DIRIGENTE SINDICAL.- Nadó en Colimes, Cantón Balzar, Provincia del Guayas, el 12 de Junio de 1910 y fueron sus padres legítimos Víctor Hugo Briones Paz, nacido en Colimes, Sargento Mayor del ejército alfarista, comerciante propietario de una finca de arroz, cacao, café, frutas en Colimes. En 1926, al agudizarse la crisis económica motivada por las pestes del cacao se trasladó con los suyos a Guayaquil y alquilaron una casa de madera en 9 de Octubre y Quito propiedad de los Guzmán Aspiazu pero como era cardiaco falleció a las pocas semanas, de un infarto que le sobrevino en media calle frente al Laboratorio Químico Municipal, y Rosa Urquiza Córdova natural de las lomas de Santa Lucía.
De seis años fue matriculado como alumno semi interno en la escuela “Francisco Campos” del Prof. Guillermo Medina. A los doce ingresó al Vicente Rocafuerte y fue un buen estudiante, de diez y seis quedó huérfano pasando estrechez económica. Le gustaba la literatura y hasta llegó a escribir un cuaderno de poemas hoy perdido. En 1928 se graduó de Bachiller, viajó de profesor a una escuela fiscal en Yaguachi donde realizó sus primeras experiencias en el magisterio. En 1929 retornó a Guayaquil y se matriculó en la Facultad de Jurisprudencia pero tuvo que abandonarla para atender las apremiantes necesidades de su hogar. En 1930 fue profesor nocturno en una escuela de trabajadores ubicada en Luque y Pedro Carbo y allí comenzó a interesarse en el obrerismo concurriendo a reuniones y mítines sindicales. Los siguientes, fueron años asendereados y en su afán proselitista recorrió la provincia conociendo las necesidades de los trabajadores.
En 1937 contrajo matrimonio con María Alicia Arévalo Heredia con quien fue muy unido y feliz, pues ella también era profesora y compartía sus afanes por el mejoramiento del proletariado. Casi enseguida consiguió la plaza de maestro en la escuela del campamento minero de Ancón a cargo de los ingenieros ingleses del Anglo, pero en 1938 formó un Sindicato, la primera organización clasista en ese lugar, fue cancelado por oficio y le dieron cuarenta y ocho horas para que abandone el campamento.
Nuevamente en Guayaquil habitó con su esposa, a esa fecha embarazada, en casa de su suegra Elisa Heredia, en Ayacucho y Santa Elena, y tras cinco meses de desempleo logró el puesto de profesor en la escuela fiscal de Cone con S/. 350 mensuales de sueldo. Pasaba solamente los fines de semana con los suyos.
En 1939 consiguió el cambio a la escuela fiscal No. 4 Antonio José de Sucre, situada en Rocafuerte y Tomás Martínez y presidió la delegación del Sindicato de Educadores a la Convención Nacional de profesores realizada en Quito, que censuró acremente al Ministro de Educación, José María Estrada Coello por el constante ataque a los profesores sindicalizados. También fundó el Consultorio Pedagógico.
En 1941 alquiló un departamento en Vélez y García Avilés, casa de madera propiedad del Dr. José María Ala-Vedra y Tama y fue designado Secretario General del Partido Socialista en el Guayas. Ya era Secretario de Actas y Comunicaciones de la Unión Sindical de Trabajadores del Guayas y dedicaba su tiempo libre al sindicalismo.
A principios de Octubre fue delegado al I Congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina CTAL a celebrarse en México por los trabajadores de la costa. Gustavo Valencia Cisneros viajó por los de la sierra.
El día 15 de Septiembre más de un centenar de trabajadores le brindaron un agasajo en el comedor municipal No. 1. El 25 salió a Puna en la motonave Huancavilca gentilmente cedida por el Cuerpo de Bomberos, tomó el vapor Santa Lucía con destino a Panamá, redactando sus Notas de Viaje que aparecieron en “El Universo”.
En el Congreso defendió los intereses territoriales del Ecuador y conoció al líder mexicano Vicente Lombardo Toledano, quien dirigía las sesiones. Finalmente emprendió viaje a New York pues el gobierno le había nombrado miembro de la Delegación ecuatoriana a la Conferencia Internacional del Trabajo, convocada bajo los auspicios de la Organización Internacional del Trabajo con sede en Montreal.
