BORJA PEREZ LUIS FELIPE

JURISTA.- Nació en Quito el 20 de febrero de 1845 en la casa de su familia paterna ubicada en el barrio La Merced. Hijo legítimo del mártir Dr. Juan Borja Lizarzaburu, una de las víctimas de la “teocracia garciana” cuya biografía puede verse en este diccionario y de Leonor Pérez Pareja, naturales de Guano y Quito respectivamente.

Estudió las primeras letras con su madre, a los cinco años asistió a la Escuela de Santo Domingo que dirigía fray José Rodríguez y aprendió francés con su tía Dolores Pérez Pareja. Era un lector incansable y precoz, a los siete años leyó la muerte de Napoleón y lloró con ella. Su padre quiso que estudiara química y lo envío con su hermano Carlos, internos al “San Vicente” de Latacunga, donde enseñaba esa asignatura el Prof. Carlos Cassola a base del método experimental y en varios gabinetes traídos de Europa; pero a los pocos meses y por causa de la Guerra Civil que amenazaba declararse en cualquier momento, fueron retirados y volvieron a Quito, entrando de alumno externo a las clases de Latinidad del Colegio de san Luis con el Dr. Carlos Casares y con Buenaventura Proaño y aprendió a hacer traducciones.

En 1859 su padre era Gobernador del Pichincha, García Moreno lo persiguió por una antigua enemistad y los bienes de la familia Borja fueron confiscados. El Dr. Juan Borja marchó al Perú y entró la miseria en su casa, pues su esposa
se vio asediada por la policía y tuvo que pagar multas y otras esaciones.

En 1860 terminó el curso el Latinidad en medio de numerosas estrecheces. Había noches que leía a la luz del farol de la esquina de su casa o con la débil iluminación de los claustros mercedarios y luchando contra la adversidad forjó su personalidad tesonera y valerosa. En 1861 y como estudiante de Filosofía sostuvo un certamen público satisfactoriamente. En 1863 el presidente Mosquera de Colombia logró de García Moreno un salvoconducto para el Dr. Juan Borja, quien pudo retornar al seno de su familia al año siguiemte.

En 1864 obtuvo el grado de Maestro en Filosofía y se matriculó en el primer curso de Jurisprudencia, mientras su padre era perseguido, apresado, sometido al tormento de los grillos y fallecía en un calabozo del cuartel de Artillería, a causa de varias heridas agravadas en la prisión con gangrena. Esa tragedia sumió al joven Borja en la indiferencia religiosa y aumentó su autismo, yendo a habitar a un departamento de la casa de su abuela Leonor Pareja Arteta, conservadora como toda esa familia. García Moreno los visitaba con frecuencia para jugar tresillo y una noche Luis Felipe se cruzó con el tirano en el zaguán. Adolorido e indignado díjole a su madre: “No podemos seguir viviendo en una casa donde entra García Moreno, nos cambiaremos y haré cualquier sacrificio para mantener a Ud. y a mis hermanos”.

Se redujeron a unas pobres habitaciones y buscó alguna actividad comercial que le permitió seguir estudiando, era el mejor de la clase por su naturaleza tímida, retraída y amiga de los libros, a los que consideraba sus compañeros inseparables.

García Moreno era muy amigo de la familia Pérez Pareja y al ocurrir el asesinato del Dr. Juan Borja en prisión, siguió visitando esa casa como si nada hubiera ocurrido Rafael Pérez Pareja fue el único que se solidarizó con sus sobrinos los Borjas Pérez y por esa razón sus familias fueron siempre muy unidas. Con los años se realizaron tres matrimonios entre dichos primos (Borja Pérez y Pérez Chiriboga)

En septiembre de 1867 recibió la investidura de Licenciado e inició dos años de Derecho Práctico. Para el terremoto de Ibarra su madre perdió los pocos bienes que aún le quedaban. El 20 de diciembre de 1869 recibió el doctorado en Jurisprudencia Civil y Canónica. Ya tenía formada familia con Da. Mercedes Mata Viten Vda. de Franco en quien tuvo cuatro hijos pero ella falleció al poco tiempo, participó en la conspiración de los Cevallos Salvador organizada en la quebrada de Jerusalén y que no fue exitosa ni

trascendente y contrajo matrimonio con su prima hermana Carmen Amelia Pérez Chiriboga, a quien llevó a sus hijos los Borja Viten para que terminara criando y en quien tuvo trece hijos y un hogar estable.

