ARIZAGA LUQUE FRANCISCO

REPUBLICO. Nació en Barranco, balneario de Lima, el 6 de Febrero dé 1900 mientras su padre estaba desterrado por el régimen liberal de Alfaro; pero a los pocos días fue inscrito en el consulado ecuatoriano. Hijo legitimo del Dr. Manuel Nicolás Arízaga Machuca, abogado, periodista y poeta del progresismo, natural de Cuenca, cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Emilia Luque (Márquez de la) Plata, guayaquileña.

En 1901 regresó su familia a Guayaquil y habitaron una casa propia en la calle Eloy Alfaro frente al paseo Montalvo. En 1905 falleció su padre de cirrosis y quedaron en absoluta pobreza. Cursó la primaria en el Asilo Santistevan de los padres salesianos y la secundaria en el Vicente Rocafuerte, destacando en ambos planteles gratuitos por sus dotes de líder y orador. Desde 1914 se ayudaba como inspector municipal de Recolectores de Basura, en 1918 ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil y sucesivamente fue electo Presidente de la Asociación Escuela de Derecho, de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador y concurrió al III Congreso Internacional de Estudiantes de la Gran Colombia celebrado en Guayaquil.

En esos años su personalidad había destacado en los círculos literarios de la ciudad y del país. Su “Nocturno Trágico Sentimental” obtuvo el primer premio en los Juegos Florales

Universitarios de 1919, soneto de corte modernista, escrito para espantar a los burgueses, conforme se acostumbraba por entonces. Paralelo a su ensayo poético se revelaba en él la vocación periodística con rasgos acentuados de originalidad. Sus artículos, amenos y profundos, trasuntaban su carácter severo e intransigente con las defecciones de la moral”. Dominaba el inglés y el francés, aprendidos con diccionarios traducía a Walt Withman, era un excelente deportista, jugaba fútbol con los oficiales del batallón Marañón y en una hermosa kermes del parque Seminario, organizada por su tía segunda Ana Darquea de Sáenz de Tejada, Presidenta del Belén del Huérfano, conoció a la joven María Lola Murillo Arzube, a quien se presentó con un ramito de flores en la mano que recién había arrancado y comenzó el idilio.

Desde 1920 principió a escribir en “El Guante” y en 1922 en “El Universal” bajo el seudónimo de “Max Smeir.” El 22 de Agosto de este último año contrajo matrimonio y entró a trabajar en el estudio de su tío político el Dr. Rómulo Arzube (Febres) Cordero, Procurador de Sucesiones del Guayas, quien lo dirigió en su tesis doctoral, que tituló: “Sucesión por causa de muerte en el derecho civil ecuatoriano” y “para la matanza da obreros del 15 de Noviembre se le hizo en la garganta un nudo de rabia y de sed de justicia, tal vez entonces sus sienes pensativas fueron de las primeras en soñar en un nuevo Ecuador.”

En 1924 se graduó de abogado y especializó en Sucesiones, se independizó y puso Estudio aparte en los altos de 9 de octubre entre Pichincha y Pedro Carbo, donde permaneció hasta su muerte. El éxito profesional no se hizo esperar y fue contratado como jefe del Departamento Jurídico del naciente Banco La Previsora, sus artículos constituían lectura obligada en la ciudad.

El 9 de Julio de 1925 estalló la revolución militar que depuso al Presidente Gonzalo S. Córdova. Había llegado la hora de los jóvenes del país, Arízaga siguió de cerca los acontecimientos y apoyó a sus amigos los oficiales del Marañón que asumieron el poder en Guayaquil.

