ARMIJOS AYALA ARTURO

ESCRITOR. Nació en Loja el 16 de Febrero de 1914 y fueron sus padres legítimos Emilio Abel Armijos Saavedra, comerciante que hacia viajes a Guayaquil y Lima por mercaderías. Liberal, presidente del Club pro candidatura de Lizardo García en 1905, Tesorero de Hacienda en dicho gobierno, luego Jefe Político encargado, Comisario Nacional y Teniente Político de el Sagrario de Loja por muchos años; y Jesús Ayala Martínez, lojanos acomodados mas no ricos, propietarios de la casa esquinera de la Bolívar y Quito donde les nacieron seis hijos. Arturo fue el último.

Comenzó la primaria en la escuela
de los Hermanos Cristianos franceses llamados familiarmente los cocodrilos porque daban látigo a los alumnos y por eso se hizo enemigo de las falsas exteriorizaciones religiosas. Sus padres le llevaron entonces a la escuela laica “Miguel Riofrío”.

Realizó la secundaria en el “Bernardo Valdivieso” y en las vacaciones si ganaba el año, iba con su padre a lomo de asno a Catamayo. La familia era larga pues sus hermanos mayores ya estaban casados y con hijos.

En 1930 fundó con su compañero Alfonso Aguirre Sánchez el periódico “La Juventud” del que a duras penas salieron tres números. Hojita calificada de ser una publicación socialista pues desde el 28 estaba afiliado y creía firmemente en la bondad de ese ideario (1)

“Nací con la pasión innata de leer cuanto podía. El ambiente lojano cuando estudiaba era bastante pacato, no obtante había hombres libres e inteligentes que se preocupaban de la cultura y las bellas letras”.

En 1932 se graduó de Bachiller. Ese año ingresó a la Junta Universitaria de Loja y siguió la carrera de Abogado. Por tas noches leía en la Biblioteca Municipal donde encontraba hombres talentosos como el poeta Miguel Sánchez Aguirre y el rector universitario Adolfo Balarezo Armijos y comenzó a guardar toda hoja suelta, revista, periódico o fotografía que caía en sus manos, hasta formar una hermosa biblioteca especializada en asuntos nacionales.

En 1935 viajó a Quito y sus amigos socialistas le consiguieron del Ministro de Educación, Carlos Zambrano Orejuela, una ayudantía en el Archivo junto a Joaquín Gallegos Lara e influyeron para que aceptara, entre ellos Alejandro Carrión Aguirre, pero no se posesionó y prefirió regresar a Loja.

Como estudiante ganó el Primer Premio en el Concurso Jurídico que se abrió siendo rector el Dr. Alberto Burneo y representó a sus compañeros por dos ocasiones ante el Consejo Universitario. Eran tiempos difíciles, se perseguía encarnizadamente a los socialistas y a los comunistas por sus ideas, al punto que se le negaba los empleos por considerar que eran

“monstruos del averno”.

El 8 de diciembre de 1940 se graduó de Abogado con la tesis “El Matrimonio en el Ecuador” y cuatro meses después casó con Mariana Luna Jiménez, a la que había conocido camino a su casa. Han tenido ocho hijos, todos profesionales, tanto los hombres como las mujeres y seguían unidos después de cincuenta y dos años de casados.

Los afanes bibliográficos se veían bien compensados en sus viajes que realizaba a Guayaquil, Quito y Cuenca, donde visitaba las bibliotecas de viejos como le decían entonces a las librerías, para adquirir novedades y antiguayas, que todo era barato. I como sabía tanto de autores nacionales, ellos eran sus preferidos. También compraba muchos libros ecuatorianos en Lima ¡Quien lo creyera!

Luego de producirse el golpe dictatorial del 30 de marzo de 1946 hizo oposición al Presidente dictador Velasco Ibarra y cuando visitó Loja. Circuló una hojita volante en su contra que sacudió al pueblo “Me atribuyeron la autoría y al verme en la plaza principal, fui rodeado y golpeado brutalmente. Por ventura estaba de Jefe de Policía un sobrino mío, Jaime Sáenz Segovia, quien me salvó del linchamiento seguro”.

Sus coidearios lo pidieron de Presidente del Tribunal de Menores, sin sueldo, cuando fue Ministro de Previsión Social en 1947 el socialista Alfredo Pérez Guerrero y en tales funciones honoríficas se mantuvo un año. El 50 colaboró en el pacto socialista con el gobierno de Galo Plaza Lasso.

En 1953 asistió a una manifestación anti velasquista y lo apresaron y golpearon en el Cuartel de Policía. La opinión pública protestó airadamente y el Oficial culpable solo fue destinado a otra ciudad como castigo, quedando todo en nada.

El Partido se encontraba dividido en tres alas, una que seguía a Gonzalo Oleas Zambrano y era populista, otra que permanecía fiel a los postulados filosóficos con Manuel Agustín Aguirre y la tercera o colaboracionista con los ex Ministros Carlos Cueva Tamariz, Colón Serrano Murrillo, etc. Armijos siguió en el grupo de Aguirre, fiel a su consigna, leal al ideario.

