BOLIVAR Y PALACIOS SIMON

LIBERTADOR. Nació en Caracas el 24 de Julio de 1783 y en el bautizo le pusieron por nombres Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. Cuarto hijo del matrimonio formado por Juan Vicente Bolívar y Ponte, Coronel del Batallón de Milicias de los valles de Aragua, propietario de la rica hacienda San Mateo y uno de los mayores terratenientes de los valles de Aragua y Aroa, y de María Concepción Palacios y Blanco, de buen carácter, instruida y piadosa, naturales de Caracas.

Fue bautizado el día 30 y sirvió de padrino su abuelo Feliciano Palacios y Sojos, que en ese momento le hizo donación de una valiosa hacienda que producía veinte mil duros al año.

De tres años quedó huérfano de padre
y lo llevaron a vivir a San Mateo. A los cinco recibió las primeras letras de su tío Juan Félix Palacios. Era un niño inquieto, algo descuidado e impaciente. Luego tuvo de profesor a Simón Rodríguez (1)

Su madre volvió en 1790 a Caracas enferma de tuberculosis y poco después murió. Rodríguez pasó a ser su tutor por poco tiempo pues se vio comprometido en una asonada revolucionaria y tuvo que salir de Venezuela en 1795.

Entonces entró en su vida el joven Andrés Bello que le enseñó Literatura y Geografía y como era amante de la vida al aire libre cabalgaban por los llanos sin ninguna preocupación. El Capuchino Negrete le adiestró en Ciencias Naturales y Religión y el padre Andújar puso una Academia de Matemáticas solo para él.

A fines del 98 fue Subteniente del Batallón de Voluntarios blancos del Valle de Aragua. En enero del 99 su tío Carlos Palacios lo envió a terminar su educación en Madrid. Fue presentado en la Corte, de la reina María Luisa, esposa del Rey Carlos IV, recibió especiales muestras de consideración y hasta participó de las reuniones de los Infantes en los jardines de Aranjuez. En casa del Marqués de Ustáriz, en la calle de Atocha, conoció al Marqués de Toro y a su hija María Teresa, que estaban de paso hacia Bilbao.

En 1801 partió a París admirado de la gloria del Primer Cónsul Napoleón Bonaparte, jefe de la República francesa. Visitó esa capital, hizo amistades y al año siguiente, el 2 de mayo de 1802, contrajo matrimonio en Madrid con María Teresa Rodríguez de Toro y se estableció en Caracas, pero ella murió de tuberculosis en San Mateo seis meses después.

En 1804 estuvo nuevamente en Madrid. En mayo del siguiente año se instaló en un piso de la rué de Vivienne de París y llamó a su lado a Simón Rodríguez. “Era un indiano joven, viudo y rico, que gastaba su dinero a manos llenas, vestía con elegancia y en los salones de Fanny Dennis de Tronbiand, casada con Bartolomé Dervieux du Villars, coqueteaba con ella, teniendo por rival a Eugenio de Beauharnais hijastro de Napoleón.

En dichas fiestas conoció gente muy importante: Humboldt, Chateaubriand,
madame Stael, el Visconde Laine, el General Ondinot, madame Recamier y al coronarse Napoleón emperador de los franceses, lo consideró un traidor y dejó de admirarle.

En marzo de 1805 emprendió con su maestro Simón Rodríguez un largo viaje a Italia. Al llegar a Milán presenciaron la coronación de Napoleón como rey de los Lombardos. En Roma se alojó en casa del Embajador de España y durante una Audiencia Especial con el Papa Pio VII se salió de la fila cuando se dio cuenta que el Sumo Pontífice, a la usanza anacrónica del antiguo régimen, se ponía polvo de arroz en la cara y carmín en los labios y extendía el pié para que los cortesanos y visitantes ilustres pudieran besarle la Cruz de las sandalias. El incidente de su negativa a tan ridícula ceremonia se regó por la ciudad, lo que disgustó mucho al representante español que canceló una recepción programada en su honor. Bolívar tuvo que cambiar de domicilio y con Rodríguez – a quien había puesto en una buena pensión – terminó de visitar Roma y sus alrededores. En agosto juró en la cima del monte Aventino luchar por la libertad de América.

Vueltos a París, se separaron. Su maestro temía volver a Venezuela donde posiblemente le hubieran apresado y Bolívar no quería demorar su regreso a América, ingresó a la masonería, se despidió de su prima Fanny y tras una breve estancia en Hamburgo, cruzó el Atlántico a principios de 1 807, desembarcó en Boston, recorrió algunas ciudades norteamericanas y pasó a la Guayra, en tierras de Venezuela, tras una ausencia de seis largos años. Volvía formado en las nuevas ideas de la revolución francesa, creyendo en los principios y en la misión que se había impuesto la masonería y conociendo la etiqueta y los ajes de la alta sociedad del viejo mundo. Era pues, un joven muy moderno para su tiempo, por experimentado y mundano, y con la idea fija de poner término al vetusto sistema colonial español.

Metido de lleno a revolucionario y gozando de la amistad del Capitán General Juan de Casas, aparentó cuidar los intereses de su hacienda San Mateo cuando en realidad se reunía con varios amigos liberales a conspirar. Mientras tanto, graves sucesos ocurrían en la
península, donde los reyes españoles habían sido obligados por Napoleón, en la ciudad francesa de Bayona, a renunciar sus coronas en favor de José Bonaparte, hermano mayor del Emperador, que con el nombre de José I hizo su solemne ingreso a la península y gobernó con su corte tranquilamente en Madrid hasta que el 2 de Mayo de 1808 se insurreccionó el pueblo de esa capital y en América numerosas capitales se pronunciaban en favor de las Cortes españolas y del heredero Fernando, Príncipe de Asturias.

A principios de 1810 se constituyó la Junta de Regencia en Caracas. El Capitán General Casas fue reemplazado por José Vicente Emparán. En cuanto a Bolívar, pese a las instancias de su primo José Félix Ribas, rehusó adherirse a la revolución que estalló el 19 de Abril cuando se formó en Caracas una nueva Junta llamada Conservadora de los Derechos de Fernando VII, que al no recibir la adhesión de las demás ciudades, abrió campaña contra ellas y estalló la Guerra Civil.

Esta Junta decidió solicitar el auxilio de Inglaterra. Bolívar viajó a Londres como principal Embajador pues hablaba perfectamente ese idioma, acompañado de Luis López Méndez y Andrés Bello.

En julio fueron recibidos por el Ministro de Relaciones Exteriores, Richard Wellesley, quien los trató con suma cortesía y convencieron al General Francisco de Miranda para que volviera a Caracas a encabezar la revolución.