Formado en Quito un gobierno plural como ensayo contra tas pretensiones autoritarias de mando individual, compuestos por políticos jóvenes como Luís Napoleón Dillon, José Rafael Bustamante, Modesto Larrea Jijón y Francisco Gómez de la Torre representantes de la sierra y Francisco Arízaga Luque, que reemplazó al genereal Moisés, Pedro Pablo Garaycoa Cabanilla y Francisco Boloña Rolando por la costa, Francisco Gómez de la Torre por el ejército y Julio E. Moreno en la secretaría. Los miembros se alternaban en la presidencia de la Junta. Arízaga desempeñó la cartera de Educación Pública y “puso de manifiesto su sana intención política y su propósito patriótico en momentos de agitación y violencia. Fomentó la cultura popular, reformó los planes de estudio, mejoró los presupuestos universitarios, creó el Conservatorio de Música y la sección de Bellas Artes de Guayaquil, laboró por la alfabetización del campesinado, elevó los sueldos del magisterio y cuando la autonomía universitaria era sólo una aspiración, luchó por ella y la consiguió”. También estuvo por corto tiempo encargado del Ministerio de Relaciones Exteriores y el 1 de abril de 1926, al entregar el Poder a una Segunda Junta, igualmente civil, volvió a Guayaquil.

En 1927 recorrió con su familia varios países de América y Europa; siempre le gustó vivir bien, brindar y agasajar. Era uno de los más notables y acreditados civilistas del país. Su personalidad, don de gentes y elegante oratoria le abrieron las puertas del triunfo profesional y esto le permitió adquirir numerosas propiedades. En 1932 compró varias manzanas de terreno en el Barrio del Centenario y poco después una villa en la Avda. Amazonas de Quito.

En 1934 trabajó como liberal radical por la candidatura de Colón Eloy Alfaro a la presidencia de la Repúblic, mas triunfó Velasco Ibarra. En 1935 el Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río logró la unificación del Partido Liberal a base de un acuerdo entre los grupos arroyista y baquericista que lideraba Enrique Baquerizo Moreno. La Directiva quedó conformada de la siguiente manera. Director Arroyo del Río. Vocales principales 1°. Enrique Baquerizo Moreno, 2o. Fausto Navarro Allende y 3o. Leopoldo Izquieta Pérez, Suplentes 1°. Francisco M. Ferruzola Morlás, 2o. José María Estrada Coello y 3o. Francisco Arízaga Luque. Secretario fue electo Gabriel Pino Ycaza quien se ausentó poco después a Lima y Prosecretario Jorge Pérez Concha quien lo reemplazo. En agosto, como estaba afiliado al Partido Liberal, se opuso a la política egoísta por personalista de Arroyo del Río, y se desafilió. En diciembre fue designado miembro de la Comisión revisora de

Legislación. A principios del 38 se ausentó con su familia a Chile, donde permaneció varios meses.

En enero del 38 el General Alberto Enríquez Gallo había convocado a una Asamblea Constituyente y ante ella dimitió sus funciones dictatoriales el día 10 de agosto. Arízaga, liberal, demócrata y progresista, electo Diputado por el Guayas, ocupó la presidente de la Asamblea, recibió la banda presidencial y se la colocó al Presidente de la Corte Suprema Dr. Manuel María Borrero González, a quien se eligió Presidente Provisional el mismo día.

La Asamblea estaba compuesta por tres bloques: el liberal, el socialista y el conservador. La mayoría estaba formada por los liberales y socialistas unidos. En diciembre se procedió a elegir Presidente Constitucional por el periodo de 1938-42, Arízaga fue propuesto para el cargo, se excusó de aceptar en un exceso de delicadeza personal debido a que estaba ejerciendo mando. Seguramente la suerte del país hubiera sido otra si aceptaba, pero él era así de delicado y su desinterés personal marcó siempre su conducta política. Todo para el país, nada para mí, solía decir a sus amigos, cuando éstos le proponían alguna posición personal.

Surgieron los nombres del General Enríquez y del Dr. Arroyo del Río, que no alcanzaron mayoría. El primero por haber sido dictador y el segundo por tener entre sus clientes a compañías extranjeras. Borrero también tenía sus partidarios, pero viendo que los diputados no iban a elegirlo, dimitió intempestivamente sus funciones y se creó el vacío de poder. El Diputado Alfredo Pareja Diez Canseco le propuso al Diputado Carlos Cueva Tamariz la presidencia y hubiera ganado de aceptar pues el bloque liberal estaba incompleto y los socialistas en mayoría, pero éste se excusó en razón de que siendo socialista no hubiera tenido el apoyo del ejército, mayoritariamente liberal. Entonces Arízaga pidió a los diputados que voten por el Jefe del bloque liberal Dr. Aurelio Mosquera Narváez, se mandó a ver a sus casas a los Diputados liberales que faltaban y éste fue electo con el voto de liberales y socialistas, pero casi enseguida tuvo serios contratiempos con la Asamblea por obedecer ciegamente los dictados politices del Dr. Arroyo del Río, Jefe Supremo del Partido Liberal, quien era el que realmente mandaba desde su estudio en Guayaquil.

