POLITICO. Nació en Cuenca el 23 de Octubre de 1825. Hijo legítimo de Manuel Hermenegildo Arízaga Mora (era rico, pues aparte de ser Escribano en Cuenca había heredado a su padre Manuel Arízaga y Ercilla y a su tío abuelo Juan Antonio Arízaga y Peralta en cuya casa creció y fue prohijado) y de María Vargas Machuca y Feijoó, cuencanos. En el poema “En la muerte de mi padre” se dice. Fragmento. // Angel de paz, de amor y de ternura / que el bendecido hogar regó de flores / y endulzó de tus penas la amargura; / Mi madre, la mejor de las mejores, / luz de mis ojos, vida de mi vida, / el más hermoso amor de mis amores; / dejando en mi alma perdurable herida, / calandria errante en el zarzal terreno / tendió el vuelo a la patria prometida. // Solo tú me quedabas, tu, que lleno / de solícito amor, fuiste conmigo, / Guía y sostén y defensor sereno; // Tu mi maestro, mi mejor amigo, / mi estímulo en el bien, edificante, / Luz a mi duda, a mi orfandad abrigo. // I heme hoy sin ti, confuso, y delirante / Junto al mísero polvo, que a la huesa / Ha dejado tu espíritu triunfante. //
Desde pequeño sus amiguitos le decían cariñosamente “El negro Arízaga” por el color trigueño de su piel, remoquete que han heredado sus descendientes.
Terminados sus estudios primarios en una escuela privada ingresó al Colegio Seminario de Cuenca y destacó con recomendable contracción, sobresaliendo por su vena poética, especialmente para lo festivo y jocoso y se le conocen varios urticantes epigramas que dieron mucho que hablar en la sociedad de su tiempo. Luego viajó a Quito a realizar sus estudios de Derecho y en 1849, dos años después, de regreso en Cuenca, pasó al Derecho Práctico y en 1854 se incorporó al Colegio de Abogados de la república previo un magnífico examen rendido ante la Corte Superior de Justicia del Azuay, y aunque su situación económica era algo estrecha, pronto conquistó una envidiable reputación y se rodeó de numerosos clientela debido a sus cualidades pues era versado en los Códigos patrios, de expresión fácil y simpática y de incorruptible probidad, de manera que brilló en muchas causas civiles y penales obteniendo resultados satisfactorios.
Desde 1850 era catedrático de Historia Sagrada y Derecho Práctico en el Colegio Seminario y en 1855 contrajo matrimonio con su deuda Isabel Machuca Anda, tuvieron siete hijos y un matrimonio modelo.
En 1858 patrocinó el reclamo del Dr. Santiago Galindo, viudo de Dolores Veintimilla, cuyo cadáver reposaba según las prescripciones del Derecho Canónigo – por haberse suicidado – en lugar profano, para que los jueces autorizaran su entierro en el cementerio católico de Cuenca; algunas piezas de ese triste y sombrío proceso fueron publicadas en “El Correo del Perú”, Arízaga se hizo digno de los aplausos generales alegando enajenación mental y logró la revocatoria de la disposición emanada por la Curia Eclesiástica de Cuenca. Por esas piezas jurídicas fue recibido como socio correspondiente del Ateneo de Lima.
Entre 1859 y el 60 apoyó con Antonio Borrero y otros cuencanos la política de García Moreno durante el conflicto que mantuvo contra el presidente Francisco Robles y el Jefe Supremo Guillermo Franco, y puede decirse que hasta fueron sus partidarios.
En 1861 fue Ministro Juez de la Corte Superior de Justicia del Azuay y colaboró asiduamente en el periódico “La República” durante la segunda época de ese impreso.