Las sesiones se efectuaban en la Universidad de Columbia, pudo asistir a la penúltima, sin intervenir, porque solo se votaban las ponencias. La última se llevó a cabo en el Capitolio de Washihgton y estrechó la mano del Presidente Franklyn Delano Roosevelt. La Delegación ecuatoriana estuvo presidida por el Director General del Trabajo Carlos Dousdebes e integrada por Luis Eduardo Lasso por el gobierno. Jacinto Jouvin Arce y Eduardo Salazar Gómez por la parte patronal, Víctor Hugo Briones y Gustavo Valencia Cisneros por la parte laboral. Actuó como Asesor el Dr. Abel Romeo Castillo condueño del diario “El Telégrafo”
En los Estados Unidos conversó en español con el Vicepresidente de la República Henry Wallace y fue invitado por Nelson Rockefeller, Presidente de la Comisión de Asuntos Interamericanos, a una gira por diversos estados de la Unión.
De vuelta al Ecuador a principios del 42 fundó en Guayaquil la célula socialista “Lázaro Cárdenas”. En Octubre fue electo Secretario de la Conferencia de Unificación Sindical para consolidar a la clase trabajadora y constituir una central que estructure los métodos en la lucha de la clase obrera y de los sectores democráticos, contra la brutalidad del nazi-fascismo. En dicha Conferencia se comprometieron los Delegados a volverse a reunir en Marzo del 43 en un magno Congreso Nacional de Trabajadores en Quito.
Ante tales avances del sindicalismo ecuatoriano el Gobierno y la Curia capitalina empezaron a sentir serios temores, pues comprendían que la unidad clasista iba en mengua de sus intereses y privilegios e hicieron todo lo posible para impedir la reunión. El Arzobispo Carlos María de la Torre atacó a Lombardo Toledano manifestando que había sido enviado por el gobierno mexicano a fomentar la guerra del comunismo ecuatoriano contra el clero y la Iglesia Católica, condenó la reunión anunciada y prohibió la asistencia de los obreros católicos; sin embargo, Lombardo Toledano recorrió el Ecuador en noviembre y fue triunfalmente recibido en todas partes.
A principios de 1943 murió su segundo hijo Víctor Eduardo a causa de gastroenteritis. Para lograr sus ideales y llevar a efecto la celebración del Congreso Nacional de Trabajadores los dirigentes tuvieron que soportar una nueva ingerencia del gobierno que impuso ciertas condiciones, sobre todo a nivel del temario, que hubo que aceptar.
El 8 de Marzo se reunieron más de doscientos Delegados en el edificio Cóndor de Quito, eligieron presidente a Luis Humberto Heredia de la Sociedad de Carpinteros de Guayaquil y cuando se llegó a la designación de Lombardo Toledano y de Guillermo Rodríguez como Miembros de Honor, se retiraron veintiséis delegados que estaban previamente de acuerdo en su actitud divisionista y pidieron el auxilio de la fuerza pública, que no se hizo de rogar.
Los dirigentes tuvieron que permitir el regreso de las delegaciones y tomaron la determinación de celebrar reuniones Provinciales. Briones resultó electo Secretario General de la Unión Sindical de Trabajadores del Guayas pero permaneció escondido porque la pesquisa vigilaba permanentemente la puerta de su domicilio para tomarlo prisionero e impedir la libre expresión de sus ideales revolucionarios, de suerte que solo podía escaparse por ratitos y en las noches, disfrazado y utilizando un patio posterior que lindaba con una fritangueria vecina. Así concurría al local de la Unión, despachaba los asuntos pendientes a puertas cerradas y hasta lanzó el famoso telegrama al Presidente del Congreso Nacional rechazando las tentativas de reformas del Código de Trabajo.
Mientras tanto otros líderes sufrían prisiones. Pedro Saad estuvo varios meses detenido en la cárcel, también Juan Isaac Lovato y Ezequiel Paladines, acusados de fraguar una conspiración desestabilizadora.
El 21 de Marzo los divisionistas se reunieron en Quito, constituyendo una seudo Confederación Obrera Ecuatoriana COE, a fin de distraer la opinión pública y engañar al Vicepresidente norteamericano Henry Wallace, próximo a venir.
Días más tarde, el Ministro de Gobierno, Aurelio Aguilar Vásquez, prohibía todo tipo de reuniones sindicales y el Presidente Arroyo del Río ratificaba tal decisión, alegando que “conocidos elementos subversivos, a nombre de los obreros o trabajadores del país, intentaban celebrar reuniones o asambleas con fines políticos protervos.”