A principios de diciembre de 1938 la pugna se tornó insostenible y el Ministro de Defensa Nacional Galo Plaza Lasso, apoyado en los batallones acantonados en Quito, disolvió la Asamblea y envió a los Diputados al Panóptico, quienes permanecieron presos más de un mes hasta que en enero de 1939 pudieron recobrar su libertad Este escándalo conmovió la conciencia democrática de Latinoamérica y del país y originó una serie de desgracias que después hubo que lamentar.

Decepcionado de las ingratitudes de la política Arízaga enfermó seriamente de agotamiento nervioso y en junio se embarcó a Alemania, internándose en el “Tropen Institute” de Hamburgo. Allí lo sorprendió en septiembre la declaratoria de la II Guerra Mundial. Enseguida tomó un buque carguero, regresó a New York y se enteró del suicidio de Mosquera Narváez, quien tomó veneno a causa de una dolorosa siruación conyugal, siendo sucedido por Arroyo del Río, presidente del Senado. I convocadas las elecciones presidenciales para enero de 1940, Arroyo del Río entregó el mando al Presidente de la Cámara de Diputados Andrés F. Córdova y lanzó libremente su candidatura presidencial.

Los amigos y partidarios de Arízaga propusieron su nombre al pais pero éste se excusó por razones de salud pues recién acababa de retornar al Ecuador sin haber concluido su tratamiento. Realizados los comicios nacionales triunfó Arroyo del Río frente al Independiente José María Velasco Ibarra y al conservador Jacinto Jijón Caamaño, en claro fraude electoral, que ocasionó que se insurreccionaran los aviadores de Quito, pero el Encargado Dr. Córdova dispuso su prisión y por la frontera con Colombia hizo salir del país al candidato perdedor Velasco Ibarra.

El 10 de diciembre, ante las alarmantes noticias del avance militar peruano Arízaga integró en Guayaquil la “Liga de Defensa Nacional” convocada por la Asociación Escuela de Derecho y denunció el peligro de invasión, demandando el fortalecimiento de las guarniciones fronterizas para impedir que continúe la amenaza peruana. En Julio de 1941, al producirse la invasión, ayudó a los refugiados orenses con plata y persona. En enero de 1942 el Ecuador suscribió el ominoso e irrito Protocolo de límite en Río de Janeiro que cercano una gran parte del territorio nacional.

Enterado Arízaga del asunto mientras tomaba un café en el bar La Colmena ubicado en Luque entre Pedro Carbo y Pichincha, se puso de pie indignado y gritó: “Esto no puede quedarse así, es la más grande ignominia que ha cometido este gobierno ¡Nunca tendremos paz! y desde ese instante empezó a combatir al régimen que contestó con las famosas “leyes de Coordinación” y nuevamente el país vivió momentos de dura represión. En marzo cayeron presos varios amigos suyos y los enviaron a Quito. Arízaga tuvo que esconderse en la casa de su tío político Rómulo Arzube Cordero. Semanas más tarde salió y constituyó un buró político en su estudio profesional ubicado en el primer piso alto del boulevard 9 de octubre entre Pichincha y Pedro Carbo.