Para el asesinato de García Moreno y por consejos del Dr. José Antonio Correa se asiló en la legación de Colombia, mientras la policía registrada inútilmente su casa y el 2 de octubre de 1875 recobró su libertad durante el motín contra los Salazares. Ya era considerado uno de los mejores abogados por sus conocimientos jurídicos, su temperamento sereno y reflexivo y nobleza espiritual, por eso encabezó en 1876 la lista liberal para Consejeros de Quito y en esas funciones defendió la autonomía municipal e integró la Comisión que se formó para estudiar las reformas constitucionales.

En Marzo de 1877 intervino como abogado Apoderado de su tío político Manuel Checa y Barba en el juicio criminal por el asesinato del Arzobispo Ignacio Checa y Barba, ocurrido el día primero de ese mes, y cometió la equivocación de acusar a los liberales guayaquileños que vivían en Quito; quienes, al poco tiempo, salieron del Panóptico por la falta de pruebas y uno de ellos Manuel Cornejo Cevallos, inició una dura campaña periodista contra Borja, dejándole muy mal parado con el opúsculo “Los envenenadores del arzobispo” falsamente atribuido a Juan Montalvo, que circuló anónimo bajo el epígrafe de “Los Liberales del Guayas”, Imprenta de El Comercio, donde se mencionó que las meras suposiciones no constituyen prueba, como había sucedido cuando se acusó al Dr. Borja de haber envenenado a su conviviente la señora Mercedes Mata.

El crimen del Arzobispo quedó en la impunidad porque el Canónigo Arsenio Andrade Landázuri, encargado del arzobispado de Quito, invocando el Concordato de García Moreno, tras agrias discusiones con el gobierno, obtuvo la liberación del Canónigo Manuel Andrade Coronel, contra quien recaían las mayores sospechas por haber mantenido una seria discusión con el Arzobispo días antes del crimen y adquirido estricnina en una de las boticas, aparte que fue quien le presentó las vinajeras al momento de la elevación. La familia Checa no quiso acusar a un religioso de tan alto cargo y Borja se dejó llevar de este criterio y se lanzó contra los liberales primero y luego sobre un pobre hombre del pueblo llamado Vicente Solís Terán, que a la postre fue declarado inocente por el Jurado de Decisión y todo quedó en nada, pues “no hubo culpable”.

En 1878 fue designado profesor de Derecho Práctico de la Universidad Central y empezó a trabajar unos Comentarios al Código Civil chileno de Andrés Bello. En 1880 cesó con otros profesores por decreto dictatorial de Veintemilla.

Después de la liberación de Quito en Enero de 1883 su suegro Rafael Pérez Pareja fue electo Jefe Superior Civil y Militar del Pichincha. Borja concurrió a la reunión de notables que decidió convocar a una Asamblea Nacional. Electo representante por la Provincia de León, elaboró el proyecto de la nueva Constitución pero fracasó al querer hacer triunfar la candidatura presidencial de su suegro. Al concluir las sesiones fue restituido a su cátedra y nombrado Miembro del Consejo de Estado, funciones que renunció en 1884 por discrepancias doctrinarias con el gobierno duro y atrabiliario del Presidente Placido Caamaño.

En la Asamblea hizo una buena amistad con el Diputado Julio Matovelle y casi siempre, después de las sesiones legislativas, salían a pasear por las afueras de Quito. En cierta ocasión que no había sesión en la Cámara Borja le llevó a su casa donde en el huerto tenía una glorieta hermosa rodeada artísticamente de cipreses y rosales en flor para solaz de la familia y allí se pusieron a conversar de la Biblia. El padre Matovelle diría después: No he encontrado otro caballero que haya estudiado tanto las Sagradas Escrituras como el Dr. Borja y tanta fue la simpatía que se tuvieron, que Matovelle terminó de padrino de bautizo del niño Luís Felipe Borja Pérez hijo.