Desde el 20 de octubre de 1.862 figuró con Borrero y otros más entre los fundadores del semanario “El Centinela”, nombre de por sí muy significativo y que anticipaba la noble finalidad de sus redactores, que primero se opusieron a la invasión de Urbina al golfo de Guayaquil. En mayo del 64 escribieron a favor del gobernador Manuel Vega en su pugna contra el Obispo Remigio Estévez de Toral a causa de unas malhadadas listas electorales. Vega llevó la peor parte, tuvo que renunciar y hasta fue enjuiciado en la Corte donde Borrero y Arízaga eran Ministros Jueces, pero éstos terminaron excusándose; Vega obtuvo sentencia favorable y el gobierno de García Moreno dictaminó orden de envío a Quito contra los Ministros que habían escrito a favor de Vega en El Centinela, a fin de interrogarlos, equivocando procedimientos, pues lo jurídico hubiera sido que se le sometiera a juicio de imprenta. Arízaga era Presidente de la Corte, suspendió los trabajos del cuerpo y el 5 de abril de 1865 suscribió una queja a la Corte Suprema, comunicando que los Ministros Jueces se veían obligados a ocultarse de la persecución a que eran sometidos, hasta tanto se restableciera el orden constitucional el 10 de agosto.
El Centinela protestó contra la neutralidad decretada por García Moreno en el conflicto internacional suscitado entre el Perú y España por el embargo de las islas de Chincha. La posición netamente americanista de los de El Centinela irritó al presidente, que retiró una suscripción de cuarenta ejemplares que venía otorgando como ayuda. Entre los redactores también se anotaron algunas bajas. Benigno Malo y Rafael Villagómez Borja fundaron “La Prensa” para defender la política del gobierno y entraron en polémica con los de El Centinela, que continuaron señalando los abusos y arbitrariedades de García Moreno como crímenes contra el sentimiento americanista.
El 65 había vuelto a la Corte Superior de Justicia, presidiéndola. El 68 formó parte de una lista lanzada para representantes a las próximas legislaturas, encabezada por el garciano Ignacio Ordóñez Lazo y los liberales Tomás Toral y José Rafael Arízaga, quienes se habían amistado nuevamente con García Moreno; pero las elecciones nunca llegaron a realizarse porque éste último se dio cuenta que perdería estrepitosamente frente al liberal Francisco Javier de
Aguirre Abad y empezó a maquinar una revolución.
Mientras tanto el grupo de Borrero y Arízaga apoyaba abiertamente a Aguirre Abad, para lo cual fundaron “El Constitucional”, que aparecía cada diez días y del que solo se conocen diez números, pues en enero del 69 y merced a la traición de los Generales Julio Sáenz en Quito y Secundino Darquea en Guayaquil contra el gobierno de Javier Espinosa, ascendió García Moreno nuevamente al poder.
El escándalo fue clamoroso en la República y numerosas voces de protesta se alzaron de todos los sectores. De allí en adelante Borrero, Arízaga y el grupo de Cuenca hicieron oposición.
Ese mismo año 71 fue redactor del periódico religioso y literario “La Esperanza”. El 72 figuró entre los socios fundadores de la Academia ecuatoriana de la Lengua y formó parte del Comité pro erección de la estatua de Bolívar en Guayaquil.
En 1874, cuando se fundó “El Rosicler” en Guayaquil, Borrero envió un articulo sobre política, que al ser publicado ocasionó la persecución de los Jóvenes redactores Federico Proaño y Miguel Valverde, a quienes se llevó prisioneros a Quito y deportó al Perú por la vía del Napo, con gravísimo peligro para sus vidas.
A principios del 75 escribió la hoja “Situación Crítica” donde abogó por la unión de los partidos para impedir la reelección presidencial de García Moreno y por el apasionamiento con que juzgó algunos actos dictatoriales de éste último, fue requisado su domicilio y tomado preso le confinaron a Quito, perdiendo su archivo con documentos tan valiosos como el proceso de Dolores Veinteimilla; pero merced a su amigo Francisco Febres Cordero Montoya, quien consiguió que su hijo Francisco Febres Cordero Muñoz, en religión conocido como el Hermano Miguel, intercediera a favor de Arízaga, pudo marchar confinado a Guayaquil sin sufrir una pena mayor, y cuando se produjo el 6 de Agosto el asesinato de García Moreno, figuró entre los comprometidos porque Roberto Andrade y Abelardo Moncayo dieron su nombre al Dr. Ramón Gortaire, quien declaró en el juicio y lo comprometió. El Encargado del poder ejecutivo Dr. Francisco Javier León dispuso el 22 de agosto su prisión en el panóptico.