Durante los días previos de la semana santa de 1943, propiamente en el mes de abril, fue desafiado por el Intendente de Policía del Guayas, Manuel Carbo Paredes, armado de una pistola, en media calle y en frente del Estudio de Arízaga, le gritó en varias oportunidades que salga a la calle si era hombre. Sin amilanarse en lo absoluto Arízaga salió al balcón y delante de una gran cantidad de público que se había arremolinado ante el escándalo gritó: “Dispara cobarde, pero apunta bien”, mientras numerosos pesquisas montaban guardia en el zaguán para apresarlo cuando bajara. Carbo se retiró al edificio de la Gobernación y pidió una boleta de captura, que el Gobernador Enrique Baquerizo Moreno se negó a conceder. Entonces regresó y ordenó a la guardia que no se mueva del zaguán y allí se estuvieron en partidas de a cinco durante cuatro meses.

Durante ese tiempo Arízaga permaneció en su Estudio sin poder salir, alimentándose por medio de una canasta que le bajaban con soga del departamento de los altos donde vivía Manuel Seminario Tejada, a) El Meme, a través de un oramen practicado en tas tablas del techo. Por allí también se hacía cortar el pelo subido en una escalera. Un día los pesquisas impidieron el ingreso de comestibles al departamento de los Seminario. El Meme fue a la Intendencia y dijo: “Moriré de hambre junto a los míos porque mientras tengamos un pan nadie podrá impedir que lo comparta con Pancho Arízaga”. Noble declaración, que unida al escándalo diario que se armaba en el sector, hizo que el Intendente desistiera de sus propósitos y Arízaga volvió a recobrar la libertad después de tan largo período.

Convertido en la figura clave de la oposición al arroyismo, a fines de año formó la agrupación Alianza Democrática Ecuatoriana A.D.E. organismo de alcances nacionales que unificó a los partidos políticos. El mismo redactó el Reglamento de funcionamiento a lápiz, sobre hojas de papel periódico (que mi admirada amiga su hija Susana de Vélez Pontón tuvo la amabilidad de mostrarme en su casa) y cursó las invitaciones para la reunión inaugural donde fue electo Director Permanente; después le solicitaron que acepte la candidatura a la presidencia de la República que rechazó por modestia y para que no se diga que había constituido ADE solamente por usufructuar de ella, presentando el nombre de Víctor Emilio Estrada, más conocido como banquero que como político. El grupo de la sierra prefirió a Velasco Ibarra y en aras de la unidad nacional A.D.E. lo proclamó; sin embargo, con el paso de los meses, se veía venir el fraude a favor del candidato gobiernista Dr. Miguel Ángel Albornoz Tabares, Presidente del Congreso.

En febrero de 1944 envió a su esposa e hijos a New York para ponerlos fuera del alcance de posibles retaliaciones. En mayo empezó a fraguar la revolución militar contando con el apoyo de su Asesor el Comandante Sergio Girón. Al mismo tiempo realizó una formidable campaña cívica con la ayuda de Aparicio Plaza Sotomayor, Alfredo Pareja Diez-Canseco, Alfonso Belisario Larrea Alba, Pedro Saad, Manuel Elicio Flor, Manuel Sotomayor y Luna, Mariano Suarez Veintimilla, Manuel Agustín Aguirre, Gustavo Becerra, Efraín Camacho Santos, Ángel Felicísimo Rojas, Alfredo Vera, José María Ala-Vedra y Tama, Armando Espinel Mendoza, Rafael Mendoza Avilés, Eloy Velásquez Ceballos, Julio Teodoro Salém, los entones jóvenes Camilo Ponce Enríquez, Carlos Julio Arosemena Monroy, Jorge Zavala Baquerizo, Frankryn Pérez Castro y otros más. La noche del 28 de Mayo estalló la revolución en Guayaquil, el pueblo se tomó a bala los cuarteles de los Carabineros, de los Pesquisas y la casa del Gobernador del Guayas y mientras las fuerzas revolucionarias nombraban en Guayaquil un Gobierno Provisional compuesto por Arízaga Luque, Aparicio Plaza, Alfonso B. Larrea, Pedro Saad, Ángel Felicísimo Rojas y Armando Espinel; en Riobamba Julio Teodoro Salem traicionaba la unidad del movimiento y proclamaba por su cuenta a Velasco Ibarra, quien se encontraba en Colombia, entró a Quito y asumió el mando y enseguida, a fin de alejarlo del país, le propuso a Arízaga la Embajada en Washington primero y luego en México que éste declinó con mucha cortesía.