En 1887 adquirió un erial en Chaupicruz que llamó “El Bosque” porque lo sembró de eucaliptos y lo frecuentaba los jueves y domingos. Vivía en una casa esquinera frente al Convento de Santa Carolina con pesebreras y seis vacas. Dos daban leche a su familia y cuatro hacía sacar a las calles para vender su leche recién ordeñada.

Para las elecciones presidenciales del 88 figuró entre los fundadores de la “Sociedad Republicana” y dirigió el periódico “La República”, órgano de dicha agrupación liberal. En febrero del 89 la presidió y atacó duramente al ex presidente Caamaño. En junio de 1890 fundó “El Centinela” y en Julio celebró la I Asamblea Nacional del Partido Liberal que luchó contra la abstención del partido y decidió apoyar al candidato conservador Dr. Camilo Ponce Ortiz contra el progresista Francisco Xavier Salazar, a tal extremo había llegado la oposición al partido gobernante.

De ordinario se levantaba a las tres de la madrugada a estudiar y trabajar en cuestiones de derecho e Idiomas, quizá por eso enfermó de la vista y para curarse tomaba pastillas de quinina, que a la postre lo dejaron sordo. Hablaba inglés, francés, latín y portugués y al final de sus días empezó a estudiar griego y hebreo.

En 1894 encabezó una manifestación de protesta contra la descalificación como Senador del Dr. Felicísimo López y enterado del negociado de la venta de la bandera pidió al presidente Luis Cordero la cancelación del Comandante de Armas de Guayaquil, general Reinaldo Flores. En 1895 y cuando se supo en Quito el triunfo de las armas liberales en Gatazo, los conservadores se aterraron, el encargado del Ejecutivo Arístides Rivadeneyra Ponce huyó hacia Colombia.

Entonces Borja dirigió la Asamblea Popular que eligió Jefe Civil y Militar al Crnl. Belisario Albán Mestanza y el 4 de septiembre de 1895 saludó en la Plaza de Santo Domingo a Alfaro; sin embargo, el 10 de octubre, defendió a los coroneles Plutarco Bowen y Juan M. Triviño acusados de conspirar contra el nuevo régimen.

Nunca había sido propiamente un revolucionario debido a su excesivo amor a la jurisprudencia “a la que respetaba como si fuera un ser real y efectivo”, así como amaba la libertad y los beneficios que proporciona la vida civilizada y libre de todo sectarismo. Practicaba un        puritanismo         de

principios democráticos y no soportaba los excesos de las dictaduras, por ello se fue alejando del alfarismo paulatinamente. En octubre fue designado rector de la Universidad Central y miembro de la Comisión revisora de la Legislación ecuatoriana y con el Dr. Luis Felipe Carbo y Amador concurrió al I Congreso Internacional de México. Con tal motivo visitó New York y México pero la cita diplomática constituyo un fracaso. A su regreso, en diciembre del 96, renunció el rectorado de la Universidad, donde había estado menos de un año.

En 1898 fue elegido Senador por Pichincha y trabajó para dotar a Quito de una maternidad. Tenía “torpe el oído”, se sentaba junto a las mesa del secretario y para escuchar usaba un enorme audífono. Pidió que se declarara insubsistente el Concordato y que se enjuiciara al Comandante Flavio Alfaro. Este incidente precipitó la renuncia del Ministro del Interior Abelardo Moncayo. También asistió al Congreso Extraordinario y se opuso al despilfarro de las rentas públicas y a la propuesta para la construcción del ferrocarril presentada por Archer Harman. Esta posición, aparentemente absurda, le retrata de cuerpo entero como un idólatra de las leyes, que como entidades abstractas en determinada circunstancia, pueden no concordar con la realidad.

En 1899 logró editar el primero de los siete tomos de su erudita y monumental obra: “Estudios sobre el Código Civil Chileno”. Los restantes irían saliendo años después, pero el plan de su obra quedó trunco pues sólo llegó al primer libro del Código Civil que trata sobre las personas, cuando hubiera requerido de treinta tomos con Concordancias, referencias y Comentarios. Por esa obra está considerado el más grande jurisconsulto del país en el siglo XIX. Sus estudios, más que de opiniones propios, estan repletos de opiniones ajenas, por eso está considerado un libro erudito, pero es innegable que el talento y la genialidad de su autor se hace presente en cada una de sus páginas.

