ARTETA GARCIA CARLOS ALBERTO

MEDICO. Nació en Quito el 27 de Junio de 1877 y fueron sus padres legítimos José María Arteta y Arteta y María Elena García Carrión, quiteños. Recibió las primeras letras en la escuelita de su pariente por la rama de García, Obdulia Quevedo Alava en el centro de Quito y tuvo por compañeros a Francisco Cousín y a Juan Espinosa Acevedo, luego pasó al Cebollar de los Hermanos Cristianos y por cambio de domicilio finalizó en la escuela de la Santa Engracia del pedagogo Daniel Enrique Proaño.

Siguió íntegramente la secundaria con los jesuitas en el San Gabriel hasta
recibirse de Bachiller en Humanidades Clásicas tornándose liberal con la revolución del 95. Al año siguiente ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Central, trabajó como alumno externo en la Sala de la Virgen del Hospital de San Juan de Dios y de Interno y único Ayudante de Cirugía del Hospital Militar bajo la dirección del Dr. Alejandro S. Melo especializado en la U. de Paris, pero se desanimó de esas prácticas y fue preciso que su padre le hiciera jurar en su lecho de muerte que sería médico, para que retomara la carrera con gran empeño, licenciándose en Marzo de 1903 con cinco primeras y se doctoró en Junio con magníficos exámenes que merecieron los votos de muy saliente. Era un joven brillante y cultivaba las ciencias naturales, especialmente la Botánica.

En 1905 figuró entre los fundadores del diario liberal “La Linterna” con el Coronel Octavio Icaza García, Alberto Guerrero Martínez, Manuel María Borrero, Carlos V. Coello Salvador, Alejandro Matheus y Nicanor Guarderas, actuando de cronistas Francisco Guarderas Pérez y Rafael Arteta García.

En 1907 fue designado profesor titular por el Consejo Superior de Instrucción Pública en el nuevo Plan de Estudios Universitarios, trabajó de ayudante del profesor de Bacteriología Dr. Ricardo Ortíz y como Médico de Higiene Municipal, Policía y Cárceles.

En 1908 casó con su prima Maria Teresa Rodríguez Arteta. En 1909 exaltó la memoria del padre Luis Sodiro con motivo de su fallecimiento y deseoso de innovar el atraso imperante en el ambiente médico, que no reconocía especialidades y todavía practicaba la técnica de los antiguos herbolarios, sustituyó al poco tiempo a su suegro el Dr. Rafael Rodríguez Maldonado, que se jubilaba, en las cátedras de Terapéutica y Clínica Médica.

En 1911 participó activamente en las elecciones presidenciales fundando un Comité estradista y para la revolución del 11 de agosto de ese año acompañó al General Eloy Alfaro y a sus hijos Olmedo y Colón Eloy, del Palacio Presidencial hasta la legación de Chile en una esquina de la plaza de la Independencia, pasando por el medio de una multitud enardecida que quería lincharlos.

Durante el corto período de Emilio

Estrada figuró en la terna al rectorado del Instituto Mejía, presidió la Junta Nacional de Beneficencia que administraba la maternidad de Quito y los servicios hospitalarios. Con tal oportunidad realizó importantes cambios, organizando una mejor atención, especialmente a las parturientas. En 1912 presentó un Informe muy completo y terminó un texto de “Botánica Médica.”

En 1913 fue de los fundadores de la cátedra de Psiquiatría en la Facultad de Medicina y ejerció la psiquiatría en el Hospicio y el Manicomio. El 14 figuró entre los miembros de la Cruz Roja Ecuatoriana. En 1915 concurrió al I Congreso Médico Ecuatoriano en Guayaquil que tuvo especial resonancia en el país porque fue la primera oportunidad que tuvieron los médicos ecuatorianos de reunirse para intercambiar opiniones.

En Guayaquil se fundó la Sociedad Médico Quirúrgica y Arteta García presentó como ponencia “Psicopatología del Pensamiento” dentro de la línea de su especialidad. Entonces se conocía a los Psiquiatras con el término muy genérico de “Alienistas” y a los dementes se les decía “locos o alienados”, ahora son enfermos mentales.

El 16 editó “Fisiopatología del pensamiento” en 24 págs. El 18 intervino en el homenaje que se rindió en Quito al médico japonés Hideyo Noguchi.

Su carácter alegre, su mirada espontánea y la amplitud de su sonrisa le hacía uno de los personajes más populares de la capital, por eso era buscado para convites y saraos. En 1914 había versificado en la despedida de solteria que sus colegas brindaron al Dr. Isidro Ayora Cueva antes de su matrimonio con Laura Carbo Núñez.

En 1920 fue Presidente del Comité organizador de las colonias escolares que llegaron a funcionar, aunque por corto tiempo, en Macuchi. Ese año fue designado por el Presidente Tamayo para las funciones de Primer Secretario de la Legación en Venezuela, que no pudo desempeñar porque prefirió el decanato de la Facultad de Medicina.

En 1922 concurrió como Delegado oficial del Ecuador al VII Congreso Médico Latinoamericano en La Habana en compañía del Dr. Alfredo

J. Valenzuela Valverde que viajó por Guayaquil. Fue su ponencia “Un caso de Psicastenia”, Al regreso tomó la palabra en el homenaje rendido a la memoria del Dr. Mariano Peñaherrera. Poco después ejerció la gobernación del Pichincha por cortos meses.

