BETANCURT Y FIGUEROA LUIS

DEFENSOR DE LOS CRIOLLOS EN LA COLONIA. Nació hacia 1595 en Cáceres, Antioquía, Nuevo Reino de Granada, hoy Colombia (otros autores aseguran que era oriundo de la villa de los Remedios). Hijo legítimo de Marco Verde de Betancurt, natural de las islas Canarias, que pasó al Nuevo reino de Granada (descendiente del conquistador Maciot de Bethencourt, caballero oriundo de la Bretaña francesa, a las órdenes de la corona de Castilla, que conquistó el archipiélago de las Islas Canarias en el siglo XIV) y de Inés de Figueroa.

Desde sus primeros años manifestó talento sobresaliente y habiendo estudiado letras humanas en el Colegio de San Bartolomé de Bogotá, se dedicó a la carrera de la iglesia hasta ordenarse de sacerdote en Quito. Luego entró a la Universidad de Santa Fe, estudió Teología y Derecho Civil y Canónigo, se graduó en ellos, fue catedrático y “llegó a ser la admiración del reino por su sabiduría y virtud, consultándosele siempre en esas materias y en otras más arduas”. Volvió a Quito y fue Chantre y Arcediano de esa Catedral. Pasó a España como Diputado de todas las iglesias de Indias ante la Corte y diose muy pronto a conocer. Entonces le nombraron Canónigo de la Catedral de Badajoz y Fiscal de la Inquisición de Canarias.

En 1634 publicó en Madrid “Información sobre que los naturales de Indias se prefieran a los castellanos en oficios y prebendas”, opúsculo que según el Cronista Herrera trata sobre los derechos que los nacidos en Indias tenían para ser preferidos sobre los europeos en los oficios y prebendas, o a la opción de los obispados y arzobispados.

En 1637 también editó en Madrid un “Tratado sobre el derecho de las iglesias metropolitanas y catedrales de indias, sobre que sus prelacías sean proveídas en sus Capitulares y naturales de ellas”, que se republicó también en Madrid en 1789, en el tomo XXII del “Semanario Erudito” de Antonio Valladares y Sotomayor, imprenta de Blas Román. Dicho Tratado algo mudado y añadido – estaba basado en un Memorial de Betancurt presentado al Consejo de Indias y remitido a las Diócesis americanas – considerado de notable interés como importante documento de criollismo, pues tiene como premisa básica la calidad humana de la gente mestiza “ahora que abundan de muchos y estimables sujetos aquellas provincias”.

Más tarde fue nombrado por el Patriarca de Indias para Visitador del Arzobispado de Lima y Fiscal e Inquisidor en la misma ciudad.

En 1645 y al ocurrir en Quito el fallecimiento del Obispo de Popayán fray Francisco de la Serna y Rimaga mientras viajaba a su nueva sede en La Paz; recibió el nombramiento para ocupar la sede vacante en Popayán, pero no quiso aceptar y permaneció en Lima, donde murió entre 1653 y el 55, de aproximadamente 65 años de edad, con fama de hombre docto y prudente.

No conozco su retrato ni la descripción física de su persona. Sus hermanos también descollaron en religión. Fray Marcos de Betancurt y Figueroa fue un ilustrado y humilde sacerdote que no quiso pasar a Chile como Obispo, Marco estuvo de Prior del Convento de Cartagena y Lorenzo también entró en Iglesia.