ARIZAGA VEGA RAFAEL

POLÍTICO. Nació en Cuenca el 7 de Noviembre de 1920, en la casa de su abuelo paterno en la Luís Cordero y Lamar y fueron sus padres legítimos el Dr. Rafael Florencio Arízaga Toral, Abogado del Banco del Azuay, militante conservador que combatió en San José de Ambi en 1924 con Jacinto Jijón y Caamaño. En 1925 pasó a Guayaquil, fue Procurador de Sucesiones, profesor de Código Civil de la Universidad y Decano de la Facultad de Jurisprudencia, casado con su prima hermana Elena Vega Toral, ambos cuencanos.

Fue el mayor de los Arízaga Vega, creció en la casa de su abuelo el Dr. Rafael María Arízaga Machuca, quien le enseñaba a leer y a escribir al mediodía, después de almorzar. De seis años ingresó al Asilo de las Madres Dominicanas. Su padre vivía en Guayaquil y realizaba visitas a Cuenca hasta que en 1933 llevó a los suyos al puerto principal, a un departamento alquilado en casa de Panchita Chevasco de Witting en Malecón entre P. Ycaza y Bolívar, mientras construía una elegante villa en el Barrio del Centenario. Calle Maracaibo al lado de Rosa Borja por eso estudió desde el quinto grado de primaria hasta el cuarto año de secundaria en el Colegio salesiano Cristóbal Colón, que quedaba a solo una cuadra de la villa, pero perdió el año por mala conducta, pues era inteligente pero extremadamente indisciplinado.

En 1940 pasó al Vicente Rocafuerte. En el sexto curso fueron sus profesores y amigos Demetrio Aguilera Malta y Enrique Gil Gilbert quienes le contagiaron sus ideas socialistas y llevaron a la casa de Pedro Saad, ubicada en Febres Cordero entre Chile y Eloy Alfaro, a que recibiera clases de marxismo junto a otros jóvenes, entre los que recuerda a Pancho Boloña Rodríguez, Armando Cruz Bahamonde, Eduardo Borja Illescas, José María Roura Ceballos y Carlos Julio Arosemena Monroy, ya estaba casado Pedro Saad. También concurría a la buhardilla de Joaquín Gallegos Lara donde se reunían numerosos literatos y poetas jóvenes a conversar de la

Guerra Mundial, pues los diferentes episodios se transmitían diariamente por el Cable internacional.

En 1942 se graduó de Bachiller, ingresó a la Facultad de Jurisprudencia, formó parte del Directorio de la Escuela de Derecho y en una manifestación salió con su compañero Galo del Pozo portando un letrero que decía “Abajo el Traidor. Viva Velasco Ibarra”. El Intendente de policía Manuel Carbo Paredes los mandó a coger y estuvo en la pesquisa varias horas. En esa época poseía un espíritu agitado a toda novedad. Su padre era miembro del Estudio Jurídico fundado por Manuel Nicolás Arízaga y trabajaba a medias con los Drs. Darío Rogelio Astudillo y Ezequiel Palacios Andrade cuyo Agente Judicial había sido Carlos Manuel de Murrieta quien terminó de Escribano por muchísimos años, de suerte que tenía un futuro promisorio, pero el Rector de la Universidad, Teodoro Maldonado Carbo, le quiso expulsar y tuvo que viajar a Cuenca el 42, truncando su carrera.

Al triunfar la revolución el 28 de mayo de 1944 en Guayaquil el resto de las poblaciones se levantaron contra el gobierno. En Cuenca Rafael Galarza Arízaga se tomó la ciudad y organizada una elección plebiscitaria en los patios de la escuela de los Hermanos Cristianos, Arízaga salió electo Concejal por dos años.

Vivía en la casa de su abuelo ya fallecido, acompañando a su abuelita que estaba sola. El 45, su amigo Alfredo Vera, Ministro de Educación, le designó Profesor de Literatura del Colegio Benigno Malo y contando con ese sueldo pudo contraer matrimonio con Eulalia Cuesta y Cuesta, mientras estudiaba en esa Universidad.

En 1947 se graduó de Licenciado, viajó con su esposa a Guayaquil, alquiló una villita en la periferia del Barrio del Centenario a Simón Robles Chambers y entró al Estudio Jurídico de su padre. Entre 1948 y el 50 fue Profesor del Colegio municipal nocturno César Borja Lavayen por designación de su amigo el Alcalde Rafael Guerrero Valenzuela. El 49 ocupó la secretaria del Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura. Su vida era agitada pues aparte de trabajar en la profesión y de hacer múltiples gestiones políticas como izquierdista activo, tenía dos empleos y le agradaba sobremanera la bohemia, ello debilitó su matrimonio.