En 1923 aparecieron sus “Conferencias y Discursos” en 87 págs. con trabajos bio – bibliográficos sobre el padre Sodiro y el Dr. Peñaherrera. Ese año editó “Estado actual de las Neurosis” como capítulo de una obra que preparaba a sus alumnos y que aún permanece inédita y concurrió a la Asamblea del Partido Liberal donde se discutieron las candidaturas presidenciales de Gonzalo S. Córdova y Enrique Baquerizo Moreno; sin embargo, el problema mayor fue la posición doctrinaria de las juventudes que iban pasando hacia el socialismo. Arteta intervino varias veces con sus compañeros de Pichincha, Luis Napoleón Dillón – que los comandaba – Julio Enrique Moreno, Manuel María Sánchez, José María Pérez Echanique.

Entre el 22 y el 24 tuvo a su cargo la cátedra de Medicina Legal que renunció cuando el Presidente Córdova le envió de Cónsul General del Ecuador en Italia, a perfeccionar sus conocimientos psiquiátricos y neurológicos con el célebre profesor Eurico Morselli, cuyas prácticas realizó en el “Hospital Psiquiátrico de Quarto” en Génova.

En 1925 regresó a dar nuevos rumbos a la Psiquiatría, Neurología y Medicina Legal; sus clases eran dictadas en el Manicomio, en el Anfiteatro y en el Panóptico respectivamente. Julio Endara fue uno de sus más aprovechados alumnos. Con ellos ingresó el Ecuador a la moderna comprensión de los problemas del cerebro.

En 1928 volvió a residir en Génova con su esposa e hija Aída y cuando el célebre inventor Guglielmo Marconi pasó por la bahía de esa ciudad en su yate Electra, le fue a visitar con su familia y varios miembros del Cuerpo Consular latinoamericano. Años después rememoraría esa experiencia en una hermosa crónica escrita en Roma. En 1930 fue delegado del Ecuador al VII Congreso Internacional de Historia de la Medicina.

En 1931 volvió a Quito pero el 32 radicó definitivamente en Roma y su hija contrajo matrimonio con un caballero italiano. Como Cónsul ad – honorem en la capital de Italia desempeñó una Consejería de nuestra Legación y presidió la Asociación Consular de dicha capital.

En 1935 fue Delegado del Ecuador al IV Congreso Internacional de las Asociaciones de los Hospitales de Roma. De allí en adelante vivió tranquilamente viendo crecer a sus nietos en la Ciudad Eterna. En los 40 se aguantó las incomodidades de la II Guerra Mundial, que soportó con gran paciencia.

En 1952 apareció en las Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de Guayaquil su artículo sobre “Patología de la Meretriz” en 61 págs. pues seguía con creciente entusiasmo el progreso de las ciencias y era un diletante más que un especialista. I así fueron saliendo otros trabajos suyos como “Estado actual de la Neuropsiquiatría en Italia”, 1954, en la Gaceta Médica de Guayaquil, 15 págs. “Derogación de los Reglamentos de la Prostitución y lucha contra la explotación de la Prostitución en Italia” 1958. “Crónica Médica Italiana” 1958, en la Gaceta Médica de Guayaquil.

En 1954 fue delegado de la Federación Médica del Ecuador a la VIII Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en Roma. Incansable para adquirir nuevos conocimientos, mantenía una nutrida correspondencia con los Psiquiatras del Ecuador, especialmente con el Dr. Agustín Cueva Tamariz de Cuenca. El 58 le condecoró el gobierno nacional.

En 1959 apareció en la Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de Quito su “Fantasie Cosmiche” en 7 págs. El 60 asistió como Delegado del Ecuador al Congreso de las Naciones para la lucha contra los ruidos celebrado en Roma. El 67 presentó a la Universidad Central los originales de sus “Estudios y Consideraciones sobre Sicofisiología, Sicopatología, Siquiatría, Biología y Filosofía” pero no se publicaron por los problemas estudiantiles que se promovieron en esos días.

Numerosas dolencias del cuerpo y del espíritu le mantenían en un estado de pesadumbre que iba minando su robusta salud. Nunca había enfermado pero a raíz de los fallecimientos, en 1959 en Turín de su yerno, el 61 de su esposa y el 63 de una hermana muy querida en Quito, comenzó a decaer. Una afección visual por opacidad de los cristalinos fue lo primero, luego sufrió una operación a la próstata que se complicó con trombo flebitis en la pierna izquierda.

El 62 sufrió un infarto pero se repuso y empezó a llevar una vida de reposo. Tenía entonces ochenta y tres años de edad. Sus diez y siete últimos años puesto que murió de cien, fueron dedicados a la lectura. Se sentía como exiliado de su queridísima Quito a la que recordaba con una velada nostalgia. “En estas lejanías, a veces me parece que se borran los linderos entre el mundo de los vivos y el de los muertos…” Murió sin agonía ni dolores, de vejez solamente, el 3 de diciembre de 1977, quien fuera uno de los introductores de la moderna Siquiatría en el Ecuador.

Su estatura mediana, rostro canela claro, grandes orejas, ojos, pelo y bigotes negros. Rostro afable, simpático, señorial. Carácter alegre y hasta juguetón y una bonhomía ingénita que sabía imprimir en sus actos y en su cátedra, por eso le querían todos.