ENTOMOLOGO.- Nació en Guayaquil, en la casa familiar ubicada en Sucre y Morro, el 11 de Enero de 1879. Hijo legítimo del Dr. Francisco Campos Coello, cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Manuela Rivadeneira Olvera, guayaquileños. Creció en un hogar tradicionalista y católico y tuvo un hermano llamado Manuel Antonio que escribió para “El Fuete” de Juan Bautista Rolando Coello y luego en “La Prensa” de Pompilio
Ulloa Reyes bajo el seudónimo de “Jean Boheme” y se auto eliminó en el local de La Prensa en 1932 así como cinco hermanas que permanecieron solteras por beatas que no por feas, llamadas Rosa Amalia, Manuela de Jesús, Angela Amada, María Cristina y Francisca Aurora. (1)
Recibió las primeras letras en el Liceo Rocafuerte que funcionaba en la antigua calle Bolívar No. 75, cursó la primaria en el Instituto Guayaquil y la secundaria en el San Vicente del Guayas, dirigido por el Presbítero Dr. José María de Santisteban Plaza, pero no se graduó de Bachiller.
Desde muy niño su padre había tomado a cargo su ilustración, poniendo especial empeño en inculcarle amor a la naturaleza y a las Ciencias Naturales como parte del programa científico positivista del que era tan partidario. Por ello hacían fructíferas excursiones por los alrededores de la ciudad y en las vacaciones se trasladaba la familia a la costa, donde proseguía la búsqueda incesante de especies zoológicas, ayudándose el joven Campos con una linterna de carburo por las noches.
Su temperamento tímido y estudioso le hizo preferir la compañía de los insectos y de los libros a cualquier otra satisfacción, convirtiéndose en un autodidacta en la difícil cuanto novedosa, en nuestro medio, ciencia de la Entomología. Tuvo una niñez feliz y una juventud hermosa, y de dieciséis años fue requerido para enseñar Geografía en el Liceo Rocafuerte que dirigía el Profesor Manuel María Valverde, no desmereciendo con su juventud el cuadro de maestros ilustres de esa institución formado en 1894 por el Director Manuel María Valverde que también enseñaba Aritmética y Matemáticas y por los Profesores: Dr. Gumercindo Yépes y Yépes de Filosofía, Presbítero Dr. José Ochoa León de Latín, Juan D. Vásconez de Física y Química, Juan Manuel Valverde M. de Comercio y Teneduría de Libros, Luciano Coral de Historia y Clases Preparatorias, Amadeo Pauta de Música, Alejandro Muñoz de Taquigrafía, Sargento Mayor Nicanor M. Villa de Esgrima y Ejercicios Militares, Vicente Becerra de Castellano y Francés, José Antonio Campos Maingón
de Literatura y también Secretario del Plantel y Francisco Campos Rivadeneira de Geografía.
El 95 pasó a enseñar Historia y Geografía Universal al Internado Español que funcionaba en Aguirre No. 75, compartiendo esas cátedras con el Profesor Manuel Antonio Casal y era Director Agustín Urueta que también lo era de Matemáticas y Comercio, Médico del Internado el Dr. Antonio Falconí, Ore Babil Moreno y Fernando Giner de Religión, Moral y Derecho Canónigo, José Joaquín Navarro y José T. Ampuero de Latín y Castellano, Manuel A. López Lascano de Física y Química y Numa Pompilio Llona y Echeverri de Literatura y Filosofía.
Después de la revolución liberal del 5 de Junio de ese año, Alfaro designó al Dr. Francisco Campos Coello para ocupar el rectorado del San Vicente del Guayas, quien al posesionarse inmediatamente adquirió en quince mil francos a la Casa Deyrolle y Co. de París, tres colecciones, de Zoología, Botánica y Mineralogía, para constituir el Museo de Ciencias Naturales de dicho plantel, cuya dirección encomendó a su hijo, quien pidió la colaboración del público y pudo inaugurarlo a fines de año, agregando sus colecciones privadas, especialmente de insectos coleópteros, metales y piedras finas semipreciosas. El Museo también se puso a la disposición del público los jueves y domingos de una a tres de la tarde y fue muy visitado. Tenía por entonces la invalorable ayuda del naturalista inglés W. H. Rosemberg, que se encontraba de paso por el Ecuador y había trabado fraternal amistad con Campos.
