MEDICO. Nació en Babahoyo el 17 de noviembre de 1922, Hijo Legítimo de Ángel T. Barrera Bustamante, periodista guayaquileño, secretario del Alfaro en 1911, autor de “El Garibaldi Americano”, primera biografía de Alfaro escrita después de su arrastre y cuya vida se puede ver en este diccionario, y de Lucila Sosa Campana, quiteña.
Fue el último de cuatro hermanos y a la muerte de su padre en 1927 se trasladaron cuatros años a Quito, después regresaron al puerto principal a vivir en casa de su abuelo Ángel Toribio Barrera Santos y asistió a la Escuela Municipal No. 2 “Ángel Monteverde” cuyo rector era Fidel Endara.
En 1934 inició la secundaria en el Vicente Rocafuerte y obtuvo el Gran Premio de Honor en el Colegió durante los años lectivos 1938-39 y 39-40, así como el premio La Filantrópica, graduándose de Bachiller en químico- Biológicas en 1940.
Ese año ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas de la U. de Guayaquil, el 42 volvió a obtener el premio La Filantrópica, el 43 ganó el Concurso de Fisiología y fue designado Profesor del Rocafuerte. El Dr. Alfredo J. Valenzuela lo llevó de Interno a la Sala San Jacinto del Hospital General y de Ayudante a su consultorio particular, entre el 45 y el 48 también fue interno de la Clínica Julián Coronel. El 46 empezó a experimentar con el Drometil (Sulfa) en el tratamiento de las enfermedades de la pleura y publicó “Un caso de seudo uremia”. El 47 triunfó en el Concurso para el internado del Hospital General, aunque ya acostumbraba operar en todas las salas y en la revista de la Asociación Escuela de Medicina apareció su artículo; “Un caso clínico quirúrgico”.
El 1 de noviembre de 1948 se graduó de médico Cirujano con Diploma de Honor de la Asociación Escuela de Medicina, sustentando las tesis: “Contribución al estudio clínico y terapéutico de las azotemias extrarenales”, calificada con la máxima nota.
Poco después instaló su consultorio en 9 de octubre y Escobedo, especializándose en Medicina Interna y combatió con éxito las nefropatías agudas inyectando antihistamínicos que curan sin dejar secuelas.
Ya era miembro activo del Club de Leones y el 49 fue designado profesor de la U. por concurso. El Dr. Juan Tanca Marengo lo llevó a la su cátedra de Clínica terapéutica (Tanca dictaba la teoría y Barrera la práctica). Ese año ganó por concurso la sub jefatura de la Sala San Gabriel del Hospital, que tenía dos secciones, para hombres y mujeres.
El 50 publicó en los Anales de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas “Nuevas teorías sobre la patogenia de la GIomerulonefritis aguda y sus consecuencias terapéuticas” y “El aluminio en el trastorno diabético”. El 51 fue electo miembro del Comité Salud y Bienestar del Club de Leones, iniciando una campaña para construir el Instituto del cáncer mucho antes que se fundara SOLCA, y el material de trabajo recogido lo donaron a dicha campaña.
Ese año contrajo matrimonio con Olga Enderica Aguirre y tuvieron 4 hijos.
El 52 salió “Asma” estudio de su teoría sobre la falla del complejo hipófisis supra renal, “Polineuritis y su tratamiento con tiamina intrarraquídea como contribución al IV Congreso de Medicina y Cirugía, Tratamiento de un caso de coma diabético” y la “Influenza en Guayaquil, su tratamiento” y dio a conocer su método intarraquídeo para polineuritis con mejorías registradas en solo un mes, siendo designado director honorario de “La Hora Médica” programa radial y científico de mucha audición. El 55 inició la creación del primer Banco de Sangre Iconístico. El 57 fue médico clínico de la Escuela de Ciegos del Club de Leones. El 61 llegó a ocupar la primera Vicepresidencia del Club de Leones. El 62 se cambió a su villa recién construida en Urdesa Central.