En 1950 se graduó de Doctor en Jurisprudencia. Su tesis tituló “Desarrollo Constitucional del

Ecuador”, una historia del Ecuador a través de sus diversas Constituciones y fue dirigida por el Dr. Francisco Zevallos Reyre, su Profesor de Derecho Constitucional. El 52 fue activista en la campaña presidencial del Dr. José María Velasco Ibarra, a quien había conocido el 33 en casa de su abuelo en Cuenca. Ese año fue candidatizado a Diputado por el Guayas y resultó triunfador con Carlos Julio Arosemena Monroy. Durante la sesión Preparatoria se gestó su presidencia de la Cámara de Diputados y ganó por un solo voto al candidato conservador José Baquero de la Calle, con una fina estratagema política que aún se recuerda y que consistió en abandonar el recinto parlamentario momentos antes de que lo llamaran a votar para que disminuya el número de votantes a favor de Baquero, pues la caballerosidad exigía en esos tiempos votar por el candidato contrarío. De manera que el baquero botó por Arízaga y éste se hizo el loco y se mando a cambiar.

En 1953 Velasco le propuso durante los carnavales de Salinas hacerlo Ministro de Gobierno, pero se interpuso Camilo Ponce Enríquez que le acusó de comunista y como el sentimiento católico se hallaba exacerbado por la designación del primer Cardenal ecuatoriano, Velasco prefirió a Ponce Enríquez y mandó a Arízaga de Embajador en Santiago de Chile, donde permaneció hasta Febrero del 55. Entonces recibió un telegrama de Velasco ofreciéndole la Cancillería por renuncia de Ponce y aceptó, mientras el régimen cambiaba al Ministro de Gobierno. Primero el Cor. Pedro Concha Enríquez, luego el Comandante César Plaza Monzón y finalmente Alejandro Drouet Calderón pero Velasco con ninguno se acomodaba dado su carácter voluble y malgenioso. Por eso, el 56, faltándole poco tiempo para la terminación de su período, le llevó al Ministerio de Gobierno que desempeñó bien.

Velasco aspiraba a que el candidato conservador Camilo Ponce Enríquez ganara las elecciones frente al liberal Raúl Clemente Huerta, con la secreta consigna de no dejarlo posesionar por sus ideas reaccionarias con lo cual podía prolongarse en el poder con el apoyo mayoritariamente liberal. Se realizó el fraude en Loja, ganó Ponce, pero fue más vivo que Velasco y logró que una mayoría precaria en el Congreso le proclame presidente para lo cual obtuvo el voto cefepista del diputado Miguel Macías Hurtado que se volteó a último momento. En todos esos enjuagues se lució Arizaga Vega pues durante la campaña hasta logró que el otro candidato conservador Ruperto Alarcón Falconí no uniera sus fuerzas a las del populista Guevara Moreno y terminara renunciando a su postulación para lo cual utilizó al Cardenal de la Torre, que llamó al dictador Franco de España y le pidió que interceda ante el suegro de Alarcón, pudiente comerciante español avecindado en Madrid. Igualmente maniobró para que José Ricardo Chiriboga Villagómez se lance de candidato liberal a fin de restarle fuerzas a Huerta. Tanto maquiavelismo le suscitó el repudio de la opinión pública del país (encontradas opiniones y numerosos enemigos) que decidieron perseguirle a sol y sombra.

El Presidente Ponce Enríquez le tenía sentimientos encontrados, pero a pesar de ello y con marcada mala gana le designó Embajador a Lima donde permaneció hasta 1957 que renunció por falta de apoyo pues hasta le retrasaban los sueldos.

Mal paga el diablo a quien bien le sirve, díce el dico.

Nuevamente en Guayaquil instaló un estudio profesional en 9 de octubre y Córdoba con Antonio Parra Gil y reinició su bohemia de siempre. Juan X. Marcos le pagaba un sueldo mensual bastante elevado para que continúe defendiendo sus intereses económicos y los del Ingenio San Carlos, en las altas esferas administrativas de Quito, donde aún mantenía sus contactos políticos.

En las elecciones presidenciales de 1960 volvió a apoyar Velasco quien nuevamente triunfó. Arízaga fue designado Vocal del Consejo de Estado y Vicepresidente del Consejo Nacional de Economía donde se mantuvo hasta el advenimiento de la dictadura de la Junta Militar de Gobierno en 1963, pues su amistad de tragos con Arosemena Monroy le permitió sobrevivir durante ese mandato. En 1962 también había sido nombrado Vocal de la Junta de Defensa Nacional y abogado del Comité de Vialidad del Guayas.

