ENCARGADO DE LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA. Nació en Quito en Marzo de 1797 y fue bautizado el 20 de dicho mes. Hijo legítimo de Joaquín de Arteta y Larrabeitia, comerciante guayaquileño, de la primera distinción social, Corregidor de Otavalo, miembro del partido realista entre 1809 y 1820, esposo de Leonor Calisto y Muñoz, quiteña, igualmente realista.
Miembro de una larga familia compuesta de dieciséis hermanos, inició sus estudios en el Seminario de San Luís. Excelente alumno, solía intervenir en diferentes actos literarios, ganó una Beca, fue Bedel de Casa y Secretario del Colegio. Siguió con lucimiento la carrera de Abogado en la Universidad de Santo Tomás y el 27 de febrero de 1819 se graduó de Bachiller en Derecho Civil y Canónico. En 1820 formó parte del Cabildo quiteño como Alcalde de la Santa Hermandad y contrajo matrimonio con Josefa Jijón y Vivanco en quien tuvo cinco hijos. Ella fallecería en 1834. El 21 fue Procurador Síndico y Conciliario de su Universidad, hacía la pasantía profesional en el estudio de su maestro José Fernández – Salvador y López y después en los despachos de los Dres. Agustín García y Salvador Murgueitio. A principios del 22, agonizando la colonia, fue electo Regidor y tras la batalla del Pichincha, cuando el Libertador Bolívar hizo su ingreso a Quito, se puso a sus órdenes y fue nombrado Capitán de Milicias. Meses más tarde le eligieron
Diputado al Congreso de Bogotá pero se excusó por tratarse de un viaje muy largo y prefirió salir en campaña con las fuerzas del General Bartolomé Salom para batir la guerrilla realista capitaneada por el Coronel Agustín Agualongo, levantado en armas en Pasto. Durante la campaña de 1823 fue Gobernador de Túquerres y regresó en diciembre para su investidura de Abogado el día 24 de ese mes. El 21 de octubre de 1824 casó el entonces Coronel Juan José Flores, Intendente del Departamento de Quito, con Mercedes Jijón y Vivanco y pasó a ser concuñado de Arteta, acercándole a su partido.
El 25 fue Procurador de la Universidad, Alcalde del Crimen y Juez de Letras.
El 26 vivió en Guayaquil donde tenía numerosa parentela, dedicado a la enseñanza de Jurisprudencia Civil y Canónica y fue partidario de la dictadura de Bolívar, quien le nombró Ministro de la Corte Superior de Quito. El 27 fue miembro de la Academia de Emulación, ascendió a Vicerector de la Universidad y a la cátedra de Derecho de Gentes que mantuvo por muchos años.
A finales de 1829, al conocerse en Quito la separación de Venezuela de la Gran Colombia, sirvió de correo entre Flores y el General José María Obando, Gobernador del Departamento del Cauca.
El 13 de mayo de 1830 Flores consiguió la separación del Distrito del Sur, de suerte que finalizó la gran obra del Libertador Bolívar. En la lista de los prestantes ciudadanos que suscribieron dicha Acta estuvo Arteta, pero enterado el General Sucre de la situación política imperante en Quito, abandonó la presidencia del Congreso Admirable a fin de dominar lo que, a su juicio, consideraba una insurrección, sinembargo en mitad del trayecto a esa capital fue alevosamente asesinado el 4 de Junio en las selvas de Berruecos. El crimen quedó largo tiempo en el misterio por las implicaciones políticas que trajo aparejadas.
En agosto concurrió a la Asamblea. Nacional reunida en Riobamba, fue electo Secretario, se dictó la primera Constitución y Flores fue designado Presidente por cinco años. Nuevamente Diputado para el Congreso del 31 se opuso a la calificación de los funcionarios y empleados públicos como Senadores y Diputados y se ocupó de la promulgación de un Código Civil. Se presentó el Napoleónico y ello originó discusiones interesantes pero pareciendo grave el problema se lo pasó a una comisión integrada por Arteta, Pedro Manuel Quiñónez, Luís de Saa y Pablo Vásconez para que presente un proyecto a la siguiente legislatura. La comisión prefirió el Código francés, ya aceptado por Bolivia, pero los legisladores no se pusieron de acuerdo en 1832 y nada se resolvió.