(1) Cuando en 1966 la Junta de Beneficencia inauguró el busto del Dr. Francisco Campos Coello aún vivían dos de ellas y se presentaron al acto en la plaza de San Francisco a las doce del día vestidas a la antigua usanza, tal como acostumbraban las ancianas en el Guayaquil de principios del siglo XX, todas de negro de la cabeza a los pies y eso que no estaban de luto, cubiertas con unas mantas igualmente negras y de seda fría. Eran dos figuras arrancadas del pasado cuando las mujeres salían a la calle huyendo de las miradas de los hombres como en los viejos tiempos del Andaluz de los árabes. La fotografía apareció en El Universo causando sorpresa en la sociedad guayaquileña pues entonces se conoció que habitaban en gran pobreza, ocupando uno de los pequeños departamentos de la casita de madera situada en Antepara No. 2.138 y Huancavilca esquina, construida por su hermano Francisco sobre el solar que le fuera donado por el Concejo Cantonal de Guayaquil. En el departamento de al lado vivían sus sobrinas las Campos Feldman, quienes las auxiliaban. Poco después ambas murieron sin haber recibido el apoyo económico de la Junta, que tanto necesitaban. |
En 1898 formó parte con otros jóvenes literatos del “Círculo Juan Montalvo” y publicaron la revista “Mosaicos.” Retirado del rectorado su padre, le fueron concedidas a su hijo las cátedras de Geografía e Higiene y pidió al Consejo General de Instrucción Pública que declare obligatorias las Clases de Ciencias Naturales en los Colegios del país, lo cual se logró recién en 1902. Ese año comenzó un Boletín del Museo, que junto al Metereológico del Observatorio Astronómico del mismo plantel, redactado por el Dr. Martínez Ramos, y a varias publicaciones
análogas de Quito, donde trabajaban Augusto Martínez Holguín y el Padre Luis Sodiro, S. J. acrecentaron la prensa científica del Ecuador.
En 1899 editó una Rápida Guía del Museo en 16 páginas incluyendo varias familias de Coleópteros, Hemípteros, Heteropteros, Ortópteros y Neurópteros Odonatos, enfatizando entre los primeros a la Sub familia Cincindelidae y hasta le puso su nombre en latín a algunos de ellos, género “Camposi”, comenzando así la larga serie de descubrimientos científicos que le darían justo renombre universal en la Entomología.
En 1900 acompañó a su hermano Manuel en la formación de la revista “Guayaquil Artístico” propiedad de los hermanos Pedro Pablo y Horacio Garaycoa Cabanilla en la cual salió su artículo de divulgación científica titulado “Entomología Ecuatoriana” que al ser conocido en el Congreso Científico Latinoamericano celebrado en Buenos Aires causó gratísima impresión y se acordó invitarlo para que expusiera. En 1901 decidió dedicarse con pasión irresistible a la naturaleza, contra la opinión de sus amigos que miraban la pobreza económica que le acarrearía aquella profesión. Ese año se quemó el edificio del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte y su incipiente Museo de Ciencias Naturales; pero, en 1902 reabrió sus puertas tras un corto período de inactividad, y en Baños descubrió un ejemplar de la más grande variedad de mariposas del mundo, la Dynastes Hércules.
En 1902 logró que el Ministerio de Educación declarara de enseñanza obligatoria las Ciencias Naturales en Ecuador y fue designado Profesor de esa materia por el Rector Juan Gómez Rendón, también tuvo la cátedra de Zoología primero y luego la de Higiene en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Guayaquil. Ya era conocido por sus alumnos con el cariñoso apodo de “Pollito Campos” que le duró de por vida pues según me han referido sus hijas, un día, mientras se encontraba dictando clase, entró al aula un pollito, piando y todo lo demás. Los alumnos se alborotaron y Campos, sin amilanarse, dejó a un lado sus explicaciones técnicas, para describirlo en detalle, sin dejar de acariciarlo un solo momento. La explicación fue larga y muy interesante, demostrando una vez más que sus conocimientos científicos eran completos; pero le quedó tal apodo como anillo al dedo, al punto que después se le tornó familiar y hasta se lo decían sin que el sabio se resintiera por ello.