En Julio del 63, al ascenso de la Junta Militar de Gobierno, los obtusos militares le persiguieron “por izquierdista”, sin darse cuenta que su constante militancia velasquistas y su sinuosa vida política habíanle hecho olvidar sus iniciales caminos y hasta sufrió acosos. El 64 estuvo entre los que organizaron las manifestaciones de la llamada Junta Constitucionalista que comenzó a salir a las calles de Guayaquil en protesta por la política económica centralista que se orquestaba a través del Punto IV y Alianza para el Progreso liderada desde Quito por Galo Plaza Lasso.

En marzo del 66 ascendió a la presidencia Clemente Yerovi, se presentó en Palacio y reclamó alguna posición a nombre de los perseguidos arosemenistas. Yerovi le designó representante personal suyo en el Directorio de Autoridad Portuaria pero como a los pocos días conoció la compra de una gran extensión de tierra de propiedad de Marcos, asunto que parecía un negocio aunque no lo era, pero dada su malquerencia con Marcos, originada en un lío familiar, prohibió la inscripción de la escritura en el Registro de la Propiedad y viéndose desautorizado, Arizaga tuvo que renunciar.

Entre el 68 y el 70 mantuvo su despacho profesional en el edificio Marriot. Este año contrajo segundas nupcias con Ivonne Lebegué, de nacionalidad francesa, con una hija.

El 70, amistado nuevamente con el Presidente Velasco Ibarra, de quien había estado distanciado desde su caída el 61 fue designado Embajador en México, aunque para la dictadura del General Guillermo Rodríguez Lara el 72 tuvo que volver al país. El 73 se instaló en Quito con estudio profesional en la 6 de diciembre y Pazmiño, edificio de la Mutualista Benalcázar.

En 1978 sucedió en la presidencia del Tribunal Supremo Electoral a Benjamín Carrión y realizadas las elecciones presidenciales, triunfó el candidato populista Ab. Jaime Roldós Aguilera. Entonces orquestó con el Dr. Gonzalo Karolis, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, una tramoya jurídica que se dio en llamar “La Mano Negra y los Pálidos Reflejos” así como “El Vacío de Poder” para prologar los días del agónico y desacreditado Triunvirato de Poveda Burbano, Duran Arcentales y Leoro Almeida. El asunto fue tomando cuerpo y cuando ya parecía que no iba a producirse la entrega o devolución del poder al elemento civil, una serie de sucesos escandalosos, entre ellos el alevoso crimen del Econ. Abdón Calderón etc. dio al traste con tan perversos proyectos.

Retirado primero en Guayaquil y luego en Quito, dedicaba sus días a la noble misión de escribir los sucesos históricos que le tocó vivir de primera mano pues había sido uno de los políticos más exitosos del velasquismo y fueron apareciendo muy interesantes obras, tales como: 1.- “La Mano Negra y los Pálidos Reflejos” en 190 pág. 1984. 2.”Velasco Ibarra el rostro del Caudillo” en 295 págs. 1985.- 3.- “Recuerdos de un tiempo perdido”.- 4.- “Antonio Vega Muñoz, el insurgente” trabajo biográfico sobre su antepasado.- 5.- “Memoria Histórica” que tenía pensado lanzar en tres tomos aunque solo ha salido el primero, con capítulos de su vida.

También había anunciado en preparación una biografía sobre “Hortensia Mata de Ordóñez” la anfitriona del austro a fines del pasado XIX y principios del XX donde referiría aspectos poco estudiados de la sedeña sociedad cuencana de esos tiempos.

No cabe duda que Rafico, como le llamaban sus amigos, era un sujeto especial. De una claridad mental admirable, talento a toda prueba y visión de las cosas que no admite dudas, había mal empleado todo ello en la politiquería que no lleva a otro fin que el dominio pasajero de los unos sobre los otros, olvidando que el fin supremo de todo gobierno únicamente debe ser el bienestar del Pueblo. Vivió el velasquismo, época rica en peculados y en escándalos; quizá contagiado por ello le faltó miras elevadas y nobleza de aspiraciones, aunque como historiador es certero en sus apreciaciones, posee estilo y garra literaria, pues es un narrador nato y por primera vez estaba haciendo mucho bien al país sobre todo desde que en 1989 desenmascaró al ex dictador Alfredo Poveda en una espectacular polémica por periódico de la que quedó en claro la verdad de ciertos hechos históricos relativos a la entrega del poder en 1979.

Su estatura mediana, rostro blanco rosado, pelo entrecano. Su trato simpático, agradabilísimo, sabía conversar de todos los temas humanos imaginables o posibles – desde los simples cuentecillos sociales hasta asuntos de grave seriedad- y lo hacía con propiedad, pues se da cuenta que domina a los auditorios.

I tras varios años de declinación a causa de diversas dolencias, falleció en Guayaquil, ignorado por el país, el 23 de noviembre del 2006, a la avanzada edad de 86 años y fue enterrado al día siguiente en el Cementerio Parque de la Paz.