Andrade Coronel Manuel

Después de asesinar al Arzobispo Checa y Barba, Sabemos ya la suerte del arcediana Andrade que por fin salió para Colombia.
Nació en Latacunga 2 de Marzo de 1832
Presbítero 1857
Cura de Aloag
Cura de San Roque
Canónigo Racionero Catedral de Quito 1867
Canónigo de 2 Instituto CAT Quito 1894
Canónigo de 1 Instituto CAT Quito 1895
Canónigo de Merced Quito 1894
Miembro del Concilio Provincial de Quito 1869
Falleció el 8 de Marzo de 1902

El ciudadano Italiano Antonio Casaretto, quien llamado por el General Veintimilla y en presencia del Ministro General y los Subsecretarios de lo Interior y Hacienda, para que diera razón de una tentativa de envenenamiento hecha por el Canónigo Sr. Manuel Andrade Coronel, contó que “unos días antes que el Sr. Canónigo atacara puñal en mano, en la calle al Sr. Joaquín Pinto, se presentó en casa del exponente dicho Canónigo Andrade Coronel y después de haberle conversado largamente, y muy mal de Pinto, y estando furioso le propuso que, puesto que él tenía el negocio de vender vino por copas, invitara a Pinto a tomar un vaso de vino en el que debía poner unos polvos que él le llevaría, los cuales al menos, le volverían loco para siempre. Que Pinto no podría rechazarle el vaso de vino, puesto que tenía negocios con él. Que el declarante rechazó esta infame propuestas y entonces el canónigo Andrade Coronel arrebatado de cólera sacó un puñal y haciendo  además de clavarlo en la pared, dijo: con esa arma materia al bandido y malvado de Pinto”

El jefe supremo, tomando personalmente iniciativa que no le correspondía sino al Poder Judicial, llamó también al Sr. Alejandro Schybbie a la sala del despacho y en presencia del Ministerio General y del Sub secretario de lo Interior, interrogó al ciudadano alemán así como propietario de una botica había sido preguntado.

Por algunas personas si tenía sustancias venenosas; y si el canónigo Andrade Coronel había sido una de esas personas y si le vendió estrictina. Schybbie  contestó afirmativamente. Igual interrogatorio hizo el general Veintimilla al Sr. Du Clozel, secretario de la legación de Francia, con referencia al veneno llamado Ticuna que el secretario Francés había comprado al Sr. Cousin, marido de la Sra. Saá, dos años antes para mandarlo a analizar en Francia.

El 2 de Abril el jefe supremo hizo comparecer al Sr. Francisco Smith, también ciudadano alemán, quien contestó al interrogatorio que no tenía en su poder ninguna sustancia venenosa; pero que recordaba que el canónigo Andrade Coronel le preguntó por una droga, cuyo nombre no recordaba, hacia cosa de dos meses; y que entonces y indicó al canónigo que fuera a buscar lo que pedía donde el Sr. Scybbie. Véase con qué actividad con que afán trataba Veintimilla de reunir datos para acusar fundamentalmente al Canónigo Andrade, el Colorado.

El Juez Letrado Dr. de la Barrera, decreto al día siguiente que fuesen agregadas al proceso dichas piezas y legalizándose con citación del fiscal y defensor, se pasen al Jugado Eclesiástico ante el cual se seguiría causa, por cuerda separada. Llamé también en a los declarantes ante el General Veintimilla, para que se ratificaran, como lo hicieron, y así dar curso legal a esas declaraciones.

Agregase también al proceso la declaración de Alfredo Torres que igualmente había requerido por el Canónigo Andrade para que le suministrara algún veneno; y que en conversación le había manifestado que detestaba al Arzobispo porque había oído de sus líos, escuchando al salir de ver al Sr. Checa que este dijo: “No me gusta ese hombre”. En la ratificación de Torres ante el Juez Letrado, aclaró que el canónigo le había manifestado que necesitaba el veneno para matar ratones que abundaban en su caa.

