldas, que atacaron el 7 de Enero del 83 y aunque fueron inicialmente rechazados por las fuerzas del Gobernador Ulbio Camba, al día siguiente que regresaron pudieron comprobar que éste la había abandonado para embarcarse a Guayaquil con los suyos, obedeciendo la orden de repliegue general dictada
por Veintemilla. El día 10 caía Quito al embate de las fuerzas Restauradoras que formaron un Pentavirato.

En Febrero Alfaro invadió Manabí. Primero ocupó San Vicente y los veintemillistas desocuparon Bahía sin resistencia, luego se situó en Rocafuerte, que también fue entregada por su Comandante José Ampuero, quien además le dio todo el armamento en la cercana hacienda Custodia. Enseguida pasó a Portoviejo y el 1 7 de Marzo a Montecristi extendiendo su acción militar a otras poblaciones. En Abril estuvo de paso por Jipijapa y Daule. El 28 se concentró en Pascuales y en Mapasingue con casi dos mil hombres. Los Restauradores de la sierra arribaron poco después.

El 1 de Mayo el Capitán José Samaniego había formado en Río Chico un Regimiento de Caballería, que bajó a Mapasingue comandado por Francisco Hipólito Moncayo y se sumó a las fuerzas Regeneradoras de Alfaro. Caravedo vino entre ellos con el grado de Teniente pero el 3 de Junio fueron comisionados a poner orden en Montecristi donde se había producido la toma de ese Cuartel y varios motines. En Julio, puestos de acuerdo ambos ejércitos, el regenerador de la costa y el restaurador de la sierra, comenzaron las operaciones contra Guayaquil, que ocuparon Iras intensos combates en el Estero Salado y en la Atarazana el día 9 de ese mes. El 20 Caravedo fue licenciado con honores y volvió a Río Chico.

Alfaro y los suyos regresaron a descansar a Manabí y al conocer que los Restauradores en uso y abuso de su mayoría en la Asamblea, habían electo Presidente a Plácido Caamaño, sujeto poco menos que desconocido en el país, se disgustaron mucho. Alfaro tomó pasaje a Panamá pero ofreció regresar.

En 1884 Alfaro arribó nuevamente al Ecuador a bordo del vapor Alajuela, adquirido en Panamá y dotado de dos cañones de mediano alcance para atacar al gobierno por mar. Enseguida se proclamó Jefe Supremo y Manuel Antonio Franco ocupó Esmeraldas, a tiempo que otros caudillos liberales se alzaron en armas en todo el país. Desde Guayaquil el Presidente Caamaño designó a su cuñado Reinaldo Flores Jijón para que saliera con gente armada en los vapores Huacho y Nueve de Julio y tras varias acciones que resultaron infructuosas, el 1 de Noviembre Medardo Alfaro formó el
batallón Pichincha con Caravedo de Capitán, situándose en las cercanías de Charapotó.

El 14 de ese mes Juan Francisco Centeno tomó esa población y marchó contra Portoviejo proclamando la Jefatura de Medardo Alfaro. Durante ese mes las guerrillas liberales menudearon en todo Manabí Medardo Alfaro y Caravedo por Montecristi. Centeno en Charapotó. Zenón Sabando en toda la provincia. El 20 desembarcaron por Manta ciento veinte soldados gobiernistas al mando del Coronel César Guedes, que avanzaron a Montecristi primero y enseguida tomaron Portoviejo que no ofreció resistencia. Entretanto, Eloy Alfaro, que había zarpado de Esmeraldas a bordo del Alajuela, desembarcaba en Charapotó donde se le unieron su hermano Medardo, el Dr. Adolfo Pinillos, Baltazar Caravedo entre otros y avanzaron hasta las costas de Picoazá.

El 3 de Diciembre Flores fondeó el vapor 9 de Julio en la entrada de Bahía de Caráquez. Alfaro estaba encerrado en la desembocadura y cuando amaneció el día 4 y bajó la marea, como no pudo salir a mar abierta por la poca profundidad de esa entrada, Flores aprovechó esta situación para verificar en qué sitio del sur se encontraba el pequeño vapor Huacho, del gobierno, que por avería de sus máquinas había quedado rezagado. Entonces intentó un desembarco de cien hombres en Jaramijó para que cercaran a los alfaristas por tierra, pero la guerrilla liberal con fuego graneado desde la playa le hizo desistir del proyecto. Solo entonces comprendió que no podría desembarcar en ningún lado porque la provincia de Manabi está totalmente copada por los liberales y siguió buscando al Huacho pero al no encontrarlo volvió a Bahía para estar a la hora de la alta marea, lamentando que el mayor calado de su nave le impidiera entrar por la boca donde se encontraba a buen resguardo su enemigo. Esa noche no hubo novedad y en la mañana del 5 volvió Flores al sur para continuar la búsqueda del Huacho, al que finalmente halló cerca de Charapotó con los vaporcitos Sucre, Victoria y Mary Rose. Entonces ordenó que el Huacho siguiera a Manta remolcado, él también tomó ese rumbo y con mayor andar desembarcó gran parte dé sus hombres en dicha población, retomando a Bahía con solo 60 marinos para estar a tiempo en la noche, hora en que por el cambio de