Allí escribió un papel titulado “Unos liberales” ironizando contra los liberales complicados en el susodicho asesinato y como no se le pudo probar nada en el juicio, recobró su libertad con la condición de someterse a un confinio; pero en eso se produjo la revuelta contra los Salazares y pudo volver tranquilamente a Cuenca en Febrero del 76, a sostener la candidatura presidencial de su amigo el Dr. Antonio Borrero Cortázar, con el folleto biográfico que circuló por todo el país bajo el título de “El señor doctor don Antonio Borrero, Presidente del Ecuador”.
Ese año Borrero fue electo Presidente Constitucional de la República y designó a Arízaga Ministro de Hacienda, pero a los pocos meses triunfó la revolución de Veintemilla y salieron al exilio; las cuentas del ministerio fueron examinadas por sus enemigos los liberales y no se halló en ellas partida alguna que fuera reprochable, por lo que el Juez dejó constancia de que le honraba la pureza con que había administrado la Hacienda Pública.
En 1880 fue contratado como Asesor Jurídico de la Compañía Minera de Zaruma y en enero del 1882 se trasladó a la capital para arreglar con el gobierno la construcción de un ferrocarril entre Zaruma y Santa Rosa.
Durante la campaña restauradora del 83 contra la dictadura de Veintemilla, se situó en Zaruma y desde allí enviaba colaboraciones para el quincenario “El Independiente” de Cuenca, con noticias variadas de esa campaña.
En una de ellas escribió al Gobernador del Azuay dándole informes sobre la toma de Guayaquil por las armas restauradoras. Su involución al conservadorismo era completa por oposición al fenecido régimen. Esas ideas las trasmitió a sus hijos Manuel Nicolás y Rafael María habidas en su matrimonio con su prima hermana Isabel Machuca y Anda.
El mismo año 83 presidió la Municipalidad de Cuenca y la Convención Nacional le designó primer Gobernador de la recién creada provincia de El Oro con sede en Cuenca primero, luego en Zaruma y finalmente en Machala. En esas funciones permaneció hasta el 85 y fue su Secretario mi abuelo Federico Pérez Aspiazu, a la sazón estudiante guayaquileño de Jurisprudencia en la capital azuaya.
El 84 colaboró en “El Progreso”. El 85 y el 87 presidió la Corte Superior de Justicia del Azuay. El 88 el presidente electo Antonio Flores le ofreció el Ministerio del Interior y Relaciones Exteriores, que declinó aceptar, pues se hallaba deprimido a consecuencia del inesperado fallecimiento de su esposa.
“Desde aquel acontecimiento fatal puede decirse que ya sólo fue una sombra melancólica, que llevaba encerrado en su pecho los recuerdos de un mejor pasado y la incertidumbre del porvenir fragmentos: // Enjuto el cuerpo, el rostro macilento / la mirada sin luz, y yermo triste / la excelsa frente, altar del pensamiento. // I esos sufrimientos mortales, más terribles que toda enfermedad física, fueron desgastando su ser y agostando lentamente esa que fuera tan útil como preciosa existencia para la familia, la sociedad y la Patria. // Avanza, fatigado peregrino; / también tiene el dolor su último día, / por piadoso decreto del destino! //
En noviembre del 89 escribió un poema “En la muerte de mi padre”. Murió el 21 de noviembre de 1 898 a la edad de 64 años, a causa de un mal del corazón, dejando solo los bienes heredados, pero sentó las bases de la prosperidad futura de su familia que desde entonces comenzó a figurar notablemente en la política del país.
“Fue estimado por la amenidad de su conversación, la finura de sus modales y la varonil gallardía de su apostura, que trasmitió a sus descendientes. “Sobretodo se distinguió por la probidad de su carácter, franqueza y denuedo. Su biblioteca era de las más ricas del Azuay después de la del Dr. Pío Bravo.”
