POLITICO Y ESCRITOR.- Nadó en Cuenca y fue bautizado el 15 de Diciembre de 1853 expósito a las puertas del Dr. José Arévalo, conocido abogado de esa ciudad.
Pronto descolló por su talento y para ganarse la vida pasó a Bahía de Caráquez dedicado a la enseñanza de la juventud; mas en 1876 volvió a Cuenca, ingresó al Colegio Nacional donde estudió Jurisprudencia y tras coronar sus estudios se graduó de Abogado el 12 de febrero de 1879. Entre 1880 y el 81 volvió a vivir en Manabí desempeñándose en su nueva profesión. El 82 regresó a Cuenca. Su amigo Manuel J. Calle escribió de esas épocas: “Se ensayó como defensor de criminales y se conserva memoria de aquellos famosos Jurados en que Arévalo actuaba como defensor”.
En enero de 1887 intervino en el bullado juicio iniciado contra el Coronel Luis Vargas Torres y sus compañeros de armas, por el Consejo de Guerra verbal; firmó la solicitud de conmutación de la pena de muerte y la presentó, pero no obtuvo resultados favorables y el héroe esmeraldeño fue fusilado el 20 de Marzo. Arévalo se hizo conocido en todo el país y en su calidad de profesor de la Universidad de Cuenca intervino en Octubre en las elecciones del Rector.
Desde Febrero del 88 colaboró en “El Diario de Avisos” de Guayaquil con éxitosos artículos de índole política; sin embargo, el ambiente cuencano era tan opuesto a toda reforma, a toda idea liberal, que prefirió salir de esa ciudad y viajó al puerto principal, donde poco después apareció al frente del periódico “El Pueblo” escribiendo sobre temas patrióticos y populares. El 4 de Marzo de ese año publicó una Carta Abierta al Obispo Miguel León Garrido, que al ser reproducida en Cuenca motivó la prisión de Manuel J. Calle. Poco después participó en un miting para examinar la situación fiscal del país y el 31 de ese mes formó parte de una Comisión popular investigadora.
En Enero de 1891 defendió al Dr. Felicísimo López de la comisión del delito de herejía y presentó un brillante alegato al respecto. Fruto de esa actuación fue su folleto “Defensa del Sr. Dr. Emilio Arévalo a favor del Sr. Dr. Felicísimo López, sindicado por causa religiosa” en 11 páginas.
En 1892 salió electo Senador por Esmeraldas. En Febrero del 93 contrajo matrimonio con la notable poetisa Carolina Febres – Cordero Franco, fueron muy felices y tuvieron por hijos a una niñita que falleció y a Carlos Helí Arévalo, filántropo de ideas comunistas, fallecido sin sucesión. Ese año publicó en Cuenca el folleto “Reseña Política del Ecuador”.
Para los sucesos revolucionarios del 5 de Junio de 1895 redactó uno de los dos proyectos del Acta de Pronunciamiento de Guayaquil por la transformación liberal. El otro proyecto fue obra de Isidro María Suárez y Suárez. Los documentos fueron debatidos en Asamblea Pública en la Municipalidad y en la Gobernación bajo la dirección de Luis Felipe Carbo y se aprobó finalmente el de Suárez. A la llegada de Alfaro estuvo en la Comisión liberal que le dio la bienvenida, pero poco después se apartó de su lado por causa de su amistad con el General Plutarco Bowen, acusado de atentar contra la estabilidad del nuevo régimen. El Ministro Luis Felipe Carbo dispuso la prisión de Arévalo que dirigía el periódico “El Globo” y el destierro del Director del diario “El Grito del Pueblo”. Después cayó Carbo de su Ministerio. Entonces Alfaro dictó el Decreto Supremo del 18 de Febrero de 1896 sobre el impuesto al alcohol y Arévalo sacó un folleto sobre el tema en 6 páginas.
En Enero de 1898 fue designado Primer Diputado suplente por el Azuay y en Abril publicó una Carta Abierta sobre la independencia política de Cuba titulada “Intervención de los Estados Unidos” documento importantísimo para el conocimiento de la política ecuatoriana en ese problema.
En 1900 apoyó la ayuda del Presidente Alfaro a los liberales de Panamá y habiendo surgido la candidatura oficial del General Leonidas Plaza a la presidencia de la República, dirigió el Comité Central Electoral placista en el Litoral.
Cuando en 1901 se produjo el rompimiento político de Plaza y Alfaro, apoyó al primero, a quien entregó el 30 de Junio el Memorándum “Consideraciones Políticas al General Plaza” pidiéndole que asuma el poder con todas las facultades para no ser un maniquí de Alfaro; mas al igual que en la ocasión anterior, rompió violentamente con el régimen y se pasó a la oposición incansable y franca hasta más no poder. “Atacó todos los actos y desprestigió a todos los hombres de gobierno; se movió, intrigó, conspiró”.