marea pudiera escaparse el Alajuela de Alfaro; mas su cálculo fracasó porque Alfaro, conociendo que el Huacho estaba fondeado en la ensenada de Jaramijó, apenas comenzó a crecer la marea, sacó al Alajuela de la bahía donde había permanecido encerrado y amparado en la oscuridad de la noche pasó con las luces apagadas para no ser notado por el 9 de Julio, pues había decidido atacar al Huacho que por ser de pequeñas proporciones, no podría oponerle resistencia.

A las doce de la noche entre el 5 y el 6 de Diciembre el Alajuela avistó al Huacho cuya marinería se encontraba reposando, sin imaginar siquiera que iba a ser sorprendida por la audacia del caudillo liberal. Alfaro ordenó a Andrés Marín que pasara rozando al Huacho y por un anclote arrojado por el marinero Domingo Trejos ambas naves quedaron unidas. Entonces se produjo el abordaje y una carnicería porque los desprevenidos marineros del Huacho no atinaban a defenderse y caían abatidos. Pronto se desató un incendio en la cubierta del Huacho y Alfaro decidió cañonearlo para que se fuera a pique, evitando que el fuego de esa nave siguiera contaminando la suya, pero los cañonazos del Alajuela fueron escuchados por Flores que se encontraba frente a las costas: de Manta y solo en esos momentos comprendió que algo estaba pasando en Jaramijó, de suerte que enfiló a toda máquina y arribó a esa playa a las dos de la madrugada, sorprendiendo a los alfaristas que aun se hallaban en la tarea de apagar las llamas del combate.

Alfaro comprendió enseguida que nada podía hacer ante una nave mayor y de más andar que la suya, por eso dispuso que el Alajuela embistiera al 9 de Julio, lo que realizó por dos ocasiones aunque infructuosamente porqur el 9 de julio lograba esquivar el choque y como el Alajuela seguía incendiado, antes de entregarlo prefirió hundirlo para lo cual recogió a los hombres que aun estaban en la cubierta del Huacho y varó el Alajuela frente a la playa de Jaramijó tomando tierra con los suyos que se internaron inmediatamente en la selva. En Diciembre arribó a Esmeraldas y poco después pasó la frontera con Colombia, con lo cual finalizó la gloriosa revolución de 1884. Caravedo volvió a su propiedad rural en Río Chico y no fue molestado pero en 1895 al conocer el país el negociado de la venta de la bandera alzó armas contra el gobierno constitucional del presidente Luís Cordero y desde el 1 de Junio se alistó bajo las órdenes del

General Francisco Hipólito Moncayo. En Julio realizó la campaña de Cuenca al mando del Coronel José Luís Morales.

Restablecida la paz en la República hizo dos años de vida de cuartel como Segundo Jefe del batallón Vinces al Mando del Coronel Emilio Figueroa y cuatro años más en el Regimiento de Reserva de Caballería No.9 hasta 1902 que volvió a la vida privada durante la presidencia del general Leónidas Plaza.

En 1906, al triunfal” la revolución alfarista contra el Presidente Lizardo García, volvió a tomar las armas permaneciendo en comisión en Portoviejo, a las ordenes del Gobernador Marco Andrade. En 1907 fue nombrado Segundo Jefe del regimiento de Caballería de la Policía Rural de Manabí bajo el mando del Teniente Coronel Dionisio Andrade. Entre 1908 y el 9 fue Jefe de la Sección Militar de Portoviejo en la Gobernación de Ramón Alarcón. Ese último año fue agregado al estado Mayor General de la plaza de Portoviejo con el grado de Teniente Coronel de Infantería del ejército donde se mantuvo hasta su fallecimiento en dicha ciudad el 5 de Diciembre de 1913 de 65 años de edad a consecuencia de una fulminante pulmonía. Su viuda Dorila Barreiro y su hija soltera Raquel Caravedo obtuvieron un Montepío de veintitrés sucres con treinta y tres centavos mensuales en Junio de 1918.