MEDICO.- Nació en Quito el 8 de Febrero de 1 882 a las ocho de la noche. Fue su padre legítimo el Coronel José de Jesús Araujo, olim) García Moreno, pues pasaba por hijo de la juventud del Presidente. Militar y pintor, acompañó a su padre en la toma de Guayaquil en 1860, luego en las dos guerra con la Nueva Granada habiendo caído prisionero en Cuaspud, luego formó parte del pelotón de fusilamiento del General Manuel Tomás Maldonado en 1864 pero nunca hizo vida en el ejército regular pues su carácter irascible se lo impedía al punto que las veces que quisieron seguirle Consejo de guerra tuvo su padre que intervenir para salvarlo. Estudió en la Politécnica, tuvo una excelente caligrafía y se especializó en retratos y viviendo de su arte. En 1877 fue desterrado por Veintemilla, contrajo matrimonio con Juana Miranda y viajaron a Chile, trabaja como administrador de la hacienda El Peral cerca de Santiago, propiedad de su tío Pedro Pablo García Moreno donde permaneció varios años hasta que su esposa decidió regresar al Ecuador embarazada y dio a luz en Guaranda, morando en dicha ciudad varios años. Nuevamente en Quito viven al lado de sus cuñados el pedagogo Roberto Cruz y Mercedes Miranda. En 1892 tiene su Escuela de Arte cerca del consultorio de su esposa. En 1894 viajó a Guayaquil de profesor de arte en el San Vicente del Guayas. A principios de siglo se separó amigablemente de su esposa. Era un hombre blanquísimo que se quejaba de no tener un trabajo fijo y murió en Quito, viudo, pobre y muy anciano, de la próstata, en 1922.
Fue su madre legítima Juana Miranda Pulla, bautizada en Quito el 1 de Julio de 1842, que de diecinueve años solamente en 1861 fue designada Abadesa (superiora seglar) del Hospital de Caridad. En 1862 fue enfermera de campaña con el nombramiento de Sargento Mayor en la guerra con la Nueva Granada, en 1863 fue empleada enfermera del Hospital San Juan de Dios en Quito. en 1872 asistió a las clases de parto que se impartían en la Escuela de Obstetricia y Casa de Maternidad que funcionaba en la quinta de Yavirac siendo alumna de la profesora francesa Amelia Sion de Besanson, en 1874 se graduó como especializada en partos, ganaba 96 pesos fuertes anuales en el hospital. En 1876 dirigió el Hospital Militar del ejército constitucional (borrerista) en Guaranda, El 91 fue designada por oposición profesora de Obstetricia Práctica con sueldo en la Universidad. El 99 organizó la primera Maternidad que tuvo Quito y funcionó por muchos años en una casa que había sido propiedad de doña Juliana Vallejo en la Imbabura No. 12 entre Chile y Mideros. El 94 también tenía su consultorio en la Flores No. 4. En 1900 fue nombrada por concurso matrona o administradora que es lo mismo de la Maternidad. En lo físico era labradita, es decir de talla media, morenita, de pelo negro, lacio y largo y ojos del mismo color. Acostumbraba en su casa fumar cigarros. Murió en Quito de setenta y dos años de edad, separada amigablemente de su esposo, y a consecuencia de una vieja lesión cardiaca en 1914. Existe su biografía editada el 2004 por Mariana Landázuri Camacho en 331 págs. con una Cronología larga de la Obstetricia en el Ecuador.
Fue el tercer hijo de un hogar modesto, de escasos recursos, en el que sin embargo nada faltaba. En 1888 comenzó a asistir a la Escuela Municipal de San Agustín, la más acreditada de su tiempo. El 93 hizo la primera comunión en el Oratorio Festivo salesiano del Protectorado. El 94 intervino en unas Sabatinas de la escuela y tras brillantes exámenes ganó los cuatro tomos de las Obras Completas de fray Vicente Solano que acababan de ser editados en Europa – lectura algo pesada para un niño de escasos doce años, digo yo – y pasó a cursar la Clase ínfima en el San Gabriel, donde se mostró buen chico y hasta devoto, pero cuando un jesuita de nacionalidad belga le insinuó que fuera a Pifo a vestir de sotana, tuvo el suficiente carácter para excusarse por carecer de una verdadera vocación.
A mediados del Curso su padre viajó a Guayaquil de profesor del Colegio San Vicente del Guayas, entonces fue internado por su madre que temió que dejara de ser el buen estudiante que era. Sus compañeros le decían “El Chivo” y se trompeó con uno que se burló de sus pobres pantalones de casinete y sus zapatos remendados.
En 1900 se graduó de Bachiller en Filosofía con tres Primeras. Ese fue el último año que el San Gabriel concedió títulos pues al siguiente los egresados debieron rendir exámenes ante los profesores del recién fundado Instituto Normal Juan Montalvo.
En Octubre ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Central y encontró que algunos profesores eran alcohólicos por la costumbre que existía en Quito de ofrecer un trago a los médicos cuando visitaban las casas.