Desde entonces comenzaron a aparecer en las revistas culturales de Guayaquil sus artículos científicos, tales como Los rutélidos en el Ecuador, Ligeras consideraciones sobre las variaciones estructurales que presenta el aparato táctil en algunos coleópteros adéfagos, Propagando las Ciencias Naturales, Los Parásitos del Ecuador, ¿Qué son las flores? Datos para el conocimiento de los Piéridos, Los piéridos en la provincia del Guayas, Un caso de asimetría elitral de un coleóptero longicornio, Estudios Botánicos, etc.
En 1903 comenzó sus minuciosos estudios de Embriogencia, Toxonomia, Metamorfosis y dispersión de los Neurópteros Odonatos en el Ecuador y publicó sus conclusiones en la revista chilena de Historia Natural.
En 1905 el Presidente Lizardo García le designó Zoólogo del Estado, visitó en Quito al sabio botánico Padre Luis Sodiro, S J. con quien trabó estrecha amistad y el día de su muerte en 1.909 suspendió sus clases en señal de duelo y publicó una breve reseña biográfica en la Revista del Colegio.
En 1907 fue comisionado para recibir los exámenes semestrales en las escuelas fiscales y municipales de guayaquil, la Sociedad Entomológica de Cornell, de Pensilvania, U.S.A. le designó su miembro y el naturalista alemán Dr. Horn describió dos especímenes hallados por Campos, totalmente nuevos para la Entomología mundial.
I a la par de esos triunfos internacionales se agigantaba su fama como maestro bueno y bondadoso que no escatimaba su tiempo en realizar instructivas expediciones científicas con sus alumnos por el estero Salado, Mapasingue y Chongón. De allí que en 1909 fue designado representante del diario “El Tiempo” a las fiestas patronales del Colegio Pedro Vicente Maldonado de Riobamba, “pues dicho caballero – Campos – honra al país”.
Para febrero de ese año el Consejo de Instrucción Pública presidido por el Dr. Francisco Martínez Aguirre le había electo Vicerrector del Vicente Rocafuerte; mas, la Junta Administrativa no le posesionó por carecer de un requisito de Ley. Entonces quiso renunciar pero sus alumnos se lo impidieron, ya era Profesor de Zoología Médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil, aunque no era Bachiller.
En 1910 le fue aumentado el sueldo a S/. 200 mensuales como profesor de Historia Natural, Paleontología y Director del Museo y con motivo de la visita a Guayaquil del presidente Alfaro, e! cuerpo de profesores del Liceo Rocafuerte presidido por el Canónigo Dr. Pedro Pablo Carbó, se presentó en la Comandancia General para felicitarlo. Campos tomó la palabra, pues siempre había sido un buen orador y le agradaba hablar en público.
El 22 de Octubre sus alumnos le dedicaron una velada “por su saber y modestia”. El 4 de Febrero de 1911 contrajo matrimonio con su vecina Adasa Feldman Peláez, hija legítima de José Feldman y de Rosa Peláez, tuvo un matrimonio feliz y seis hijos.
En 1916 realizó varios exámenes al microscopio de las mazorcas de cacao que le habían sido enviadas de la zona de Quevedo, descubriendo en ellas una invasión de índole protofílica, originada por el parásito Phithopora Omnívora; germen endoparásito, esto es, que vive y tiene raíces profundas e interiores en las mazorcas que ataca. Augusto Martínez Holguín también las examinó en Quito, llegando a iguales conclusiones. Campos se dirigió a la Asociación de Agricultores del Ecuador, denunció la presencia del hongo causante de la peste y propuso no utilizar soluciones cúpricas (a base de cobre) sino una poda general, principalmente exponer las matas a la acción benéfica de los rayos solares o ultravioletas, luego la incineración de las mazorcas dañadas y que se rieguen sus cenizas al pie de las matas para impedir nuevos contagios.