En 1902 fue electo Primer Diputado por el Guayas y al instalarse el Congreso ejerció la Vicepresidencia de la Cámara. Entre 1903 y el 5 fue el amigo confidente del General Flavio Alfaro. En 1904 fustigó al régimen con el folleto “Ineptitud o traición”, en 9 páginas. En 1905 luchó contra la candidatura oficial de Lizardo García y cuando ascendió al poder le combatió con igual dureza que a Plaza y a Alfaro a través de la prensa, especialmente en “El Tiempo” de Guayaquil, donde también comentó acerca de la Extinción de la Deuda Externa, artículos que recogió en un folleto de 48 páginas y en otro titulado
“Porrazos a Porrillo” en 78 páginas y al estallar la revolución del l de Enero de 1906 en Riobamba, estuvo entre los comprometidos en Guayaquil. Por eso el día 7 fue detenido por pocas horas, el 16 el pueblo se enteró de la victoria de Alfaro en Chasqui, salió alas calles a gritar por el Viejo Luchador y el Vicepresidente Alfredo Baquerizo Moreno se hizo fuerte y pretendió formar un nuevo gobierno, pero el 19 fue derrocado, siendo Arévalo el héroe de esa cívica jornada que fue cruenta pues dejó varios muertos en las calles. Entonces fue proclamado Jefe Civil y Militar de Guayaquil y contribuyó a la consolidación de la segunda administración alfarista.
Poco después fue designado Ministro Plenipotenciario y Enviado extraordinario en el Brasil, viajó con su esposa y su hijo de trece años a la ciudad de Petrópolis, entonces capital de ese bello país, arribando en Mayo.
Su labor fue agotadora pues en poco tiempo trató asuntos tan diversos como los relacionados con los límites, arbitrajes, navegación y comercio fluvial, desarrollo económico e intercambio comercial con Brasil, Argentina y otros pueblos y admira como pudo, sin tener antecedentes ni preparación diplomática y en tan corto lapso, realizar una labor tan fecunda. También actuó como Delegado a la III Conferencia Internacional Americana con el Teniente Coronel Olmedo Alfaro Paredes, oponiéndose sistemáticamente al dominio de los Estados Unidos a través de la llamada “Unión Panamericana”, antecedente de la actual Organización de Estados Americanos OEA (1) después enfermó y ya no pudo regresar a la Conferencia.
En el Brasil escribió un luminoso informe de 17 páginas sobre la situación limítrofe entre el Ecuador y Colombia, que entregó al Canciller del país, pidiéndole que no accediera a las pretensiones colombianas. Igualmente un Memorándum sobre el proyecto de Tratado de Comercio y Navegación Fluvial.
Al Ministro del Interior del Ecuador envió un documento sobre el problema del Ferrocarril al Oriente opinando sobre la conveniencia del trazo por la vía Paute-Morona, por ser mas corta que la de Ambato-Curaray. En dicho
estudio manifestó que la salida al Pacífico se haría por Puerto Bolívar en la provincia de El Oro y todo lo recogió en un folleto en 37 páginas, que dio a la luz en la Imprenta Nacional de Quito en 1 907 y en Septiembre regresó a Guayaquil (2)
En 1908 fue detenido y permaneció ocho meses en el penal de Quito por causas políticas que no han sido aún estudiadas. Ese año publicó el folleto “Crisis Remediable” sobre la baja del precio del cacao; pues, desde hacía algún tiempo había adquirido con el producto de sus honorarios, varias huertas de cacao en producción en la jurisdicción de Naranjal y Balao, provincia de El Oro.
Arévalo se revelaba contra la política de abusos en la fijación del precio de dicho producto por parte de los agentes comisionistas nacionales y los trust internacionales.
Ese año escribió en “El Tiempo” con su firma y también bajo el seudónimo de “Nariz del Diablo”, tomado de la célebre obra de ingeniería de ese nombre, en el ferrocarril Quito – Guayaquil.
En 1910 editó su alegato en defensa de Francisco Bacott acusado de tentativa de asesinato de Tobías E. Zevallos Chiriboga, folleto de 10 páginas. En 1911 insistió en una Carta Abierta en su propuesta sobre el Ferrocarril al Oriente.
El 5 de Enero de 1912 y ante la gravedad de los sucesos políticos que ensombrecían el panorama del país, lanzó la volante “Evitemos la Matanza”, proponiendo la renuncia de los aspirantes a la presidencia de la República para que se nombren delegados por cada facción, con el propósito de elegir a un solo candidato por el Partido Liberal; sin embargo, las pasiones exacerbadas impidieron llegar a una avenencia y se produjo la guerra civil, en la que Arévalo no participó.