Poco después se realizaron las elecciones de Diputados a la Asamblea Constituyente que se instaló el 10 de agosto. Arízaga salió electo Presidente, ya sufría de ulceras y a fin de contrarrestarlas bebía constantemente agua de matico. El 9 de octubre fue designado “Mejor Ciudadano de Guayaquil” por el Concejo Cantonal.

La Asamblea fue memorable pues por primera ocasión se crearon treinta y cinco plazas para los representantes funcionales, que en su mayor parte fueron ocupadas por liberales dejando a los conservadores en minoría y por la categoría de sus miembros que formaban la vanguardia intelectual del país, lamentablemente dentro de su seno se empezó a sentir las diferencias ideológicas entre socialistas y comunistas que jamás volvieron a marchar juntos, las relaciones de Velasco Ibarra con los diputados se hicieron tensas impidiendo la ansiada transformación nacional, pero aun así la Asamblea sesionó durante el año 1945 y dio al país una de las Constituciones más democráticas y progresistas del mundo; al punto que fue traducida al francés por el ideólogo Paúl Van Court, como modelo de Constituciones modernas y para consultas internacionales.

Era el hombre del momento, su personalidad se imponía, su verbo arrebataba y el país comprendía que era un líder, empero Velasco desconfiaba de su popularidad y como tenía de Ministro de Gobierno a Carlos Guevara Moreno, un joven político que maquinaba proclamar la dictadura, apuró la nueva Constitución para que la Asamblea dejara de funcionar lo antes posible y cuando ésta terminó sus labores, se deshizo de Arízaga porque le designó Embajador en varios países europeos con sede en Londres.

Arízaga se embarcó en Guayaquil con su familia y estando en Panamá se enteró del absurdo y torpe golpe dictatorial velasquista del 30 de marzo de 1.946, entonces renunció a sus funciones y se acogió al exilio voluntario en Panamá. Después vivió en Costa Rica donde no se acostumbró y para seguir más de cerca los acontecimientos decidió viajar a Lima. Al pasar por Guayaquil la pesquisa – ahora velasquista – no lo dejó desembarcar.

Durante la revolución y dictadura del Coronel Carlos Mancheno Cajas en 1947 no tomó partido y como Mancheno solo pudo sostenerse siete días, ocupó interinamente la presidencia Mariano Suárez Veintimilla mientras las fuerzas vivas resolvían quien completaría el periodo de Velasco Ibarra hasta el 48. Numerosos ecuatorianos pidieron entonces que se llamara a Arízaga Luque que se encontraba en Lima pero el grupo de Galo Plaza le temía por la villanía que habían cometido con él y con los diputados de la Asamblea en 1938 y lograron mover en Quito los hilos tan hábilmente y por medio del Dr. Andrés F. Córdova, que lograron convencer al Obispo de Guayaquil Dr. José Félix Heredia, para que se traslade a la residencia del banquero Carlos Julio Arosemena Tola y prácticamente le implorara su sacrificio por el país aceptando la primera magistratura que Arosemena ni ambicionaba ni quería. Esta habilísima maniobra política del grupo placista de la capital permitió el ascenso al poder de Galo Plaza en 1948, ya sin el insalvable obstáculo de la tremenda popularidad de Pancho Arízaga Luque.

Al ascender Carlos Julio Arosemena Tola al Poder fue llamado Arízaga a Guayaquil por sus amigos y partidarios que le tributaron un apoteósico recibimiento. El Presidente lo admiraba y designó Embajador en Caracas y Enviado Especial a la transmisión de mando de Rómulo Betancourt a Rómulo Gallegos.

En su brillante desempeño diplomático obtuvo la adhesión de Venezuela a la “Carta de Quito”. En 1948 fue confirmado en sus funciones por el nuevo Presidente Galo Plaza Lasso que le desagravió de pasadas ofensas, mas Arízaga no era hombre de medias tintas y renunció la Embajada pues no había olvidado la infamia sufrida en noviembre del 38.