Ese año fue designado Director de Estudios. En 1917 miembro de la “Entomological Society of América”. En Septiembre colaborador del Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos, en Diciembre Jurado de la Exposición Floral en la escuela Fiscal No. 6 que dirigía el profesor Carlos Matamoros Jara. En 1918 publicó “Algunos casos teratológicos observados en los Antrópodos” y el Catálogo Sistemático y Sinónimo de los Artrópodos, todo en 98 págs.
En 1919 su primo hermano José Antonio Campos, a) Jack the Ripper, le dedicó uno de sus artículos a causa de varios descubrimientos suyos publicados en la prensa nacional. En 1920 editó un folleto de divulgación popular titulado Entomología Médica, nuestras principales especies de mosquitos y modos de extinguirlas” en 9 páginas, primer intento científico por erradicar la malaria y el paludismo en el medio. Ese año construyó una casa de madera de tres pisos en Capitán Nájera y Santa Elena.
En 1921 el Cónsul General de los Estados Unidos en Guayaquil, Frederick W. Goding, le ofreció su artículo de índole naturalista sobre los quelonios y reptiles examinados por él en las islas Galápagos. El 22 dictó dos conferencias publicasen el Vicente Rocafuerte. El 18 de Julio del 24 sostuvo con sus alumnos una Sabatina de Zoología.
En 1925 recibió la visita del Profesor alemán Inmanuel Friedlander del Instituto Vulcanológico de Nápoles y volvió sobre el tema de los mosquitos con “Nueva contribución al estudio de los Rincotos Hetereópteros del Ecuador” en 25 páginas, “Estudios Biológicos sobre los mosquitos de Guayaquil y sus alrededores” en 49 páginas y “Suplemento No. 1 al Catálogo Sistemático y Sinónimo de los Adanatos del Ecuador” en 8 páginas. También es de ese año un Catálogo con sus principales trabajos científicos, que salió en la revista del Rocafuerte en 3 páginas. Su nombre era conocido y respetado en el país y el extranjero pues había presentado al estudio de los sabios europeos y americanos más de cuarenta especies nuevas en la escala zoológica.
En 1926 se quemó su vivienda y colaboró con la Casa White y Co. con las obras de saneamiento de Guayaquil, clasificando los gérmenes patógenos de la ciudad. En Febrero atendió al Dr. Emilio J. Pámpana, Médico Cirujano del “Royal College of Phissicians and Surgeons of London”, poco después hizo lo mismo con el Dr. Waldo L. Schmitt, Zoólogo del Museo Nacional de Washington y en Octubre y en Septiembre del 27 con el Dr. Joseph D. Sinclair, miembro de la Sociedad Geográfica Americana de paso a la región amazónica en busca de especies, como entomólogo adscrito.
Fruto de esas experiencias fue un folleto sobre la Campaña antipalúdica en Guayaquil publicado en 1929, en 82 páginas. Ese año recibió una Medalla de Oro de la Asociación de Empleados de Guayaquil, de la que era miembro.
El 12 de Octubre recibió el Homenaje del Comité de la Raza y fue condecorado por el Concejo Cantonal de Guayaquil. En Noviembre dictó una conferencia científica en el teatro Viten de Ambato para los estudiantes y superiores del Colegio Bolívar, sobre la diversidad de clases de mosquitos y las enfermedades que causan. En Diciembre atendió al presidente Dr. Isidro Ayora durante su visita al Museo del Colegio Rocafuerte.
En Mayo del 28 presidió la delegación vicentina que visitó el Instituto Mejía de Quito. La Delegación estuvo formada por los alumnos: Jorge Pérez Concha, Pedro Saad Niyaim, Demetrio Aguilera Malta y Héctor Martínez Torres y dictó una Conferencia en la Universidad Central sobre los invertebrados en el Ecuador, mencionando las especies nuevas que había descubierto.
Entre 1928 y el 30 siguió colaborando con la White y Co. dirigiendo la Campaña Antipalúdica y le dedicó a su amigo de siempre Modesto Chávez Franco un enjundioso artículo sobre la inteligencia de las arañas.