Al arribo de Miranda a Venezuela, Bolívar fue ascendido a Teniente Coronel. En 1811 fue solemnemente declarada la independencia pero la ciudad de Valencia se rebeló y tras una cruenta campaña en la que intervino Bolívar fue aplastado ese movimiento sedicioso. Entonces fue ascendido a Coronel e instalado el Congreso Provincial que declaró la fórmula Federalista de Gobierno se levantó la insurrección en Coro.

El 26 de marzo de 1812 un terremoto asoló Caracas y otras poblaciones venezolanas. Bolívar trepado sobre las ruinas exclamó “Si la naturaleza se nos opone, nosotros lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.

(1) Simón Rodríguez – cuya biografía puede verse en este Diccionario – era un espíritu culto y elevado, admiraba ciegamente al escritor francés Juan Jacobo Rousseau y consideraba el “Emilio ” como la obra más perfecta que se había escrito sobre educación. A su discípulo inculcó la rebeldía de los hombres libres y el amor a la libertad, pues vio en él al niño genial que pondría fin a la tiranía española en América. Más tarde, Bolívar Libertador, le escribiría: “Ud. formó mi corazón para la libertad, la justicia, para lo grande, para lo hermoso.”

A consecuencia de la destrucción en que quedó la ciudad el realista Domingo Monteverde salió a Coro a oponerse a

los cinco mil patriotas de Miranda y tras cortos enfrentamientos los obligó a pedir el armisticio, que se firmó el 25 de Julio. Mientras tanto Bolívar había sido designado Comandante del castillo de Puerto Cabello, que cayó en poder de los realistas merced a la traición del Oficial Francisco Vinoni tras cinco días de intensas luchas.

Bolívar tuvo que huir a La Guayra y con los oficiales Manuel María Casas y Miguel Peña apresaron a Miranda para evitar que saliera del país y pudiera exigirle a Monteverde el fiel cumplimiento de las Capitulaciones (2) Enseguida partió a Curazao donde vivió seis meses de ostracismo en grave situación económica pues había concluido la I República de Venezuela.

En noviembre escribió al Congreso de Cundinamarca pidiendo la solidaridad continental. Su pensamiento era lúcido y vigoroso, pleno de conciencia nacional. El 14 de Diciembre pasó a Cartagena, dirigió un Manifiesto a los ciudadanos de esa nación y aceptados sus servicios fue designado Comandante del batallón de Barrancas compuesto de trescientos soldados ex combatientes a las órdenes de Miranda y de quinientos más, agregados por el Presidente de Cartagena Manuel Rodríguez Torices al mando de su primo Manuel Castillo y en poco tiempo quedaron expeditas las comunicaciones del alto y bajo Magdalena, conquistando un inmenso territorio, hasta que a fines de 1813 entró triunfalmente en Ocaña y de allí pasó a Bogotá donde fue muy bien recibido.

El 9 de febrero de 1814 le permitieron marchar con cuatrocientos hombres sobre Cúcuta y tras vencer las alturas de la Cordillera de los Andes, ocupó sorpresivamente el paso de las Palmas y el día 28 derrotó en San José al Jefe Militar de Maracaibo, General Ramón Correa. Con esa gran victoria logró salvar a Cundinamarca del peligro de una inminente invasión y demostró que la guerra de la independencia no podía ser la suma de enfrentamientos aislados, sino la acción conjunta de las antiguas colonias de la metrópoli española.

Ya en territorio venezolano reinició las operaciones militares y declaró la

Guerra a Muerte a los españoles, el 14 de junio tomó la ciudad de Trujillo, el 31 alcanzó otra gran victoria en Taguanes y, finalmente el 6 de agosto hizo su ingreso en Caracas y estableció la II República de Venezuela,

Entonces dio inicio a su política internacional y el 14 de Julio escribió al presidente del Estado de Cundinamarca exponiendo la necesidad de unir ambas naciones; mientras el realista Monteverde, derrotado en Maturín por el general Piar, se refugiaba en Puerto Cabello y organizaba la resistencia, pero Bolívar le hizo salir al sitio de las Trincheras, donde le venció aparatosamente, aunque en dicha acción los patriotas lamentaron la muerte del famoso Coronel Atanasio Girardot a causa de una bala perdida.

La Asamblea de Venezuela en premio a sus servicios le otorgó el 13 de octubre el espléndido título de Libertador y como Bolívar no deseaba ser el único en ostentar tan elevada distinción, creó la Orden de los Libertadores y entregó solemnemente la Cruz a varios Oficiales.

De allí en adelante se intensificaron las guerrillas en los llanos con graves pérdidas para ambos bandos, pues la insalubridad del clima, los mosquitos y demás pestes del trópico diezmaban las filas de soldados, que más morían de disentería amebiana que por efecto de las balas de los contrarios. Fueron épocas muy duras, bajo la constante lluvia y con calor sofocante, pero todo se soportó con estoicismo en la esperanza de alcanzar una pronta y espléndida libertad.

Lamentablemente la suerte empezó a ser adversa a las fuerzas patriotas pues el realista Boves concentró sus tropas y el 14 de junio marchó de Calabozo hasta La Puerta y el 8 de Agosto se produjo un nuevo choque armado en Arguila que terminó por desbandar a los patriotas; Bolívar se retiró a Caracas y luego desocupó La Guaira.

El 25 de Septiembre arribó a Cartagena en compañía del General Mariño, siguió a Tunja y fue saludado por el Dr. Camilo Torres, Presidente de la Asamblea del Estado de Cundinamarca, quien expresó “Habéis sido un militar desgraciado pero sois
un hombre grande. Vuestra Patria no ha muerto mientras exista vuestra espada…” Acto seguido le concedió el cargo de Capitán General y pacificó la provincia de Santa Fe donde reinaba la anarquía. El 12 de diciembre entró a Bogotá, siguió a Santa Martha y Maracaibo y al tratar de conciliar los pareceres en Cartagena, que se hallaban divididos, se le opuso el General Castillo. La situación no podía ser más crítica pues el 25 de marzo de 1815 acababa de arribar a la isla de Margarita una formidable expedición armada al mando del General Pablo Morillo, como antes nunca se había visto en las colonias americanas, y viendo que nada conseguiría por las armas, el 13 de Mayo de 1815 Bolívar prefirió alejarse a Kingston, para evitar los efectos desmoralizadores de una guerra civil.

Entonces creyó oportuno comunicar sus pensamientos políticos y escribió la famosa Carta de Jamaica, dirigida a un súbdito inglés, el comerciante Henry Cullen, comunicándole el ideario independentista. La llamada Carta de Jamaica lleva por título “Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla” donde expone tesis tan importantes como una América unida con capital en México, un Congreso Anfictiónico en Panamá con representantes de quince o diez y siete naciones republicanas sin monarca alguno. Este admirable documento fue conocido en su versión inglesa y traducida al idioma español, tuvo por objeto involucrar a la Gran Bretaña en el proceso independentista sudamericano En 1833 los historiadores Francisco Javier Yánez y Cristóbal Mendoza la dieron a conocer por primera ocasión dentro de la “Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador.”