Como Briones seguía funcionando en Guayaquil a pesar de los pesquisas, el gobierno tuvo la maravillosa idea de trasladarlo a la escuelita de Sucúa, perdida en la región oriental y sin caminos estables, de suerte que en invierno quedaba incomunicada por casi seis meses y en verano había que viajar diez días a lomo de mula para llegar a ella. En otras palabras, se intentaba quitarle el sustento de su hogar. Quizá por eso, el obrerismo guayaquileño decidió contribuir con cuotas extraordinarias para completar los trescientos cincuenta sucres mensuales de sueldo como efectivamente ocurrió hasta el triunfo de la revolución del 28 de Mayo de 1944, que volvió al país a la normalidad.
Desde 1943 fue miembro activo de Alianza Democrática Ecuatoriana ADE donde puso su vida al servicio de los desheredados de la fortuna y en defensa de sus auténticos derechos. Sereno, joven, sin prejuicios ni poses, hizo formal promesa a los trabajadores del músculo y del intelecto, de ofrendar su vida en aras de la justicia social.
Era uno de los más conocidos y reputados dirigentes del país, por eso – al triunfar la revolución del 28 de Mayo de 1944 el nuevo gobierno presidido por el Dr. José Maria Velasco Ibarra le ofreció entre otros puestos administrativos la gerencia de la Caja del Seguro Social, que desechó para reintegrarse al magisterio. El gesto causó el asombro de muchos pero fue alabado por todos los que conocían una vez más su marcado desinterés.
En Julio de 1944 asistió al Congreso constituyente de la Confederación de Trabajadores del Ecuador CTE. celebrado en Quito y fue electo Diputado funcional por los trabajadores.
En la Asamblea Nacional Constituyente formó bloque con Juan Isaac Lovato, Pedro Saad, Manuel Agustín Aguirre, Ricardo Paredes, Miguel Ángel Guzmán, Neptalí Pacheco Zuñiga y Carlos Ayala Cabanilla, cuyos criterios pesaron mucho en las discusiones previas a la elaboración de la Carta Fundamental del Estado.
Igualmente intervino en la Comisión de Asuntos Sociales y en la Especial que redactó la Ley de Escalafón y Sueldos del Magisterio Nacional. También consiguió la creación del Colegio Técnico Simón Bolívar en Guayaquil y en “El Día” de Quito le caricaturizaron con unos versos sarcásticos como respuesta de la oligarquía a alguna de sus intervenciones, en una de las cuales consiguió el arreglo amistoso entre los antiguos arrendatarios de los terrenos de la famosa Quinta Pareja al norte de Guayaquil y sus propietarios los hermanos Rosales Pareja, sin que se llegara al extremo de una expropiación. En otra apoyó la nacionalización de los ferrocarriles demandada por el propio Presidente Velasco Ibarra. En Diciembre asistió al II Congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina CTAL celebrado en Cali.
La CTAL lo nombró Delegado suplente al Congreso Mundial de Trabajadores a reunirse en París, principales fueron Pedro Saad que sí asistió y Juan Isaac Lovato que declinó en Briones, quien tampoco pudo viajar por la carestía de los pasajes.
En 1945 nació su tercer hijo: Newton Eduardo. Fue electo miembro del recientemente creado Comité Ejecutivo de Vialidad del Guayas en representación de la Federación de Trabajadores del Guayas y formó parte del Sindicato de Trabajadores del ingenio San Carlos.
Poco después tomó posesión de la Secretaría General de la Federación Provincial de Trabajadores del Guayas para la que había sido electo en tiempos del arroyismo y asistió a la Conferencia de Afiliados al Seguro Social reunida en mayo en Quito y que estudió las reformas al estudio de la Caja, y a las Comisiones de Salarios Mínimos establecidas por el Ministerio de Previsión Social, también como representante de los trabajadores.
Había terminado un borrador titulado “Aspecto del Socialismo ecuatoriano en el Guayas” cuyo original fue entregado a un dirigente socialista para su publicación, cuando en Agosto comenzó a trabajar por la candidatura de Antonio Mata Martínez a la alcaldía de Guayaquil, en cuya misión le sorprendió la muerte.