En Marzo del 30 “El Telégrafo” le calificó públicamente de sabio al reseñar la entrevista sostenida con el Dr. Walther Knoch, especialista mundial en estudios metereológicos, zoogeográficos y problemas sanitarios. Poco después le visitó el Entomólogo norteamericano W. Judson Coxey, especialista en mariposas, de la Academia de Ciencias de Filadelfia.
Entonces fue llamado a estructurar el Museo de Historia Natural del Colegio San José La Salle de los Hermanos Cristianos, y donó una importante colección entomológica para dotar de un Museo de Ciencias Naturales al colegio de señoritas Guayaquil. El 1 de Diciembre, ante el pedido unánime de numerosos profesores de la Universidad de Guayaquil, le fue conferido el Doctorado Honoris Causa, recibiendo el título al día siguiente a las cinco y veinte de la tarde, en solemnísima Sesión y de manos del Rector Dr. Luis Felipe Cornejo Gómez. Fue su mejor momento su instante de gloria que pagaba todos sus esfuerzos y desvelos para el mejor conocimiento de la multitudinaria familia de los insectos. Tenía cincuenta y un años de edad, seguía en honorable pobreza, manteniendo a su numerosa familia compuesta por su esposa, seis hijos y cinco hermanas solteras, de lo poco que le producían sus sueldos de profesor. Sus alumnos iniciaron una campaña popular y le consiguieron un solar que el Sabio terminó vendiendo a un señor Leimberg, por estar retirado del centro de la ciudad.
En Agosto del 31 realizó una amplia descripción científica de los insectos Fulgóridos del cacao y la Sociedad Entomológica de España le discernió el Gran Premio Thomas y lo eligió Socio de Honor. También atendió al sabio alemán M. T. F Schimjoff, de paso a las islas Galápagos.
El 32 continuaba ejerciendo la cátedra de Ciencias Naturales en el Vicente Rocafuerte y de Zoología en la Facultad de Medicina. Entonces apareció un folleto bibliográfico con sus artículos y colaboraciones en periódicos y revistas científicas, en nueve páginas, recibió a Ericka Heinrichs, botánica de Berlín, que llegó a estudiar la flora ecuatoriana; enseñó el puerto principal a los miembros de la Misión Científica, enviada a las mismas islas por la Sociedad Zoológica de San Diego, California; y al Dr. Rudolp Ludwing, viajero científico alemán.
En Marzo del 33 estudió las larvas de los insectos que atacaban los ficus de los parques de Guayaquil. En Agosto atendió al experto pisicultor Jorge Ubidia Betancourt. De México le enviaron un ejemplar del bicho denominado “Saltón Mexicano” para que lo examinara y diera su dictamen, clasificándole. En Octubre opinó sobre los temblores registrados en Guayaquil originados por la proximidad del equinoccio.
En 1934 estudió las larvas recogidas en la Estación Experimental que dañaban las cosechas de frutales de la isla de Silva, indicando que eran del grupo de los Lepidópteros o mariposas divinas. También estudió la plaga de los algodonales de Manabí y los causantes del desmejoramiento de los naranjos de Daule. En Julio enseñó su Museo de Insectos al Padre Luis Mille, S J. Los diarios reseñaron que lo tenía en su domicilio, en cajitas de cartón con las cubiertas superiores de cristal, catalogados y clasificados por géneros y especies. Lamentablemente, por descuido o a causa del clima caliente del puerto principal, se destruyó con el tiempo cuando pasó a poder del Instituto Nacional de Higiene.
Había enflaquecido y sus facciones se afilaban con los años, las grandes orejas, bigotes y nariz prominente, sus ojos miopes y cansados, le hacían más bajo y trigueño de lo que siempre había sido. Solo su espíritu, indominable al tiempo, resistía las inclemencias de la pobreza; pero, cuando veía su colección admirable de miles y miles de seres pequeñitos y diferentes, su rostro se iluminaba, una sonrisa afloraba a sus labios y el viejo sabio exclamaba: ¡Qué hermoso es Dios, qué hermoso!…
En Agosto su amigo personal el naturalista holandés Dr. Von Hagen le elogió sin reservas por la prensa nacional y con motivo del arribo de Washington de la excursionista norteamericana Inés Mexía, realizó varias excursiones con el padre Mille y con ella. A fines de año informó al gobierno sobre los beneficios de una nueva semilla de culantro.