Por esos días su cabeza fue puesta a precio por el General Moxó y un sirviente suyo aceptó asesinarle por págs. pero solo logró herir a un tercero que dormía plácidamente en la hamaca del Libertador quien se salvó milagrosamente de morir bajo el puñal asesino.

(2) El General Francisco de Miranda, cuya biografía puede verse en este Diccionario, fue entregado por el Coronel Manuel María Casas a los realistas, quienes lo enviaron detenido a San Juan de Puerto Rico; de allí pasó a Cádiz y tras cuatro años de cruelísima prisión murió en las carracas de esa ciudad en 1816. Su cadáver fue lanzado al mar. Se le considera el Precursor de la Independencia de Latinoamérica, por ende también de su patria Venezuela y uno de los más heroicos defensores de la libertad pues sirvió a la Francia revolucionaria y comandó su ejército victorioso en la batalla de Valmi. Su nombre figura con gloria inmarcesible en el Arco de Triunfo de Paris. Su fiel secretario, logró salvar su archivo en 1812, enviándolo a Inglaterra, donde se halló intacto en 1929, fue adquirido por el gobierno de Venezuela en la módica suma de siete mil libras esterlinas y publicado en su totalidad. Existen numerosas biografías de Miranda, siendo la primera la del historiador norteamericano Robertson, escrita en inglés y traducida al español.

Ya Venezuela el Pacificador Morillo y sus diez mil soldados veteranos de las guerras napoleónicas, principió por ofrecer un perdón general, luego

comenzó a perseguir con saña a los patriotas, sitió Cartagena, la destruyó y entró en sus ruinas el 6 de diciembre.

Dos días después Bolívar salió a Cartagena pero enterado en medio mar de la triste suerte de dicha ciudad, torció rumbo hacia Puerto Príncipe y fue recibido por el Presidente de Haití, General Petión, quien le ofreció todo su apoyo a la causa de la libertad.

En febrero de 1816 viajó a los Cayos y con varios buques proporcionados por el Almirante Luís Brion y las armas y municiones de Petión, estableció el 16 de abril en la isla Margarita la III República de Venezuela.

El 1 de junio tomó por asalto a Carúpano y declaró la libertad de los esclavos. Los Generales Mariño y Piar partieron hacia el oriente a organizar las guerrillas como ya lo estaban haciendo en el occidente Zaraza, Monagas y Barreto. El día 14 Bolívar fue derrotado en Ocumare. Mac Gregor y Soublette marcharon a unirse con Piar en Barcelona. El 15 de julio arribó a Guiria donde fue amenazado por el General Bermúdez, quien llegó al extremo de desenvainar su espada contra Bolívar en medio de las tropas y era tal el estado de desconcierto que el Libertador prefirió reembarcarse a Haití, donde Petión volvió a protegerlo.

Poco tiempo después una comisión presidida por Francisco Antonio Zea fue en su búsqueda y como desde la isla Margarita también le llamaban, aceptó regresar. El 31 de diciembre desembarcó en Barcelona. Mariño estaba en Guiria, Piar en Barcelona y la Guayana, y Páez en el Apure.

El 20 de marzo de 1817 avanzó a entrevistarse con Piar, quien acababa de derrotar al General Latorre en San Félix. El 18 de Julio cayó con sus llaneros sobre Angostura y habiendo asegurado el río Orinoco para la causa insurgente, Bolívar enfrentó una insurrección de los suyos y siguió consejo de Guerra a Piar, que fue ejecutado el 16 de octubre.

Lograda la disciplina con tan drástica medida, recorrió trescientas leguas con los Generales Monagas, Torres, Bermúdez, Zaraza y Páez, sorprendiendo a los españoles en El Diamante a orillas del río Apure. Luego enfilaron hacia Calabozo, sitio fortificado por los españoles, donde se produjo un sangriento combate que resultó indeciso. Bolívar maniobró hasta El Sombrero y desalojó al General Morillo y hubiera podido continuar hacia Caracas pero no le secundó el indisciplinado General Páez, que regresó al río Apure a tomar San Fernando. Así se perdió tan magnífica oportunidad, que indudablemente hubiera puesto fin a la guerra.

El 12 de marzo de 1818 Bolívar entró á los valles del Aragua, se enteró de la derrota de Monagas en Maraca y tras retirarse a la villa del Cura, enfrentó en el sitio de El Semen a Morillo, quien quedó gravemente herido aunque dueño del campo.

Viendo Páez la inutilidad de la campaña, aceptó finalmente obedecer a Bolívar, se le reunió en el Apure y juntos tomaron Angostura, capital de la Guayana, donde esperaron a las tropas inglesas que bajo el nombre de División Británica habían sido contratadas por Luís López Méndez en Londres y servirían de refuerzo.

En dicha ciudad instaló Bolívar el 15 de febrero de 1819 el célebre Congreso Nacional que sirvió de Inicio al gobierno de Venezuela, formó un Consejo de Estado, una Alta Corte de Justicia y organizó el gobierno, rebelando inigualables dotes de estadista.

Su pensamiento político puede describirse de la siguiente manera: Una democracia parlamentaria tipo inglés con una Cámara de los Comunes o Diputados elegidos por votación popular y un Senado compuesto de altas personalidades como en la Cámara de los Lores. Estos Senadores serían vitalicios y hereditarios, sus hijos educados para ello formarían una elite intelectual, cultural y moral. Los poderes estarían divididos según la doctrina de Montesquieu en tres: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El ejecutivo sería fuerte y centralizado. En síntesis, el modelo estaba tomado de Inglaterra y el resultado una República conservadora.

En marzo reinició las operaciones contra Cumaná pero fue rechazado. Después atacó una división realista en el trapiche de Gamarra mientras Páez derrotaba a Morillo en las Queseras, quien tuvo que abandonar definitivamente los llanos convencido de la inutilidad de su lucha, declarando que había terminado la campaña.

Al saberlo, Bolívar exclamó: “Ahora es cuando nosotros vamos a comenzar la nuestra” y preparó la invasión a la Nueva Granada a través de los Andes, con un Cuerpo especial que llamó “Vanguardia del Ejército Libertador de Nueva Granada”.

El 25 de mayo de 1819 Bolívar y los suyos emprendieron la marcha desde el sitio Mantecal en plena estación lluviosa, atormentados por los insectos y sobre terreno inundado. El 4 de junio, con enorme esfuerzo, arribaron a Casanare. El 11 se acuartelaron en Tome tras recorrer setecientos kilómetros. El 27 flanquearon las laderas de la cordillera. Iban casi desnudos y forzaron el paso de Paya a gran altura. El 7 de Julio hicieron su arribo a la población de Socha pero el ejército había perdido casi la mitad de sus efectivos por deserciones, enfermedades y muertes. Eran únicamente dos mil hombres los que pudieron descansar, recoger caballos y víveres.

