CLINICO. Nació en la hacienda “Bodeguita” propiedad de propiedad de su padre en la jurisdicción del cantón Yaguachi y fue inscrito en Guayaquil el 11 de Marzo de 1918. Hijo legÍtimo de Jorge Luis Auz García, agricultor y comerciante y de María Inés Landázuri Gómez, guayaquileños.
Siguió estudios en la escuela de los Hermanos Cristianos y los secundarios en el Vicente Rocafuerte donde se graduó de Bachiller en 1937. Entonces se matriculó en la Facultad de medicina de la U. de Guayaquil y durante los siete años obtuvo el premio “La Filantrópica” por ser el alumno más distinguido, pues “supo abrazar la medicina con fervor de Iluminado”.
En 1942 triunfó en el concurso de Clínica interna Julián Coronel. El 43 ganó el Concurso de Clínica Terapéutica organizado por el Dr. Juan Tanca Marengo, el Tribunal estuvo integrado por el propio Tanca, Jorge Hurel Cepeda y Julio Salem Dibo. Después hubo una reunión social en el chalet de Tanca quien le entregó el premio consistente en un libro de Medicina de Manquad.
En agosto de ese año fue designado profesor accidental de Psicología en la Sección Química Biológica del Rocafuerte con S/. 420 mensuales de sueldo. En septiembre fue ayudante del Departamento de Rayos X en la U. con S/. 150 donde trabajó con el Dr. Juan Verdesoto. En junio del 44 fue nombrado director del departamento Médico del Vicente Rocafuerte por el Rector Ing. Fulton Camacho Navarro y ejerció el Internado en el Hospital General previo concurso de méritos.
Su tesis doctoral tituló: “Tratamiento del Paludismo” fue calificada con la nota máxima, el 29 de diciembre de 1945 recibió el doctorado y el Premio Contenta y en la recientemente fundada revista “Ciencia y Vida” publicó “Nuestro azote el paludismo”.
La sociedad “Anglo Ecuatoriana Oil Field” le concedió por concurso una beca de especialización en “The Royal Society Of Tropical Medicine” de Londres, donde tuvo de profesores a Manzon Bahr Jr. y a Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, antibiótico que estaba revolucionando la medicina mundial.
En febrero de 1947 volvió a Guayaquil, fue designado miembro Médico del Tribunal de Menores con S/.700. Casi enseguida ocupó la Presidencia del Tribunal y el 48 pasó a dictar la cátedra de Patología Interna en la U. mas, a fines de año, regresó a Inglaterra y entró al “London School of Higiene and Tropical Medicine” y siguió varios cursos hasta lograr el masterado en esa especialización.
En 1949 participó en el Congreso Mundial de Medicina Interna celebrado en Londres, luego se trasladó a España ayudado por el “Hospital provincial de Madrid” a estudiar enfermedades del tubo digestivo durante dos años y medio, con profesores de la valía de Carlos Jiménez Días, considerado el primer internista de Europa y Gregorio
Marañón, Humanista y endocrinólogo. En octubre del 51 asistió al IV Congreso Médico Quirúrgico de Patología del aparato digestivo en Madrid.
En Londres había contraído matrimonio pero su esposa enfermó y fue internada en un hospital psiquiátrico, jamás vino a Guayaquil, en la capital británica nació su hija única María de Lourdes Auz Delahunt.
En 1952 figuró nuevamente en su cátedra universitaria y ejerció como profesional. Su amiga Lourdes Ponce Luque de Crawford lo presentó al presidente Velasco Ibarra a quien comenzó a tratarle una vieja dolencia al riñón.
Con los años fueron profundizándose los lazos de amistad con Velasco y su esposa, quienes los vivían invitando al Palacio y se resentían cuando no les aceptaba. Existe una curiosa colección compuesta de ochenta y siete telegramas que revelan rasgos muy cordiales, algunos son de felicitación, en otros solicita Velasco sus servicios y no faltan los que contienen afectuosos reproches por olvidos o inasistencias a convites palaciegos en los que el Presidente era tan cumplido y protocolario. Más que un magistrado, Velasco se revela como el amigo afectuoso, protector y paternal.