Alto, trigueño, calvo en su edad madura, usaba bigotes y la barba negra y partida. En su hogar influyó sobre sus hijos. Rafael María le cantó con cariño // ! Ángel de Paz, de amor y de ternura, / que el bendecido hogar regó de flores / y endulzó de mis penas la amargura; //
En algunas de sus colaboraciones para la prensa usó el seudónimo de “Jorge Adams”. Su amigo Antonio Borrero escribió su Elogio Fúnebre.
MANUEL NICOLÁS ARIZAGA MACHUCA
POLÍTICO. Nació en Cuenca el 12 de Diciembre de 1856 y el 15 fue bautizado en la Catedral por su tío segundo fray Vicente Solano Machuca. Hijo legitimo del Dr. José Rafael Arízaga Machuca, político antigarciano, periodista de La Voz del Azuay, fundador del Círculo Católico Republicano, Ministro de Hacienda en 1876 cuya biografía puede verse en este diccionario y de su prima hermana Isabel Machuca y Anda, hija del ilustre prócer de la Independencia americana Coronel Alejandro Vargas- Machuca; cuencanos.
Realizó su educación primaria con preceptores y la secundaria en el Colegio de San Luís. En 1878 fue electo miembro de “El Liceo de la Juventud” que presidía Julio Matovelle bajo la dirección del Dr. Luís Cordero. Allí presentó el drama “La Expósita” en tres actos y en verso, que se llevó a escena en una solemne velada, aunque no llegó a publicarse.
“Fui de los primeros revolucionarios del Liceo para romper la monotonía semimonástica que predominaba en él durante cierta época y mis compañeros recuerdan todavía con benévola sonrisa, las barrabasadas de don Julián de Angaripola y del Mayoral Remache, con los que, imitando al espadachín Zavala y parodiando la Profecía del Tajo, me propuse llevar la nota alegre, humana, laica o civil, si se quiere decir, a nuestros ensayos”.
En 1874 inició sus estudios de Derecho en la Universidad de Cuenca. En 1875 colaboró en los periódicos “El Independiente” y “El Cuencano” y en 1876 en “El Crepúsculo” y “La Luciérnaga” donde aparecieron sus poesías “Adiós” y “Mi Musa”. Su padre era Ministro de Hacienda y al producirse en Guayaquil la revolución de Veintemilla, el joven Manuel Nicolás se creyó obligado a protestar, tomó las armas, combatiendo el 14 de diciembre en la batalla de Galte; y tras la derrota permaneció oculto por varias semanas en una hacienda.
En 1877 reinició sus estudios que concluyó en 1878. Entonces escribió un “Himno de Guerra contra Veintemilla”. El 23 de diciembre de 1879 se doctoró en leyes, el 15 de marzo de 1880 recibió la investidura de Abogado de la Corte Superior del Azuay, y editó un “Sencillo homenaje a la memoria de la señora Dolores Borrero de Vega” en 8 págs. En 1881 colaboró en el periódico “El Correo del Azuay”. Enseguida comenzó a dictar la cátedra de Derecho Público en el colegio Seminario, pero fue perseguido por sus ideas contrarias al gobierno y tuvo que emigrar a Zaruma, trabajando como abogado de la “Sociedad de Oro y Plata”.
En 1882 formó parte del batallón insurgente que se organizó en las minas y ocupó Zaruma, destituyendo a las autoridades que fueron reemplazadas con el Coronel Francisco Guillermo Ortega, nombrado Jefe Civil y Militar de la plaza; pocos días después salieron a Saraguro donde estaban acantonadas las fuerzas del General Francisco Javier Salazar, Jefe de la Expedición del Sur, a las que se unieron. Arízaga fue designado Auditor de Guerra de la expedición y con ella marchó a Quito, que ocuparon después de larga resistencia el 10 de enero de 1883.