Tomados por sorpresa las fuerzas españolas del General Barreiro opusieron resistencia en Corrales y en Gámeza, pero tuvieron que retirarse en derrota a los molinos de Bonza. Bolívar cruzó a Sogamoso y el 22 de julio ocupó los Corrales de Bonza, obligando a Barreiro a retirarse a los pantanos de Vargas y cuando se entabló la acción, roto el frente central patriota, Bolívar llamó al jefe del escuadrón Alto Llano de Caracas y le gritó “Coronel. ¡Salve Ud. la Patria!”

Los llaneros cargaron contra la caballería realista. La Legión Británica sostuvo el ataque hasta el anochecer, pero, aunque Barreiro se retiró a Paipa, la victoria no favoreció a ninguno de los contendientes.

El 3 de agosto Bolivar dio orden de seguir adelante. Su vanguardia arrolló a los realistas en los Molinos. Barreiro volvió a retirarse, situándose en Loma Bonita, en la confluencia de los caminos de Tunja y el Socorro. El 4 Bolívar cruzó el río por el puente de Paipa aunque en la noche regresó a su sitio inicial para seguir a Tunja, donde se le incorporaron numerosos patriotas granadinos pues había decidido atacar directamente a Bogotá.

Barreiro vio cortadas sus comunicaciones y en el puente de Boyacá sobre el río Teatinos, el 7 de agosto de 1819 se vio precisado a presentar combate, que le fue enteramente desfavorable y quedó prisionero con mil seiscientos de sus hombres. Boyacá fue la culminación de una brillante y sacrificada campaña militar de setenta y siete días de duración, fue más bien una victoria política pues – aunque en ella murieron relativamente pocos soldados – en cambio desmoronó el poder español en la Nueva Granada y permitió la liberación de la mayor parte de esos territorios. Desde entonces la fama de Bolívar creció en estas regiones y fue considerado por todos sin distinción como el Libertador de Sudamérica.

El 9 de agosto el Virrey Sámano, avisado por un posta de la derrota de sus tropas, abandonó apresuradamente el Palacio de San Carlos en mitad de la noche dejando en las arcas quinientos mil pesos fuertes que tomaron las tropas de Bolívar y sirvieron para adquirir vituallas y víveres, así como para abonar sueldos atrasados a los miembros de la Legión Británica contratados en Londres, mientras su ejército continuaba su avance arrollador y ocupaba el centro del país en corto tiempo, pues el realista General de la Torre, enviado tardíamente en auxilio de Barreiro, era derrotado por el General Soublette y lanzado más allá de Cúcuta, tras la cordillera venezolana.

Mientras estos sucesos gloriosos daban la independencia a Nueva Granada, en Angostura se sucedían motines y hechos vergonzosos. El General Arizmendi quería proclamarse Capitán General de los ejércitos de Venezuela. Sabedor de ello Bolívar encargó el poder al general Francisco de Paula Santander y en septiembre emprendió el largo viaje de regreso a la Patria. El 11 de diciembre entró en Angostura siendo recibido en triunfo por el Gobierno, la diputación y los ciudadanos. Ese día fue proclamado por el pueblo como Libertador y Padre de la Patria.

El 17 el Congreso dictó la Ley Fundamental y decretó la unión de Nueva Granada y Venezuela con el nombre de Estados Unidos de Colombia, dividida en tres departamentos llamados Venezuela, Cundinamarca y Quito.

El día 24 inició su retorno a Bogotá inspeccionando los repartos armados en el Apure y al arribar en marzo de 1820 lanzó dos proclamas, mientras las armas patriotas lograban retener la provincia de Antioquia y se perdía Popayán y el sur, por lo que fue menester enviar al Coronel Mac Intosh y al batallón Albión a sojuzgar los brotes realistas en esas regiones.

En abril siguió viaje a Cúcuta, punto geográfico equidistante entre las dos capitales (Bogotá y Angostura) para organizar las campañas contra Quito al sur y Santa Marta, Cartagena y Maracaibo al norte, como la base para un ataque definitivo a Morillo, que debilitado por la revolución liberal de los Generales Riego y Quiroga que acababa de producirse en España, había comprendido que ya no tenía razón de ser su estadía en América.

A mediados de año Morillo entró en conversaciones con Bolívar y le propuso el término de la guerra, la aceptación de la Constitución de Cádiz y el reconocimiento de la Soberanía española, lo cual fue rechazado de inmediato, exigiendo como base de todo arreglo el reconocimiento de la independencia de Colombia. Morillo aceptó esto último y el 26 de noviembre de 1820 se suscribió en Trujillo un Tratado de Armisticio por seis meses y otro de regulación de la Guerra.

Al día siguiente Bolívar y Morillo se encontraron y abrazaron en la aldea de Santa Ana y a propuesta de Morillo se resolvió elevar en ese sitio un monumento recordatorio de tan trascendental hecho, luego se ofreció un banquete y durante la noche ambos durmieron en la misma pieza, de allí en adelante Morillo abandonó Venezuela dejando en su lugar al General de la Torre.

El 6 de enero de 1821 el Congreso de Cúcuta designó a Bolívar para el desempeño de la Presidencia Constitucional de Colombia por cuatro años, cambió la capital a Bogotá y tras largos debates adoptó la Constitución bolivariana y la forma central de gobierno, dejando a un lado el federalismo inicial.

A fines de abril, rota la tregua antes de que finalizara, Bolívar ordenó la movilización de Bermúdez hacia Caracas y de Urdaneta hacia Coro y Barquisimeto. En Mayo de la Torre empezó la persecución de Bolívar, quien se había adelantado a Guanare, desconcertándolo. Así perdió de la Torre la oportunidad de sorprenderlo. Entonces Bermúdez aprovechó para avanzar sobre Caracas, obligándole a reunir todas sus fuerzas en las planicies de Carabobo.

Bolívar se presentó con los Generales Páez, Cedeño y Plaza el 24 de junio y tras estudiar el terreno, ordenó a los dos primeros que marchen a la retaguardia del enemigo subiendo por una pendiente y bajando a una quebrada seca, mientras Plaza debía resistir el ataque frontal. De la Torre se dio cuenta de la maniobra tardíamente y corrió a la retaguardia de sus posiciones para evitar que lo envolvieran los patriotas pero no pudo sostenerse y fue derrotado en toda la línea, escapando con su Estado Mayor a Puerto Cabello, donde se le unió el Coronel Pereira con las fuerzas que mantenía en Caracas. La batalla de Carabobo fue decisiva para la independencia de Venezuela.