En 1952 fue designado Médico jefe de la Sala San José en reemplazo de su maestro el Dr. Juan Federico Heinert que acababa de morir; en enero de 1953 ocupó una de las vocalías en el Instituto Nacional de Previsión y en marzo ascendió a profesor principal de Clínica Interna y Terapéutica del V Curso de la U. de Guayaquil con S/. 1.500 en lugar del Dr. Luis Felipe Cornejo Gómez quien también había fallecido.
En 1955 fue de los primeros médicos en Sudamérica en atreverse a afirmar por la prensa que el cáncer se podía curar si se lo diagnosticaba a tiempo. Ya había fundado y presidido las Sociedades de Gastroenterología y de Medicina Tropical en Guayaquil y editó “Pruebas Funcionales Hepáticas” en 6 págs.
En 1957 el ex Presidente Juan de Dios Martínez Mera, que era su paciente y presidía el directorio del Banco Territorial, le hizo conceder un préstamo de S/. 300.000 destinado a compra de solar y construcción de un edificio de hormigón armado de tres pisos altos en P. Icaza entre Boyacá y Escobedo, después le amplió el cupo crediticio.
En 58 presentó un estudió al Congreso de PAMA sobre el cáncer al estómago. En junio pasó a desempeñar la cátedra de Patología Interna con S/. 1.800, en 1962 fue miembro del Núcleo del Guayas de la C.C.E. por la sección de Ciencias Biológicas.
Ya era una personalidad científica y social pues a su consultorio concurría numerosísima clientela, también se le conocía como el médico de los ex Presidentes de la República.
En noviembre del 64 recibió el diploma Honoris Causa del “Achivum Internationale Gastrooentelogia”. En 1966 investigó veinte casos de leptospirosis interohemorrágica con comprobación en hermocultivos e inmunología realizados en Atlanta y Buenos Aires. Igualmente descubrió en uno de los pacientes de su sala un absceso al hígado provocado por el parásito “Balantidium colí”, considerado el primer Caso en la literatura mundial, según lo manifestó en la sesión anual de la “Panamerican Asociation of Guayaquil (PAMA) y en el Congreso de Gastroenterología celebrado en Punta del Este (Uruguay).
En 1976 el presidente Otto Arosemena Gómez, su paciente por años, le ofreció el Ministerio de Salud Pública, que Auz rechazó cortésmente por no ser político. Ese año le fue impuesto su nombre a la Escuela Fiscal No. 179 de Guayaquil.
Por este tiempo su horario era rígido y extenuante, comenzaba con su visita a la Sala San José, después dictada clases en la Universidad y concurría a los domicilios. A las dos de la tarde almorzaba y desde las tres comenzaba sus consultas que se prolongaban hasta las primeras horas de la madrugada, los domingos casi siempre recibía llamadas de urgencia, de suerte que no tenía descanso. Ritmo de trabajo tan agotador minó su salud y en 1986 sufrió la rotura de un divertículo y viajó gravísimo a operarse en Miami con perintonitís; mas, su fortaleza física le permitió recuperarse rápidamente, entonces Velasco, que acababa de triunfar en las elecciones presidenciales, le solicitó que aceptara el desempeño de la cartera de Salud Pública, que Auz volvió a rechazar por las mismas razones que en la ocasión anterior. El 69 fue médico de Gabriela Mistral en New York, a quien trató de una fuerte afección a la laringe con motivo de su visita a New York y de ser portador de un saludo de las damas intelectuales de Guayaquil, y lo acompañó el embajador José Vicente
Trujillo.
Esa fue, quizá, su mejor época; estaba joven y nuevamente sano, trabajando en bien del prójimo, su figura brillaba en los círculos científicos a la par que en las reuniones sociales pues se daba tiempo para cumplir con todos y por eso se lo calificó de médico “sabio, humanistas y humanitario”.