En el Congreso del 32 conformó con el Dr. José Félix Valdivieso la representación del Ecuador ante los delegados de la Nueva Granada, José Manuel Restrepo y José María Estévez, Obispo de Santa Martha, para las discusiones sobre la secesión de Pasto y Popayán. Las conferencias se celebraron en Ibarra y Quito, pero al alegar el Ecuador el Uti Possidetis Juris no se llegó a ningún acuerdo. Posteriormente se reunió con los Generales Obando y Posada Gutiérrez que habían ocupado Túquerres y Pasto, fijando la frontera en el río Carchi.
Era uno de los más conocidos políticos del país. Ese año asistió nuevamente al Congreso, obtuvo la designación de su hermano Nicolás Joaquín para ocupar el obispado de Quito y se opuso a la concesión de las Facultades Extraordinarias al ejecutivo, pero no hizo causa común con el Partido Nacional ni protestó por los asesinatos de los miembros de El Quiteño Libre. Durante la revolución de los Chihuahuas conformó el grupo floreano que gobernó en Quito durante la prolongada ausencia del presidente Flores en la costa y cuando se proclamó la Jefatura Suprema de su amigo el Dr. José Félix Valdivieso, Jefe del nuevo Partido Nacional, se retiró de toda actividad.
Tras la batalla de Miñarica en febrero del 35, donde triunfaron los nuevos aliados Flores y Rocafuerte, asistió a la Asamblea Nacional Constituyente reunida en Quito, que eligió Presidente de la República a Vicente Rocafuerte. Este no tenía un buen concepto de Artera, a quien consideraba un burócrata “que desempeña nueve puestos a la vez y en ninguno hace buen papel”; sin embargo, el 36 le encargó el ministerio del Interior y Relaciones Exteriores por pocas semanas. En mayo del 35 casó por segunda vez con Josefa Villacís Maldonado, que falleció de un mal parto a los onces meses sin dejar descendencia. El 25 de diciembre del 36 contrajo terceras nupcias con su sobrina carnal Juana de Arteta y Garzón y tuvo hijos de este enlace.
En el Congreso del 39 ocupó la presidencia del Senado. Hacia 1840 habitaba con su larga familia una enorme casa en la actual calle García Moreno. En la Asamblea Nacional Constituyente del 43 representó a la Provincia de Imbabura, se opuso a la revisión completa de la Constitución, demostrando tener buen criterio cuando votó por una simple reforma, pero triunfó la mayoría y se aprobó una Constitución que ha pasado a la historia con el nombre de “Carta de Esclavitud” pues se institucionalizaba la presidencia vitalicia para el General Flores, con períodos presidenciales de seis años y derecho a reelección. Entonces fue candidatizado a la Vicepresidencia de la República por el grupo de asambleístas moderados con ideas liberales; sinembargo el influjo de Flores hizo que saliera electo el Dr. Francisco de Marcos y Crespo, Diputado por Guayaquil.
Durante los períodos floreanos había desempeñado la Contaduría General de Rentas del Estado, después llamada Tribunal de Cuentas y hoy Contratoría General, pero al estallar la revolución del 6 de marzo de 1845 y caer el régimen, tuvo que renunciar. La Convención Nacional reunida en Cuenca dispuso que la Junta de Gobierno formada por Olmedo, Roca y Noboa (su primo hermano por Arteta) le confinara a una de las poblaciones de la Provincia de Loja pues se temía su influencia ante el Gobierno de la Nueva Granada para un rompimiento de relaciones con el del Ecuador, pero la orden no se cumplió porque casi enseguida fue revocada.
En 1846, ante las alarmantes noticias que llegaban de España anunciando una próxima invasión floreana, se curó en sanidad y para evitar un nuevo confinio pidió pasaporte y salió a Piura donde residió cerca de un año.
El 47 el Congreso le nombró Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia y el 49, cuando los candidatos presidenciales General Antonio Elizalde y Diego Noboa no lograban alcanzar las dos terceras partes de los votos en la Convención, formó parte del grupo político quiteño que empezó a votar de tal forma que impedía la mayoría, para que el mando supremo fuere encargado al Vicepresidente de la República, Manuel de Ascázubi Matheu, como efectivamente ocurrió. En ese efímero mandato fue electo Presidente de la Corte Suprema y la juventud quiteña le escogió como Protector o Mecenas de la Sociedad de Instrucción Literaria.
El 2 de marzo de 1850 se conoció el golpe de estado dado en Guayaquil y la proclamación de la Jefatura Suprema de Diego Noboa. Entonces firmó una Protesta más bien simbólica pues el 10 de junio siguiente también suscribió el Acta de Pronunciamiento a favor y cuando Noboa entró en Quito le recibió con un caluroso discurso de bienvenida. En 1850 fue reelecto Ministro Juez de la Corte Suprema por la Convención Nacional. Meses después firmó con otros caballeros quiteños una Exposición dirigida al Presidente Noboa, por cuanto el gobierno neogranadino del General Hilario López, amenazaba desatar un conflicto armado, por haber acogido en nuestro territorio a los jesuitas, expulsados de ese país.