El 18 de febrero tomó la palabra en el solemne acto de reapertura de la Universidad y se calificó de Soldado con muceta. A las pocas semanas fue designado Subsecretario del Ministerio del Interior y Relaciones Exteriores; funciones que desempeñó por dos meses, hasta junio, prefiriendo viajar a Guayaquil donde estaba el ejército “Restaurador” sitiando a las fuerzas de Veintemilla. La batalla final se produjo el 9 de Julio y el dictador fugó al Perú. Entonces participó de la Sociedad Francisco Javier Aguirre formada en Guayaquil por el Dr. Vicente Paz Carrión y colaboró en el órgano periodístico de dicha asociación que llamó “La República” y apareció como diario hasta diciembre del 83.
Llamado a Quito colaboró en el “El Gladiador” con Leonidas Pallares Arteta y en octubre, con Rafael María Arízaga en “El Independiente”, que duró varios meses en Cuenca.
En tales circunstancias el Pentavirato de Quito convocó a elecciones para conformar una Convención Nacional, Arízaga salió electo Diputado para la recién creada Provincia de El Oro. En la Convención apoyó la tesis del sistema federal de gobierno en tres departamentos, que no triunfó. De la Convención recibió el grado de Coronel efectivo, la Municipalidad de Cuenca le otorgó un honroso Acuerdo y en el Concurso literario promovido por el Comité Rocafuerte triunfó en Guayaquil con su Oda “A la Justicia”. Ese año, enemistado con el Coronel Luis Vega Garrido, por chismes y murmuraciones de la campaña restauradora, le disparó varios tiros, hiriéndole de gravedad; a consecuencia de ello dio a la luz una hoja titulada “Al Público”, viajó a los Estados Unidos, residió algunos meses en Brooklyn y tradujo varias poesías de Logfellow. A su regreso fue designado Agente Fiscal en Guayaquil, ciudad en la que acababa de residir varios meses y que por sus abiertos horizontes ilusionaba su alma de poeta, pero el Poder Judicial solo le contó pocos meses y se retiró para abrir su estudio profesional, pues a causa del incidente con vega prefirió alejarse de finitivamente de Cuenca.
Desde 1 888 comenzó a enviar colaboraciones a “La Unión Literaria” de Cuenca, al igual que lo hacía con “El Diario de Avisos” y “La Opinión Pública” de Guayaquil. En 1889 fue Vocal fundador del partido “Unión Liberal Republicana”, formado al amparo de la libertad electoral concedida por el presidente Antonio Flores Jijón y contrajo matrimonio con Emilia Luque (Márquez de la) Plata, con quien fue muy feliz y tuvo siete hijos. // Ya un altar en mi pecho has conquistado / y en él tendrás eterna adoración; / allí de hinojos vivirá postrado / fiel Ministro de amor, mi corazón // Ese año comenzó a colaborar en la “Revista Ecuatoriana” de Quito con poesías y artículos varios.
En 1890 editó en Cuenca el folleto “A la memoria del Dr. José Rafael Arízaga, fallecido el 21 de noviembre de 1889” y desde 1891 escribió en “La Palabra”. En 1892 colaboró en la “Revista Ecuatoriana” de Quito con una poesía dedicada a Sucre, fue designado delegado del Ecuador en la Exposición Mundial de Chicago, representando a Roberto Espinosa en las sesiones del Congreso especial sobre educación que se celebró en dicha ciudad.
Pronunció un discurso a nombre de de los Tribunales, Gobernaciones y Municipalidades de otras provincias en la inauguración de la estatua de Olmedo en Guayaquil. También colaboró en “La Unión Literaria” de Cuenca y el gobierno lo elevó a la categoría de Encargado de Negocios en los Estados Unidos; pero, teniendo preparado un viaje a Europa, declinó dichas funciones para visitar el viejo continente. Al regreso encontró al liberalismo en triunfo y mantuvo varias polémicas doctrinarias pues tenía el carácter intrépido y era un magnifico luchador.
Entre 1895 y 96 publicó “Breves observaciones a los racionalistas, en cinco entregas, donde sostuvo los derechos de la Iglesia, “que hermana la autoridad con la libertad”; también atacó a Alfaro por la prensa y por eso fue perseguido, bien es verdad que su esposa era sobrina política del todopoderoso ex Gobernador Plácido Caamaño, entonces en desgracia.