En septiembre de 1970 la Municipalidad de Guayaquil acordó otorgarle la Medalla al Mérito Científico; pero los sucesos de la dictadura, que llevaron al traste a la administración del alcalde Francisco Huerta Montalvo, impidió la entrega de condecoraciones. Sin embargo, una de las sociedades médicas más caracterizadas de Guayaquil, le entregó un diploma con motivo de haber merecido tan significante presea.
La Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas y otras sociedades médicas solicitaron al Presidente de la República la concesión de la Orden Nacional al mérito por su brillante hoja de servicio a la comunidad, al cumplir sus Bodas de Plata Profesionales. Horas antes de la solemne ceremonia, sufrió una violenta caída de escaleras y gravísimas lesiones al cerebro, fue operado de urgencia por el Dr. Gilberto Martínez Carrión, quien practicó una trepanación, absorbió los coágulos formados y pudo recuperarse.
Vivía frugalmente y de pequeños sueldos, así como de los arriendos que producía su casa, cuya hipoteca había terminado de pagar el 67 con sus honorarios.
Por años renunció a cobrar el sueldo del Hospital y como tampoco cobraba las consultas, algunos clientes agradecidos se manifestaban generosamente; así, la familia Estrada, le donó un terreno en Playas donde construyó una villa. Luis Femando Gómez Icaza le dejó un valioso terreno en Entre Ríos. El Ing. Alfonso Andrade Ochoa, de la Mercedes Benz, le cedió en 1970 un vehículo para su transporte y sólo tuvo que pagar la traída al país.
Después de su condecoración fue agasajado por la ciudadanía en el Club de la Unión en acto ofrecido por su amigo Raúl Clemente Huerta. Entonces se dijo que tenía un ángel en su personalidad, que le abría todas las puertas por donde transitaba y eras verdad ya que su gran presencia física, unida a su talento, conocimientos profundos y un don de gentes casi inexplicable, le hacían un sujeto especial.
En Julio del 71 fue electo Secretario del XIII Congreso Médico Panamericano de Gastroenterología celebrado en Punta del Este. El 72 falleció su madre. Velasco viajó a Guayaquil con miembros de su Gabinete y presidió el sepelio. Su esposa doña Corina, le vivía invitando a cenar en Palacio y en alguna ocasión que Jorge Luís no pudo, por compromisos previos, le llamó por teléfono y lo puso al habla con el Presidente, quien le rogó que deje todo y no les prive del placer de su agradable e importante compañía.
En 1975 recomendó el uso del “Yonit” producto de la Casa Moescht- Eteco S.A. en el tratamiento de la uncinariasis como medicamento de alta eficacia en la erradicación de ese parásito que constituye un verdadero flagelo en el país.
En 1976 fue designado Vocal del Directorio de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (SOLCA) y al año siguiente ocupó la presidencia de dicha institución siendo electo tiempo después su Presidente de Honor y Vitalicio.
En 1978 fue operado de un adenoma benigno en la próstata por el Dr. Eduardo Ortega Moreira, con espléndidos resultados. En noviembre del 85 sufrió un infarto que lograron controlar el Dr. Joffre Lara y el Dr. Agustín Loor Argote, posteriormente viajó a Houston donde fue atendido por los Dr. de Backey, Noon y de la Rosa.
De regreso continuó con su consulta en el Hospital en la mañana, ya no visitaba a domicilio. Entre sus investigaciones más notables aún se recuerda el tratamiento con Bitin-s (bithiniol), para curar la paragoniasis pulmonar, enfermedad que fue descubierto por su profesor Juan Federico Heinert. Dicho medicamento existía en el Japón y pudo conseguirlo con la Intervención del Cónsul Richard Moss. La curación de la Strongyloidiasis, parásito también descubierto por el profesor Heinert y cuya curación sólo fue lograda años después por Auz y Leoncio Andrade Jaramillo.
