SABIO. Nació en Lujan, Provincia de Buenos Aires, Argentina, el 18 de septiembre de 1854 y fueron sus padres legítimos Antonio Ameghino y María Dina Armadino.
El mayor de tres hermanos, estudió las primeras letras en la Escuela Municipal de Lujan y de solamente diez años realizó excavaciones a orillas del río Lujan, destacándose por su primera colección de piedras y fósiles.
En 1867 su Preceptor Carlos D’Aste lo llevó a la Escuela Normal de Preceptores en Buenos Aires y un año después hablaba perfectamente italiano y francés, al siguiente tuvo que interrumpir sus estudios cuando el gobierno cerró esa institución.
El 68 leyó la obra del geólogo Charles Lyell que había introducido en la geología los conceptos evolucionistas de Darwin. El 69 fue designado Ayudante de la primera Escuela elemental de Mercedes en Buenos Aires. Ya era un lector científico, y en los siguientes seis años siguió en dicho empleo hasta que fue ascendido a la dirección de la Escuela.
Entre el 71 y el 73 preparó los manuscritos de su obra “La antigüedad del hombre en el Plata”, libro que revelaba no solamente su precoz genialidad, sino que de golpe le colocaba en la vanguardia de los estudios antropológicos sudamericanos, pues el tema no había sido antes tocado en ninguno de estos países, que aún se debatían entre la civilización y la barbarie como para examinar asuntos tan complejos.
En el Ecuador, por ejemplo, a nadie se le hubiera ocurrido por entonces, poner en duda las cronologías bíblicas, que daban una antigüedad de solo cuatro mil años a la pareja edénica de Adán – Eva, principio de la teoría creacionista expuesta en el Génesis y un poco menos al mítico diluvio universal donde se salvó el patriarca Noé y sus animales, parientes y amigos formando parejas. También comenzó a elaborar el “Diario de un Naturalista” que interrumpiría el 76.
A fines del 75, de veinte y un años solamente, escribió la famosa carta al sabio Pablo Gervais que éste difundió en su “Journal de Zoologie” y trata sobre los descubrimientos antropo – paleontológicos realizados en Mercedes.
El 76 envió a la Sociedad Científica Argentina un estudio sobre el hombre fósil que no fue publicado por que la Comisión de artículos para la revista calificó como contrario a lo conocido a la fecha. Ese año realizó una excursión científica al Uruguay.
El 77 publicó “Antigüedades indias em la Banda Oriental” y apareció su carta a Ramón Lista sobre “El Hombre Fósil Argentina” para iniciar las discusiones de la contemporaneidad del hombre con los grandes mamíferos fósiles sudamericanos (Armadillo gigante, mastodonte andino, mamut, tigre dientes de sable) todos del cuaternario, último período del Pleistoceno.
El 78 viajó a Europa y visitó Bélgica, Francia, Inglaterra, Italia y Dinamarca, al año siguiente concurrió al Congreso Internacional de Ciencias Antropológica celebrado en París conoció a los investigadores más destacados de su especialidad: Mortillet, Quatrefages, Cartaihac, etc. colaboró en revistas europeas y americanas, asistió a Cursos en la Escuela de Antropología, participó en la Exposición Universal de París del 79 y fue premiado por sus Colecciones de Fósiles, en la sección “Argentina”.
Ese año contrajo matrimonio con Leontine Poirier, de nacionalidad francesa. Estudió inglés y alemán y trabajó en el yacimiento de fósiles de Cholles en Francia. El 80 publicó en colaboración con Henri Gervais “Los Mamíferos de la América Meridional” y “Formación Pampeana.”
De regreso a Buenos Aires el 81 tras casi dos años de ausencia fue despedido de la Escuela de Mercedes y se dedicó a la industria química sin éxito. Como proyectaba la fundación de un Museo Nacional ofreció sus colecciones al gobierno, no fue respondido. Editó “Taquigrafía Ameghino” y “La Antigüedad del hombre en el Plata” que comentó ardorosamente el gran Domingo Faustino Sarmiento, elogiándole como científico.
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El 82 instaló la librería “El Gliptodon” en Buenos Aires y empezó a reunirse con otros paleontólogos de la categoría de Adolfo Doering y Estanislao Zeballos. Por entonces escribió sobre la edad de piedra y publicó “Un recuerdo a la memoria de Darwin; el transformismo considerado como ciencia exacta.”
El 84 editó con la ayuda de Zeballos su mejor obra que tituló “Filogenia” suscitando una gran conmoción por sus ideas transformistas. Bartolomé Mitre lo comentó en “La Nación” de Buenos Aires.
El 85, de vuelta de un viaje de estudios por las pampas del Chaco, le ofrecieron la dirección del recién fundado Museo Antropológico y Paleontológico de la Universidad de Córdoba, con la dignidad de Académico de su Consejo Superior, miembro de la Facultad de Ciencias Médicas, profesor de Zoología y Anatomía comparada y colaborador en el Boletín.
Entonces viajó al Río Paraná para estudiar las formaciones paleontológicas de sus barrancas. El 87 fue nombrado Secretario Subdirector del Museo de la Plata, con iguales dignidades en esa Universidad, incluso el Vicedecanato de la Facultad de Agronomía y Veterinaria.
