CONQUISTADOR Y CRONISTA. Nadó en el valle de Cuartango, provincia de Álava, Vizcaya, España hacia 1498. Hijo legítimo del hidalgo Juan Ibáñez de Arca, pasó a Tierra Firme (Panamá) en 1514 formando parte del séquito cortesano del Gobernador Pedrarias Dávila como su paje o criado favorito y como a tal lo casó con una doncella de apellido Tovar, del séquito de su mujer Isabel de Bobadilla, haciéndole gozar de posición preeminente y enriqueciéndole con un repartimiento de indios.
Sus primeras jornadas las hizo en la expedición del Licenciado Gaspar de Espinosa a Careta, Comogre y Pocorosa en 1516. Con Vasco Núñez de Balboa fue hasta Acla y le ayudó a construir los navíos que éste preparó para navegar por la Mar del Sur. Con Pedrarias Dávila asistió a la fundación de Panamá el 15 de agosto de 1519 y el mismo año fue con Gaspar de Espinosa a la conquista de Burica.
“En 1521 el Rey le nombró Regidor del Cabildo de esa ciudad de la que fue Alcalde en 1527. Por Francisco Becerra y Gaspar de Morales se sabía de la existencia de una región rica y civilizada hacia el levante. En 1522 y a pedido del Alcalde Salaya se le nombró Visitador de los indios de Panamá, ejerciendo dicho cargo con rudeza según propia declaración, pues ejecutó al Cacique Mahe y a su madre, acusados de brujerías y de haber querido matar a dos españoles y a algunos indios principales de Quenquera y por haber muerto a Juan de Reyna en la isla de Choches”.
En otra ocasión y visitando al Cacique de Chochama que era aliado de los españoles éste se le quejó de las hostilidades de los Caciques de la provincia del Pirú, región inmediata a Panamá en el golfo de San Miguel, los que iban todas las lunas a hacerle guerra, saqueaban sus tierras y mataban su gente. Andagoya pidió auxilios a Pedrarias, quien le envió cerca de cuarenta hombres, con los que fue al Pirú, hizo devolver al Cacique de esa región lo robado al de Chocama y el nombre Perú se aplicó a toda la región desconocida situada al u teoría sobre el hombre autóctono de américa se enseñó durante muchos años en escuelas y colegios del Ecuador, pero hoy ha caido en desuso.
sur de Panamá, hacia el levante, en la Mar del Sur”.
Pedrarias le comisionó para que efectúe ese descubrimiento y conquista. “Entonces recorrió un sector de costa, hoy colombiano, en una extensión de cincuenta leguas, hasta un lugar llamado San Juan, combatiendo a los indios y luego reduciéndolos a la paz logró la sujeción al rey de Castilla de siete Caciques, entre ellos el que hacia de rey de los demás. Eran indios comerciantes y navegantes y Andagoya pretendía que estos le dieran noticias exactas del Imperio de los Incas y del Cusco, lo cual era bastante exagerado, dada la distancia existente entre ambas regiones, por eso Pizarro solo pudo obtenerlas con alguna precisión solamente cuando arribó a Túmbes, situada mucho más al sur, durante su tercer viaje”.
“El rey principal de esas regiones le invitó a visitar las costas en una canoa que zozobró, cayendo Andagoya al agua y permaneciendo dos horas mojado, lo cual le dejó tullido e impedido de montar a caballo por dos o tres años”.
Nuevamente en Panamá declinó la comisión de descubrir el Perú en sus compañeros Francisco Pizarro y Diego de Almagro, quienes se asociaron con Hernando de Luque y Gaspar de Espinosa. Posteriormente tuvo Andagoya dificultades con el nuevo Gobernador de Panamá, Pedro de los Ríos, quien tenía por costumbre hostilizar a los favorecidos por Pedrarias. Andagoya había rehecho su fortuna muy disminuida por su primera expedición y desde las funciones de Regidor en el Cabildo trataba de favorecer los intereses de Pedrarias. Un día, mientras se encontraba escribiendo una carta en tal sentido, se le presentó de los Ríos, le arrebató y rompió los papeles y le hizo tomar preso no obstante su carácter de Regidor y hasta lo tuvo diez días con grillos.
Enseguida lo desterró a Nicaragua donde Andagoya ayudó a Pedrarias a realizar la conquista de ese país. En 1529 había muerto su esposa y estando en Santo Domingo, contrajo matrimonio al año siguiente con Mayor Mejía, de condición hidalga. Nuevamente en Panamá fue Teniente de Gobernador de Francisco de Barrionuevo y como empezaban a llegar al istmo las ingentes riquezas del
Perú que Andagoya no había querido o sabido descubrir y conquistar, aprovechó de su posición burocrática y se dedicó a realizar negocios de naviero, enriqueciéndose por tercera ocasión. Mas, a los pocos meses, llegó de España el Licenciado Pedro Vásquez que le hizo cargos de residencia, obligándole a viajar a España a defenderse (1) pero fue absuelto por el Rey y por el Consejo de Indias, recibió nuevas mercedes y regresó a Panamá en 1539 nombrado Gobernador del Río San Juan por muerte de su titular el Licenciado Gaspar de Espinosa y trajo un numeroso y lucido cortejo de gente aventurera que quería participar del oro del Perú.