En Febrero de 1912 escribió “La Cooperativa y el alza del cacao” proponiendo la creación de una Cooperativa de productos y la búsqueda directa de mercados para evitar intermediarios exportadores. Parece ser que la simple enunciación de estas medidas, unida a su antigua
militancia política antiplacista, le convirtieron en hombre de gran peligrosidad para el régimen y mas aún para los monopolios de exportación, al punto que el 9 de Mayo consiguieron su orden de destierro, el 15 salió al Perú a bordo del Maipo y cuando se había instalado en Paita se rumoró un levantamiento en Santa Rosa y el gobierno peruano le ordenó internarse en Clova primero y después en Eten o en el Callao, alejándole aún más de la frontera ecuatoriana, en todo lo cual estuvo la mano negra del placismo; sin embargo, no residió mucho tiempo en aquel país, pues viajó a Panamá y en Octubre de 1912 regresó a Guayaquil y editó el folleto “Más de US$ 800.000”, demostrando a cuanto ascendía el perjuicio económico de los productores de cacao a causa de la intromisión de las empresas imperialistas.
A consecuencia de esta publicación tuvo que salir nuevamente al destierro al Perú y después a Panamá, donde solicitó al Jefe del partido liberal de esa nación, una compensación económica por los auxilios prestados por Alfaro en 1900.
En Septiembre de 1913 inició Carlos Concha su revolución en Esmeraldas que duró tres años. Arévalo creyó esperanzadamente en ella y al mismo tiempo vio prolongar su destierro en Panamá en medio de una dura estrechez económica.
Su esposa e hijo seguían en Guayaquil habitando la casa propia de Boyacá y Colón cuyos bajos alquilaban; pero las escasas rentas que percibían, a duras penas les alcanzaba para vivir y auxiliar en algo siquiera al desterrado, por ello tuvieron que hipotecarla a un Banco. Además, las huertas de cacao Balao Chiquito, Trasnsvaal, Chacayacu, entregadas a administradores poco cuidadosos, casi no producían. 1914 fue un año malo económicamente hablado, pero el éxito de las montoneras conchistas en la provincia de Los Ríos les llevó a creer en el triunfo de la revolución y en el final del exilio.
Mientras tanto colaboraba para el “Star and Herald” de Panamá con artículos tan importantes como el denominado “Plaza y Huerta” diferenciando las actitudes de dichos presidentes, el ecuatoriano y el mexicano, frente a la ingerencia del imperialismo yanqui.
También de esas épocas son sus folletos “El Arbitraje White”, “Asociación de Agricultores del Ecuador” y “Otra pérdida’’ que casi no circularon en el país por haberse impreso en Panamá. También escribió una “Carta a Venustiano Carranza”, conocido dirigente mexicano, pues se había interesado y seguía muy de cerca el desenvolvimiento de la revolución agraria en ese vasto país.
I cuando nada hacía pensar que sufriera un trágico como violento fin, enfermó de gravedad y falleció en pocas horas, a la una y media de la madrugada del 10 de Junio de 1915, en el Hospital de Ancón de Panamá, acompañado únicamente del Cónsul y de algunos miembros de la colonia ecuatoriana.
Su cadáver fue conducido a Guayaquil en el Vapor Chile para cumplir con sus últimos deseos y el sábado 19 a las tres de la tarde se procedió a trasbordarlo a la motonave Quito, surta en el muelle del boulevard 9 de Octubre, donde recibió el adiós de su viuda, hijo y amigos, entre los que se contaron numerosos obreros que no le habían olvidado pues siempre fue un hombre público preocupado de ayudar a esa clase. A las cuatro y media de la tarde se inició el cortejo con notable acompañamiento, al punto que resultaron escasos los carros fúnebres puestos por la empresa. En el Cementerio General tomaron la palabra varios oradores, especialmente Bolívar Monroy Garaycoa, que lo hizo a nombre del periódico radial “La Lucha”, del que Arévalo había sido infatigable corresponsal desde el Perú y Panamá.
Su Corona Fúnebre – recopilada por su amigo José Antonio Campos Maingón – apareció al cumplirse el I aniversario de su muerte en Junio de 1916 pero circuló poco debido al predominio político de la hora placista.
Fue todo un carácter y sus virtudes le eran reconocidas aun por sus opositores. Hábil, valiente, de talento, radical de escuela y fiel a su partido, poseyó firmeza de carácter, conciencia sana y porte sobrio y por ello en todos sus actos se mostraba sereno y comprometido con el pueblo. Elías Muñoz Vicuña ha publicado su biografía, que hemos seguido para escribir estas líneas.