El 29 de ese mes de mayo de 1821 entró Bolívar a Caracas y declaró la independencia aunque aún permanecían en poder de las tropas españolas las ciudades de Cartagena, Cumaná y Puerto Cabello, plazas fuertes que guardaban los españoles. Desde entonces el Libertador comenzó a planificar la libertad del resto de la América española, para lo cual convocó en octubre a varios jefes y de común acuerdo resolvieron enviar sendas misiones diplomáticas al sur y al norte del continente, con la finalidad de negociar tratados y convenios comerciales y lograr la unidad americana. En lo político gobernaba Soublette en Venezuela y Santander en Colombia. José Manuel Restrepo era Ministro del Interior, Pedro Gual de Relaciones Exteriores, José María Castillo de Hacienda y el General Briceño Méndez desempeñaba la secretaría del Gobierno.

Entretanto había comisionado al General José Mires para que se traslade a felicitar a la Junta Soberana de Gobierno de Guayaquil ofreciéndole el auxilio de Colombia y al General Valdés para obtener la pacificación de Pasto y Popayán, mientras él esperaba a los Comisionados españoles Sartorio y Espelins con el fin de ocuparse de las negociaciones de paz.

De inmediato pasó a la región de Pasto donde encontró una prolongada resistencia que finalmente cesó tras producirse el 24 de mayo de 1822 la batalla del Pichincha que selló la independencia de la Audiencia de Quito, solo entonces – despejado el camino – en Junio de 1822 entró a esa capital y fue coronado de laureles, conoció a Manuela Sáenz y dejando encargada la Intendencia del Ecuador al General Bartolomé Salom, viajó a Guayaquil, proclamó su anexión a Colombia el 23 de Julio y tres días después en la mañana del 26 recibió al General José de San Martín, con quien mantuvo dos conferencias secretas – porque no fueron públicas –

Las entrevistas tuvieron lugar en la mañana del 26 y en la tarde y parte de la noche del 27, tras lo cual asistieron a un baile ofrecido a ambos por la sociedad guayaquileña y San Martín aprovechó un momento propicio para salir subrepticiamente del salón de bailes y embarcarse de vuelta al Perú.

Se ha discutido mucho sobre los temas tratados por los Libertadores, pero se pueden reducir a lo siguiente: La campaña del Perú pues San Martín pensaba retirarse a descansar en la ciudad de Mendoza y deseaba dejar las bases del gobierno en esa nación. Pensaba en traer a un príncipe europeo, lo cual no estuvo nunca en los planes de Bolívar, que siempre fue un político en el entero sentido de la palabra y sabía de antemano que ese proyecto era totalmente descabellado. También se habló de un sueño, la creación de la Federación de Estados Americanos, como la base futura de la existencia de Sudamérica. Bolívar creyó siempre en esta posibilidad y hasta pensó que la capital podría estar asentada en Guayaquil. De todo ello solo quedó en claro el retiro de la vida política de San Martín que cedió el paso a Bolívar para que continuara la guerra de independencia en el Perú.

Enseguida Bolívar ofreció sus servicios a la Junta de Gobierno peruana que había sucedido al General José de Lamar en el gobierno de ese país, pero solo le aceptaron el envió de armas y municiones. Poco tiempo después cambió la situación pues la expedición peruana del Sur, comandada por Felipe Antonio Alvarado, fue destruida por los Generales españoles Valdés y Canterac en las batallas de Torota y Moquegua y al saberse la noticia en Lima ocurrió un motín que dio al traste con ese gobierno y elevó al poder a José de la Riva Agüero, quien solicitó el auxilio de Colombia, firmándose el Pacto el 18 de Marzo de 1823, por el cual pasó Sucre al Perú, bien aleccionado para no enfrentar a los españoles hasta no contar con la totalidad de sus efectivos militares. Riva Agüero, en cambio, ordenó abrir operaciones con los Generales Agustín Gamarra y Andrés de Santa Cruz que pasaron hacia Intermedios en el sur y sabedor de ello el General Canterac marchó sobre Lima que había quedado desguarnecida.

Riva Agüero se encerró en la fortaleza del Callao con sus tropas, Sucre sacó las suyas de Lima y viendo la imposibilidad de cualquier defensa también se encerró. Canterac ocupó la capital, impuso multas y contribuciones durante un mes y finalmente se fue, mientras el Congreso peruano disponía el traslado de la capital a Trujillo con toda la burocracia, se creó el cargo de Jefe Supremo Militar confiándolo provisionalmente a Sucre mientras hacia su arribo Bolívar, a quien mandaron a invitar por medio de los diputados José Joaquín de Olmedo y José Sánchez Carrión.

Sucre partió de Lima encargando el gobierno a Torre Tagle y se dirigió hacia el sur para reforzar las huestes de Santa Cruz, quien, lejos de esperarlo, inició su marcha hacia las sierras, siendo perseguido por el Virrey La Serna y rehusando combatir siguió hasta el Alto Perú, donde se le comenzaron a dispersar las tropas. Tal fue el triste fin de dicha expedición que regresó a Moquegua.

Mientras tanto en Lima habíase iniciado una pugna entre el Congreso y el Presidente Torre Tagle por una parte y Riva Aguero que gobernaba en Trujillo por otra. Este último proclamó su Dictadura y el Congreso lo destituyó.

Bolívar salió de Guayaquil el 6 de agosto. En Lima le recibió el Congreso que lo invistió de todas las Facultades necesarias para llevar a cabo la guerra de la independencia a feliz término. I comenzadas las negociaciones con Riva Agüero a fin de someterlo a la autoridad del Congreso, lo que no pudo conseguirse por las buenas y fue necesario que el General Antonio Gutiérrez de la Fuente lo aprese en Trujillo al comprobar sus planes en marcha para entregar nuevamente el Perú al dominio de España. Terminaba así un conflicto interno muy peligroso, de suerte que Bolívar creyó del caso abrir campaña, no sin antes dejar al General Tomás Heres al frente del gobierno en Lima.

El 11 de noviembre instaló su Cuartel General en Pativilca pero a principios de Enero de 1824 sufrió una grave fluxión pulmonar preludio de la tuberculosis que lo postró al borde de la muerte. Joaquín Mosquera, al verlo en tan calamitoso estado, conmovido, le preguntó… ¿Qué piensa hacer ahora? Triunfar fue la respuesta. ¿I qué piensa hacer Ud. para triunfar? “Tengo dadas las órdenes. Si los españoles bajan la cordillera a buscarme infaliblemente los derroto con la caballería, si no bajan, dentro de tres meses tendré fuerzas para atacar. Subiré la cordillera y los derrotaré.