En agosto de 1896, radicado en su ciudad natal, estuvo entre los Jefes de la Revolución de Cuenca. En mayo del 97 redactó “El Mensajero” con Armando Abad Jáuregui y Mariano Prado Orrego, con frases descompuestas y crudos términos. El 98, por orden del nuevo gobernador del Azuay, Manuel Antonio Franco, famoso por su mano dura con los conservadores, fue apresado, salió al destierro y estuvo en Nicaragua, de allí pasó a Guatemala donde editó “Voces del destierro” conteniendo dos poesías suyas, luego siguió a México y como lo dijo en uno de sus poemas // De la costa mexicana // hacia la tierra peruana // crucé el mar directamente // Su familia lo alcanzó en Lima donde él había levantado su “tienda de peregrino”, después habitaron una casa del vecino balneario de Barranco y le nacieron varios hijos, entre ellos el notable repúblico Francisco Arízaga Luque y a todos inscribió en el consulado como ecuatorianos de nacimiento porque // Para el patrio sentimiento / sin intereses menguados / solo la propia nación / tiene títulos sagrados / para entregarle en soldados / los hijos del corazón. //
En el Perú trabajó casi cinco años en su profesión de Abogado, patrocinando asuntos legales y durante ese largo periodo no dejó un solo momento de pensar y actuar por el Ecuador. En 1897 publicó el poema “Pro Patria” en 8 páginas, del libro “Voces del destierro”, que le abrió las puertas del Ateneo de Lima, Igualmente fundó el periódico “El Proscrito” que salía a veces en Lima y otras en Piura, porque estaba organizando una expedición armada como en las épocas de Veintemilla; en 1898 combatió en Sabiango y fue derrotado. Esta última aventura militar le dejó arruinado.
Finalmente regresó a Guayaquil en mayo de 1901 en virtud del indulto concedido a los desterrados políticos por el nuevo presidente Leonidas Plaza. En 1902 vivía reintegrado a su profesión de abogado. El 15 de febrero de ese año falleció su hijo José Rafael de seis años de edad, a causa de fiebre y el día de la Virgen del Carmen perdió su casa en el gran incendio que se desató esa tarde.
Colaboraba en la “Revista Cuencana” y sostenía polémicas ardorosas. En 1903 publicó “Caín” en 53 páginas, bajo el seudónimo de “Vindex”, aclarando a Roberto Andrade quien había sostenido que su padre el Dr. José Rafael Arízaga, con otros revolucionarios más, había tramado el asesinato de García Moreno. Arízaga le contestó que su padre solo había conspirado contra ese régimen dictatorial y aunque conocía de la conspiración no había querido participar en ella, lo que en fin de cuentas era casi lo mismo que había afirmado Andrade.
En 1904 prologó el libro político de Miguel Ángel Vélez titulado: “El terrorismo en el Azuay” y empezó a sufrir los estragos de una cirrosis que lo fue minando y molestando, de tal suerte que decidió cambiar de clima y viajó con su familia a Cuenca. Allí se entrevistó con su antiguo compañero el general Antonio Vega Muñoz a quien le obsequió su espada que actualmente se conserva en el Museo Municipal de esa ciudad y al conocer su trágico fin, tomó la pluma por última vez y escribió una poesía en su honor.
Estaba sin fuerzas, ni siquiera podía levantarse de la cama a causa de numerosos sangrados pues sufría de varices internas y falleció el 28 de diciembre de 1906, a la edad de cincuenta años y en plena juventud. Su viuda e hijos regresaron en la mayor pobreza a Guayaquil y sus restos quedaron en el Azuay.
Alto, blanco, pelo, bigote y barba castaños, poeta romántico, periodista y escritor fustigante, polémico, conflictivo, que mucho amó y odió. Marcial en sus actos, actuaba por principios y no por situaciones.
Patriota, luchador contra las tiranías. Sus ideas, acordes con las viejas estructuras conservadoras del Azuay le atrajo persecuciones, exilios y pobrezas, pero al mismo tiempo su conducta siempre abierta a toda novedad, le hacía un sujeto moderno.