En el año 1985, durante el VII Congreso Latinoamericano de Parasitología y Medicina Tropical que presidiera el Dr. Ramón Lazo Salazar, se exaltó las figuras señeras en la investigación de la Medicina tropical de las principales ciudades del país en las personas del Dr. Luis A. León por Quito, Julio Álvarez Crespo por Cuenca y Jorge
Luis Auz por Guayaquil. Sus últimos años fueron felices, viviendo con su hermana viuda de Maino y asistiendo siempre a su consulta, hasta que en forma intempestiva, sin previo aviso, cuando nadie los esperaba ni él lo temía, llegó a su fin el día martes 12 de Diciembre de 1990, a la seis de la mañana, tranquilamente, de paro cardiaco, en el interior de su villa en el Barrió del Centenario y fue velado en el Paraninfo de la Universidad con gran acompañamiento, ese mismo día, sin que faltara nadie, pues la noticia de su deceso se había regado como pólvora.
Jorge Luis, con su conversación poblada de anécdotas y rica en giros y expresiones, contaba que en alguna ocasión su vecino Francisco Arízaga Luque en el Barrio del Centenario, había estado esperando que llegara del consultorio para solicitarle una receta y como Auz se demorara demasiado optó por acostarse; a la mañana siguiente le obsequió un reloj de pared grande y fuerte diciéndole “te mando este reloj para que veas las horas, pues tú sales de tu casa muy temprano y solo vuelves del consultorio al día siguiente.”
Hablando de ética profesional refería el caso del paciente Francisco Lascano que lo atendió en junta con el Dr. Luis Felipe Cornejo Gómez, diagnosticando dolencia intestinal y prescribiendo sulfaguanidina. El Dr. Cornejo le sugirió que agregare las inyecciones de quinina que había prescrito el médico anterior que había tenido que ausentarse de la ciudad, entonces Auz preguntó al profesor Cornejo que con qué objeto la quinina y el Dr. Cornejo me miró y dijo: La ética médica nos obliga a mantener la prescripción anterior inocua del colega ausente y agregar la nuestra que es la indicada. Definitivamente Jorge Luis fue el médico por antonomasia, nunca quiso ser otra cosa más que Médico, en entrega total al servicio de sus semejantes, curando o aliviando por igual a los poderosos en sus mansiones y a los humildes en el Hospital y unos y otros llegaron a ser sus amigos de verdad.
Mas allá de sus cualidades oratorias, algún secreto y singular atributo llevaba muy dentro; los allegados y amigos que deseaban exaltar la figura de colegas confiaban en él para que interpretara fielmente lo que ellos sentían. Tenía, pues, un especial carisma que infundía respeto y le hacia ganar voluntades y corazones.
Alto, fuerte y de faz agradable, ojos negros y rasgos regulares. Su trato cortés y cortesano le hacía amado de las mujeres. “Fue de los clínicos más eminentes de la república y de los más cargados de conocimientos médicos moderno con todas las buenas condiciones de los antiguos” y tuvo finura en el Alma. Condición rarísima en los seres humanos y peor aún en los seres ocupados. Fue, en su tiempo el médico de mayor clientela en Guayaquil, practicando la medicina general clínica con singular acierto y éxito sin precedente.
Su amiga la poeta María Eugenia Puig le dedicó el siguiente bellísimo soneto. // Jorge Luis Auz // “Como pasa la vida tan volando / Cómo viene la muerte, tan callando” / Jorge Manrique.
Para él, no debió surgir la muerte. Su undívago mirar, su voz, su paso, luciéronle un dios griego, con su raso. Para él, no el fin. ¡Nunca la muerte! // Todo está en él vivo. Y se advierte que venció la impotencia y el acaso. Jorge Luis es el vino y es el vaso para brindar por él, sobre la muerte. // Porque no ha muerto. él es redivivo. Como el pan, Como el vino de su altar. Buscadlo en la estrella y en la mar. Amarle en toda parte, es lenitivo. Recordarle, del vasto y llano suelo, ¡Es robarle un pedazo de su cielo! //