Entre 1964 y 65 presidió la Asociación de Médicos Panamericanos (PAMA) filial de Guayaquil, organizó las VII Jornadas Médicas Nacionales de Medicina y la I Convención Nacional del Banco de Sangre y ocupó la presidencia de ambos eventos. En 1966 dictó una conferencia sobre “El tratamiento de la Cirrosis hepática y sus complicaciones”, fue delegado al Consejo Directivo de la Facultad de Medicina y concurrió al I Seminario Nacional de Educación Médica.
En 1968 dio a conocer los beneficios de su tratamiento para las hemorragias digestivas a base de “medicamentos apositos”, carbonato de calcio liviano en 169 pacientes que mejoraron con él, describió una nueva enfermedad con cierta afinidad con la Eosinofilia tropical producida por un parásito, el estrongiloides estercoralis, al que asignó un nuevo ciclo transhepático no descrito. A esta nueva enfermedad la denominó “Leucocitosis eosinofílica parasitaria”.
Entre el 69 y el 71 ocupó la Presidente de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas, fundó varias filiales en la costa, reformó los estatutos, amplió el local, fomentó el ingreso de nuevos socios, remodeló el Museo y realizó el VII Congreso Nacional de Medicina y Cirugía.
El 69 utilizó el producto Bayer No. 2.205 (Lapit) en un paciente con enfermedad de Chagas. El 70 organizó el VII Congreso Nacional de Medicina y Cirugía de la Sociedad Médico Quirúrgica, integró la Junta Cívica del Guayas y diagnosticó en un paciente la leptospirosis icterohemorrágica.
El 71 fue designado Médico del consulado de Bélgica y presentó a la Sociedad médica un caso de eosinofilia tropical producido por el paragonimus Westermani. El 72 aceptó desempeñar la cátedra de Clínica Interna en la recién fundada Facultad de Ciencias Médicas de la U. Católica de Guayaquil y como investigador de los laboratorios Hoecht utilizó por primera vez en el Ecuador el hB-41 9 (Glibenclamida) en el tratamiento de cincuenta diabéticos, presentando dicho trabajo en las Jornadas de PAMA.
El 73 fue condecorado con la Orden Nacional de Mérito en el grado de Comendador y la Municipalidad de Guayaquil le concedió la Medalla Al Mérito Científico, sus colegas del hospital colocaron su retrato en la Sala San Gabriel como homenaje a sus veinticinco años de labor profesional.
En 74 fue nombrado Director del nuevo Departamento de Docencia e Investigación Científica del Hospital General, promocionando la investigación a todo nivel a través, de charlas dirigidas a promover cambios radicales en la terapéutica utilizada en los pacientes internados, proponiendo tratamientos uniformes y desde 1980 se dictan conferencias semanales a los diversos departamentos y servicios hospitalarios. Desde entonces ejerció la presidencia de la Asociación de Médicos de los Hospitales de la Beneficencia y logró que las remuneraciones de los Asociados fuera niveladas e incrementadas de conformidad con el escalafón. En 1981 realizó el II Encuentro Clínico asistencial, docente y de investigación de la Confederación de Hospitales e investigó para los Laboratorios Squibb los efectos del Motival en pacientes con síndromes nerviosos.
Entre 1975 y el 76 presidió la Sociedad Ecuatoriana de Medicina Tropical y dio a conocer las investigaciones realizadas sobre las hemorragias digestivas altas. Ese año obtuvo del gobierno japonés una importante ayuda para el Instituto Nacional de Higiene y de la Municipalidad de Guayaquil la donación de quince mil metros cuadrados de terreno para la construcción del Instituto de Medicina Tropical, realizando la I Jomada Médica Nacional de Medicina Tropical, conjuntamente con la XVII de PAMA y descubrió el “Estrongiloide Stercoralis” causante de la “leucositosis eosinófíla parasitaria” que el investigador argentino Prof- Alejandro Miposti ha denominado “Enfermedad de Barrera Sosa”.