A fines de 1949 estuvo de regreso en Guayaquil y fue proclamado candidato a la alcaldía, mas estableció como condición la unidad de las fuerzas anticefepistas. Los liberales, como siempre, pusieron el desorden y entonces renunció en favor de Alberto Ordeñana Cortes, que no triunfó. Ese año vivió siete meses en Cuenca preparando documentos para un libro en homenaje a su padre, editado con prólogo de Víctor Manuel Albornoz. De regreso propugnó la formación del partido Radical Laborista.

El 29 de enero de 1950 presidió en Guayaquil un gran acto público de repudio al Protocolo de Río de Janeiro. En 1953 viajó a Europa y fue gestor y Presidente con Armando Pareja Coronel del Comité “Pro defensa del Puerto de Guayaquil”, que solicitó el dragado del río Guayas porque los buques de alto calado, como los de la Grace Line, ya no podían entrar y con Pareja Coronel se opuso tenazmente a la construcción del Puerto Marítimo.

En 1959 el Presidente Camilo Ponce lo designó Embajador ante las Naciones Unidas, pero al llegar a Houston fue operado de urgencia en el “John Hopkins Hospital” de úlceras sangrantes, se agravó en el post operatorio y fue llevado con fiebres a Baltimore, donde el Dr. Ley Martin le disolvió un acceso detrás del hígado, utilizando fermentos; método novísimo que recién se había inventado en ese país.

Regresó muy decaído, aunque se recuperó y en 1962 presidió la “Junta de Defensa Cívica de Guayaquil” con Juan Tanca Marengo y Juan Modesto Carbo Noboa, que recomendó la candidatura a la Alcaldía del Coronel Aurelio Carrera Calvo. Vivía con los suyos en una villa propia en el barrio del Centenario y era atendido en sus quebrantos de salud por su amigo el Dr. Jorge Luís Aúz, a quien terminó obsequiando un gran reloj de abuelo, para que el galeno contara las horas del día y de la noche, pues a causa de su numerosa clientela trabajaba más de doce horas.

Vivía una dorada mediocrita, querido y respetadísimo por todos los sectores del país que no habían olvidado sus servicios cívicos, pero al mismo tiempo le apesadumbraban los males de su Patria pues “hasta el final se preocupó por la marcha de la democracia de su ciudad y del país. Por eso su vida es un ejemplo de desprendimiento y patriotismo, prototipo de la pasión ennoblecida”.

La noche del 22 de octubre de 1964 murió a consecuencia de un paro cardiaco y con su fortuna muy disminuida, solo tenía sesenta y cuatro años de edad.

Alto, piel canela, extrovertido, orador y político carismático. Generoso, brindador, alegre y extrovertido, “su frente era de poeta, sus hombros de estibador. Escribía igual que peleaba a puñetazos.” Líder nato pues donde él entraba el resto de la gente desaparecía. Ingenioso, humorista e invariablemente vestido de dril blanco, era el perfecto guayaquileño.

Su soberbia cabeza de senador romano imponía respeto y su palabra honda y sentida dignificaba toda reunión. El pueblo confió en él y lo acompañó en la más dura y formidable de las luchas cívicas en defensa de la libertad y de la democracia. Fue inspirador, el alma, la pasión reflexiva de la revolución del 28 de mayo de 1944, movimiento unánime que emergía del corazón del pueblo para lavar injurias hechas a la Patria”, por eso lo llamaban “El Caballero de la Esperanza”.

Su alma hermosa y viril no se había hecho para las trapisondas ni para las sinvergüencerías, de allí que su nombre constituye la más alta nota constitucional y democrática del Ecuador en la década del 38 al 48, por su proverbial desinterés y cívicas virtudes. Por eso está considerado ente los más ilustres ecuatorianos del siglo XX.

La Municipalidad de Guayaquil en justo homenaje a su memoria ha pintado en el cielo raso del Salón de Honor del Palacio, su efigie como líder indiscutible de la heroica gesta cívica llamada la “Gloriosa” revolución del 28 de mayo. En dicho fresco, obra del artista Luis Peñaherrera, se le ve de cuerpo entero, altivo como siempre y en actitud de arengar a las masas.