En 1956 corrió serio peligro en Sabiango por hacer propaganda política en favor del candidato del Frente Democrático Nacional Dr. Raúl Clemente Huerta, pero su amigo

Agustín Mosquera le brindó una mula para que pudiera escapar. En otra ocasión con el Dr. Clotario Maldonado Paz al salir del sitio el Trapichillo se les hizo tarde y anduvieron perdidos toda la noche. En un recodo del camino rodó el animal que montaba y cayó a un abismo. Armijos se salvó pero tuvieron que proseguir a tientas hasta que al amanecer arribaron a Chuquiribamba. De regreso pagaron el animalito a su dueño Manuel Chávez.

Entre 1958 y el 60 fue Concejal de Loja por elección popular y actuó de delegado ante la Junta de Asistencia Pública. El 62 su pariente el Coronel Rafael Armijos Valdivieso le hizo designar Abogado del Departamento Jurídico de la Contraloría General de la Nación. El 64 pasó con iguales funciones a Guayaquil. El 65 ascendió a Físcalizador 3 de la Contraloría.

En 1967 salió electo Consejero Provincial de Loja por el socialismo. El 68 el Dr. Francisco Parra Gil, Ministro de Previsión Social, le nombró Vocal Principal de la Junta de Asistencia Pública en Loja y Zamora Chinchipe.

En 1969 ganó el segundo premio con un cuento titulado “Perversidad”, un tanto autobiográfico.

De vuelta a la profesión, que nunca había abandonado del todo, pasó en 1970 de Profesor a tiempo completo en la U. de Loja, para las materias de Literaturas Española y americana, Estética y Arte Dramático. El 73 viajó a Portoviejo como Juez Provincial de Tránsito. El 75 regresó a Loja de Fiscal Primero. El 80 se posesionó como abogado de INERHI y fue periodista corresponsal, el 85 Ministro Juez de tercer Tribunal de lo Penal de Loja y el 89 del primer Tribunal de lo Penal de Loja hasta su Jubilación.

“A ratos perdidos y atendiendo las necesidades diarias que exige la vida me hice escritor”, por eso el 78 dio a la luz “Isidro Ayora, esbozo biográfico” en 48 págs. con motivo de su muerte, aparecido en la revista “Mediodía” del Núcleo de Loja; hermoso retrato intimista de un personaje que fuera tan polémico y conflictivo en su tiempo como dictador civil y presidente de la República persiguió a opositores y periodistas por el delito de no compartir sus ideas de gobierno.

En 1979 editó una “Selección de Cuentistas lojanos” en 317 págs. que abrió expectativas acerca de esa producción.

En 1980 apareció “Benjamín Carrión, poeta y autor de Nuevas Cartas al Ecuador y una Nueva Llamada” en 41 págs. recopilando varias charlas ofrecidas en Loja con motivo de su muerte.

En 1982, ocupó una Vocalía en el directorio del Núcleo de Loja de la CCE y publicó Semblanzas y Ensayos Literarios” en 327 págs. con sus artículos biográficos y literarios más importantes. Gustavo Serrano Masache opinó: Es dueño de un estilo vigoroso y sugerente que despierta el interés en su lectura. Sabe abordar toda clase de temas, entre los que se mezclan sus comentarios y juicios sobre obras publicadas por autores especialmente lojano, discursos pronunciados en diferentes actos citadinos, sin que falte el detenido trabajo biográfico literario y especialmente el antológico, con muy buena y atinada selección.

En 1985 salió “Loja en la Poesía” en 364 págs. estudio y antología de singular sensibilidad para el escogimiento de las obras, que se presenta como panorama comprensivo y estimulante del quehacer poético lojano, contiene voces líricas de motivos sociales, de incitaciones históricas o del entorno romántico de siempre.

Ese año vendió su rica biblioteca compuesta de colecciones de revistas y periódicos nacionales, especialmente australes, fotografías y hasta tres mil hojas sueltas anteriores a la revolución liberal de 1895. La condición impuesta al Banco Central fue que jamás se saque de Loja porque como su propietario lo dijera, es el patrimonio lojano el que había preservado por tantos años de esfuerzos en la localización y adquisición de impresos.

En 1989 con la caída del muro de Berlín sufrío un severo impacto intelectual. En 1990 dio a la luz “Historia del Periodismo Lojano en sus cinco últimas décadas” en 232 págs. pues, desde que recibiera su carnet de periodista profesional, había querido escribir un ensayo que complete el publicado por el Dr. Máximo Agustín Rodríguez en 1948, año de su fallecimiento.

Madurada la idea se dio a la ímproba tarea de revisar los impresos de 1948 al 90, que fue anotando con detalles críticos muy importantes. Ese estudio le situó entre los bibliógrafos del país.

Deseaba dar fin a una obrita de amor que piensa titular “Loja antiguo en el recuerdo” con memorias de sus tiempos mozos, personajes conocidos del ayer y todo género de referencias
a la ciudad conventual y recoleta de principios de siglo que le tocó vivir.

Jovial, animoso y optimista, gran trabajador de la cultura y uno de los conocedores más serios y mejor informados del quehacer intelectual de Loja, falleció en septiembre de 1998 de ochenta y cuatro años de edad.

Fuimos amigos y pude apreciar sus dotes de caballerosidad y su talento y permanente deseo de servir a Loja y al país.