Sus ideas eran de derecha por la influencia de su padre y en 1907, formando parte del directorio del Club Universitario, salió con otros compañeros a reclamar en las calles por la libertad electoral y contra la suscripción del contrato del ferrocarril al Curaray con el Conde Charnacé, estimado erradamente como un negociado del gobierno. Marcha pacífica reprimida a balazos con el saldo trágico de algunos muertos y heridos, los dirigentes tuvieron que esconderse varias semanas para no ir al Panóptico.
El 13 de Febrero de 1909 se graduó de Licenciado y el 13 de Marzo de Doctor en Medicina con la máxima Nota y como no podía costear el banquete acostumbrado a los profesores, se despidió una vez terminado el acto mientras su madre lloraba de emoción en uno de los salones vecinos. Luego fue a visitar a sus benefactores el Dr. Lino Cárdenas y su esposa Eloísa Tinajero, en cuya casa había vivido largos años, para agradecerles todo cuanto habían hecho a su favor.
Enseguida puso Consultorio y se llenó de clientela al punto que llegó a ganar hasta doscientos sucres mensuales de honorarios, dineros que ahorró para viajar en 1911 a especializarse en Europa. Primero estuvo en Guayaquil donde tomó el pequeño barco Manabí que le condujo a Tumaco, Buenaventura, Panamá y Colón, luego pasó en el Martinique a Puerto Cabello, la Guayra y finalmente arribó a Saint Nazaire.
En París observó con asombro un avión que era la novedad del momento. Después partió a Lieja y siguió entre Junio y Julio los cursos de perfeccionamiento de Obstetricia y Medicina Infantil con el profesor F. Fraipont en dicha Universidad pagando setenta francos por la matrícula.
Trabajó un año en la maternidad de Lieja en contacto con las parturientas y sus niños. Hacía dos turnos semanales por las noches y de día atendía numerosos partos. Practicó dando anestesia de éter y al cloroformo, luego pasó a los seis Pabellones infantiles del Hospital de Baviera y aprendió dentro de la puericultura a preparar leche esterilizada de Babeurre.
El Profesor Pierre Nolf le hizo partícipe de sus numerosas fórmulas magistrales para combatir las enfermedades infantiles y cuando se le iba a terminar el dinero recibió la grata nueva de que el Presidente Emilio Estrada Carmona le había concedido una beca de trescientos cincuenta francos mensuales por dos años.
Con tan oportuna ayuda pasó nuevamente a París, alquiló un cuarto de estudiantes en el No. 50 de la rue Monge y tomó en la Clínica Tarnier del profesor Paúl Bar un Curso de maniobras obstétricas que le desilusionó mucho porque solamente era en maniquíes, pero con su compañero Raymond Reynders de Lieja asistía a las conferencias dominicales del profesor Couvelaire y los jueves por las noches en Baudelocque, a las que dictaba su ayudante agregado el profesor Brindeau.
Después siguió un curso en el hospital Enfants Malades del profesor Víctor Hutinel, cuyo colaborador principal Pierre Nobecourt, años más tarde lograría alcanzar gran fama. Hutinel tenía de asistentes a una pléyade de discípulos médicos de planta.
Finalmente tomó un Curso teórico de Microbiología de siete meses de duración en el afamado Instituto Pasteur de París, con el sabio y modesto Director Roux, especializado en casos de difteria. A principios de 1914 volvió a Quito con un equipaje completo para instalar un Consultorio presentable, desde el infaltable microscopio adquirido a plazos hasta numeroso instrumental y libros de medicina pero con solo seis sucres en el bolsillo. Encontró a su madre enferma de su mal en la válvula mitral pero muy contenta de verle de nuevo a su lado y al día siguiente que era domingo tuvo que ayudarla con los gastos del almuerzo pues la pobre viejecita no tenía ni un cuartillo. Entonces comenzó a trabajar y a ganar bien y pudo sostenerla con holgura hasta que falleció en Julio de ese año a causa de la vieja dolencia. Desde entonces veneró su memoria con especial dedicación.
En 1915 instaló una biberonía para preparar leche esterilizada de Babeurre (así se llama la leche descremada y acidificada) a utilizarse en la alimentación artificial infantil y combatió arduamente al gremio de las nodrizas que tantas enfermedades contagiaban a los lactantes sin darse cuenta.
En 1916 contrajo matrimonio con Rosa Maria Chiriboga Manrique unión feliz pero sin descendencia. El 18 comprobó la existencia dé la difteria en Quito y la atacó con el suero de Roux, que por aquel tiempo era lo único eficaz contra dicha dolencia.
También fue el primero en hacer llegar al Ecuador la anatoxina de Ramón fabricada por el Instituto Pasteur de París, que servía para la vacunación anti diftérica.
