342. El retrato verdadero de Espejo

En 1.894 Federico González Suarez en el tomo IV de su Historia General del Ecuador menciona que en el Hospital de San Juan de Dios existía una pintura (al óleo y de grandes dimensiones) conocida como el “Cuadro de las Curaciones” confeccionado hacia 1.780 por el artista quiteño José Cortes Alcócer,  donde aparece el Presidente de la Audiencia José García de León y Pizarro acompañado de  sus familiares visitando el antiguo hospital de la Misericordia de Nuestro Señor, concediendo una donación al administrador  fray José del Rosario, de la Orden de San Juan de Dios (Betlemitas)

En 1.950 el sabio Luciano Andrade – Marín Baca publicó en el vespertino Ultimas Noticias una interesantísima serie de trabajos históricos referentes al pasado de la ciudad de Quito. En uno de ellos indicó que el único retrato verdadero de Espejo se encuentra a la izquierda del dicho cuadro, donde figura un médico uniformado en actitud de entregar un platillo a un enfermo.

En 1.976 el Teniente Coronel retirado Ángel Bedoya Maruri visitaba a su amigo Jorge Salvador Lara, en cierto momento recayó la conversación sobre el tema de Espejo y este le ordenó que investigue el paradero del cuadro mencionado por Andrade Marín, que fue hallado en una de las paredes del edificio de administración del hospital Eugenio Espejo en la Avenida 24 de mayo, en total abandono y olvido.

El Precursor era el único facultativo autorizado por el Cabildo para trabajar en el hospital, aparece vestido con el uniforme de los médicos de la época y en el rostro está la cicatriz indicada años antes en el mandato de arresto librado en su contra cuando huyó a Riobamba para no formar parte de la expedición al oriente. Allí se dijo: tiene una estatura regular, largo de cara, nariz larga, color moreno y en el lado izquierdo del rostro un hoyo bien visible. Espejo era un mestizo por tener los aportes de la raza indígena de su padre Luís Chusíg, apelativo que en quichua significa lechuza, y la blanca de su madre Catalina Aldás. El retrato le muestra de peluca blanca y mirada inteligente por inquisitiva como corresponde a médico de instrucción sólida y pensamiento moderno.

Al publicarse este redescubrimiento en 1.976 se reavivó el interés causado en los medios intelectuales por Andrade Marín en 1.950 pero los poderes públicos ni se inmutaron y continuó apareciendo la clásica efigie de Espejo,  una serie filatélica y hasta una medalla conmemorativa, pero nada de eso ocurrió y en las escuelas y colegios le siguen rindiendo tributo de admiración reproduciendo su imagen ficticia que consta en el óleo de 1.926 de César Villacrés que gusta mucho por la distinción que supo darle al personaje; pero existen tres más: el Espejo del Museo Jijón y Caamaño posiblemente realizado hacia 1.830 que representa a un joven desconocido, el de Manuel Salas de 1.909 confeccionado con motivo del lanzamiento del primer tomo de los Escritos de Espejo y el de 1.952 del maestro Pedro León.

En 1.982 Bedoya editó “El Dr. Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo” en 193 págs. con el verdadero retrato del Precursor pintado al carboncillo en la portada, aunque sin mencionar a Andrade Marín descubridor del retrato, lo que posiblemente Bedoya ni siquiera conocería porque su maestro Salvador Lara no creyó del caso referirle.  Posteriormente Carlos Freile Granizo ha vuelto a tratar el tema aportando fotos a colores de los cuatro retratos ficticios que circulan en el país.