En Septiembre del 35 viajó por primera vez a las Galápagos, presidiendo una comisión de estudiantes vicentinos. El martes 3 de Diciembre al norte de Durán fue hallado un raro ejemplar marino de un metro ochenta centímetros de largo por cuarenta de ancho. Llevado a su casa en la calle Sucre 727 el sabio Campos dictaminó que se trataba de una rara criatura perteneciente a la clasificación de los quelonios llamados testudíneos o tortugas fluviales. La nota periodística dio la información del hecho.
En 1936 fue condecorado con la Medalla al Mérito Agrícola por el Dictador Federico Páez. En 1937 comprobó que no existía la mosca del Mediterráneo en el Ecuador y estudió los arrozales y los cañadulzales para establecer sus enfermedades. En Octubre atendió al Dr. Hansen y al entomólogo e Inspector Sanitario norteamericano Ing. H. V. Komp y recibió de la Dirección de Agricultura determinados insectos para su catalogación e informe.
El 25 de Enero de 1938 fue condecorado en el paraninfo de la Universidad de Guayaquil conjuntamente con los Drs. Abel Gilbert Pontón y Francisco de Ycaza Bustamante con la Medalla de la Orden Nacional al Mérito. El Primero como Gran Oficial, los dos restantes – Campos entre ellos – como simples Caballeros. El Prof. R. Mayne, de la Estación Entomológica de Gembloux, Bélgica, le solicitó ejemplares de gorgojo para estudiarlos y combatir una plaga que atacaba las palmas de ese país. En Febrero fue invitado al Velero III, a observar las ricas colecciones de insectos ecuatorianos que iban a ser llevadas a los Estados Unidos. En Marzo comenzó a dirigir la petrolización y el drenaje de las aguas estancadas en Guayaquil.
En Abril recibió un telegrama burlón que le envió Telmo Hidalgo, Delegado Regional del Ministerio de Agricultura en Manabí, quien le informó que las langostas de Manabí practicaban el marxismo y eran como los etíopes para rehuir el combate, queriendo significar tan guasamente que además de peligrosas, no se dejaban aprisionar. Tan burda comparación fue objeto de críticas y hubo un periodista que llegó a calificar a Hidalgo de “bicho irreverente”. Finalmente, no solo que fue cancelado por el Ministro de Agricultura sino que arrastró en su caída a su superior jerárquico manabita, quien le defendía a toda costa. El asunto se publicitó, ocasionó la reacción de la prensa en favor de Campos, quien tuvo que abogar para que la pena sea suspendida y no los cancelaran.
En Octubre recibió al Dr. Roberto Gatardo Tobar, en tránsito a Chile, quien venía de Europa. En Enero del 39 sostuvo amenas charlas con los Drs. Salfour Gourlay y Edward K. Balls, de la misión Científica Británica. En Abril, a pesar de haberse especializado en insectos dañinos a la agricultura, se retiró como Entomólogo del estado porque le debían siete meses de sueldo, pero, al saberse la noticia, se los remitieron de golpe. En Enero del 40 escribió sobre la aparición de la plaga del fuetazo en Guayaquil, señalando el insecto que la provocaba, la forma de evitar su propagación y los remedios más aconsejables. En Diciembre interesó con publicaciones a la prensa de Sudamérica sobre la próxima aparición del cometa Cunnigham.
En Julio publicó en “El Telégrafo” un artículo cómico sobre la diablura de su hijo Francisco y de su sobrino Carlos, que habiendo salido al campo a recoger insectos, encontraron una peligrosa colonia de alacranes y llevaron a casa setenta de ellos, metidos precariamente en dos frascos de cristal, causando la natural intranquilidad en las damas de la familia. En Diciembre escribió sobre la invasión del gusano rosado a los plantíos de algodón, denunciando al Ministerio de Agricultura por entregar semillas sin previa desinfección.