Los liberales, de acuerdo con el Gobierno, entablaron juicio criminal contra el juez le trado Dr. de la Barrera por detención arbitraria de los individuos contra quienes habían, según el proceso, fundadas sospechas de participación en el crimen. Como la Corte Superior dictó auto motivado, el Dr. de la Barrera se excusó de seguir actuando como Juez en esta causa (Eso precisamente era lo que quería Veintimilla). En su lugar fue nombrado Juez Letrado de Hacienda del Doctor Luis Quijano.

El Dr. Luis F. Borja, dirigiéndose al Tribunal de Jurados, recomienda “el celo, actividad y energía que, en la pesquisa de este horrendo crimen manifestó el señor doctor Camilo de la Barrera”.

El nuevo Juez Letrado decretó el 30 de Abril la prisión del Prebendado Dr. Manuel Andrade Coronel; orden que fue comunica el Sr. Vicario Capitular.

Comenzó para el desgraciado Canónigo Manuel Andrade cumplir sus 45 años de edad una época de amarguras con las que tuvo que expiar sus antiguos pecados y borrar viejas páginas de su vida.

En una hoja publicadas por los liberales acusaban directamente el canónigo Andrade del envenenamiento. Este publicó una “Respuesta” en la que hace un detallado relato de los ritos y ceremonias del Viernes Santo, para probar la imposibilidad de haber sido él quien puso el veneno en la vinajera. Añadió documentos por los que se declaraba, en el juicio por esclarecer el asunto con el pintor Don Joaquín Pinto que no hubo lugar a proseguir la causa, por no haberse comprobado el cuerpo del delito, y en virtud de un escrito del mismo agraviado Pinto.

El Juez Letrado Luis Quijano  siguió recogiendo datos acusatorios contra el Canónigo Andrade. Hay muchos pliegos en el proceso con oficios y gestión es del Ministro General Don Pedro Carbo relacionado con el comercio de venenos tenido por el Dr. Andrade. 

El canónigo Andrade Coronel presentó una serie de testigos de las buenos relaciones que existían entre él y el señor Arzobispo Checa.

Preso y enfermo el Canónigo Andrade reclamo, basándose en el concordato, él fue eclesiástico que el Canónigo Andrade reclamo, basándose en el concordato, el fuero eclesiástico que el correspondía, para que cambiaran el lugar de su prisión y le enviaran algunos de los conventos de religiosos en la Capital. Más el Director de la Policía informó que se le había puesto en la mejor sala de los despachos y que se le prestaba todo género de consideraciones, por lo que Quijano negó la petición de Andrade. Finalmente el canónigo fue librado de la prisión por el juicio de competencia entablado por el vicario Doctor Arsenio Andrade, quien apoyándose en disposiciones del Concordato, el canónigo no podía ser enjuiciado sino por tribunal eclesiástico.

Se cruzaron notas muy agrias y enojosas, terminando por la entrega del reo. Dice un historiador, en vista de los graves sucesos que había acarreado el Concordato en el caso del Canónigo Andrade Coronel, el General Veintimilla declaró roto el concordato, hasta que reunida la Asamblea Nacional resolviera lo conveniente.

Manuel Andrade Coronel, fortalecido  con los sacramentos de la iglesia murió el 8 de Marzo después de propaganda enfermedad que lo ha tenido postrado cosa de cinco años. Nació en Latacunga el 2 de Marzo de 1832, pero desde su tierna edad fue trasladado a Quito, donde hizo todos sus estudios hasta ordenarse sacerdote en 1857 y aún después para graduarse de doctor en Teología. Amante del estudio y de los libros deja un tesoro de muchos miles de ellos. Ha servido de cura de Alóag y de San Roque, y desde 1867 ha ocupado en el Coro metropolitano las sillas de Racionero y Canónigo de Merced.

Sus últimos días han sido de penosa enfermedad que lo redujo al aislamiento, solo interrumpido por las visitas de su prelado y de sus co – hermanos en el sacerdocio; de suma pobreza; y de fervorosa preparación para la muerte. Fue enterrado en el cementerio del Tejar de la Merced. En 1894 Pinto trazó con acuarela el retrato del Canónigo Andrade.

Inculpado por el asesinato del Arzobispo Checa Barba.