BANQUERO. Nació en Panamá el 1 de Enero de 1841. Hijo legítimo de Eduardo Arosemena de la Barrera, natural de Panamá, quien arribó a Guayaquil en 1824 traído por su tío Tadeo Pérez Arosemena. Fue del partido bolivariano, Concejero Municipal el año de su venida y Vocal de la Junta Administrativa el 28, retornó a su Patria hacia 1830 tras casi diez años en nuestra ciudad, con su esposa la guayaquileña Juana Merino y Ortega y sus hijos Juana de Dios y Atanasio Arosemena Merino. En Panamá nacerían dos más Eduardo Manuel y Carmen.
Eduardo Manuel siguió la educación primaria en Panamá y muy joven entró a la Casa de Cambios de Antonio Planas y Pliset, cuyos herederos se asociaron poco después con los banqueros panameños Antonio Pérez Arosemena y Gabriel Obarrio y fundaron Casas bancarias y de Cambio en Panamá y New York. Para 1865 los principales accionistas de
esas empresas decidieron entrar al mercado guayaquileño y consideraron conveniente enviar al joven Eduardo al puerto Principal ecuatoriano, debido a sus lazos familiares maternos.
El momento era propicio para la actividad bancaria pues Manuel Antonio de Luzarraga se encontraba de regreso en España viviendo en casa de su hija en Cádiz y otro de sus hijos llamado Juan José Luzarraga y Rico se había decepcionado del negocio dejando el mercado guayaquileño en manos del Banco Particular, que pronto entró en pugna con el de Planas, Pérez y Obarrio.
Una vez en esta ciudad, Eduardo Manuel Arosemena Merino contrajo matrimonio el 66 con su prima hermana Inés Merino Menéndez, en cuya casa se había alojado, siendo paternalmente ayudado a consolidar su posición, por dichos parientes.
En enero del 67 “Planas, Pérez y Obarrio” anunciaron por la prensa el establecimiento de un Banco, que sin embargo tuvo muy corta duración, por la cerrada oposición que le hizo el Banco Particular gerenciado por Teodoro Maldonado González, quien logró que el Ministro de Hacienda prohibiera a las oficinas municipales y fiscales aceptar los billetes de aquella firma panameña. Para marzo del 68 “Planas, Pérez y Obarrio” solo se dedicaba en Guayaquil a la compra y venta de oro y plata en monedas, barras y alhajas.
Arosemena trabajó en dicha empresa hasta que ésta liquidó sus oficinas en nuestra ciudad el 74; en enero del 71 los había representado en el directorio del recién fundado Banco Nacional, que entró a operar en esa fecha bajo la presidencia de José María Caamaño Arteta, hasta que en agosto fue expedida la Ley de Bancos con disposiciones excesivamente rigurosas que beneficiaban únicamente al Banco del Ecuador, fundado en 1 868, que terminó por absorber al Nacional el 9 de Diciembre del 71.
En el contrato de transferencia de acciones al Banco del Ecuador, aparece la firma de Arosemena, quien jugó un papel importante en el breve destino del Banco Nacional y en la fusión entre
ambas instituciones financieras. Sus billetes fueron impresos en la casa Water & Sons de Londres y tenía como alegoría un perfil del Libertador Bolívar, no siendo si no hasta 1914, con la aparición de los billetes de dos sucres, que se imprimió alegorías turistica, las primeras estuvieron relacionadas con el malecón de nuestra ciudad.
En 1 872 laboraba de Interventor en el Banco del Ecuador. El 73 figuró entre los promotores de la Bolsa de Comercio, que habiéndose fundado en 1 844 había entrado en receso de sus actividades al año siguiente.
En 1874 y a causa de la política de liberalidad del Gerente Juan José González Bazo, hijo del fundador Aníbal González Benítes, se produjo una crisis económica en el Banco del Ecuador pues los empresarios optimistas no habían podido vender sus mercaderías y entraron en mora, además circuló el rumor de que el gobierno no pagaría uno de sus créditos. Fugaron los depósitos y se inició el alza en el cambio monetario.
El Segundo Gerente Francisco X. de Santistevan Rocafuerte y el Interventor Arosemena, tuvieron que poner en práctica una drástica reducción de los créditos en cuentas corrientes, pero surgió la pugna interna y Santistevan renunció, siendo reemplazado por Francisco Febres – Cordero Montoya, quien terminó siendo impugnado por Arosemena.