En 1540 viajó nuevamente al sur y descubrió la bahía de la Cruz donde fundó el pueblo de Buenaventura, luego siguió hasta tocar en la bahía de San Mateo en la actual provincia ecuatoriana de Esmeraldas, que también pobló, pero todo ello en tierra pantanosa y selvática, llena de manglares y fieras, sin riquezas o pueblos organizados a quienes gobernar y que de paso ya habían sido visitados por Sebastián de Benalcázar, cosa que Andagoya se enteró después. Entonces, eufórico y fiado de su aparente éxito, envió desde Buenaventura a buscar a su esposa y dejando en ese puerto al Capitán Ladrillero, penetró en el territorio y se hizo reconocer por Gobernador de la ciudad de Cali en el valle del río Cauca, a la que cambió de nombre por Lile, pero Benalcázar se enteró y le fue a buscar a Cali donde le encontró. Ambos habían sido antiguos compañeros en Panamá y se conocían bien, demás está indicar que Benalcázar le hizo coger una noche, enviándole prisionero a Popayán y haciéndose reconocer por único jefe de todo el sector.
En 1541 murió su mujer en Buenaventura a causa de unas fiebres malignas mientras él seguía detenido en Popayán. Poco después arribó a Buenaventura el Gobernador Vaca de Castro, sin atreverse a resolver el conflicto de jurisdicciones, pero aconsejó a Benalcázar traer a Andagoya, a quien pidió que fuera a España a hacer valer sus derechos. Este aceptó pues no le quedaba más que hacer y dejando en Buenaventura a Payo Romero y en el río San Juan a su hijo Juan de Andagoya y Tovar, partió a la corte, donde escribió a fines del 41 ó principios del 42 una Crónica sobre la conquista del Perú, siendo una de
las relaciones más antiguas que se tiene de esos hechos aunque ha sido considerada más como un documento político que como simple historia, pues Andagoya trata en ella de resaltar los méritos y servicios de Pedrarias Dávila en Centroamérica y de sus esfuerzos para conquistar el Perú; sin embargo, dado que fue escrita diez años después del fallecimiento de Pedrarias, hace suponer que solo es una mera descripción de los acontecimientos, dando carácter e importancia al elemento histórico, sin alegaciones de ninguna clase.
En efecto, su relación contiene las numerosas expediciones salidas de Tierra Firme, su primer viaje, los preparativos de Pízarro y Almagro, sus viajes y guerras civiles, los sucesos de la conquista del río San Juan, la llegada del Licenciado Vaca de Castro y es en suma un relato a medias autobiográfico del primer ensayo de descubrimiento del Perú y la única crónica de dicho esfuerzo.
Era un hombre de índole pacífica, al enterarse que Gonzalo Pízarro se había insurreccionado en el Perú, la Corte decidió enviar al Pacificador La Gasca, quien tomó a Andagoya por consejero, dada su ilustración, condición hidalga y antigua experiencia en Indias y lo trajo nuevamente a Tierra Firme, donde arribaron en 1546.
De allí en adelante desempeñó numerosas comisiones de confianza y hasta participó en la célebre batal la de Jaquijaguana el 9 de Abril de 1548 como Capitán de una de las compañías, donde triunfó el Pacificador y perdió Pizarro, después siguió al Cusco y entró con el resto de los militares realistas, pero unas fiebres malignas acabaron con su vida cuando iba a recoger el fruto de tantos desvelos, el día 18 de Junio de 1548, a los cincuenta años de edad.
El original de la “Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila en la provincia de Tierra Firme o Castilla de Oro y de lo ocurrido en el descubrimiento de la Mar del Sur y costas del Perú y Nicaragua” se halla en el Archivo de Indias y fue publicado íntegramente por Pedro Fernández Navarrete, en el tomo III de su “Colección de Viajes y Descubrimientos”.
Se desconoce su retrato físico. Fue un hombre recto aunque poco dado a correr aventuras ni a exponer la vida
como lo hicieron la mayor parte de sus compañeros. Se ha dicho que tuvo mala fortuna lo que quizá se explica por su origen y formación hidalga en las comodidades y ajes propios de esa condición, ajena a todo esfuerzo físico, que se consideraba como algo denigrante, puesto que los hidalgos en España eran señores propietarios y tenían siervos para el trabajo.