Desde 1978 inició en la imprenta de la U. Católica de Guayaquil una serie de publicaciones científicas y didácticas, declaradas textos universitarios para el quinto curso con los Tomos I sobre “Diagnóstico Diferencial” en 142 págs., el II titulado “Adenopatías, Edemas y hemorragias digestivas vagas” en 142 págs., y el III con “Agrumulositosis y fiebre de origen desconocido, etc.”, en 155 págs. Este tomo mereció ser declarado “el Libro del año” por HILIAR.
En 1979 y acompañado por su hijo el Dr. Oswaldo Barrera Enderica editó el tomo IV “Dolor precordial, insuficiencia renal, acceso cerebral y diagnóstico de comas” en 143 págs. el 81 dieron a la luz el V “Conferencias de Clínica Interna” con cefalías, esplenomegalias, tumoraciones en el hipocondrio izquierdo, anemia hemofílica” en 156 págs. el 83 apareció “Criterios Terapéuticos” donde trata sobre hematurias, escalofríos solemnes, distrofias musculares, tumores del hemiabdómen interno, etc., describiendo por primera vez en el Ecuador la enfermedad de Gilbert, en 15 págs.
Entonces y habiendo llegado al sexto tomo, se dijo; “Es tiempo de que lance uno para el público” y salió “El vendedor de Salud” en 112 págs., con experiencias y consejos, dentro de la línea de la Medicina Humanizada.
El 87 finalmente apareció el tomo VII sobre “Vértigo y enfermedad trombógena cerebral” en 118 pags. Desde 1978 hasta el 82 desempeñó la vicepresidencia de la Sociedad Ecuatoriana de Gastroenterología. El 81 fue electo Vicepresidente de la Confederación de Salubridad y Asistencia, fue miembro del Comité organizador del Congreso Médico del Hospital General y el 82 ascendió a la Vicepresidencia.
En 1983 realizó las labores de Coordinación del Departamento de Docencia e Investigación del Hospital General. El 84 dictó el Curso de Diagnóstico y Tratamiento en Medicina Interna y le eligieron miembro del Comité editorial de la revista de la Federación Latinoamericana de Parasitólogos, asistiendo al Curso Ecuatoriano de Radiología.
“Basándose en los trabajos de Masugi, desde el 50 sostuvo que la Glomerulonefritis representa un fenómeno antígeno anticuerpo con producciones de histamina local y efectuó tratamientos con éxito a pacientes con glomerolopatías, usando antihistamínicos. En 1981, en su libro V, indicó que ciertos elementos son capaces de generar prostaglandinas y otras sustancias que favorecen la adhesión plaquetaria, responsable de la trombosis cerebral y del infarto del miocardio. En el tomo III del 78 sostuvo que la artritis reumatoide y otras colagenopatías podrían tener su origen en una respuesta articular a alimentos que cotidianamente se ingieren”.
Barrera Sosa estaba considerado uno de los mejores clínicos del país por lo acertado de sus diagnósticos y tratamientos, por eso su clientela era extensa y su consulta se prolongaba hasta altas horas de la madrugada. Además, sus textos, ayudaban al estudiantado. Desde los años 60 y siguiendo la escuela europea usaba Trafílol en los tratamientos de pancreatitis aguda, los americanos creían lo contrario. Ahora han aceptado sin embargo al Trafílol reduciendo la mortalidad del 25% a sólo el 7%.
De estatura mediana tez trigueña, ojos y bigotes negros, faz tranquila, mirar inteligente, todo él acusaba una dedicación total a la ciencia médica en la que tantos triunfos alcanzaba dentro y fuera del país, pero en 1990 se le agravó una antigua dolencia a los riñones y sufrió serias complicaciones que lo mantuvieron enfermo en casa y falleció el domingo 20 de Enero de 1991 de solo 69 años de edad.
Por sus constantes investigaciones, por sus textos y por sus éxitos como Clínico está considerado uno de los más notables médicos guayaquileños de todos los tiempos.