Entonces surgió su candidatura para la gerencia del Banco del Ecuador conjuntamente con la de Adolfo Hidalgo a quien derrotó en la elección. El Banco era sin duda alguna el mayor del país por el monto de su capital y por las sucursales en Quito y Cuenca (1) El 75 quebró el Banco en que se apoyaba en Londres y se vieron apurados los principales accionistas en Guayaquil, que tuvieron que facilitar préstamos al Banco para ayudarle a solventar la crisis, que merced a estos desembolsos pudo superarla. El 76 aún tenía un excedente de emisión y por eso el 77 se restringieron los créditos, al punto que a fines de año había amortizado buena parte del pasivo. Ese año figuró como accionista fundador en el Banco Territorial.
El 7 de Noviembre falleció su esposa a causa de una tuberculosis que la mantuvo por largas temporadas descansando en Cuenca. Quedaron dos niños vivos pues los dos mayores habían fallecido años atrás.
El 78 el estado emitió una nueva Ley de Bancos y se reactivó la economía con el aumento de las exportaciones del cacao. El 79 advino la Guerra del Pacífico entre Chile contra Perú y Bolivia y el comercio guayaquileño aumentó considerablemente,
especialmente las transacciones con los mercados del exterior y muchos extranjeros provenientes de los países en dicho conflicto bélico establecieron sus oficinas en Guayaquil para no paralizar sus trabajos.
Arosemena consiguió que los accionistas aumenten el capital del Banco en quinientos mil pesos y suscribió a su nombre una de las treinta nuevas acciones mayores de diez mil pesos.
El 8 de mayo de 1883 presenció cómo los delegados del Jefe Supremo, General Ignacio de Veintemilla, sacaban de las bóvedas del banco la suma de doscientos mil pesos en calidad de empréstito forzoso a favor de la tesorería de Hacienda, pero dejaron los vales suscritos por el Jefe Supremo correspondientes a sus salarios no devengados. Estos vales jamás pudieron ser cobrados al Estado, de manera que el Banco se perjudicó con una suma tan elevada.
Al poco tiempo la Convención Nacional expidió la Ley de la Moneda que permitió al siguiente año la imposición del sistema métrico decimal, dividido en cien centímetros y en cien reales o centavos, surgiendo el Sucre como moneda única en el Ecuador. Hasta entonces el Peso Nacional se dividía en ochenta centavos, conforme la legislación española colonial que tenía el Peso Real.
En 1885, de cuarenta y cuatro años de edad, tras ocho de viudez, contrajo segundas nupcias con su sobrina segunda Catalina Tola Merino, quien le había ayudado a cuidar a sus dos pequeños hijos desde la enfermedad de la difunta Inés Merino Menendez. Tuvieron una unión feliz y numerosa descendencia.
El 86 el Banco prorrogó por veinte años más sus Estatutos Sociales y los modificó para destinar parte de las utilidades anuales a edificaciones gratuitas dentro de la ciudad y el gobierno, para enfrentar a las guerrillas liberales que asolaban los pueblos del litoral, requirió un préstamo emergente. Otro problema fue el contrabando de moneda feble, con aleaciones de bajísimo valor en metálico, que empezó a entrar en la República. El gobierno se comprometió a recogerla, especialmente en Quito, para lo cual recibió un préstamo del Banco a bajo interés y largo plazo.
El 29 de enero de 1888 el presidente de la Municipalidad Francisco Campos Coello fundó la Junta de Beneficencia Municipal de Guayaquil. Arosemena fue electo por 11 votos contra 1 de Francisco X. de Aguirre Jado, 1 de Clímaco Gómez Valdez y 1 de Adolfo Klinger Serrano y con tal calidad actúo hasta 1893 que renunció, siendo reemplazado por José María Sáenz.
El 89 viajó a Europa y a su regreso fue invitado para formar el primer Consejo de Administración de la Cámara de Comercio y le eligieron Vicepresidente, ascendiendo el 96 a la presidencia de dicha Cámara, funciones que ocupó hasta el 98.
Entonces el gobierno le llamó a integrar una Comisión que estudiaría la conveniencia de la adopción del patrón oro para terminar con el sistema del bimetalismo que perjudicaba al país por la depreciación de la plata en los mercados mundiales, por eso el gobierno del presidente Luís Cordero quiso cambiar dicho sistema, pero sobrevino la revolución liberal del 5 de junio del 95 y el proyecto quedó trunco.
El 93 ante la baja del valor mundial de la plata el gobierno formó una comisión para estudiar el problema. Arosemena fue parte de ella y recomendaron adoptar inmediatamente el llamado Patrón Oro, que recién entraría en vigencia en 1898.