El 26 de enero Torre Tagle envió al Vizconde de San Donás a entenderse con Canterac en Huancayo. La noche del 5 de febrero los Generales españoles Monet y Rodil tomaron a traición la plaza fuerte del Callao. El 14 se les unió el regimiento de Granaderos a caballo de los Andes. Bolívar ordenó al general Enrique Martínez, Jefe Militar de Lima, que se retire a Pativilca y designó en su reemplazo al General Mariano Necochea, de su mayor confianza, quien logró descubrir la traición de

Torre Tagle por una misiva que cayó en sus manos. Los españoles, tras ocupar Lima salieron en persecución de Bolívar, que retrocedió hacia el norte evitando todo encuentro por la mayoría abrumadora del enemigo.

Primero se estableció en Huamachuco, enseguida atravesó la cordillera por Chavín y Aguamiro con intenso frio, vientos y neblina y seguido muy de cerca por espías españoles.

Canterac, informado que Bolívar se encontraba al otro lado de la Cordillera, en el Perú los Andes tienen tres ramales y existen dos zonas serradas, la más baja de 2.000 metros y la más alta que puede llegar a 4.000 y marchó a su encuentro en Julio. El 6 de agosto se avistaron ambas fuerzas en las llanuras de Junín. Los españoles contaban con siete mil infantes y tres mil soldados de caballería. Bolívar solo tenía seis mil ochocientos infantes y novecientos de caballería pero el Libertador se sentía tranquilo y ordenó un fulminante ataque de caballería, según su táctica de golpear al enemigo y retroceder, fingiendo huir hasta que el enemigo perdiera su formación, para luego volver cara con más furia como efectivamente ocurrió en esta batalla entre lanceros pues no se llegó a disparar un solo tiro y la infantería no pudo participar. Canterac huyó tras las primeras cargas tan rápidamente que no pudo ser perseguido y cortando puentes llegó a Chincheros donde descansaron sus tropas antes de unirse a las del Virrey.

Junín marcó el cénit de Bolívar y el principio del fin de los realistas en el Perú. Murió Necochea gloriosamente y Olmedo compuso su famosísima “Victoria de Junín o Canto a Bolívar”. Fragmento // El trueno horrendo que en fragor revienta / y sordo retumbando se dilata / por la inflamada esfera / al Dios anuncia que en el cielo impera. // I el rayo de Junín rompe y ahuyenta /la hispana muchedumbre / que más feroz que nunca amenazaba / a sangre y fuego eterna servidumbre. //

Así las cosas, el General realista Olañeta se sublevó en el Alto Perú y se detuvo la campaña. El 24 de octubre Bolívar recibió una comunicación del Congreso colombiano que le relevaba del mando de las tropas que servían en el Perú y le quitaban todas las facultades de que había sido investido. Entonces delegó el mando en Sucre, se retiró a Lima y organizó la administración. José Sánchez Carrión en Relaciones Exteriores, Hipólito Unanue en Hacienda, Tomás Heres en Guerra y puso sitio al Callao donde se escondía Torre Tagle y sus partidarios.

El 7 de diciembre convocó a las naciones americanas a un Congreso Anfictiónico en Panamá a fin de lograr el afianzamiento de la independencia de las nuevas naciones. En el Cusco, el Virrey José de la Serna y los Generales Valdés, Monet y Villalobos habían iniciado campaña. Primero pasaron al norte sin que Sucre se diera por aludido pues más le interesó penetrar al valle de Jauja y desde entonces ambos ejércitos marcharon paralelamente en formación pero sin atacarse. Por las noches se veían las luces de ambos campamentos. El 3 de diciembre la vanguardia patriota del General Lara fue atacada por una columna realista y aunque se empeñó un recio combate, no se generalizó la batalla por decisión de Sucre, que desestimó el lugar.

El 9 se avistaron nuevamente en la llanura de Ayacucho. En la vanguardia patriota iban los Generales Sucre, Lamar y Córdova y en la retaguardia Lara. Muy por la mañana se abrazaron los combatientes y luego comenzó el choque que pareció favorecer a los realistas hasta que el General Córdova gritó “Armas a discreción, paso de vencedores” y destruyó el frente del enemigo. El propio Virrey cayó herido y fue tomado prisionero con quince de sus generales. Solamente Valdés pudo escapar aunque finalmente se sometió a las Capitulaciones de Ayacucho.

Destruido el poderío español en el Perú, Sucre mandó a Gamarra a ocupar el Cusco. Otero tomó Arequipa sin resistencia y en el Alto Perú el realista Olañeta fue abandonado y murió oscuramente, siendo el último jefe realista en resistirse a las armas insurgentes.

Entonces Sucre ocupó esa región llamada del Alto Perú y fue aclamado por la Asamblea General reunida en Chuquisaca que lo eligió primer Presidente de la nueva República de Bolivia, así llamada en homenaje al Libertador.

Solo quedaba en poder de los españoles el fuerte del Callao donde el Brigadier Rodil resistía obstinadamente a Bartolomé Salom por tierra y a las fuerzas combinadas de Colombia y Perú por mar, hasta que en enero de 1825 capituló honrosamente y salió con destino a España.

El 18 de febrero de 1825 se reunió en Lima la I Asamblea Nacional del Perú y prorrogó a Bolívar las Facultades Extraordinarias. Este nombró un Consejo con el Mariscal José Domingo de Lamar en la Presidencia, Sánchez Carrión en Relaciones Exteriores, Heres en Guerra y Marina, aunque el primero, por estar en el sitio del Callao, fue reemplazado por Hipólito Unanue, tras lo cual, el Libertador partió a recorrer el país dictando disposiciones tendientes al mejoramiento de la administración pública. Visitó Cañete, Pisco, lca, Arequipa, Cusco, Puno, el lago Titicaca, Potosí (allí se entrevistó con Sucre) Chuquisaca, Arica y Tacna.

El 10 de febrero de 1826 estuvo de vuelta en la finca de la Magdalena en Lima tras casi un año de ausencia y rechazó la monarquía que le ofrecieron algunos de sus partidarios; sin embargo, ya comenzaba una sorda oposición encabezada por el diputado Luna Pizarro que lideraba un movimiento nacionalista contra los partidarios de Bolívar a quienes apodaban “Los Persas.”

En esa etapa de su vida Manuela Sáenz manejaba su casa, la correspondencia y el archivo. Bolívar se dedicó a dar los últimos toques a su proyecto constitucional para la nueva república de Bolivia basado en un gobierno fuerte y centralista y en una presidencia vitalicia. Igualmente convocó al Congreso peruano y como quería retirarse a Colombia, los Diputados no se lo permitieron.

Por esos días la situación política se agitaba en Bogotá donde senadores y diputados habían entrado en pugna y en Venezuela el General Páez quería para sí la monarquía. Ajeno a todo ello Bolívar planificaba una gran Federación de estados con Perú, Bolivia y Colombia como forma de superar el caos; pues, desde la Constitución Bolivariana, el vicepresidente Santander y los liberales bogotanos se habían convertido en sus opositores permanentes.