Nuevamente Senador entre 1899 y el 901 aunque “desmirriado y sutil, suplía el timbre apagado de su voz con la expresión ponderativa y la profundidad dialéctica” y entre otros proyectos defendió la Ley de Patronato, la amnistía para los guerrilleros conservadores y la cesación de las facultades extraordinarias e impugnó la aprobación de los protocolos firmados en Santa Elena entre el Canciller José Peralta y el Nuncio Pedro Gaspari.

En 1901 sostuvo una agria polémica con su amigo el Dr. Juan Benigno Vela y esta decepción, sumada a su mal estado de salud, hízole pedir licencia y no volvió a concurrir a la Cámara. En 1904 se organizó una Junta Patriótica en Quito y fue designado su presidente. También fue principalizado como Senador por Esmeraldas y concurrió al Congreso. Estaba prematuramente envejecido a causa de su obsesión por cumplir su rígido horario diario de 16 horas de trabajo con un ligero descanso de una hora para pasear a la una de la tarde por la Alameda y a las ocho de la noche que jugaba y conversaba con sus hijos. En 1906 defendió al dominico Ceslao

Moreno acusado de haber injuriado al régimen de Alfaro desde el púlpito.

Tenía la costumbre de no visitar jamás a nadie para que no le retribuyeran el cumplimiento y tal era su asiduidad en el trabajo y su preocupación por ganar tiempo, que importó la primera máquina de escribir que conoció Quito e hizo que una de sus hijas aprendiera mecanografía. Sus abundantes alegatos aparecían publicados en las revistas “El Foro” del Dr. Aparicio Ortega y “El Foro Ecuatoriano” del Dr. Vicente Paz, después saldrían en la revista de la “Sociedad Jurídico Literaria”.

En 1907 firmó con varios políticos conservadores una protesta por el saqueo de Loja y su hijo Luis Felipe salió del país acusado de la comisión de un delito privado. Esta ausencia aceleró los achaques propios de su vejez. Vivía devorado por el insomnio, a duras penas podía dormir dos o tres horas cada noche y había comenzado a sentir los primeros síntomas de la enfermedad que lo llevaría al sepulcro.

En 1909 estrechó relaciones con su excondiscípulo Federico González Suárez a quien veía cuando iba a Chaupicruz y por su consejo leyó a Kempís y “retomó las ideas religiosas de su niñez”.

En 1910 fue electo presidente de la recién fundada Academia de Abogados de Quito y con motivo de la conflagración armada con el Perú redactó numerosos manifiestos para la Junta Patriótica, de la que formaba parte.

A fines de 1911 viajó a Alangasí en busca de mejores climas y al regresar a Quito a principios del 12 vivió sus últimos días “con plácida serenidad y en contacto con la divinidad”, falleciendo del corazón su enfermedad de siempre en la madrugada del sábado 13 de abril de 1912. Sus exequias se celebraron en la Iglesia Catedral.

De estatura baja, tez blanca marfílina, ojos claros y verdosos, nariz recta, calvicie pronunciada y barba y bigotes negros. Tímido por naturaleza aunque de andar erguido y el ademán altivo, generoso, desprendido y bondadoso con todos y especialmente con los niños. Vestía usualmente de negro y usaba cuellos altos. Hombre de pocos amigos, de viejo fue casi un misántropo. Realmente, más que liberal fue anti garciano, pues sus estructuras eran tradicionales por apegadas a las leyes. Por eso defendía el orden y la legalidad antes que cualquier revolución por muy provechosa que esta fuera, si sus líderes cometían actos ilegales.

Y no estaría completo su retrato sin contar la anécdota que le sucedió al Presidente Luis Cordero, su amigo personal y de letras. Resulta que Cordero le fue a visitar a su casa, estando de Presidente, pero Borja no salió a recibirlo porque se encontraba estudiando y no deseaba interrumpirse ¡Así era de temático!