Caído el Presidente Noboa el 51, ascendió al poder el General José María Urbina. Entonces se produjo la invasión floreana al golfo de Guayaquil que terminó en un absoluto fracaso. La República se alarmó con este hecho de armas, hubo persecuciones y Arteta tuvo que ausentarse a vivir en Cuenca y en otros lugares, quedándose sin funciones por primera ocasión en su larga trayectoria de hombre público.
El 52 abrió en Quito su estudio de abogado.
El 1 de mayo de 1859 Gabriel García Moreno formó un Triunvirato en Quito, escogiendo a Jerónimo Camón Palacios por Cuenca y a Pedro José Arteta por Quito y siendo éste el único de los triunviros que se hallaba residiendo en la capital, debía encargarse del poder; mas, al saber que los Jefes suplentes le rechazaban por su condición Concuñado del General Flores, de tuvo que excusarse al día siguiente y le reemplazó Pacífico Chiriboga.
El 24 de septiembre de 1860 García Moreno y Flores tomaron Guayaquil. Enseguida García Moreno entró en Quito y convocó a una Convención Nacional que se instaló en 1861 en esa capital. Arteta concurrió como Diputado por Pichincha, después fue Consejero de Estado y Ministro de la Corte Suprema hasta el final del gobierno el 65. Un año antes, al negarse el Dr. Antonio Borrero y Cortázar a ocupar la Vicepresidencia de la República, había terciado con el Dr. Rafael Carvajal para llenar esa vacante, pero este último resultó electo.
El 67, fallecido el General Flores y acallados los odios contra su partido, fue designado por mayoría de sufragios para el desempeño de esa segunda magistratura, acompañando al presidente Jerónimo Carrión durante algunos meses, empero, la ruda oposición del Congreso al Ministro del Interior, Manuel Bustamante, yerno de Carrión, hizo que el primer magistrado renunciara el 6 de noviembre.
Al día siguiente el Congreso encargó la Presidencia de la República interinamente a Arteta y haciendo excepción de Bustamante, gobernó con los mismos Ministros de Carrión por espacio de dos meses; pues, convocadas las elecciones, triunfó el Dr. Javier Espinosa Espinosa, que asumió el mando supremo el 20 de Enero de 1868 y fue uno de sus más cercanos colaboradores desde la presidencia del Consejo de Gobierno, funciones que desempeñó hasta la madrugada del 16 de Enero de 1869 en que cayó el régimen frente a la inicua revolución de García Moreno, de quien no fue colaborador.
Mientras tanto se desempeñaba como Presidente por dos períodos de la Congregación de los Caballeros de la Inmaculada, fundada en junio de 1868 por el Padre Enrique Terenziani, S.J. “para que los hombres notables entraran en comunicación con Dios y se prepararan a la vida cívica o de gobierno”, lo que en otras palabras significa una abierta intromisión clerical en la vida política de la República. Su biógrafo el Dr. Julio Tobar Donoso anotó de esta última etapa de su vida que transcurrió en apacible penumbra, en el siempre honesto hogar, último testigo de sus mejores virtudes, de sus más puros ejemplos. La muerte le sobrevino de improviso y por infarto durante el transcurso de una fiesta familiar, la noche del 24 de agosto de 1873, en Quito, de setenta y seis años de edad. La Oración Fúnebre corrió a cargo del padre Vicente Cuesta. Dejó entre otros bienes la hacienda San Agustín y la quinta San Nicolás de la Granja muy cercana a Quito.
Era de mucha concisión cuando tomaba la palabra, parco en todo y de estructuras rígidas. Su conjunto noble y agradable. Conservador de ideas por influencia de sus familias paterna y materna, realistas a ultranza en la época de la independencia, y por su hermano el Obispo, que a juicio de monsieur de Mendeville, Ministro de Francia en Quito, era un sacerdote privado de todo talento, quizá por eso mismo nuestro biografiado fue devoto y hasta fanático.
En lo físico, de mediana estatura, algo grueso, de andar mesurado y airoso. La cabeza bien proporcionada, cubierta de pelo obscuro que invariablemente terminaba en bucle y le cubría parte de la oreja. Frente no espaciosa, con entradas apenas perceptibles, ojos pardos de regular tamaño y mirada apacible, nariz corva y abultada.