Por eso salió a principios de Septiembre del Perú. El día 12 hizo jurar la Constitución Bolivariana en Guayaquil. El 28 arribó a Quito. En octubre pasó a Popayán y en noviembre se entrevistó con Santander en Neiva donde aparentemente se reconciliaron pues el Congreso colombiano le reeligió Presidente casi sin oposición. Mas, el 14 de mayo de 1827, se produjo la revolución del General Páez en Venezuela y el 5 de agosto se reunió el Congreso de esa nación.

El 23 de noviembre Bolívar se invistió de las Facultades Extraordinarias previstas en la propia Constitución y pasó a entrevistarse con Páez, al que encontró en el sitio Naguanagua donde hicieron las paces. Bolívar ofreció a Páez darle el mando de una expedición armada contra las islas de Cuba y Puerto Rico que seguían en poder de los españoles. El resto del año pasó en Caracas arreglando los asuntos administrativos del gobierno pero ya para entonces numerosos ciudadanos le acusaban de ser un dictador y de tratar de eternizarse en el poder.

El 29 de enero de 1828 se insurreccionó la División Colombiana acantonada en Lima y su Jefe el Coronel Bustamante decidió regresar a Colombia, desconociendo la dictadura bolivariana.

El 9 de abril se instaló la Convención en Ocaña. La mayoría de sus miembros pidió la reforma de la Constitución bolivariana y fue contraria a la dictadura. Bolívar ordenó a sus partidarios que se retiraran y dejó a la Convención sin quórum con gravísimo escándalo para la República, pues inició la dictadura bolivariana. Los Generales José María Obando y José Hilario López se sublevaron en Pasto y en el valle del Cauca pero la rápida acción militar del General José María Córdova frustró los planes de esos revolucionarios, que estaban secretamente comprometidos con el Perú para obtener la disolución de la Gran Colombia. La Dictadura bolivariana ha sido calificada como el mayor error político de su carrera pues fue eminentemente conservadora.

Durante su vigencia se prohibió la lectura de las obras del Filósofo inglés Jeremías Bentham, la proliferación de escuelas Lancasterianas de enseñanza mutua por monitores, se colocó fuera de la ley al naciente partido santanderista o liberal, se prohibió las Sociedades secretas y se disolvió las Sectas Masónicas que tanto habían realizado en pro de la Independencia, se clausuraron Universidades, se volvió a enseñar el Latín, se revisaron los programas de estudio creándose cátedras como la de Derecho Canónico, se autorizó la enseñanza de religión en las escuelas. Es decir, en el plano de la realidad colectiva, la dictadura constituyó no solamente un retroceso en el proceso democrático iniciado con la independencia sino una vuelta a medias al pasado coloniaje.

Por eso surgieron grupos de ciudadanos exaltados que quisieron asesinar a Bolívar y en la noche del 25 de septiembre varios conspiradores asaltaron el Palacio de San Carlos, pero el Libertador fue salvado al último momento por la intervención Manuela Sáenz, que prácticamente lo obligó a huir por una ventana mientras ella enfrentaba valientemente a los asesinos, aún a riesgo de su propia vida. Numerosas prisiones, condenas y fusilamientos no se hicieron esperar y la popularidad del régimen bajó considerablemente; lo cual, unido a la gravísima crisis internacional producida por el Perú, que intervino para derrocar al gobierno pro bolivariano en Bolivia, el desconocimiento a la deuda militar de la independencia y la ocupación de las provincias de Jaén y Mainas, prácticamente se situó en plan de guerra, volvió la situación casi caótica.

Bolívar se encontraba agotado por la tuberculosis que venía sufriendo desde algún tiempo atrás. Había perdido su optimismo en la vida democrática de Colombia, veía enemigos por todas partes y lo que era peor, no podía hacer nuevas amistades entre los jóvenes de su tiempo por estar rodeado de viejos colaboradores.

El 3 de Julio de 1828 lanzó una violenta Proclama contra el Perú y poco después declaró la guerra y como Sucre acababa de arribar de Bolivia, le ordenó la inmediata movilización de las fuerzas militares del Departamento de Quito. Guayaquil fue sitiada el 22 de septiembre y el presidente del Perú, Mariscal Lamar, ocupó Loja el 28 de Noviembre y el 10 de Febrero de 1829 tomó Cuenca.

El primer encuentro armado se dio en Saraguro cuando la vanguardia colombiana derrotó a un destacamento peruano y tras una larga marcha que duró toda una noche el 27 de febrero Sucre situó a la Primera División Colombiana en posición ventajosa al norte de la llanura de Tarqui mientras la vanguardia peruana formada por la División del General Plaza avanzaba hacia el portete o puerta estrecha, que accede a dicha planicie.

Así las posiciones una avanzada peruana del General Uría tropezó con una colombiana del Coronel José María de Piedrahita Solís y se generalizó el combate, que fue corto, no duró más de media hora, quedando el campo en poder de los colombianos. Sin embargo, el grueso del ejército peruano se mantuvo intacto en espera de una nueva batalla que jamás se dio, pues prefirieron ambos Jefes suscribir el Tratado de Girón el 27 de Enero de 1829 por el cual se comprometía el Perú a la devolución inmediata del puerto de Guayaquil, tomado el 11 de dicho mes de Enero aunque después se negarían a devolverla, obligando a Bolívar que se hallaba en Quito, a trasladar su Cuartel General a Buijo, cerca de Samborondón, con el fin de lograr la desocupación de ese puerto, lo que logró tras seis meses de asedio, aún a costa de su salud, de por si debilitada.

Nuevamente en Colombia, tuvo que enfrentar la Insurrección del General José María Córdova, quien fue asesinado tras su derrota en el Santuario, suceso que agravó la situación política. Páez animaba el sentimiento separatista en Venezuela y el 13 de noviembre la consiguió en Valencia con la adhesión casi enseguida de Puerto Cabello, Caracas y el resto de las poblaciones.

El 15 de enero de 1830 Bolívar regresó a Bogotá “pálido, extenuado, sus ojos tan brillantes en sus bellos días, ya apagados; su voz honda apenas perceptibles” y el día 20 inauguró el “Congreso Admirable”, bajo la presidencia de Sucre, lanzó una Proclama y renunció el mando dictatorial. Sucre y el Obispo Estévez de Santa Martha fueron enviados por el Congreso a Venezuela a convencer a Páez pero no les dejaron cruzar la frontera y las conversaciones tuvieron que realizarse en Cúcuta, sin resultados favorables.

El 3 de mayo Flores logró la separación del Ecuador. Bolívar salió el día 8 de Bogotá sin saberlo. Iba en gran pobreza, con solamente cuatro mil pesos producto de la venta de su vajilla de plata. Al día siguiente el Gobierno aprobó un Decreto de Gratitud Nacional a su favor, mientras Sucre emprendía viaje a Quito a fin de convencer a los habitantes de la necesidad de defender la unidad colombiana, mas, al pasar por las selvas de Berruecos el 4 de junio, fue asesinado de tres balazos. Bolívar exclamó al conocer la noticia: “Santo Dios, se ha derramado la sangre del inocente Abel”.