Su esposa programó para el jueves 27 de Septiembre un baile a las diez de la noche en el local de la Cámara de Comercio. Ella presidía el Sindicato General de Empleados de Guayaquil y se trataba de recoger fondos. Como ese mismo día había sido establecida una visita a los comités socialistas de Yaguachi, Milagro, Naranjito, etc. almorzó sin ganas como si presintiera algo malo, habló poco y se despidió apesadumbrado. Fue la única actividad en la que no le acompañó su esposa.
Esa noche, tras cumplir su cometido, se despidió en Duran del Dr. Ignacio Cuesta Garces para tomar una lancha rápida a Guayaquil. Acomodado en la borda de la Santa Lucia empezó a conversar con su amigo Antonio Patiño Lacoste. Poco después chocaron con la cadena del vapor 24 de Mayo anclado en la ría, la lancha dio vuelta de campana y cayeron los pasajeros al agua.
Los remolcadores Vargas Torres y Titán concurrieron rápidamente a rescatar a los náufragos, pero la operación se tornó difícil por la oscuridad reinante. No estuvo entre los cadáveres recogidos ni apareció entre los sobrevivientes. Su viuda pasó momentos muy duros. Tampoco apareció el Viernes ni el Sábado a pesar de las intensas búsquedas de los buzos de la marina, pero el Domingo reflotó por la tarde cerca de la orilla, en terrenos de la hacienda San Francisco, al Sur de la ciudad.
A las cuatro fue llevado en un féretro al Salón principal de la Sociedad Hijos del Trabajo en Francisco P. Icaza entre Escobedo y Boyacá y por la noche al local de la Federación de Trabajadores del Guayas en Colón entre Pío Montúfar y Seis de Marzo, donde se había levantado una severa Capilla Ardiente en la que montaron guardia de honor distinguidos colegas, amigos y trabajadores.
El Lunes 1 de Octubre a las 11 de la mañana, más de seis mil personas lo condujeron al Cementerio General, testimoniándose así el afecto que el pueblo sentía por su líder sindical y noble luchador.
Tomaron la palabra varios oradores de los diferentes partidos políticos, autoridades, trabajadores y el sepelio concluyó recién a las tres de la tarde en medio de la tristeza de los presentes.
Virgilio Jaime Salinas publicó una caricatura titulada “Profesor – Escuela Fiscal No. 4 Antonio José de Sucre” y los siguientes versos // El líder del socialismo / uno de los mejores / recibe últimos honores / tras rodar a los abismos. // Por culpa de alguna empresa / sin seriedad ni solvencia / queda esta triste herencia / en que el dolor hace presa. // I eso es lo que siempre pasa, / los buenos se mueren pronto / y otros al pueblo hacen tonto / y presto construyen casa. //
En 1949 la Municipalidad puso su ilustre nombre a la tercera calle del recién creado barrio Garay al oeste de la urbe. En 1956 el Congreso de Educadores reunido en Guayaquil le rindió homenaje póstumo imponiendo la condecoración al mérito educacional en la persona de su hijo Víctor Hugo. El 69 el Estado llamó “Víctor Hugo Briones” a la escuela Fiscal No. 132 de Guayaquil perennizando su memoria.
“Sus batallas por el ideal impuesto se desarrollaron siempre en el plano de la caballerosidad más absoluta, de la decencia política más recomendable. Sus labios no se mancharon jamás con la palabra burda, ni sus manos blandieron una arma traicionera, ni su corazón experimentó ímpetus de odio o rencor. Dilecto y noble, jamás el adversario fue para él un enemigo.” Educado para dirigir a la niñez fue un buen maestro primario, excelente orador que convencía con argumentación legítima, líder integérrimo que jamás aceptó medrar a la sombra de los trabajadores. Sufrió injusticias como la de Ancón y el constante apremio de la pesquisa durante el arroyismo, ganándose las simpatías de patronos y obreros por su honorabilidad y hombría de bien. Por eso el pueblo concurrió masivamente a sus funerales.
Su estatura más que mediana, tez canela clara, ojos cafés claros, pelo negro y ensortijado, sonrisa fácil, afectuosa, simpática, que le abría todos los caminos. Por su perseverancia en la entrega de su trabajo y tiempo a los demás era un apóstol. solidario y generoso, lo querían todos por igual. Se lo respetaba también. Con su muerte el país, el socialismo y los trabajadores, sufrieron una irreparable pérdida.