El 11 de Mayo de 1920 fundó en Quito con la participación de sus colegas los Dres. Isidro Ayora Cueva, Ricardo Villavicencio Ponce, Aurelio Mosquera Narvaez y de varias damas de la sociedad pudiente, la institución benéfica de “La Gota de Leche,” en la que prestaría servicios hasta su fallecimiento con una dedicación a toda prueba.
El propósito de “La Gota de Leche” era implantar la alimentación artificial por medio de leche de vaca esterilizada con biberones y botellas especiales y procurando que esta alimentación fuera mixta, mediante mamadas de la madre en intervalos para conseguir que el niño se adaptara a esta modalidad, evitando las enfermedades gastrointestinales y disminuyendo la alta letalidad. Pronto las señoras hicieron que los médicos menos pacientes se retiraran y solo quedó el Dr. Araujo como especialista y Director, que con su carácter bondadoso las soportaba. Al final, perdido el empuje científico inicial, “La Gota de Leche” fue un simple reparto de beneficencia privada.
Era un buen hombre, humanitario, afable, discreto, educado, servicial, pero al mismo tiempo falto de iniciativas verdaderamente científicas quedó encasillado en los conocimientos traídos de Europa sin actualizarlos y progresar y terminó siendo un personaje folklórico que se retrataba con los niños, las damas y usaba procedimientos terapéuticos inusuales. Por eso sirvió veintidós años gratuitamente en “La Casa del Niño” otra institución de caridad.
Al fallecimiento del Dr. Mariano Peñaherrera había recibido sus cátedras de Deontología y Medicina Legal en la Universidad Central. Mas, a pesar de sus cursos en París con especialistas en dichas materias – los profesores Thoinot y Balthazar – se limitó a explicar la teoría dejando a un lado las demostraciones prácticas de lesiones, en autopsias, etc. quizá por eso, cuando en Noviembre de 1926 chocó su criterio de derecha con el de otros alumnos y profesores de avanzada ideología, fue expulsado aparatosamente con dos profesores más.
Entonces se asoció para fundar la Clínica Pasteur con los Dres. Carlos y Eduardo Bustamante Pérez y Manuel Villavicencio, corriendo a su cargo la aplicación de la anestesia, la ginecología y los partos normales, así como las enfermedades de los niños, pero nunca abordó los partos distósicos según lo ha referido el Dr. Carlos A. Montero Carrión.
Prontamente la Clínica cobró fama y a pesar de que no se abusaba en los precios ni se realizaban abortos y que a los sacerdotes y monjas jamás se les cobraba por las atenciones sino por el cuarto y los remedios, fue un excelente negocio; sin embargo, al cabo de algunos anos, prefirió retirarse de la sociedad.
En los años treinta presidió la Junta del Hospital de Niños Vaca Ortiz hasta que dicho centro de salud pasó a formar parte de la Asistencia Pública. En 1959 celebró sus Bodas de Oro profesionales con la edición de un folleto de 16 págs. condensando su Curriculum Vitae. Allí consta el verso de José María Peman que escogió para sintetizar su vida y que dice: // Alma da lo que poseas / hasta las últimas sobras / tu voluntad date en obras / I tu espíritu en ideas. // Que vida que no florece / I es estéril y escondida, / Ni fecunda ni crece / Es vida que no merece / El santo nombre de vida. Enviudo en 1961.
Solía colaborar con las señoras en la atención a los niños y estaba semi retirado por su entrega casi total a “La Gota de Leche.” Tenía el tema de diagnosticar difteria a casi todas las inflamaciones severas a la garganta sin tomarse el trabajo de obtener la debida comprobación médica en el laboratorio. También era partidario de aplicar el método de la vacunación con inyecciones de sangre de parientes próximos, que habían sufrido la dolencia denominada la coqueluche, pues es bien sabido que esta no se repite.
Imaginativo y emprendedor, vivía ideando tratamientos propios. Antes del arribo de los antibióticos al Ecuador curaba las infecciones puerperales con inyecciones de sangre de la misma enferma y en los casos extremos de septicemia asociaba a la auto hemoterapia diarias inyecciones de cloruro de calcio, que según decía daban magníficos resultados. Solía mejorar los derrames cinoviales en las rodillas con diez o doce aplicaciones dolorosas del Termocauterio de Paquelin en cada sesión y con dos o más sesiones en diez o doce días no había derrame que no cediera aunque fuera muy voluminoso. Quitaba los vómitos de los primeros meses del embarazo con inyecciones de sangre del marido de dos centímetros cúbicos, aplicadas durante tres o cuatro días durante dos semanas y hasta llegó a opinar que por medio tan sencillo se podría a través del laboratorio resolver el intricado problema de la investigación de la paternidad. Las parálisis faciales no producidas por causas cerebrales sino por malos aires y siempre que no se les hubiere aplicado tratamientos eléctricos, las sanaba con un compuesto de extracto o tintura de quinina, nuez vómica y fosfuro de zinc. Lamentablemente nunca actualizó sus conocimientos científicos y se quedó atrasado en relación a los adelantos médicos, posteriores a sus regreso de Francia.