El 95 fue llamado por segunda vez a la presidencia de la Beneficencia Municipal de Guayaquil, cargo en que se mantuvo por veinte años hasta su renuncia por motivos de enfermedad en 1915.
Para el Incendio Grande del 5 al 6 de octubre de 1896 el Banco del Ecuador perdió su edificio y archivo. Tras el flagelo el banco se instaló en un local provisional y reinició sus operaciones. Los daños físicos se estimaron en ciento diez y siete mil trescientos pesos y hubo que llamar a los deudores a que se acercaran a suscribir nuevos documentos.
El Incendio ocasionó que se impusiera topes a los créditos de los importadores y un severo control a los exportadores para estabilizar el cambio de las libras esterlinas, los francos y dólares del mercado. Sin embargo, al poco tiempo la institución construyó un nuevo y elegante edificio de estructura metálica importada de Inglaterra, levantado sobre el mismo terreno de la calle Pichincha, que inauguró el 9 de agosto de 1898 a un costo aproximado de cien mil pesos.
Cuando en 1901 ocurrió el pánico financiero ocasionado por la quiebra de la casa exportadora Reinberg, el Banco del Ecuador ayudó a rescatar al Comercial y Agrícola hasta que se logró su salvataje, pero fue una época difícil para ambos bancos pues se corrió el rumor de una quiebra generalizada.
De allí en adelante la política económica de Arosemena se tornó muy conservadora, redundando en la restricción de los créditos y operaciones y por eso el Banco se volvió una institución sólida y de fortaleza probada por su solvencia y liquidez, pero a la postre bajaron los depósitos en cuentas corrientes, así como las utilidades. Sus billetes circulaban en forma medida y gozaban de tal confianza entre el público que se pagaban con sobreprecio frente a los del Banco Comercial y Agrícola que gerenciaba desde 1.904 Francisco Urbina Jado, que aunque circulaban en mayor cantidad, en cambio no disponían del necesario respaldo en metálico.
El 1905 concedió un empréstito de emergencia al gobierno para pagar el cupón vencido del contrato de construcción del ferrocarril Guayaquil – Quito. El 7 fue un nuevo préstamo de ayuda al gobierno para nivelar el presupuesto nacional que estaba desfinanciado. Arosemena era considerado uno de los personajes más importantes de la ciudad.
En 1914, cuando el gobierno decretó la Ley de Moratoria o de la inconvertibilidad del billete y se inició en todo el país un pánico bancario, pudo otorgar préstamos a varías instituciones colegas, para ayudarlas a salir de la crisis.
En 1915 se sentía bastante decaído a causa de varios achaques, pero hasta el último momento concurrió a la oficina de la Gerencia General del Banco, que sólo abandonó con su fallecimiento ocurrido en Guayaquil el día 31 de diciembre de 1917, justamente al cumplir setenta y seis años de edad.
Sus restos fueron velados en su casa de la calle Bolívar, cuyo solar llegaba hasta Francisco P. Ycaza, donde existía un inmenso jardín de su propiedad. De allí fue conducido al Cementerio General con gran acompañamiento y desde mayo de 1924 reposa en el majestuoso mausoleo que erigió en su memoria el Banco del Ecuador.
Su carácter frío no manifestaba sus sentimientos y emociones, amó mucho a sus hijos y a casi todos ellos mandó a estudiar al exterior y con sus nietos siempre fue muy cariñoso. Vestía trajes oscuros y de preferencia grises, con chaleco y sombrero – tongo negro. Ahorrativo y prudente en el manejo del dinero, invirtió en diversas propiedades en la ciudad y llegó a tener varias casas muy valiosas que entregaba a sus hijos cuando llegaban a la mayoría de edad, de manera que a sus nueve hijos dio casa propia.
No era hombre de clubes pues vivía para su trabajo y el sobrante lo dedicaba a controlar y dirigir las obras de la Beneficencia Municipal, semanalmente distribuía dinero entre los menesterosos. Católico practicante, siempre se mantuvo por sobre las luchas políticas del país en razón de su ciudadanía colombiana, que nunca cambió a pesar de que en vida suya se produjo la independencia de su ciudad natal Panamá.
Entre sus hijos destacaron el mayor Pablo Arosemena Merino, quien ocupó la Gerencia del Banco del Ecuador en 1918 y del Banco Hipotecario después, y uno de los menores Carlos Julio Arosemena Tola, fundador del Banco de Descuento en 1920 y Presidente Constitucional de la República en 1947 – 48.