En 1940 fue designado Jefe del servicio Entomológico del Instituto Nacional de Higiene, funciones que desempeñó hasta poco antes de su fallecimiento. El 41 dio a la publicidad un raro caso observado en una Heteropoda venatoria (araña) que restauró uno de sus miembros mutilados. El 42 descubrió doce libélulas nuevas para la fauna entomológica del Ecuador. El 45 fue declarado Mejor Ciudadano de Guayaquil durante la Alcaldía del Dr. Rafael Mendoza Avilés, a petición expresa de su amigo el presidente Dr. José María Velasco Ibarra, quien lo condecoró con el grado de Oficial de la Orden Nacional al Mérito. Sus amigos de siempre Víctor Emilio Estrada y Adolfo Gómez Santisteban iniciaron una colecta pública, para ayudarle en la refacción de su casa, logrando la cantidad de trece mil sucres.
En 1946 escribió sobre las grandes mariposas azules de nuestros bosques y empezó a tener roces periodísticos con el joven Roberto Leví Castillo, quien había vuelto de los Estados Unidos com estudios realizados en Ciencias Naturales. Fue en el coque de dos generaciones.
I si bien era verdad que los miembros del dúo Safadi – Ibáñez, Publio Falconí Pazmiño, el poeta Rafael Blacio Flor, Eloy Pesantez y el líder sindical Víctor Hugo Briones, seguían visitándole, poco a poco se fue tornando un ser huidizo, que se refugiaba en el Instituto de Higiene a realizar sus trabajos entomológicos como un sujeto aparte, pues la modernización de las técnicas agrícolas había dejado a un lado el control natural de las plagas, exterminándolas con ciertos productos químicos que acababan de salir al mercado, tales como el D.D.T. Por eso su especialidad dejó de ser útil e importante y él lo sabía, sin adivinar siquiera que los nuevos productos algún día pasarían a integrar la lista de venenos y se volvería a los controles naturales de antaño, pero esto ocurrió cuando el sabio ya no estaba en el mundo de los vivos.
El 50 clasificó cincuenta especies del género Morpho; sin embargo, tantos trabajos ninguno de ellos remunerado, le había hecho perder la sana alegría de vivir que le caracterizaba, al punto que su alegría talante y su manía de hacer versos a sus hijas se había trocado en nerviosismo – vivía pendiente de las enfermedades con una permanente languidez al estómago – como un hipocondríaco cualquiera.
El 55 comenzó a percibir una pensión mensual de mil sucres, que recibía del Estado, suma de dinero exigua, pero que le era de gran ayuda. El 56 dio a la luz pública un libro de divulgación y autobiografía titulado “Mis afortunadas excursiones y otros artrópodos por el territorio nacional” en 270 páginas. El 59 fue nuevamente declarado Mejor Ciudadano de Guayaquil por la Municipalidad presidida por el Alcalde Luís Eduardo Robles Plaza. El joven estudiante del primer año de medicina Francisco Huerta Montalvo era su ayudante en el Instituto.
En 1960 se hizo tomar unas radiografías del Dr. Francisco Díaz Galarza, le salió un tumor canceroso en el estómago y aunque no tenía dolores ni molestias mayores el Dr. Juan Montalván Cornejo, Director del Instituto Nacional de Higiene, le concedió licencia indefinida para que descanse en su casa y la enfermedad le avanzó lentamente.
Finalmente fue conducido a la clínica Julián Coronel, allí lo trató el Dr. Eduardo Ortega con gran paciencia y falleció el 5 de Mayo de 1962, a los ochenta y tres años de edad.
El sepelio se realizó con la solemnidad propia de su genio y la prensa se hizo eco de la partida, relievando su esfuerzo por catalogar todas las especies ecuatorianas de insectos y otros invertebrados. Sus principales trabajos, más de ciento veinte, constan en la Revista del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte.
Fue miembro de Honor del “Smithsonían Institute”, jamás salió al exterior aunque fue varias veces invitado, poseyó genio y disciplina, hablaba inglés y francés, idiomas muy útiles en sus trabajos. Manejó las desinencias latinas y su glorioso nombre consta en los registros mundiales por ser el descubridor de más de ciento cincuenta especies nuevas antes no conocidas ni clasificadas.