Instalado en la Plata puso la librería “Rivadavia” y conoció el yacimiento paleontológico de Monte Hermoso en la Provincia de Buenos Aires. El 88 publicó “Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina” que escribió en solo catorce meses consagrándose como el mayor paleontólogo sudamericano y recibiendo Diploma y Medalla de Oro en la Exposición Universal de París del 89.
El 90 colaboró en el Boletín del Instituto Geográfico Argentino. El 91 fundó la Revista Argentina de Historia Natural apareciendo sus primeros seis números. El 92 fue premiado con Medalla de Oro en la Exposición Universal de Chicago e informó para la formación del Jardín Zoológico en Buenos Aires.
El 93 rechazó la dirección del Museo de la Plata. El 94 publico “Enumeration synoptique des especes mamiferes fossi les des formations eocenos de Patagonier”. El 95 ofreció al gobierno de Santa Fe ceder su famosa colección para un futuro Museo en la Provincia y no obtuvo respuesta, pero el Museo Británico de Londres se la compró porque incluía el único cráneo y mandíbula del Phororhacos. Entonces apareció su estudio “Sur les oiseaus fossiles de la Patagonie y sur les edentes fossiles de l’Argentine”.
El 96 editó “Notas sobre cuestiones de Geología y Paleontología argentina” y “Les Mamíferes cretaceis de lArgentine”. Ese año ocupó el Vicedecanato de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la Plata. Desde el 96 al 99 exploró la Patagonia formando valiosas colecciones paleo – antropológicas.
El 97 dio a la luz pública en Córdoba “LEvolution des dents des mamiferes.” y fue designado por el Gobierno argentino para redactar una “Sinopsis geológica del II Censo Nacional.”
El 98 fue Miembro de la Sociedad de Zoología de Londres. El 99 colaboró en los “Anales de la Sociedad Científica Argentina” y en la revista platense “Pirámide” con artículos paleontológicos y otros de índole diversa como “Los infinitos: espacio, materia y movimiento”. Escribía de todo, incursionaba en temas científicos y se le consideraba un sabio en múltiples ramas del saber y todo ello sin profesores, solamente a base de lecturas, razonamientos, trabajos, excavaciones y experimentaciones. Era, lo que se dice, un ser de excepción, abierto a las luces del gran universo de los hombres fósiles, piedras y animales.
En 1900 inició la publicación de “L’Age des formations sedimentaires de Patagonie” que recién terminó de editar en 1903. Mientras tanto el año 2 había aceptado la cátedra de Mineralogía y Geología en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad de la Plata y por fallecimiento del Dr. Carlos Berg, pasó a dirigir el Museo Nacional de Buenos Aires, enriqueciéndolo con setenta y un mil especímenes y objetos, publicando quince volúmenes de sus Anales con numerosas colaboraciones nacionales y extranjeras.
Desde entonces, tenido y considerado como el mayor paleontólogo de Hispanoamérica, ingresó a numerosas sociedades científicas de América y Europa. En 1905 tomó la cátedra de Antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El 6 también fue nombrado Profesor de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de la Plata y publicó “Mi Credo” donde expresó su profundo materialismo.
El 7 editó en la Plata “El Origen del hombre” y “El Tetraprotomos argentinus” manifestando que en Sudamérica existía un hombre muy antiguo nómade y recolector en sus orígenes, cavernícola en sus últimas etapas y autóctono de esta región lo cual conmocionó al mundo americano pues era la primera ocasión en que se exponía esta teoría, la que debidamente avalada por notas científicas y descubrimientos de fósiles, fue materia de numerosísimas discusiones al más alto nivel mundial.
El 8 fallecieron su madre y esposa y se dedicó a recorrer las costas. El 10 intervino en el Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Buenos Aires y escribió “El origen poligénico del lenguaje” que se editaría después de su muerte, pues enfermó de gravedad y falleció el 6 de agosto de 1911 de solamente cincuenta y seis años de edad.
Numerosos niños de las escuelas, jóvenes, alumnos de Universidades, gente humilde, maestros, intelectuales y funcionarios del gobierno, le rindieron homenaje.
Al conmemorarse el primer aniversario de su deceso tomaron la palabra Eduardo Holinberg, el Prof. Angel Gallardo y Ricardo Rojas y se dijo que en el curso de su vida había dado a conocer más de mil especies paleontológicas nuevas, que había descubierto la geología de esta parte de América, formulando leyes matemáticas sobre la evolución zoológica, planteando nuevas hipótesis transformistas sobre el origen del hombre, aparte de sus diez libros voluminosos y fundamentales y de ciento setenta monografías de su especialidad.
Fue un gran viajero y explorador que descubrió, leyó, enseñó y polemizó como nadie lo había hecho en materia científica en la Argentina. Por eso, desde 1913 al 36 fueron saliendo veinte y cuatro tomos de sus Obras Completas conteniendo datos de vida, su biografía escrita por A. J. Torcelli, Juan Bautista Ambrosetti y Víctor Mercante, con sus títulos, artículos sueltos de prensa, honores póstumos y bibliografía compuestos en orden cronológico.