El 17 de septiembre el Libertador fue invitado a volver a Bogotá pero prosiguió su camino. En octubre llegó a Soledad cerca de Barranquilla, en espera de un barco que le condujera a Europa. Su estado de salud era tan precario que tuvieron que trasladarlo en coche a una finca cercana, llamada de San Pedro Alejandrino, propiedad del español Joaquín Mier, fue tratado por el médico francés Próspero Réverend y agonizó varios días al pio del mar.

Su gravedad comenzó el día 11 de diciembre cuando inesperadamente recibió la visita del Obispo Estévez de Santa Marta quien llegó a confesarlo. El Libertador se creía mal de salud pero no moribundo, por eso se negó a confesarse y el Obispo salió del dormitorio. Esa noche, sin embargo, se agravó su estado y concurrió el cura de la aldea de Mamatoco quien le administró el viático. Al día siguiente volvió el Obispo y Bolívar dijo para sí ¿Cómo saldré de este laberinto? Luego redactó una Proclama y quiso leerla pero en la mitad los ojos se le nublaron y tuvo que terminarla el Dr. Manuel Recuero. Parece que los riñones le dejaron de funcionar y sufrió confusión de ideas, fiebre y decaimiento. El día 15 desvarió, le pusieron dos lavados, orinó sangre y no tomó conciencia. El 17 comenzó a roncar y a la media hora dejó de respirar de solamente 47 años.

Más que un pensador fue un estratega militar y un literato. Poseyó el genio de la guerra y sus tácticas, tuvo don de mando y una fortaleza y fe inquebrantables en el destino de los pueblos americanos, por eso trató de confederar a los países que libertaba. En esta línea cabe resaltar su política internacional pues en 1823 – alarmado por cuanto España con la venia de la Santa Alianza europea, se encontraba concentrando su flota en el mar Caribe a fin de reconquistar Colombia y Venezuela, dispuso que el General Illingworth saliera de Guayaquil con destino a Cartagena para alistar una flota y tomar la isla de Cuba, considerada no sin razón el mayor bastión español de las Antillas. El proyecto se estancó al saber Bolívar que por los canales diplomáticos los Estados Unidos como Inglaterra se habían opuesto a los planes españoles en América y ya no era necesario recurrir a la fuerza.

En sus orígenes fue un liberal exaltado y hasta demagogo, luego se convirtió en un estadista prudente y finalmente en dictador de ideas conservadores tratando de salvar su obra.

Libre en cuanto a religión aunque respetuoso de todos los credos. Fue más bien un panteísta que veía la mano de Dios en la naturaleza.

En sus proclamas, arengas y frases, de estilo explosivo con bellísimas Imágenes y alegorías que las volvía heroicas. Dedicado a cultivar la literatura hubiera podido superar a todos los oradores y poetas de su tiempo por su rica vena y variado registro. Hablaba elocuentemente sobre todas las materias y escribía con un estilo que hacía impresión con una vena de grandeza que a veces desagradaba.

Honorable en el manejo del dinero. Exitosísimo con las mujeres y las tuvo muchas sin entregarse a ninguna. Su esposa en Caracas, su prima Fanny en París, Manuelita en muchas partes, solo para recordar las más importantes.

Su genialidad, esa forma de ser nerviosa y agitaba en lo tocante a su vida diaria, ganaba la admiración sin límites de sus Oficiales y soldados: Dormía poco, trabajaba mucho y sin olvidar detalles. Estoico y sacrificado para las grandes marchas a través de las selvas y montañas. Amó los caballos y se sirvió de ellos. En la guerra frugal, pobre y valiente.

En las ceremonias públicas gustaba del fasto de los uniformes de gala. Amó el baile y lo practicaba cada vez que podía luciéndose en ello. Guerreó por veinte largos años con suertes desiguales al principio, padeciendo soles y lluvias, fríos y calores, sin importarle otra idea que la de libertar a su Patria.

Como estadista brilló entre los demás caudillos latinoamericanos de su tiempo por la claridad de sus ideas y honradez de sus principios republicanos. Nunca persiguió el poder por el poder sino por el servicio, pues sabía que era necesaria una administración correcta y eficiente para preservar la libertad conquistada, por eso los pueblos creían en él y le seguían siempre.

Tuvo visión global de la política, decretó la libertad de los esclavos, la solidaridad con los demás pueblos del continente y quiso una gran Confederación americana como sistema de defensa para el continente. Su Edecán el General Florencio OLeary le ha descrito así: Tenía la frente alta pero no muy ancha y surcada de arrugas. Pobladas y bien formadas las cejas. Los ojos negros, vivos y penetrantes. La nariz larga y perfecta. La boca fea y los labios algo gruesos. La distancia de la nariz a la boca era notable. Los dientes blancos, uniformes y bellísimos. Las orejas grandes pero bien puestas. El pelo negro, fino y crespo. Su estatura era de cinco pies y seis pulgadas inglesas. Tenía el pecho angosto, el cuerpo delgado, las piernas sobre todo. Su piel morena y algo áspera. Las manos y los pies pequeños y bien formados. Su aspecto, cuando estaba de buen humor, era apacible, pero terrible cuando estaba irritado. Impulsivo por naturaleza, teniendo sus nervios la fuerza necesaria para las grandes empresas, el pequeño – por su estatura física – militar venezolano, vivió una atmósfera propicia para su temple de luchador, superó las desgracias y angustias de múltiples campañas entre 1811 y el 29 y por su genio y altitud y desprendimiento de miras llegó a ostentar con gallardía el supremo título de Libertador de Sudamérica con el que ha pasado a la historia.

Olmedo le cantó en su Victoria de Junín, de la siguiente forma: Fragmento. // ¿Quién es aquel que el paso lento mueve / sobre los Andes que América dominan? / ¿Qué el campo desde allí mide y el sitio / del combatir y del vencer designa? / Que la hueste contraria observa, cuenta / y en su mente la rompe y desordena / y a los más bravos a morir condena, / cual águila caudal que se complace / del alto cielo en divisar su presa / que entre el rebaño mal segura pace? / ¿Quien el que ya desciende / pronto y apercibido a la pelea? Preñada en tempestades le rodea / nube tremenda, el brillo de su espada / es el vivo reflejo de la gloria; / su voz, un trueno; su mirada un rayo, / ¿Quién es aquel, que al trabarse la batalla, / ufano como nuncio de victoria, / un corcel impetuoso fatigando / discurre sin cesar por toda parte? / ¿Quién sino el hijo de Colombia y Marte//